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SUPLEMENTO ASTURIAS  
ANA BERNARDO

"LAS MUJERES NO TENEMOS QUE ACOMPLEJARNOS NUNCA"
Texto: Elena G. Gómez

Ana Bernardo

Hasta ahora las direcciones de los partidos políticos eran las que se encargaban de elegir a los candidatos para cargos orgánicos e institucionales. Pero con la llegada de las primarias llegó la revolución, y para Oviedo la revolución tuvo nombre propio: Ana Bernardo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

"En el tema de los malos tratos yo creo que estamos siempre mirando para lo mismo, lamentándonos y buscando unas medidas que son puramente coyunturales, temporales, pero no vamos al fondo de la cuestión que es que la mujer pueda tener libertad e independencia económica"

 

 

 

 

 

"A mí lo que me cambió realmente fue la Universidad. En ella empecé a descubrir otra forma de pensar y de sentir; empecé a leer, y a luchar, a identificarme con lo que pueden ser las posturas socialistas, aunque entonces no militaba en ningún partido. Simplemente éramos todos antifranquistas"

 

 

 

 

 

"Yo creo que a las mujeres tenemos que decirles que somos en la vida tan importantes como los hombres. Que nunca pensemos que estamos al lado de, o detrás de, sino que somos como mínimo iguales"

 

 

 

 

 

"En los años 70 era muy difícil ser una mujer militante del SOMA-UGT"

 

 

 

 

 

"No soy como esas madres que se centran tanto en sus hijos. Mis hijos son tres más en un universo muy complejo"

 

 

 

 

Ana Bernardo

Nadie contaba con ella. No formaba parte de ninguno de los sectores claramente definidos dentro del PSOE. Ni la había propuesto ninguno de los hombres importantes del partido. Pero Ana Bernardo tenía una razón de peso para enfrentarse y romper, aunque fuera aparentemente, las reglas de juego: "Yo estoy en este proceso porque soy una mujer, y sostengo que las mujeres tenemos que optar a todos aquellos puestos de responsabilidad a los que tengamos posibilidad. A todos. Luego, podemos ganar o no ganar".

-El sistema de elecciones primarias que recientemente ha incorporado el Partido Socialista ha posibilitado nuevas candidaturas, entre ellas la tuya.
-Si no llegaran las primarias a mí ni se me hubiera ocurrido presentarme, pero ¿cómo puedo dejar pasar una situación que nos permite a las mujeres optar a una candidatura sin tener a nadie detrás que te diga "te propongo yo". Entonces me lancé. Yo me presento, gane o pierda. Si gano tiraré hacia adelante con todas mis energías, porque hay que dejar bien alto el pabellón. Si pierdo, no pasa nada.
Yo trato de ser coherente. Es muy fácil dar discursos feministas o exigir la igualdad. Otra cosa es ser coherente en la vida. Esta es una forma de demostrar mi coherencia. Todo esto me sirve también para aprender que muchas personas que dan discursos feministas a la hora de la práctica se pliegan ante el poder.

 -Eres una mujer comprometida desde muy joven, ¿cierto?
-Sí, lo que a mí realmente me transformó fue la Universidad. Yo provengo de una familia totalmente de derechas, fui educada en un ambiente religioso y franquista. Llegué a la Universidad en el glorioso 62 y para mí fue un cambio radical y total en la vida. Empecé a tener contactos con gente de la Izquierda y empecé a formar mi propia personalidad, rompiendo los otros ascendentes. Sin embargo mantengo muy buenas relaciones familiares. Empecé a descubrir otra forma de pensar y de sentir; empecé a leer, y a luchar, a identificarme con lo que pueden ser las posturas socialistas, aunque entonces no militaba en ningún partido. Simplemente éramos todos antifranquistas.
Y ahí ya tuve mis primeras pequeñas batallas, que para mí eran grandísimas, porque significaban romper con todo lo anterior.
Luego comencé a militar en el sindicato minero, en la UGT, en el SOMA. Aprendí mucho. Tengo que reconocer que si llegué a donde llegué fue la confianza que me dieron, porque era muy difícil en los años 70 ser una mujer militante del SOMA-UGT.

