Hasta ahora las direcciones de
los partidos políticos eran las que se encargaban de elegir a los candidatos para cargos
orgánicos e institucionales. Pero con la llegada de las primarias llegó la revolución,
y para Oviedo la revolución tuvo nombre propio: Ana Bernardo.
"En el tema de
los malos tratos yo creo que estamos siempre mirando para lo mismo, lamentándonos y
buscando unas medidas que son puramente coyunturales, temporales, pero no vamos al fondo
de la cuestión que es que la mujer pueda tener libertad e independencia económica"
"A mí lo que me cambió realmente fue la
Universidad. En ella empecé a descubrir otra forma de pensar y de sentir; empecé a leer,
y a luchar, a identificarme con lo que pueden ser las posturas socialistas, aunque
entonces no militaba en ningún partido. Simplemente éramos todos antifranquistas"
"Yo creo que a las mujeres tenemos que
decirles que somos en la vida tan importantes como los hombres. Que nunca pensemos que
estamos al lado de, o detrás de, sino que somos como mínimo iguales"
"En los años 70 era muy difícil ser una
mujer militante del SOMA-UGT"
"No soy como esas madres que se centran tanto
en sus hijos. Mis hijos son tres más en un universo muy complejo"
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Nadie contaba con ella. No formaba
parte de ninguno de los sectores claramente definidos dentro del PSOE. Ni la había
propuesto ninguno de los hombres importantes del partido. Pero Ana Bernardo tenía una
razón de peso para enfrentarse y romper, aunque fuera aparentemente, las reglas de juego:
"Yo estoy en este proceso porque soy una mujer, y sostengo que las mujeres tenemos
que optar a todos aquellos puestos de responsabilidad a los que tengamos posibilidad. A
todos. Luego, podemos ganar o no ganar".
-El sistema de elecciones primarias que recientemente ha
incorporado el Partido Socialista ha posibilitado nuevas candidaturas, entre ellas la
tuya.
-Si no llegaran las primarias a mí ni se me hubiera ocurrido presentarme,
pero ¿cómo puedo dejar pasar una situación que nos permite a las mujeres optar a una
candidatura sin tener a nadie detrás que te diga "te propongo yo". Entonces me
lancé. Yo me presento, gane o pierda. Si gano tiraré hacia adelante con todas mis
energías, porque hay que dejar bien alto el pabellón. Si pierdo, no pasa nada.
Yo trato de ser coherente. Es muy fácil dar discursos feministas o exigir la igualdad.
Otra cosa es ser coherente en la vida. Esta es una forma de demostrar mi coherencia. Todo
esto me sirve también para aprender que muchas personas que dan discursos feministas a la
hora de la práctica se pliegan ante el poder.
-Eres una mujer comprometida desde muy joven,
¿cierto?
-Sí, lo que a mí realmente me transformó fue la Universidad. Yo provengo
de una familia totalmente de derechas, fui educada en un ambiente religioso y franquista.
Llegué a la Universidad en el glorioso 62 y para mí fue un cambio radical y total en la
vida. Empecé a tener contactos con gente de la Izquierda y empecé a formar mi propia
personalidad, rompiendo los otros ascendentes. Sin embargo mantengo muy buenas relaciones
familiares. Empecé a descubrir otra forma de pensar y de sentir; empecé a leer, y a
luchar, a identificarme con lo que pueden ser las posturas socialistas, aunque entonces no
militaba en ningún partido. Simplemente éramos todos antifranquistas.
Y ahí ya tuve mis primeras pequeñas batallas, que para mí eran grandísimas, porque
significaban romper con todo lo anterior.
Luego comencé a militar en el sindicato minero, en la UGT, en el SOMA. Aprendí mucho.
Tengo que reconocer que si llegué a donde llegué fue la confianza que me dieron, porque
era muy difícil en los años 70 ser una mujer militante del SOMA-UGT.
-¿Qué aporta la mujer a los cargos públicos, a la
política?
