ació
en Gijón, pero se instaló en Madrid para estudiar Ciencias de la
Información, en la rama de imagen. Después de pasar por la Escuela de
Cine y especializarse en montaje, decide embarcarse en la aventura de la
producción, y crea Delta Films junto con José María Almela. De su pasión
por la Historia surgen documentales como "La conspiración del Chacal" o
"La niebla del silencio", entre otros, que tratan sobre dos hitos que
marcaron el desarrollo de la aviación española. En un futuro próximo,
posiblemente aborden la revolución de Asturias del 34, "un hecho muy
interesante y muy desconocido, del que se siguen contando muchas
mentiras".
-¿De dónde
viene tu interés personal por la historia?
-A mí siempre me gustó, desde pequeña. Como asignatura era de mis
favoritas, y a la vez también me gusta contar historias. Me gusta poder
remitirme a una cosa que sucedió, estudiarla y que me sirva para encarar
situaciones del futuro.
-¿Por qué
documentales, y no otro género?
-Inicialmente fue por el interés por la propia historia. Siempre
comentamos que en España está todo por contar. Hay episodios muy
interesantes, historias de españoles que consiguieron grandes cosas, que
sin embargo permanecen en la sombra. Eso no ocurre en otros países.
Francia o Inglaterra tienen mucho más presente su pasado.
"Llama la atención la capacidad que
tenía la juventud en aquel momento de organización, de lucha
política y de unión" |
-¿Cuánto
queda por contar de nuestra historia?
-Mucho. Mira, la mayor parte de las historias que contamos
curiosamente están centradas en la década de los 30, no de forma
premeditada, y yo creo que es porque fue una época muy convulsa, no
solamente en España sino a nivel mundial. Fue una etapa de entreguerras
que finalmente culminó con la Segunda Guerra Mundial. Hubo también
muchos inventos, muchos descubrimientos, etc. Hubo como un antes y un
después. Yo creo que el mundo moderno de alguna manera nació en los años
30.
-En ese
contexto, tiene lugar la Guerra Civil española.
-Exacto. Es un episodio muy complejo que de alguna manera marcó el
futuro. Yo creo que es una gran desconocida y que tiene muchas cosas
todavía por contar, de hecho es la segunda guerra que más se estudia a
nivel internacional. Ahora ya no tanto, pero curiosamente hace unos años
era un foco de atención más para historiadores de fuera que para los
propios españoles.
-Quizá es
que estaba todo todavía demasiado reciente.
-Claro, pero es que eso para nosotros es otra ventaja. Es un lujo
poder tener todavía a supervivientes que cuenten su propia visión de los
hechos. Para nosotros es dotar de vida a las historias.
-"Que mi
nombre no se borre de la historia" es el título de vuestro trabajo más
reciente. De todo lo que refleja ¿con qué te quedas personalmente?
-Yo creo que me quedo con todo el trato personal que tuvimos con los
familiares de las chicas fusiladas. Podríamos habernos encontrado con un
ambiente en el que anidaran sentimientos de rencor o de venganza, pero
curiosamente lo que más nos sorprendió fue la absoluta comprensión de la
situación por parte de las familias. Lo viven con dolor, con
resignación, pero en ningún caso hay sentimientos de violencia o de
venganza.
"Los jóvenes de ahora carecemos de ese
idealismo, estamos más a lo nuestro, y tragamos con muchas
cosas. Hay asuntos a los que podríamos hacer frente si
estuviésemos unidos, como ocurre en otros países" |
-Todas las
mujeres eran muy jóvenes, es algo que llama la atención.
-Sí, y también la capacidad que tenía la juventud en aquel momento de
organización, de lucha política y de unión. Date cuenta de que una
organización política como la Juventud Socialista Unificada, estaba en
manos de gente muy joven. Carrillo tenía diecinueve años cuando fue
Secretario General. Me llama la atención el hecho de que la juventud
progresista española limara sus asperezas y se unieran tanto socialistas
como comunistas en un frente común. Los jóvenes de ahora carecemos de
ese idealismo, estamos más a lo nuestro, y tragamos con muchas cosas,
como los contratos basura y otros temas. Son asuntos a los que podríamos
hacer frente si estuviésemos unidos, como ocurre en otros países.
