-¿Qué significa
para Asturias que haya conseguido estas banderas azules?
-En primer lugar hay que decir que una bandera azul es una valoración
fundamentalmente de carácter promocional. Es interesante que exista en
Asturias un reconocimiento de un número cada vez mayor de playas, que no
sólo reúnen unos requisitos higiénico-sanitarios aceptables, en el sentido
de que cumplen con toda la normativa, sino que también tienen otra serie de
prestaciones adicionales. Son unos servicios que fundamentalmente
caracterizan a playas de entorno urbano, no de un entorno natural. Asturias
tiene además otras playas de entorno natural, que sin tener buenos accesos y
unos servicios suficientemente adecuados, constituyen un paraíso espléndido
porque conservan el entorno natural en su pureza. Y esto es una cosa a
valorar. Ahora que estamos dentro de una dinámica de conservación de
espacios naturales, esto es un reto y una ventaja. Lo que pretende Asturias
no es tener muchas banderas azules, sino las banderas azules en los sitios
precisos.
-¿Qué
condiciones debe reunir una playa que opte a una bandera azul?
-Tiene que reunir unas características higiénico-sanitarias, importantes
desde el punto de vista de la protección y seguridad de la salud de los
consumidores. Primero, las aguas tienen que cumplir una determinada calidad;
y luego, tienen que disponer de una serie de servicios, accesos, información
y prestaciones. En los últimos años se han realizado obras de saneamiento en
la costa que han mejorado de modo importante las condiciones de las playas.
Eso es lo que valora la entidad que concede las banderas azules, que es una
organización no gubernamental dedicada a la protección y el estudio
medioambiental. El que una playa no tenga una bandera azul no significa que
no tenga calidad. Asturias, por afluencia y por cuestiones geográficas tiene
unas playas que pueden competir perfectamente en calidad con otros lugares
de España, ya que tienen el atractivo de conservar los entornos naturales.
Por otro lado, el que una playa tenga o no una bandera azul depende también
de que el ayuntamiento correspondiente haga por conseguirla, algo que
requiere un procedimiento administrativo que muchos no llevan a cabo.
-¿Los
ayuntamientos no tienen que ponerse las pilas a la hora de optimizar sus
recursos turísticos?
-Ultimamente la optimización de recursos en materia turística ha tenido un
gran desarrollo. Tampoco interesa, por poner demasiado énfasis en nuestras
bondades, llevar el desarrollo turístico a una masificación excesiva. Tiene
que haber una sostenibilidad entre lo que ofertamos como servicios y
calidad, y la afluencia de personas. Es en el equilibrio donde podemos
encontrar la bondad de nuestras políticas. Y no creo que a Asturias le
interese masificar su costa como lo ha hecho el Mediterráneo. Nosotros
tenemos un tipo de turismo totalmente diferente, con otras aspiraciones y
otro nivel de exigencia.
-¿Cree que
debería haber una bandera para el reconocimiento de esos valores naturales?
-Sí, efectivamente, deberíamos también tener un reconocimiento de los
valores naturales. Una playa puede no tener unos buenos accesos, porque el
entorno natural donde está ubicada es así, sin embargo, puede tener unos
valores ecológicos, ambientales y paisajísticos que evidentemente la hacen
incomparable con una playa urbana que tiene prácticamente de todo.
Lógicamente debemos buscar un equilibrio entre ambas situaciones. Yo no soy
partidario de que en Asturias todas las playas tengan un nivel de
prestaciones que las lleven hacia la masificación. Tenemos que conservar el
equilibrio, que podamos ser un paraíso natural y no un paraíso urbano.
Doce playas en Asturias con bandera azul es algo importante, pero la gente
de por aquí casi aprecia más la otra parte, la Asturias más verde. A mí me
gustaría que hubiese algún movimiento, de carácter no gubernamental, que
abogase por la bandera verde de espacio natural. Dado que la bandera azul
tiene un componente fuerte de espacio urbano, ambas podían ser un
complemento estupendo. Además, seguramente banderas verdes nos llevaríamos
un montón. ∆