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SUPLEMENTO ASTURIAS   -  ABRIL 2006

Manuel García "Otones"
Manuel García "Otones"

Camarada Otones

La historia del comunismo en Asturias y en España no se entiende sin la presencia de Otones, militante carismático del PCE, pilar de la creación del sindicato Comisiones Obreras, comprometido desde la juventud con la lucha por la libertad y la democracia. Su testimonio personal, a punto de cumplir los 76 años, resulta un relato apasionante de nuestra historia reciente. Texto y  foto: Lupercio González

 Una vida de lucha por la libertad

Contado de viva voz, el relato de la vida de Otones se entrelaza con los acontecimientos históricos de una España en ebullición: la guerra, la posguerra, la dictadura, la transición y finalmente la ansiada democracia, que en las vidas de algunos militantes se traduce en sacrificio, lucha, riesgo y, en este caso, trece años deambulando por las cárceles franquistas. Corre el año 1930 cuando nace Manuel en la pequeña aldea conocida como Otones, de Ciaño, perteneciente a la parroquia de Ciaño-Langreo, que hoy ha desaparecido. Se conserva sólo en la memoria de unos pocos langreanos y también en el sobrenombre de Manuel García. "Otones" hoy, más que un apodo, es una segunda piel.
El niño Manuel disfrutó de una infancia apacible en contacto con la naturaleza durante unos años, hasta que estalló la Guerra Civil. Su padre, a quien recuerda como un hombre "sin una tendencia ideológica fija, pero con las ideas claras", defendió la causa de la República y cayó en el frente de San Esteban de las Cruces al poco de comenzar la contienda. Hablamos del año 1937. Su viuda, con nueve bocas a su cargo, no tiene más remedio que distribuir a sus hijos para aliviar la carga económica. Otones fue a parar junto con algunos de sus hermanos a la Quinta Bauer, en Gijón, un refugio del Socorro Rojo dispuesto por la República para huérfanos de milicianos. Entre las paredes de esa institución pasa unos meses felices, a pesar de la guerra, y empieza a familiarizarse con el espíritu republicano, sus símbolos, sus canciones. Así hasta el día que los nacionales entran en Gijón, y se encuentran en la Quinta con un grupo de niños que salen a recibirlos sonrientes, enarbolando la bandera republicana y levantando el puño, como les habían enseñado.

En 1967 firma un llamamiento a la huelga respaldado por primera vez por CC.OO. "Sabíamos que nos iba a costar la cárcel"