-¿Qué añade
el hecho de que las protagonistas de esta historia fueran mujeres?
-Es algo digno de destacar el papel tan importante que tuvo la mujer
durante los años treinta en España, a partir de la llegada de la
República en el año 31. En esa época se reconocieron toda una serie de
derechos, el movimiento feminista en Europa llevó a muchas mujeres a
ocupar lugares importantes, cargos de liderazgo político en la
administración, abogadas; Victoria Kent fue directora de prisiones. La
mujer alcanzó un lugar que luego se perdió. En el 39 todo cambió
radicalmente en el sentido opuesto.
Hoy en día todo eso se ha olvidado un poco. Parece que las conquistas de
la mujer comenzaron a partir de los años setenta y ochenta, y no: ya en
el 31 había mujeres que consiguieron muchos de los derechos que todavía
hoy reivindicamos. La emancipación femenina y la República para mí van
unidas. La República facilitó enormemente esa liberación de la mujer.
-¿Cuánto
tiempo estuvisteis trabajando en esto?
-La verdad es que nos llevó bastante tiempo. Hicimos muchísimas
entrevistas, teníamos horas y horas de grabaciones. La investigación nos
llevó un año, mas seis meses de montaje. Decidimos no ir con prisas,
sino mirar a fondo, y sacamos mucho material inédito. Fuimos avanzando
como por una tela de araña, un familiar te lleva a otro, a una
compañera, a una amiga. Fue un trabajo lento.
"Me gusta poder remitirme a una cosa
que sucedió, estudiarla y que me sirva para encarar
situaciones del futuro" |
-La frase
que da título al documental se atribuye a una de las chicas, Julia
Conesa. "Que mi nombre no se borre de la historia" es de alguna manera
la consigna de todo este episodio.
-Sí. Julia Conesa fue la que acuñó la frase en su carta de despedida
antes de ser fusilada. Tuvimos una relación muy estrecha con sus
familiares. Ellos conservan todas esas cartas, que nos dejaron leer y
filmar, además de todo el material fotográfico. Si de todas las chicas
hubiéramos podido tener la misma información que de ella, hubiera sido
un trabajo excepcional. Pero no pudo ser. A algunas les perdimos la
pista, no pudimos dar con sus familiares.
-Hace
muchos años que sucedió todo esto. ¿Sigue presente en la memoria de las
personas más cercanas o realmente ya se ha pasado página?
-Curiosamente, las generaciones jóvenes siguen teniendo muy presente
lo que ocurrió en sus familias. Sus padres y sus abuelos lo vivieron
desde el silencio, como algo que se sabía pero que no se podía comentar,
sin embargo los más jóvenes están deseando poder hablar y que se sepa lo
que ocurrió. Nosotros lo percibimos no como una herida abierta, sino
como algo que tiene que ser conocido desde la positividad para que no
vuelva a pasar.
-¿Y qué
sacamos de esta historia en concreto de cara al futuro, qué podemos
aprender de ella, qué valores encierra?
-Sobre todo idealismo. Eran gente muy joven y lucharon por la
libertad. Yo considero que de alguna manera les debemos la democracia
que disfrutamos hoy en día. Ellas lucharon sabiendo que ponían en
peligro sus vidas y lo que sucedió no les cogió por sorpresa. Si hablas
con las compañeras que ahora están vivas, que tuvieron la suerte de
sobrevivir a años de presidio y demás, te contarán que ellas ya en su
momento sabían a lo que se enfrentaban, tenían plena consciencia de
estar luchando contra el fascismo, con todos los peligros que eso
conllevaba. Creo que es lo que debemos extraer de esta historia.
Desgraciadamente esto sigue pasando hoy en día, en muchos países en que
sigue muriendo jóvenes, mujeres, niños. Por lo menos que quede como
denuncia. ∆