Texto y foto: Lupercio González
El poder de la
Universidad
Para este catedrático de economía aplicada, la
Universidad es su casa. Tiene un carácter vital, de luchador nacido en
las Cuencas, lo que le ha convertido en un buen negociador, cualidad
indispensable para encauzar el futuro de la institución universitaria.
Uno
de sus objetivos es conseguir que la Universidad sea una institución
cercana al pueblo. Hacia ahí dirige su gestión, tanto al frente de la
Universidad de Oviedo como representando la Conferencia de Rectores de
todas las Universidades españolas.
-¿Qué le supone el haber sido reelegido Rector de la
Universidad de Oviedo y a la vez estar al frente de la CRUE?
-Me supone orgullo, ante todo, estar al frente de la Universidad
de Oviedo y representar a otros colegas rectores. Me supone también
mucho trabajo estar en dos frentes permanentemente. El puesto que ocupo
es una buena atalaya para ver cómo evoluciona y por dónde van las
tendencias del sistema universitario en un momento de mucha reforma e
incluso de cierta conmoción, aunque por otra parte parece que eso es
casi consustancial a la Universidad. Yo en los años que llevo no he
tenido todavía ningún año de cierta tregua o reposo, siempre son años de
cambios, de reforma, de transformación, como corresponde a la
Universidad.
-Se le ha visto afrontar algunas cuestiones con cierto
sentido del humor. ¿Es importante el sentido del humor para sobrellevar
la responsabilidad?
-Probablemente lo llevo con sentido del humor más por fuera que
por dentro. Para que una responsabilidad como ésta no lo haga a uno sólo
sufrir, sino también disfrutar, hay que tener unas dosis importantes de
paciencia, mucha implicación por una parte pero también algún
distanciamiento de los conflictos, porque si no sucumbes a ellos. En el
fondo creo que somos una especie de mediadores entre muchos agentes, por
eso creo que a medida que le voy cogiendo las riendas al cargo y ganando
experiencia, me doy cuenta de lo importante que es tener una dosis de
aplomo, visión general, un poco de sentido de la oportunidad de las
cosas y conocimiento del uso de los recursos.
-¿Gestionar es una cuestión compleja?
-Gestionar es elegir, y es muy complejo porque interactúan
muchas personas, muchos intereses legítimos, muchos puntos de vista.
Como es imposible satisfacerlos a todos y combinar todas las lógicas,
hay que hacer por una parte un ejercicio de flexibilidad para tener en
cuenta varios puntos de vista y conciliarlos en todo aquello que sea
posible. Yo creo que gobernar en buena medida es practicar la
persuasión, y es muy difícil persuadir a todo el mundo. Hay que mezclar
muchas cosas y yo no sé si siempre acierto; eso sí, procuro.
-¿En qué le ha marcado el hecho de haber nacido en la
cuenca minera?
-Yo creo que de ahí deriva el empuje en algunas convicciones y
mucha cultura de trabajo. Yo me atribuyo una cualidad por encima de
todas seguramente, y es la capacidad de trabajar mucho, muchas horas,
proponerme metas de trabajo y sacarlas adelante, anteponer la voluntad y
el esfuerzo a la dificultad. En el sentido negativo, probablemente me ha
influido en una forma a veces demasiado rotunda, demasiado directa de
expresarme y de plantear los temas.
De todas formas creo también que soy un producto de las cuencas
convenientemente pulido por haber estudiado en Madrid, por haber tenido
la fortuna de formar parte del sistema universitario, por las idas y
venidas por el mundo. De todo ello surge una mezcla que ofrece algunas
cualidades, porque permiten ser a la vez rotundo y flexible, con
convicciones pero a la vez sabiendo escuchar las de los otros. Nada de
esto lo consigo al 100%, pero son mis referencias.
"La Universidad debe ser siempre
germen de cambio, de ideas, de innovación, de reflexión.
