a
trayectoria de Isabel Viña dice mucho de esta mujer. Asegura que llegó
al vicerrectorado "de casualidad". Desde luego nunca había pensado en
esa posibilidad, pero las circunstancias de la vida la fueron
conduciendo hasta una responsabilidad que, en muchas ocasiones, es todo
un quebradero de cabeza. Casada y con un hijo de dieciséis años, esta
gijonesa sabe cuándo sale de casa pero no a la hora que vuelve.
Isabel era profesora en el Campus de Gijón, siendo rector de la
Universidad Julio Rodríguez. Tras algún desencuentro con él, participó
activamente y durante varios años en una Plataforma de oposición. Al
salir elegido el nuevo rector su nombre empezó a sonar con fuerza, y
bajo la dirección de Javier Pulgar entró en el Vicerrectorado de
Infraestructuras y Campus de la Universidad de Oviedo. El mismo que
dirige actualmente.
-Su
vicerrectorado es uno de los más comprometidos. Se le pide que haga lo
máximo en el menor tiempo posible, ajustándose a un presupuesto. ¿Qué
tal se lleva una responsabilidad así?
-Yo normalmente lo llevo bien, aunque hay momentos en los que te
afecta más personalmente, o me duelen algunas actitudes, porque aquí hay
que aguantar mucho. Cuando las cosas te salen bien y consigues
resultados, poca gente te lo reconoce, pero cuando algo no sale,
enseguida las voces se levantan para decir que no lo has hecho bien.
Esto exige muchísima dedicación. Pero aquí nadie está obligado y el que
está es porque le gusta. Y eso que hay momentos en los que te apetece
echar a correr y que no te encuentre nadie, porque este es un
vicerrectorado muy complejo y terriblemente duro. Te toca todo siempre,
de frente o colateralmente, porque por aquí pasa todo y hay muchos
problemas, lógicamente porque tampoco tenemos una economía muy boyante.
Mi marido e hijo no saben muchas veces cuándo me van a ver, pero estoy
en un equipo que me apoya, y una aprende a llevar estas cosas. No deja
de ser una experiencia.
"Las mujeres nos
tenemos que ganar nuestro puesto, no soy amiga de cuotas. Yo
no quiero poder por ser mujer, quiero poder porque valga
para hacer mi trabajo." |
-¿Hay que
hacer juegos malabares con los presupuestos?
-Cuando los presupuestos son escasos hay que hacer magia. Eso te lo
va dando la experiencia. Yo llevo seis años en gestión, entre
vicerrectora y directora de área, y en seis años uno aprende a hacer
magia.
-Por su
mano pasan los presupuestos de equipamiento de los Campus universitarios
de Asturias. ¿Evolucionan en paralelo?
-Relativamente. Hay un Campus que progresa a una velocidad enorme,
como nunca lo ha hecho ninguno, y es el de Mieres, que recibe dinero de
los fondos mineros. Los sindicatos mineros lucharon para conseguir esos
fondos para Mieres y para Mieres son, eso es sagrado. La Universidad
nunca ha tenido tanto dinero para equipar un Campus, por eso Mieres
progresa en cuanto a equipamiento y gasto muchísimo más rápido que el
resto de los Campus.
-Sobre el
Campus de Mieres, se han proyectado muchas expectativas ¿no cree que se
le pide demasiado?
-Tiene mucho futuro, pero los Campus no se hacen de la noche al día.
Por muchas instalaciones y equipamientos que tengas, las cosas necesitan
tiempo, las investigaciones, los universitarios, necesitan tiempo para
hacerse un nombre y para hacer un Campus que tenga un cierto peso. El de
Mieres tiene una gran ventaja y es que tiene mucho dinero.
-Desde su
posición, ¿es más fácil ver el vaso medio lleno o medio vacío?
-Me cuesta trabajo verlo ni lleno ni vacío. A veces está casi vacío,
porque normalmente la Universidad vive en unas circunstancias económicas
duras.
Aunque a veces se vive un cierto desasosiego, tiene su parte bonita,
porque tengo un equipo muy bueno que mantiene conmigo una relación muy
directa. Eso hace que podamos tirar entre todos, porque lo que sí sería
muy difícil sería tirar yo sola. De hecho lo más positivo que me voy a
llevar de este cargo cuando lo deje son las relaciones humanas, las
personas.
-¿Y qué
hará una vez libre de esta "locura"?