A partir de ahí todo cambia. El Auxilio Social, creado para reeducar a los hijos de los republicanos, se hace cargo de la institución. La presión ideológica y religiosa se deja notar. "El ambiente que se respiraba me era insoportable -recuerda Otones-. Sentía una tremenda rebeldía por dentro, porque eran de la falange y nos inculcaban el espíritu nacional de aquella época". Después de pasar por varios Hogares, decide volver a su casa, en la cuenca, donde enseguida toma contacto con la lucha obrera y comprende el sentido de la explotación y de la persecución política. "A los dieciséis años empecé a trabajar en la mina. En aquel entonces existía el movimiento guerrillero. Todavía estaban 'los del monte', a los que se les llamaba 'los fugaos'. Por mediación de un primo mío empecé a conocer a esta gente y poco a poco empecé a ser enlace de los guerrilleros". En esas primeras luchas de juventud se da cuenta de que su ideología, hasta ahora sin definir, se arrima a la de aquellos 'fugaos' que peleaban a muerte contra un régimen impuesto. A partir de entonces, abraza el color rojo y se declara comunista.
La etapa que comienza, con una mayor conciencia política, incrementa también su dureza. La represión a la que fueron sometidos los vencidos ha llenado ya muchas páginas, pero ningún relato histórico es comparable al testimonio de viva voz.
"A pesar de nuestro esfuerzo, llegados los años 50 la guerrilla estaba en decadencia, y el partido (PCE) ordenó retirarse, como habían hecho ya los socialistas. La lucha de guerrillas había fracasado. Precisamente en esa época llevé a Francia a dos guerrilleros, a través de los montes de Navarra. Yo les facilité la documentación, pero cuando cruzaron la frontera cometieron la imprudencia de creer que estaban ya plenamente libres de peligros y desvelaron su auténtica identidad. Cuando se dieron cuenta ya estaban pasando la frontera, de vuelta hacia España. Al parecer uno de ellos fue débil y me delató. Contó que yo había sido el enlace". La memoria de Otones viaja entonces hasta el 15 de agosto de 1950. "Estaban haciendo una redada bastante grande. El día anterior yo ya había sacado a los guerrilleros de esos puntos de apoyo que teníamos, porque sospechábamos que algo estaba pasando. Esa misma noche a las 2 de la mañana fueron a por mí a casa, y esa fue mi primera caída, la primera vez que me cogieron. Estuve 15 días preso en Gijón en las caballerizas del Cuartel de la Guardia Civil de Los Campos. Ahí me torturaron. Me condenaron e ingresé en la cárcel de El Coto. Poco después me pasaron a la Prisión Provincial de Oviedo. Luego me trasladaron a la Prisión Central de Guadalajara, que era lo peorcito que había. La condena fue de doce años y medio. Allí lo pasamos muy mal. Salí en el año 1955".
En cuanto pisa la calle Otones se pone a trabajar. Entra en contacto con los compañeros que estaban en la clandestinidad, organizando el partido, y se incorpora al movimiento. "La lucha de masas comenzó a fraguarse allá por 1956, es cuando viene la política de reconciliación nacional. Mario Huerta, el Paisano, y otros, estaban en Asturias volcados en la organización del partido. Yo entré en contacto con Higinio Cangas, responsable de Langreo y comenzamos a trabajar. Ahí se hicieron ya las primeras huelgas mineras".
En el año 57 tuvo lugar la primera huelga, con un encierro en el Pozo María Luisa, que no tuvo grandes consecuencias. "Al salir me llevaron al cuartel, pero no me detuvieron. Al año siguiente, ya más organizado el partido, la huelga fue mucho más fuerte. Como consecuencia de eso me detuvieron por pertenecer al Partido Comunista y por ser miembro del comité. Me torturaron y luego me condenaron. Me enviaron a Carabanchel, en Madrid, y de ahí al penal de Burgos, que fue para mí la verdadera escuela de comunistas. Allí estuve hasta el año 61, que fue también el año en que me casé por lo civil con mi compañera Alvarina. Inmediatamente me incorporé a la lucha y al movimiento". La boda, recuerda, fue un tanto especial, dado que se trataba de dos comunistas declarados sin creencias religiosas. En aquel momento era necesario casarse por la Iglesia para tener acceso a determinados beneficios sociales, de modo que el día de la boda, el párroco accedió a que Otones y Alvarina, entraran en la iglesia por la puerta de atrás, firmaran, y salieran con la misma discreción con que entraron, dejando en la puerta a un puñado de curiosos que esperaba ver a los novios. Así, sin ceremonia, se les dio por casados ante la Iglesia.

En los años 70, no pudo encontrar trabajo en Asturias porque estaba considerado como persona "non grata", un peligroso comunista.