 -¿Qué aporta la mujer a los cargos públicos, a la política?
-Yo diría que un primer aspecto es la distinta forma de trabajar. Nosotras estamos acostumbradas, o nos han enseñado, a tener toda nuestra vida una organización. Las mujeres regimos una casa, y en la casa es todo cuestión de organización y administración. Yo digo que regir una ciudad es como regir una gran casa, es decir, hay una administración, unos medios, unos recursos, y como estamos acostumbradas a estar en las pequeñas cosas, a levantar una alfombra o a ver si hay que lavar un visillo, y no solamente a comprar el mueble del salón de 400.000 pesetas, pues también tenemos que estar acostumbradas a los pequeños asuntos de una ciudad. No solamente existen las fachadas y las grandes cosas, que es lo que hace este alcalde que hay ahora, sino que tenemos que pensar en aquellos ciudadanos y aquellas situaciones de los ciudadanos a las que nadie mira porque no brillan ni lucen. Las mujeres podemos tener la sensibilidad de apreciarlas. También nos importa menos brillar, yo creo que nos interesa más lo práctico. No importa tanto que inaugures muchísimo, sino que poco a poco vayas haciendo tu programilla.

-El hombre y la mujer que llegan a ocupar un cargo público, parten de diferentes realidades y por fuerza han de llegar a diferentes conclusiones.
-Claro. Otra diferencia que también vi trabajando es que los hombres normalmente sólo se dedican a esto, mientras que las mujeres tenemos otro mundo, al que yo por lo menos no he renunciado nunca. Salimos del trabajo y nos vamos con la familia, y es una forma de no estar permanentemente en el monotema. Las mujeres tenemos esos dos mundos que nos enriquecen, y que nos hacen desconectar del problema, que nos hacen disfrutar de esa otra parte de la vida que es más grata. Seguimos preocupándonos de si hay huevos en la nevera o papel higiénico.
Yo creo que son distintos mundos, y en la ciudad tenemos distintas visiones de las cosas. Yo estoy segura que una mujer aprecia la ciudad desde otro punto de vista, simplemente por las veces que va con los niños pequeños, o cuando va tirando del carrito de la compra. Aprecia cosas que a un hombre que va tranquilamente fumando por la calle con sus amigos le pasan desapercibidas. Tenemos una visión diferente de las cosas y de la ciudad. Pensamos más en los ciudadanos, pensamos más en los mayores, en los niños, y eso es lo que nos da una visión más completa.

-Siempre has sido una defensora del trabajo en equipo.
-Yo creo que es absurdo pensar que uno vale por sí mismo porque no somos nadie sin los demás, y el trabajar en equipo es lo mejor para no desgastar esfuerzos. A mí me gusta hacer las políticas interdisciplinares, no hacer cosas aisladas, es decir si yo estoy en el ayuntamiento no habrá un concejal que se dedique a una cosa sola y que no sepa de lo demás. Creo que todo el mundo tiene que ver con los servicios sociales, con el deporte, con la educación, etc., y para eso tienes que tener un equipo.
El trabajo en equipo es vital. A veces lo consigues mejor, a veces peor, pero terminas ilusionando a la gente porque se ven partícipes de un proyecto.

 -¿Qué sientes ante temas como los malos tratos?
-A mí me produce rebeldía, sobre todo porque sabemos que hay muchos más de los que se denuncian y porque no se dan soluciones. Es decir, ¿qué pasa si una mujer no tiene trabajo ni un lugar a donde ir? Como no tenga medios económicos tiene que seguir siendo maltratada, porque ¿a dónde va si no? Yo creo que ahí es donde tenemos que buscar una solución, que no sé cuál puede ser. Las casas refugio son algo temporal. Para mí el tema primordial es el empleo.
Yo creo que estamos siempre mirando para lo mismo, lamentándonos y buscando unas medidas que son puramente coyunturales, temporales, animando a las mujeres a que denuncien pero sin ofrecerles algo más allá, pero no vamos al fondo de la cuestión que es que la mujer pueda tener libertad e independencia económica para poder en un momento determinado tomar una decisión, y eso sólo puede hacerlo si dispone de empleo.

