El despegue
de los valles mineros
El desarrollo de los valles asturianos de la
zona central estuvo marcado durante muchos años por la industria del
carbón. Después de la crisis, comenzó un lento proceso de
recuperación que ya está más que encarrilado, y que ha devuelto los
colores a una amplia zona donde durante muchos años no se vio más
allá del negro.
Fotos: Fusión
 Fermín Rodríguez
Director del CeCodet
E l
espacio es algo vivo que hay que estudiar en todas sus dimensiones
para que la sociedad viva en un perfecto equilibrio. Este puede ser
el gran reto de Asturias para este siglo. Así lo cree Fermín
Rodríguez, doctor en Geografía y actual Director del Centro de
Cooperación y Desarrollo Territorial (CeCodet) de la Universidad de
Oviedo.
-¿Qué importancia tuvieron los Valles Mineros en el desarrollo
industrial y económico de Asturias?
-Cuando hablamos de los Valles Mineros hablamos de un proceso
que comenzó hace 150 años. Las minas estaban esparcidas por todo el
territorio y, concentraron gran cantidad de gente. Los Valles
Mineros son el hito de mediados del siglo pasado, ya que hubo una
época en la que todo el avance técnico estaba ahí fue el primer
escalón hacia la modernidad
-Tanto
la Cuenca del Nalón como la del Caudal aglutinaban el tejido
industrial que en aquella época tenía Asturias.
-Ahí estaba el carbón, la siderurgia y la industria de primera
transformación. Alrededor de ese núcleo estaba Oviedo, que era el
centro administrativo, y después Gijón, o San Esteban, como puerto
logístico. Ese sistema entra en una crisis de reestructuración en
los años 70. Esto fue debido a la baja capitalización de las
empresas de un sector que estaba en manos del Estado. A esto hay que
sumarle la gran dificultad que había en las comunicaciones.
Entrábamos en un nuevo mundo y había que renovarlo todo: la
infraestructura, el tejido empresarial, la mentalidad. Este proceso
se inició antes de que España entrara en la Unión Europea. Lo que se
vivió fue una época de desconcierto, pero ningún pilar quebró.
-Aunque
la estructura que soportaba el sector empresarial aguantó, ¿qué hizo
falta para que Asturias se volviera a enganchar al tren del
desarrollo industrial y regional?
-Para ayudar a la transformación de este sistema hicieron falta
ayudas y política regional. Los años 80 fueron años de desconcierto,
los 90 lo siguieron siendo, y se tocó fondo entre los años 96 y 97:
Asturias no es capaz de engancharse al pelotón y no sigue la
dirección hacia el progreso, sino hacia el retroceso. A partir del
año 96 la tendencia cambia, y se puede decir que en el año 2005 coge
velocidad. La nostalgia no debería ser un sentimiento para los
asturianos, porque se ha recuperado lo que se tenía antes, en unas
mejores condiciones.

"La nostalgia no debería ser un sentimiento para los
asturianos, porque se ha recuperado lo que se tenía
antes en unas mejores condiciones" |
-¿Cómo
ha sido el planteamiento para dotar a Asturias de las
infraestructuras adecuadas?
-Asturias necesitó y necesita mucho cemento para vencer a las
montañas. Las comunicaciones fueron el gran obstáculo, para la
industria asturiana. También hay que contar que, en el pasado,
existía un sistema de comunicaciones que favorecía el pensamiento
longitudinal que había en los valles, donde había pequeños
microcosmos que tenían de todo para sobrevivir. Antiguamente lo más
importante era transportar el carbón y el acero entre los puertos y
los lugares de producción, pero no tanto la movilización de las
personas. Aunque la situación comenzó a cambiar en los 80, no fue
hasta finales de los 90 y comienzos del 2000 cuando se dio el
acelerón y se consiguió que se comunicaran mejor no sólo las
mercancías, sino también las personas.
-En la
actualidad, ¿cuál es la situación?
-Se puede decir que en estos últimos años hemos aprovechado muy
bien el tiempo y nos hemos reestructurado. El sistema que habíamos
heredado ha demostrado que tenía en su interior capacidad para
regenerarse, pero nuevos peligros amenazan la estabilidad. Ahora el
objetivo ya no es recuperar, sino trazar nuevos retos en el contexto
actual. ∆ |