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SUPLEMENTO ASTURIAS
- JULIO 2006
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César
Weiss
Escritor
El
thriller desde Asturias
Este doctor en Derecho y profesor
universitario, que publicó su primera novela en otoño de 2003, presenta
una trama de intriga en su última obra, Las hojas gualdas.
Texto y foto: Lupercio González |
E l
suspense caracteriza la obra de este escritor asturiano nacido bajo el
signo del escorpión. Cesar Weiss es el seudónimo de Luis Valdés
Rodríguez Alvarez, un nombre demasiado largo para el marketing comercial
literario: "Necesitaba un nombre corto, llamativo y a ser posible con un
apellido extranjero. Se me ocurrió el apellido alemán Weiss, Blanco. Por
otra parte, dedicándome al Derecho Romano, qué menos que llamarme César.
Y la cosa quedó bien".
-¿Qué hace un maquetista ferroviario enseñando Derecho Romano en la
Universidad y escribiendo novelas ambientadas en países exóticos?
-Bueno, el modelismo ferroviario ha sido uno de mis hobbies desde
que tenía veinte años. Tengo una gran maqueta inconclusa todavía, a
pesar de los años que han pasado. Es una de mis pasiones, como lo es
también la jardinería, la montaña y el mar, ya que aunque parezcan cosas
contradictorias me gustan las dos. Me gustan los deportes náuticos. Con
la alta montaña no me atrevo porque ya no tengo años para estas cosas,
pero hice mis pinitos de joven. Por otra parte, mi profesión es
fundamentalmente la de jurista, además de profesor universitario. Puedo
hacer perfectamente compatibles unas cosas con otras sin ningún problema
ni inconveniente.
-No es de
las personas que se aburren, precisamente.
-Bueno, sucede que soy de los que con cuatro horas de sueño tienen
más que suficiente, eso me permite aprovechar mucho tiempo de la noche
para estos hobbies de los que hablaba y mi pasión por la Literatura con
mayúsculas. A la literatura científica me dedico desde hace muchísimo
tiempo, he publicado varias monografías y también numerosos artículos
científicos relacionados con mi profesión, tanto en revistas nacionales
como internacionales.
"Me contaba recientemente un amigo
que leyó esta novela, que a las cuatro de la mañana seguía enganchado.
Esto quiere decir que mi forma de escribir, al menos, no es aburrida"
-¿Cuál es
la característica que mejor le define?
-Soy tremendamente reflexivo, y a la vez impulsivo. Trato de hacer
prevalecer la reflexión sobre el impulso. Eso me permite ver las cosas
con cierta perspectiva, analizarlas a fondo y solamente decidirme a dar
el paso cuando estoy completamente seguro de que va a ser en firme y no
en el barro.
-¿Y cómo ha
sido este descubrimiento literario tardío?
-Tardío no. Yo empecé, cuando era un chaval de unos veinte años, en
el grupo del Teatro Español Universitario. Mi afición por la literatura
viene desde aquel entonces. Yo escribía cosas, tenía mis apuntes, mis
pequeños poemas, narraciones cortas, esas cosas que vas almacenando en
cajones. Un buen día decidí que saliera a la luz. Y así apareció "Por
fin, delincuente" ambientada en la Guerra Civil española, una novela en
la cual se trata de desmontar una tremenda injusticia. Si me precio de
ser jurista es precisamente por pelear y defender los valores de la
justicia. El relato salió publicado y gustó.
"Trato de hacer
prevalecer la reflexión sobre el impulso. Eso me permite ver
las cosas con cierta perspectiva, analizarlas a fondo y
solamente decidirme a dar el paso cuando estoy completamente
seguro de que va a ser en firme y no en el barro" |
-Las hojas
gualdas. ¿Cómo nació y qué marca en su trayectoria literaria?
-Cuando terminé la primera novela me dije ¿por qué no escribo algo
de otro tipo? Entonces me salió Las hojas gualdas. Para algunos es una
novela negra auténtica. Hay también quien la calificó como una especie
de road movie, pero pienso que tiene más de thriller que de otra cosa.
En definitiva es una novela de aventuras, de acción en la que trato de
destacar el valor de la amistad, el valor de amor y del desamor. También
hay una profunda intromisión a través de frecuentes flash-back en la
vida contemporánea española. Hay muchísimos retazos de la transición
española, y un apasionante viaje alrededor de la península de Florida,
donde se desarrolla el 90% de la novela.
-Al parecer
es un hombre de viajes, amigo de visitar países exóticos.
