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SUPLEMENTO ASTURIAS   -  JULIO 2006

OPINION

Los programas de reducción de riesgos
en el consumo de drogas

Gonzalo Olmos (*)

La reciente resolución del Fiscal Especial Antidroga de Asturias en relación con el programa Zona Clave de reducción de riesgos y daños en el consumo de drogas, ha prolongado la polémica pública sobre esta clase de actuaciones avaladas por las administraciones públicas. El Fiscal ha determinado que no existe ilícito penal alguno en torno a este programa, pero no obstante ha realizado una serie de observaciones muy críticas con el mismo. Merece la pena detenerse un instante a analizar con cierta profundidad la realidad ante la que nos encontramos, y sobre la que pretende incidir el programa Zona Clave.
Como es sabido, el consumo de drogas es una constante que, con diversas formas, intensidades y características, está presente en toda sociedad desde siempre. En los últimos años, conforme a una tendencia de importancia creciente en nuestro entorno europeo, los poderes públicos han incorporado nuevas perspectivas a su trabajo en este ámbito. Si bien se sigue poniendo énfasis en las políticas de prevención, se plantea también actuar en relación con aquellas personas que, a pesar de conocer en buena medida los efectos de las drogas, han tomado la decisión personal de consumirlas. La Estrategia Nacional sobre Drogas 2000-2008 reconoce esta evidencia. Este planteamiento significa mirar de frente a la realidad del consumo de drogas y no inhibirse ante los hechos. Este enfoque incluido en la Estrategia Nacional sobre Drogas se ha mantenido en el Plan Nacional de Acción sobre Drogas 2005-2008, y se ha trasladado a los diferentes planes regionales y municipales; en el caso de Oviedo, que es el que puedo conocer con mayor exactitud, viene reflejándose así desde el año 2002 en las diferentes programaciones anuales del Plan Municipal de Drogas, con el consenso de las numerosas entidades que participan en la correspondiente Comisión de Seguimiento.

El primer cigarrillo se fuma a los 12,8 años, el alcohol se prueba a los 13,6, el cannabis a los 14,8, el éxtasis a los 15,2 y la cocaína a los 15,7.

Algunos datos nos permitirán aproximarnos a la realidad del consumo de drogas, de la que parten planteamientos como el antes expuesto. El informe "Estilos de vida de la juventud asturiana", realizado en 2003 por encargo del Instituto Asturiano de la Juventud, señala que el 40,5% de los jóvenes entre 16 y 29 años entrevistados habían probado el cannabis, el 12,9% la cocaína y el 7,9% las drogas de diseño o pastillas. Otros datos, en este caso obtenidos del excelente informe "Consumo de drogas y factores de riesgo en los jóvenes ovetenses" elaborado en 2001 por el Plan Municipal de Drogas a través de 705 encuestas a escolares de entre 14 y 18 años, nos hablan de la precocidad de los jóvenes consumidores de drogas en lo relativo a su primer consumo: el primer cigarrillo se fuma a los 12,8 años, el alcohol se prueba a los 13,6, el cannabis a los 14,8, el éxtasis a los 15,2 y la cocaína a los 15,7.
En este contexto, los programas de reducción de riesgos y daños en el consumo de drogas son complementarios al esfuerzo en la prevención, pero son imprescindibles sin lugar a dudas. Las críticas cosechadas en el caso de Zona Clave pueden obligar a ciertas modificaciones, quizás algunas pertinentes. Pero el resultado no puede ser, de ninguna manera, el abandono de las estrategias de reducción de riesgos y daños, que es lo que algunos planteamientos políticos parecen pretender. Además, algunas objeciones, principalmente las del PP, han surgido de una posición que mezcla la hipocresía social y la mala fe política. Pretender vivir de espaldas a la realidad del consumo de drogas es mucho más inmoral, irresponsable y, sobre todo, ineficaz, que tratar de atajar esta situación yendo más allá de la pura estrategia preventiva, imperfecta en su propia esencia ante los hechos puros y duros. Atacar los programas de reducción de riesgos y daños en el consumo de drogas sólo por oportunismo político es lamentable, máxime cuando el propio PP ha participado en su gestación (la Estrategia Nacional sobre Drogas se aprobó bajo su gobierno) y en su puesta en marcha, como en el caso del municipio de Oviedo.
El programa Zona Clave, en concreto, que ha venido estando en la picota en las últimas semanas, también pretende trasladar mensajes necesarios a un público muy concreto ya habituado al contacto con las drogas y a ciertos consumos. Por ejemplo, pretende enseñar al consumidor de drogas a que analice los motivos por los que ha escogido tal opción, y a que decida por sí mismo y no influenciado por el grupo en el que se integra en el que los consumidores son mayoría; incide en los riesgos de incitar al consumo a un tercero; u ofrece consejos para conocer y evitar algunas específicas consecuencias perjudiciales de ciertos consumos.
Limitarnos a conminar, a quien ya está en contacto con estas sustancias, a rechazar el consumo de drogas puede ser una estrategia poco operativa si se queda ahí. Quien decide, por las motivaciones y condicionantes que sea, consumir determinadas drogas (legales o ilegales), debe saber soslayar ciertas repercusiones que sí son evitables. De esto tratan los programas como Zona Clave, de los que, con las mejoras que sea menester y que la prudencia exija, no podemos prescindir. ∆

(*) Concejal del Grupo Socialista en el Ayuntamiento de Oviedo

   

   
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