-Antes hacías alusión a la cultura como algo también muy importante para la mujer.
-Yo creo que la cultura es importante para todo, lo que pasa es que la mujer accedió más tarde a la educación. La cultura sigue considerándose como algo elitista. Pero ¿cuál es el mayor foco de emisión de conocimientos, de imágenes y de mensajes que tenemos en este país? La televisión. Y la televisión de este país no hay por donde cogerla. Cuando pienso en la cantidad de mujeres que están mucho tiempo en casa, que están recibiendo esos mensajes, digo ¿cómo vas a llevarlas a una conferencia, cómo van a leer una novela un poco seria, o cómo van a poder ir a una exposición e interpretarla, si eso no se les enseña ni se les explica?
Mucha gente, sobre todo mujeres, no se atreven a entrar en los museos porque piensan que eso no es para ellas, que no lo van a entender. Hay una franja muy grande de mujeres de unos determinados sectores de edad de las que nadie se acuerda, que son muy importantes, y a las que yo creo que sí se les podría todavía dar ciertos conocimientos. Es un sector muy olvidado con el que me siento identificada, porque son muchas las mujeres de mi edad que no tuvieron posibilidades de estudiar.

-¿Tú crees que la gente se conforma fácilmente con las cosas?
-Mira, ahora estamos en una sociedad tan individualista que yo creo que cada uno va exclusivamente a lo suyo, que no se mira al conjunto ni a la colectividad. Eso es lo que nos diferencia a unos de otros. Se dice que ahora no hay ideologías, pero yo digo que sí las hay, porque existen personas que miran y luchan para sí, mientras que otros luchamos por mejorar la sociedad. Hoy en día si no hay conformismo es puramente por competitividad, por llegar más arriba, por ser más que otro y por ganar más dinero que otro.
Yo estoy cerca de la juventud, tengo hijos jóvenes y sé un poco lo que piensan y cómo se mueven, y a veces digo que no sé cómo se pueden tolerar ciertas cosas que en mi época no hubieran pasado, como por ejemplo el tema del racismo, la xenofobia, etc. Ahora la mayoría no es que pasen, es que apoyan, y eso desanima un poco.

 -Dinos un sueño que te gustaría realizar.
-Yo vivo mucho al día y poco de sueños, porque soy muy realista. Por ejemplo, nunca me planteo qué voy a hacer mañana. Me gustaría tener salud y vivir muchos años para poder viajar y seguir viendo y conociendo cosas.
También están mis hijos, a los que creo que tengo encarrilados. Son buenos chavales, encontrarán un trabajo algún día, porque eso de que "España va bien"... Todavía no conozco a ninguno que se haya colocado, pero no soy como esas madres que se centran tanto en ellos. Mis hijos son tres más en un universo muy complejo, y quiero que sean honestos y buena gente. No tengo sueños irrealizables.

-Renovación o tradición.
-Renovación. Yo creo que estamos todos pidiendo la renovación. No tenemos que conformarnos solamente con decir la palabra, yo creo que tiene que verse. Confío mucho en que gente nueva, caras nuevas, ánimos nuevos, hagan que determinadas personas vayamos ya cediendo paso a otros aires.

-Por último, ¿qué dirías a las mujeres?
-Yo creo que a las mujeres tenemos que decirles que somos en la vida tan importantes como los hombres. Que nunca pensemos que estamos al lado de, o detrás de, sino que somos como mínimo iguales y que tenemos un potencial para resaltar. Que no tenemos que acomplejarnos nunca, porque ni somos más tontas, ni servimos menos, ni sabemos menos. Puede haber gente que sepa más pero hay muchos más que saben menos. Que nosotras valemos para muchísimas más cosas.
Yo creo que tenemos que empezar a querernos más,y a considerarnos más, a creer más en nosotras y, sobre todo, a ser más solidarias con el resto de las mujeres.

 

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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