-Tengo una imaginación bastante exaltada. Me gusta viajar con la
mente pero también me gusta hacerlo "pateando" los sitios. Esos viajes
organizados donde te llevan como el clásico rebaño de turistas, no son
para mí. Cuando viajo a un país que desconozco me gusta integrarme con
sus gentes, vivir, en la medida de lo posible, como viven ellos, tratar
de sentir lo que sienten ellos. Creo que es la forma más correcta de
conocer ese país.
-El
personaje principal de la novela, Jorge Antuña, es todo un aventurero.
-Es el clásico Harrison Ford en cualquiera de sus películas, claro que
con diez años menos de los que tiene en la actualidad. Es un hombre
recto, con valores, aunque en algunos momentos caiga en determinadas
tentaciones. Una serie de acontecimientos hacen que se convierta, sin
proponérselo, en un peligroso delincuente según el FBI y para la policía
americana, cuando en realidad él no ha cometido delito de ningún tipo,
es todo producto de la casualidad. Se me ocurrían varios finales para la
novela, uno de los cuales era el clásico, hacia el que se va
encarrilando al lector. Pero preferí que fuese inesperado y escogí el
más sorpresivo. Creo que ha salido redondo en ese sentido.
-Las hojas
gualdas es el principio de una trilogía.
-Sí. Cuando terminé Las hojas gualdas, pensé que tenía que tener una
continuación. Y escribir Flor de Tecota, con los mismos personajes. Y
cuando la terminé continué con Caso en Chevika, que es el colofón de la
trilogía, de este thriller conjunto que suponen las tres obras.
-Y donde
primero se presentó fue en Llanes. ¿Cuál fue el motivo?
-El hecho de presentarla en Llanes en primer lugar ha sido debido
fundamentalmente a la portada, que refleja dos motivos de este concejo
tremendamente conocidos. Por otro lado, después de treinta años en
Llanes como mi segunda residencia, quería hacer un homenaje a esa zona.
"Tengo una imaginación
bastante exaltada. Me gusta viajar con la mente pero también me gusta
hacerlo "pateando" los sitios"
-Para que
una novela enganche al lector ¿qué ingredientes no deben faltar?
-Es fundamental que el personaje o los personajes centrales tengan
cierto carisma. Por otro lado, la trama no puede caer en la monotonía
sino que debe ir in crescendo, de forma que el lector llegue a un
momento de apasionamiento tal que no le permita abandonar la lectura. Me
contaba recientemente un amigo que leyó esta novela, que eran las cuatro
de la mañana y seguía enganchado a ella. Esto quiere decir que mi forma
de escribir, al menos, no es aburrida. ∆
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Me
desagrada...
…
la hipocresía.
… los prepotentes.
… los que cambian fácilmente de chaqueta ante las circunstancias
adversas a sus más profundas convicciones.
… las personas con doble rasero.
… los políticos que lo único que saben hacer es aferrarse a su
poltrona.
… la mentira.
… los falsos intelectuales.
… los que piensan que tienen mayor razón por exponer la suya a
voces.
… los que bajo una estela de aparente bondad y comprensión hacia
los problemas de sus semejantes te clavan el puñal en cuanto les
das la espalda.
… aquellos que aparentan conocerlo todo y cuando escarbas un
poco te das cuenta que apenas saben nada.
… los falsos críticos literarios que en muchos casos ni siquiera
han leído un clásico.
… los pelotilleros.
… los jueces prevaricadores de ambos sexos, sean titulares o
suplentes.
Me desagradan muchas cosas más que iré añadiendo a esta lista...
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Me
agrada...
…
conocer exóticos países e introducirme en sus culturas viviendo
como lo hacen los naturales del lugar, y no como suele hacer el
turista corriente.
… escribir documentadamente sobre cualquier tema que pueda
suscitar discusión.
… las mujeres y los hombres inteligentes.
… las personas que, razonadamente, me llevan la contraria.
... leer una buena historia, aunque no esté realizada con los
primores de un premio Nobel de Literatura.
… beber un vaso de buen vino tinto en compañía de unos amigos
interesantes.
… las veladas de invierno y otoño en el comedor de mi casa de
campo rodeado de interesantes amigos conversadores.
… escuchar los testimonios de los mayores, que siempre me
aportan algo interesante.
... los largos paseos por la montaña y también a la orilla del
mar.
… trabajar, incluso hasta la extenuación, en aquello que me
apasiona.
... sentir sobre mi piel las suaves caricias del ser amado.
… saber que siempre cuento con el apoyo de los míos.
… ver cómo mis hijos se hacen mayores y se independizan.
… el apoyo incondicional de la mujer que ha compartido mi vida
durante casi cuatro décadas.
Me agradan muchas cosas más en esta vida. ∆ |
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