Por Gonzalo Olmos Fernández-Corugedo
La
editorial asturiana Trabe publicará en breve "Desandando", un
muy recomendable relato, aderezado con reflexiones personales y
apuntes históricos, escrito por el astur-colombiano Juan
Bautista Velasco Mosquera, y que verá la luz unos meses después
del repentino fallecimiento de este autor. "Desandando" lleva
por subtítulo "tras las huellas de mi padre, un emigrante
asturiano", frase que sintetiza en buena medida su contenido: un
recorrido de regreso sobre los pasos del periplo migratorio del
padre del autor, que en 1919 abandonó Socolina, una aldea del
concejo de Salas, en busca de expectativas de futuro para sí y
los suyos, finalizando sus días en la ciudad colombiana de
Quibdó.
"Desandando" retrata, rescatando recuerdos, cartas familiares,
fotografías, etc., la hazaña de los emigrantes asturianos de
principios del siglo XX, que, no por repetida, deja de ser
memorable. Decenas de miles de asturianos, disconformes con las
estrecheces de la vida en el campo o en las barriadas urbanas,
buscaron su camino muchos kilómetros lejos de casa, labrándose
un futuro en América, y, en no pocos casos, echando raíces para
siempre al otro lado del charco. Pero "Desandando" no persigue
tanto exaltar los éxitos de quien sí consiguió, con enormes
sacrificios, cierto éxito en el proyecto migratorio, como es el
caso del padre del autor, que finalmente acabó sus días en el
territorio colombiano; ni tiene por objetivo una loa -que ya nos
es conocida- a los indianos que regresaron a Asturias para hacer
partícipes de sus triunfos a los suyos y a las aldeas de las que
un día partieron. Por el contrario, "Desandando" pretende sobre
todo desentrañar los anhelos, temores, esperanzas, desilusiones,
y, sobre todo, nostalgias, de aquellos asturianos que, forzados
por la falta de perspectivas de futuro, emprendieron la aventura
americana en aquellos años; y, finalmente, "Desandando" sitúa
este magma sentimental e histórico de nuestro pasado frente a la
realidad actual que nos ofrece el fenómeno inmigratorio en
España. El resultado de esta comparación es la mejor enseñanza
de "Desandando", puesto que observando el reflejo que nos ofrece
el espejo del tiempo, no queda sino reconocer cuánto se asemejan
las proezas y desdichas de los emigrantes asturianos con las de
los inmigrantes de otros países que buscan su destino hoy en
Asturias; y, por el contrario, cuán diferentes son las actitudes
de los Estados, sus leyes y las sociedades nativas al encarar
este fenómeno entre aquellos años y el momento actual.
Observando el reflejo que
nos ofrece el espejo del tiempo, no queda sino reconocer cuánto
se asemejan las proezas y desdichas de los emigrantes asturianos
con las de los inmigrantes de otros países que buscan su destino
hoy en Asturias; y, por el contrario, cuán diferentes son las
actitudes de los Estados.
Muchos encontrarán en "Desandando" una historia parecida a la
que Juan José Campanella nos cuenta en la serie "Vientos de
agua" -pésimamente tratada por la insensible frivolidad del
programador televisivo de turno-, también con la emigración y la
inmigración desde y hacia España como tema, Asturias como telón
de fondo, y los cambios y contradicciones que ha traído el paso
del tiempo como detonante para la reflexión sobre la reacción de
las sociedades de acogida de hoy ante la llegada de inmigrantes.
Como estas historias existen muchas otras vivencias, mucho más
cercanas a nuestra propia realidad familiar de lo que
imaginamos, todas ellas unidas por un mismo hilo argumental: la
emigración asturiana y las huellas que este proceso ha dejado en
nuestra historia, que prosigue hoy cuando segundas, terceras y
sucesivas generaciones, descendientes de aquellos asturianos, se
han de plantear un camino de regreso con las mismas necesidades
que un día empujaron a sus ancestros.
La historia de Asturias del último tercio del siglo XIX y el
primer tercio del siglo XX es sobre todo la del desgarro de la
emigración. Con cada asturiano que dejó esta tierra parte de
ella se diseminó por el mundo. "Desandando" nos recuerda que
aquella herida que en el alma llevaban los emigrantes es la
misma que la de los descendientes que ahora retornan: la del
desarraigo, la señaldá y la incertidumbre. Y nos invita a
recobrar también esta memoria de nuestra historia, invitándonos
no sólo a honrar y evocar a aquellos emprendedores, sino sobre
todo a tratar con el máximo respeto y consideración a quienes
hoy vienen desde lejos a Asturias para buscarse la vida entre
nosotros. ∆ |