-Yo diría que un primer aspecto es la distinta forma de trabajar. Nosotras
estamos acostumbradas, o nos han enseñado, a tener toda nuestra vida una organización.
Las mujeres regimos una casa, y en la casa es todo cuestión de organización y
administración. Yo digo que regir una ciudad es como regir una gran casa, es decir, hay
una administración, unos medios, unos recursos, y como estamos acostumbradas a estar en
las pequeñas cosas, a levantar una alfombra o a ver si hay que lavar un visillo, y no
solamente a comprar el mueble del salón de 400.000 pesetas, pues también tenemos que
estar acostumbradas a los pequeños asuntos de una ciudad. No solamente existen las
fachadas y las grandes cosas, que es lo que hace este alcalde que hay ahora, sino que
tenemos que pensar en aquellos ciudadanos y aquellas situaciones de los ciudadanos a las
que nadie mira porque no brillan ni lucen. Las mujeres podemos tener la sensibilidad de
apreciarlas. También nos importa menos brillar, yo creo que nos interesa más lo
práctico. No importa tanto que inaugures muchísimo, sino que poco a poco vayas haciendo
tu programilla.
-El hombre y la mujer que llegan a ocupar un cargo público,
parten de diferentes realidades y por fuerza han de llegar a diferentes conclusiones.
-Claro. Otra diferencia que también vi trabajando es que los hombres normalmente
sólo se dedican a esto, mientras que las mujeres tenemos otro mundo, al que yo por lo
menos no he renunciado nunca. Salimos del trabajo y nos vamos con la familia, y es una
forma de no estar permanentemente en el monotema. Las mujeres tenemos esos dos mundos que
nos enriquecen, y que nos hacen desconectar del problema, que nos hacen disfrutar de esa
otra parte de la vida que es más grata. Seguimos preocupándonos de si hay huevos en la
nevera o papel higiénico.
Yo creo que son distintos mundos, y en la ciudad tenemos distintas visiones de las cosas.
Yo estoy segura que una mujer aprecia la ciudad desde otro punto de vista, simplemente por
las veces que va con los niños pequeños, o cuando va tirando del carrito de la compra.
Aprecia cosas que a un hombre que va tranquilamente fumando por la calle con sus amigos le
pasan desapercibidas. Tenemos una visión diferente de las cosas y de la ciudad. Pensamos
más en los ciudadanos, pensamos más en los mayores, en los niños, y eso es lo que nos
da una visión más completa.
-Siempre has sido una defensora del trabajo en equipo.
-Yo creo que es absurdo pensar que uno vale por sí mismo porque no somos nadie sin
los demás, y el trabajar en equipo es lo mejor para no desgastar esfuerzos. A mí me
gusta hacer las políticas interdisciplinares, no hacer cosas aisladas, es decir si yo
estoy en el ayuntamiento no habrá un concejal que se dedique a una cosa sola y que no
sepa de lo demás. Creo que todo el mundo tiene que ver con los servicios sociales, con el
deporte, con la educación, etc., y para eso tienes que tener un equipo.
El trabajo en equipo es vital. A veces lo consigues mejor, a veces peor, pero terminas
ilusionando a la gente porque se ven partícipes de un proyecto.
-¿Qué sientes ante temas como los malos tratos?
-A mí me produce rebeldía, sobre todo porque sabemos que hay muchos más de
los que se denuncian y porque no se dan soluciones. Es decir, ¿qué pasa si una mujer no
tiene trabajo ni un lugar a donde ir? Como no tenga medios económicos tiene que seguir
siendo maltratada, porque ¿a dónde va si no? Yo creo que ahí es donde tenemos que
buscar una solución, que no sé cuál puede ser. Las casas refugio son algo temporal.
Para mí el tema primordial es el empleo.
Yo creo que estamos siempre mirando para lo mismo, lamentándonos y buscando unas medidas
que son puramente coyunturales, temporales, animando a las mujeres a que denuncien pero
sin ofrecerles algo más allá, pero no vamos al fondo de la cuestión que es que la mujer
pueda tener libertad e independencia económica para poder en un momento determinado tomar
una decisión, y eso sólo puede hacerlo si dispone de empleo.