Debe procurar ir por delante de los cambios sociales no por
detrás" |
-¿De dónde ha aprendido más, de la Universidad o de la
vida?
-Se aprende permanentemente, pero sí hay una cosa que considero
decisiva en la formación, y son los años en la Universidad, no tanto en
lo relativo al aprendizaje profesional como en la vida universitaria que
yo viví en aquel momento en un Colegio Mayor. Yo siempre he mantenido
que donde se adquieren habilidades es en la universidad, pero no
necesariamente en las facultades sino en la vida Universitaria. Por eso
mantengo que aunque se haya ganado mucho en el aprendizaje, las
técnicas, la formación, la investigación, se ha perdido bastante el
ambiente de la vida universitaria, que es donde se generan las actitudes
que te sitúan ante la vida. Eso no es un aprendizaje concreto, es más
intangible, pero muy valioso.
-¿Qué queda de la Universidad como semillero de
idealistas?
-La Universidad se ha hecho más profesional, más técnica, más
volcada a la investigación y a la enseñanza, a la transmisión y la
generación del conocimiento, pero ha perdido mucho de esa tercera misión
de la que hablaba Ortega que era la misión cultural. Se ha perdido
bastante de esa concepción de la Universidad como un espacio de
creación, reflexivo, crítico, de debate, incluso incómodo para los
gobiernos. La Universidad debe ser siempre germen de cambio, de ideas,
de innovación, de reflexión. Debe procurar ir por delante de los cambios
sociales no por detrás. En cierto sentido se ha refugiado en un ámbito,
muy importante, pero más seguro y más cómodo también, que es el de las
tareas de enseñanza y de investigación. Son desde luego las cuestiones
centrales, pero unidas también al liderazgo cultural y al liderazgo
intelectual que la Universidad debe mantener siempre.
-¿Qué será de la labor docente si no hay investigación?
-Es esencial combinar esos dos ámbitos. Un profesor debe
mantener siempre un pulso investigador porque eso lo mantiene vivo
intelectualmente y se transmite en la enseñanza.
-Las universidades públicas y privadas ¿deben perder el
miedo a competir y a que haya Universidades de élite intelectual?
-El camino es cada vez más ese. Se abre una etapa en que la
Universidad entra a competir en el mercado. Y eso por muchas razones:
porque aumenta la competencia por tener alumnos, que son menos y cada
vez tienen más opciones para elegir. Por eso cada vez más las
Universidades están emitiendo señales de diferenciación unas de otras,
incluso de especialización o de prestigio. Antes el sistema era más
homogéneo, y ahora es cada vez más diversificado; antes primaba la
cantidad y ahora la calidad. Yo creo que esto son dos grandes cambios
que se han producido y se están produciendo en el sistema universitario.
-Como cabeza visible de la Conferencia de Rectores ¿cree
que las autoridades autonómicas le prestan suficiente atención a la
Universidad?
-Intentan prestar atención, pero no es un problema de voluntad,
es un problema de comprensión. Falta por descubrir todos los valores que
tiene más allá de los pronunciamientos retóricos y generales. Hay cierta
desconfianza desde todos los gobiernos, porque esta es una institución
que no depende de ningún modo de los gobiernos, aunque tengan
competencias. Creo también que no han descubierto bien todo lo que la
Universidad aporta y probablemente porque el ciclo político y el
universitario son muy distintos. Uno busca rendimientos a corto plazo,
mientras que las inversiones en la Universidad son más a largo plazo,
más intangibles, y por tanto menos perceptibles. Nosotros tenemos
también una parte de culpa y es que somos mejores productores que
vendedores, y no siempre sabemos trasladar bien a la sociedad todo lo
que dentro de la Universidad hay.
"Se ha perdido bastante de esa
concepción de la Universidad como un espacio de creación,
reflexivo, crítico, de debate, incluso incómodo para los
gobiernos" |
-¿Qué imagen tiene la Universidad en la sociedad?