-Después volveré a ser la profesora que a mí me gusta ser. Soy
profesora de vocación, me encanta dar clase, y ahora por falta de tiempo
no puedo hacerlo como me gustaría. Y como soy muy amiga de meterme en
líos, universitarios y ajenos a la universidad, me imagino que cuando
deje esto estaré un año más o menos relajada y luego por algún lado
saldré. Estoy segura que terminaré metiéndome en algún barullo, porque
nunca estoy mucho tiempo tranquila.
-De hecho
su camino al vicerrectorado empezó con su participación en una campaña
de oposición al antiguo rector, Julio Rodríguez.
-Sí. A veces las cosas llegan cuando no las estás buscando. Yo sólo
fui buscando, y lo diré siempre, un cambio de rector.
"Este es un
vicerrectorado muy complejo y terriblemente duro. Hay
momentos en los que te apetece echar a correr y que no te
encuentre nadie." |
-¿Qué
principios fueron los que la movieron?
-No estaba de acuerdo en cómo se gestionaba la Universidad, las
formas y las maneras que tenía el rector en ese momento. Las sufrí en mi
propia carne y como soy guerrera, guerreé. Lo hice durante los casi
cuatro años que estuvo él de mandato. Ahora sigo porque la persona que
está ocupando el rectorado es completamente distinta. Tendrá sus
defectos, porque ninguno somos perfectos, pero es una persona en la que
yo confío y, muy importante, es una persona que confía en mí. Entonces
mientras yo confíe en él y él confíe en mí, seguiré aquí mientras él me
lo pida.
-¿Ante qué
cuestiones saca su parte guerrera?
-Depende mucho, porque yo por ejemplo, no soy feminista. Creo que
las mujeres nos tenemos que ganar nuestro puesto, no soy amiga de
cuotas. Yo no quiero poder por ser mujer, quiero poder porque valga para
hacer mi trabajo. Pero sí considero que las mujeres debemos tener el
mismo tratamiento que los hombres, y ante eso soy muy guerrera. Tenemos
que demostrar que podemos hacer lo mismo, pero una vez demostrado
tenemos que recibir exactamente el mismo trato que los hombres, y a
veces no lo recibimos. A mí me ha ocurrido, y yo intento que ninguna
mujer que trabaje a mi lado le pase lo mismo. Ante esto sí saco mi parte
guerrera.
-Practicó
con el ejemplo, estudiando ingeniería de minas en una época en la que
prácticamente sólo lo hacían los hombres.
-Hice una carrera que era de hombres y demostré que la podía sacar.
Después de mí la sacaron muchas más; antes que yo, menos. En mi época a
los profesores y compañeros les molestaba, daba la sensación de que ibas
allí a "cazar" a un ingeniero. Y demostré que podía hacer esa carrera,
al igual que otras compañeras mías. Me gustan los retos y demostrar lo
que puedo hacer. Que me den la ocasión y que den la ocasión a mujeres
para que lo demuestren.
-Después
de todos estos años ¿qué le ha enseñado la Universidad?
-Pienso que si algo me enseñó a mí la Universidad, fue a saltar
obstáculos. Yo a los alumnos les intento enseñar de todo y eso es algo
que en la Universidad muchas veces se pierde. Nosotros no solamente
tenemos que enseñar una materia, no sólo tenemos que formar ingenieros,
sino personas. Y a veces se nos olvida que nuestros titulados tienen que
ser personas. ∆
Breves
apuntes…
Un libro
Ahora leo mucho menos, pero el último que me ha gustado ha sido
"La cena secreta", de Javier Sierra.Una
afición
La lectura.
Algo que
le sonroje
Muchísimas cosas. Me sonrojo con mucha facilidad y no lo puedo
controlar. Con cualquier piropo. Un
profesor que haya dejado huella
Carlos Conde. Era el profesor de los que más miedo daba en la
Escuela de Minas, pero para mí fue siempre una persona
encantadora, y me abrió la puerta de la Universidad. Qué valora
en un alumno
Lo primero, que tenga una cierta dosis de educación, y luego que
me hable y se acerque a mí pensando que yo lo voy a ayudar. Un
programa de televisión
La televisión me duerme. Llego muy cansada, y de noche es el
mejor somnífero, pero me gustan los programas de entrevistas.
Uno que veo y con el que no me duermo, es con el de Jesús
Quintero.
Un
sueño
Mi único sueño es que mi hijo sea persona.
Un
proyecto personal
Ahora mismo mi único proyecto es acabar el mandato. No soy
persona de tener proyectos. Voy quemando etapas y viviendo día a
día. |