-Antes hacías alusión a la cultura como algo también muy
importante para la mujer.
-Yo creo que la cultura es importante para todo, lo que pasa es que la mujer
accedió más tarde a la educación. La cultura sigue considerándose como algo elitista.
Pero ¿cuál es el mayor foco de emisión de conocimientos, de imágenes y de mensajes que
tenemos en este país? La televisión. Y la televisión de este país no hay por donde
cogerla. Cuando pienso en la cantidad de mujeres que están mucho tiempo en casa, que
están recibiendo esos mensajes, digo ¿cómo vas a llevarlas a una conferencia, cómo van
a leer una novela un poco seria, o cómo van a poder ir a una exposición e interpretarla,
si eso no se les enseña ni se les explica?
Mucha gente, sobre todo mujeres, no se atreven a entrar en los museos porque piensan que
eso no es para ellas, que no lo van a entender. Hay una franja muy grande de mujeres de
unos determinados sectores de edad de las que nadie se acuerda, que son muy importantes, y
a las que yo creo que sí se les podría todavía dar ciertos conocimientos. Es un sector
muy olvidado con el que me siento identificada, porque son muchas las mujeres de mi edad
que no tuvieron posibilidades de estudiar.
-¿Tú crees que la gente se conforma fácilmente con las
cosas?
-Mira, ahora estamos en una sociedad tan individualista que yo creo que cada
uno va exclusivamente a lo suyo, que no se mira al conjunto ni a la colectividad. Eso es
lo que nos diferencia a unos de otros. Se dice que ahora no hay ideologías, pero yo digo
que sí las hay, porque existen personas que miran y luchan para sí, mientras que otros
luchamos por mejorar la sociedad. Hoy en día si no hay conformismo es puramente por
competitividad, por llegar más arriba, por ser más que otro y por ganar más dinero que
otro.
Yo estoy cerca de la juventud, tengo hijos jóvenes y sé un poco lo que piensan y cómo
se mueven, y a veces digo que no sé cómo se pueden tolerar ciertas cosas que en mi
época no hubieran pasado, como por ejemplo el tema del racismo, la xenofobia, etc. Ahora
la mayoría no es que pasen, es que apoyan, y eso desanima un poco.
-Dinos un sueño que te gustaría realizar.
-Yo vivo mucho al día y poco de sueños, porque soy muy realista. Por
ejemplo, nunca me planteo qué voy a hacer mañana. Me gustaría tener salud y vivir
muchos años para poder viajar y seguir viendo y conociendo cosas.
También están mis hijos, a los que creo que tengo encarrilados. Son buenos chavales,
encontrarán un trabajo algún día, porque eso de que "España va bien"...
Todavía no conozco a ninguno que se haya colocado, pero no soy como esas madres que se
centran tanto en ellos. Mis hijos son tres más en un universo muy complejo, y quiero que
sean honestos y buena gente. No tengo sueños irrealizables.
-Renovación o tradición.
-Renovación. Yo creo que estamos todos pidiendo la renovación. No tenemos
que conformarnos solamente con decir la palabra, yo creo que tiene que verse. Confío
mucho en que gente nueva, caras nuevas, ánimos nuevos, hagan que determinadas personas
vayamos ya cediendo paso a otros aires.
-Por último, ¿qué dirías a las mujeres?
-Yo creo que a las mujeres tenemos que decirles que somos en la vida tan
importantes como los hombres. Que nunca pensemos que estamos al lado de, o detrás de,
sino que somos como mínimo iguales y que tenemos un potencial para resaltar. Que no
tenemos que acomplejarnos nunca, porque ni somos más tontas, ni servimos menos, ni
sabemos menos. Puede haber gente que sepa más pero hay muchos más que saben menos. Que
nosotras valemos para muchísimas más cosas.
Yo creo que tenemos que empezar a querernos más,y a considerarnos más, a creer más en
nosotras y, sobre todo, a ser más solidarias con el resto de las mujeres. |