-Ha habido algunas visiones interesadas en los últimos años que
no han contribuido precisamente a mejorar la imagen de la Universidad.
Todo el debate sobre la Ley Universitaria y la confrontación que supuso
en su momento con el Ministerio de Educación ha generado una campaña
contra los rectores y contra las Universidades que ha creado malas
imágenes. En el sentido contrario, cuando se han hecho estudios del
aprecio social de las instituciones, la Universidad ha salido en los
primeros lugares, por encima de muchas otras instituciones políticas,
judiciales, militares, etc.
-"La Universidad es una fábrica de parados". ¿Qué le
sugiere esta afirmación?
-Yo ya he dicho en más de una ocasión y lo repito ahora, que la
Universidad no es una fábrica de parados, eso es constatable, en todo
caso el mercado de trabajo es una fábrica de universitarios. Según un
estudio que se ha publicado sobre la inserción laboral de los titulados
universitarios, hay unas tasas de incorporación y de obtención de
empleos que es desde luego inferior a lo que quisiéramos, pero muy
superior a lo que se dice habitualmente.
Yo creo que la Universidad no es una fábrica de parados, sino una
fábrica de oportunidades. Luego podemos discutir si esas oportunidades
son muchas o pocas, si son dentro de Asturias o fuera, pero yo creo que
ha sido un elemento de movilidad social, de ascenso social y de cohesión
social muy importante. Yo mismo me tengo por un producto de eso, es
decir yo soy Rector de la Universidad hoy porque treinta años atrás pude
acceder a ella. Nuestro país creo que está lleno de ejemplos de personas
en puestos directivos y en puestos de responsabilidad que han pasado por
la Universidad, también está lleno de universitarios que se han quedado
en puestos que no corresponden a sus niveles, pero indudablemente ha
sido una palanca de oportunidades.
-El cambio de gobierno ¿ha favorecido la relación con
las instituciones del estado?
-Ha cambiado radicalmente el clima y la interlocución. Ahora nos
sentimos más apreciados como rectores y como universitarios. Sentimos
que hay una sensibilidad mayor por las Universidades y un deseo muy
evidente de alcanzar acuerdos y de dialogar. Aún así creo que va pasando
el tiempo y el gobierno debería ser más eficaz en la adopción de
medidas, porque creo que no todos los temas se están resolviendo con la
rapidez que sería necesario.
-Las Universidades españolas van a vivir un cambio sin
precedentes y deberán renovar sus planes de estudios en 2007 para
adaptar las carreras al espacio europeo. ¿Qué va a suponer este reto
para la Universidad española?
-Es el reto más importante, más complejo y a la vez más decisivo
para los próximos años. Estamos trabajando muchísimo en ello todos los
rectores de Universidades españolas, manteniendo reuniones en Madrid y
configurando un nuevo catálogo de títulos. Es complejo. Vamos a ver si
logramos hacerlo dentro del plazo y sobre todo con acierto. He de decir
que la fecha se ha adelantado de 2010 a 2007, quiere decir que en 2007
tendrá que estar configurado todo el nuevo sistema. No obstante, hay
unos plazos de implantación que permitirían también algún margen mayor
que nos acercaría más a 2010. Es bueno que nos hayamos puesto un plazo
más corto para despejar lo que ha de ser toda la arquitectura del
sistema y que estemos empezando a ponerlo en práctica. Este es un
momento especialmente complicado y complejo, pero atractivo también por
esto. Los rectores, prácticamente la CRUE, ha sido pionera en el
planteamiento del espacio europeo cuando casi nadie se ocupaba de él, ni
siquiera el Ministerio. Fue desde la CRUE donde se empezó a lanzar este
tema, a hacer los primeros estudios, a configurar grupos de trabajo. Por
lo tanto, en cuanto al objetivo, a la meta y al proceso, estamos
plenamente implicados y convencidos. ∆ |