Llegan las huelgas del 62, con Otones incorporado plenamente a la lucha y la creación de Comisiones Obreras. Vive el destierro en Lugo y consigue regresar a su tierra poco más tarde, gracias al apoyo de los mineros de Asturias y de León. Son tiempos convulsos. Elecciones sindicales, huelgas, un asalto a la comisaría de Mieres y varias detenciones sin consecuencias graves.
Y llega 1967. El sindicato CC.OO. ya está totalmente estructurado. Otones es uno de sus fundadores y uno de los miembros más activos. Ese año aparece un llamamiento a la huelga general firmado por él mismo junto con nombres como Gerardo Iglesias, Martín Fraga o José Celestino, entre otros. Comisiones Obreras aparece por primera vez en escena de manera explícita. La huelga es secundada por los trabajadores y paraliza las cuencas y el sector metalúrgico. "Sabíamos que nos iba a costar la cárcel, pero considerábamos que era necesario salir a la luz como CC.OO. Efectivamente, fue un gran triunfo, pero a nosotros nos condenaron". De ahí a Carabanchel. Allí conoce a Marcelino Camacho, con el que ya había tenido contactos en la clandestinidad; también a Nicolás Sartorius, Julián Ariza y otros. No abandona la prisión hasta 1971.
Al salir comienza una nueva etapa. No fue posible encontrar trabajo en Asturias, ya que en los ficheros de HUNOSA estaba tachado de persona "non grata", un peligroso comunista alborotador y organizador de huelgas. A pesar de eso, intenta establecerse en Asturias, hasta que la policía amenaza al empresario que lo contrata con cerrarle todas las puertas. En esas circunstancias, Otones toma la decisión de trasladarse al País Vasco. Allí milita en el EPK y abraza la llegada de la esperada democracia.
No regresa a Asturias hasta 1985.
Hace tres años, Otones escribe "Lucha y Libertad", un libro con el que pretende mantener la memoria y reconocer la importancia histórica de la lucha comunista. ∆

 Manuel García "Otones" 

"Tenemos que contribuir a la memoria histórica"

La libertad es un valor que no siempre se aprecia hasta que no se pierde; velar por ella y ampliarla cada día es el mejor mensaje que podemos transmitir a las nuevas generaciones". Es una frase de su libro.
La libertad es el valor más grande que puede tener un ser humano. Decir libertad quiere decir amplitud en todos los derechos y deberes que puede haber en la sociedad. Es la posibilidad de libremente pensar y realizar tu vida como quieras.

-La sociedad asturiana ha cambiado con los años. ¿Ha perdido la fuerza de antaño?
-Sí, ha perdido fuerza. Antes se luchaba contra una dictadura, pero mucha gente, una vez conquistadas las libertades democráticas, ha caído en la sociedad de consumo, en la comodidad y en el olvido. ¿Tiene razón de existir el Partido Comunista hoy? Yo creo que sí. Mientras en la sociedad existan explotados y explotadores el Partido Comunista siempre estará ahí. Han intentado enterrarlo ya muchas veces, pero sigue vivo.

-¿La historia reciente reconoce la labor del PC?
-Después de la transición democrática el pueblo no ha sido lo suficientemente justo con la lucha que mantuvimos los comunistas. Muchos entregamos nuestras vidas, nuestra juventud en pro de las libertades democráticas. La forma de democracia que quedó es un poco floja, una democracia burguesa. Muchos partidos se han aprovechado y se han arrogado cuestiones en las que nada tuvieron que ver. Mi libro contribuye a describir lo que ha pasado. La verdadera historia de lo que ha sido la lucha de la clase obrera asturiana y del Partido Comunista está aún por escribir.

-Su libro "Lucha y libertad" ¿es una memoria histórica para las nuevas generaciones?
-Muchos me dijeron: escribe Otones, escribe, para rememorar la historia y que las nuevas generaciones sepan qué ha sucedido en este país. Nosotros tenemos que contribuir a la memoria histórica y dar a conocer cómo cada organización política se ha entregado en ella, quiénes son los verdaderos sacrificados y los que llevaron a cabo la lucha por las libertades democráticas.

-¿Qué lugar queda para la utopía?
-No hay lucha sin utopía, no hay libertad sin utopía.
Tengo la edad que tengo, y no voy a ver el socialismo en mi país, aunque sé que es algo que llegará. Por otro lado, tengo la satisfacción moral de haber luchado porque nuestro pueblo fuese liberado de la dictadura y de haber sido uno de tantos de los que han contribuido a ganar las libertades democráticas.
La utopía es lo que nos alienta y nos da valor para seguir luchando. ∆

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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