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SUPLEMENTO ASTURIAS   -  MAYO 2005

JUAN VAZQUEZ

 Rector de la Universidad de Oviedo y Presidente de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE)

JUAN VAZQUEZ


Texto y foto: Lupercio González

El poder de la Universidad

Para este catedrático de economía aplicada, la Universidad es su casa. Tiene un carácter vital, de luchador nacido en las Cuencas, lo que le ha convertido en un buen negociador, cualidad indispensable para encauzar el futuro de la institución universitaria.

Uno de sus objetivos es conseguir que la Universidad sea una institución cercana al pueblo. Hacia ahí dirige su gestión, tanto al frente de la Universidad de Oviedo como representando la Conferencia de Rectores de todas las Universidades españolas.

-¿Qué le supone el haber sido reelegido Rector de la Universidad de Oviedo y a la vez estar al frente de la CRUE?
-Me supone orgullo, ante todo, estar al frente de la Universidad de Oviedo y representar a otros colegas rectores. Me supone también mucho trabajo estar en dos frentes permanentemente. El puesto que ocupo es una buena atalaya para ver cómo evoluciona y por dónde van las tendencias del sistema universitario en un momento de mucha reforma e incluso de cierta conmoción, aunque por otra parte parece que eso es casi consustancial a la Universidad. Yo en los años que llevo no he tenido todavía ningún año de cierta tregua o reposo, siempre son años de cambios, de reforma, de transformación, como corresponde a la Universidad.

-Se le ha visto afrontar algunas cuestiones con cierto sentido del humor. ¿Es importante el sentido del humor para sobrellevar la responsabilidad?
-Probablemente lo llevo con sentido del humor más por fuera que por dentro. Para que una responsabilidad como ésta no lo haga a uno sólo sufrir, sino también disfrutar, hay que tener unas dosis importantes de paciencia, mucha implicación por una parte pero también algún distanciamiento de los conflictos, porque si no sucumbes a ellos. En el fondo creo que somos una especie de mediadores entre muchos agentes, por eso creo que a medida que le voy cogiendo las riendas al cargo y ganando experiencia, me doy cuenta de lo importante que es tener una dosis de aplomo, visión general, un poco de sentido de la oportunidad de las cosas y conocimiento del uso de los recursos.

-¿Gestionar es una cuestión compleja?
-Gestionar es elegir, y es muy complejo porque interactúan muchas personas, muchos intereses legítimos, muchos puntos de vista. Como es imposible satisfacerlos a todos y combinar todas las lógicas, hay que hacer por una parte un ejercicio de flexibilidad para tener en cuenta varios puntos de vista y conciliarlos en todo aquello que sea posible. Yo creo que gobernar en buena medida es practicar la persuasión, y es muy difícil persuadir a todo el mundo. Hay que mezclar muchas cosas y yo no sé si siempre acierto; eso sí, procuro.

-¿En qué le ha marcado el hecho de haber nacido en la cuenca minera?
-Yo creo que de ahí deriva el empuje en algunas convicciones y mucha cultura de trabajo. Yo me atribuyo una cualidad por encima de todas seguramente, y es la capacidad de trabajar mucho, muchas horas, proponerme metas de trabajo y sacarlas adelante, anteponer la voluntad y el esfuerzo a la dificultad. En el sentido negativo, probablemente me ha influido en una forma a veces demasiado rotunda, demasiado directa de expresarme y de plantear los temas.
De todas formas creo también que soy un producto de las cuencas convenientemente pulido por haber estudiado en Madrid, por haber tenido la fortuna de formar parte del sistema universitario, por las idas y venidas por el mundo. De todo ello surge una mezcla que ofrece algunas cualidades, porque permiten ser a la vez rotundo y flexible, con convicciones pero a la vez sabiendo escuchar las de los otros. Nada de esto lo consigo al 100%, pero son mis referencias.

"La Universidad debe ser siempre germen de cambio, de ideas, de innovación, de reflexión. Debe procurar ir por delante de los cambios sociales no por detrás"

-¿De dónde ha aprendido más, de la Universidad o de la vida?
-Se aprende permanentemente, pero sí hay una cosa que considero decisiva en la formación, y son los años en la Universidad, no tanto en lo relativo al aprendizaje profesional como en la vida universitaria que yo viví en aquel momento en un Colegio Mayor. Yo siempre he mantenido que donde se adquieren habilidades es en la universidad, pero no necesariamente en las facultades sino en la vida Universitaria. Por eso mantengo que aunque se haya ganado mucho en el aprendizaje, las técnicas, la formación, la investigación, se ha perdido bastante el ambiente de la vida universitaria, que es donde se generan las actitudes que te sitúan ante la vida. Eso no es un aprendizaje concreto, es más intangible, pero muy valioso.

-¿Qué queda de la Universidad como semillero de idealistas?
-La Universidad se ha hecho más profesional, más técnica, más volcada a la investigación y a la enseñanza, a la transmisión y la generación del conocimiento, pero ha perdido mucho de esa tercera misión de la que hablaba Ortega que era la misión cultural. Se ha perdido bastante de esa concepción de la Universidad como un espacio de creación, reflexivo, crítico, de debate, incluso incómodo para los gobiernos. La Universidad debe ser siempre germen de cambio, de ideas, de innovación, de reflexión. Debe procurar ir por delante de los cambios sociales no por detrás. En cierto sentido se ha refugiado en un ámbito, muy importante, pero más seguro y más cómodo también, que es el de las tareas de enseñanza y de investigación. Son desde luego las cuestiones centrales, pero unidas también al liderazgo cultural y al liderazgo intelectual que la Universidad debe mantener siempre.

-¿Qué será de la labor docente si no hay investigación?
-Es esencial combinar esos dos ámbitos. Un profesor debe mantener siempre un pulso investigador porque eso lo mantiene vivo intelectualmente y se transmite en la enseñanza.

-Las universidades públicas y privadas ¿deben perder el miedo a competir y a que haya Universidades de élite intelectual?
-El camino es cada vez más ese. Se abre una etapa en que la Universidad entra a competir en el mercado. Y eso por muchas razones: porque aumenta la competencia por tener alumnos, que son menos y cada vez tienen más opciones para elegir. Por eso cada vez más las Universidades están emitiendo señales de diferenciación unas de otras, incluso de especialización o de prestigio. Antes el sistema era más homogéneo, y ahora es cada vez más diversificado; antes primaba la cantidad y ahora la calidad. Yo creo que esto son dos grandes cambios que se han producido y se están produciendo en el sistema universitario.

-Como cabeza visible de la Conferencia de Rectores ¿cree que las autoridades autonómicas le prestan suficiente atención a la Universidad?
-Intentan prestar atención, pero no es un problema de voluntad, es un problema de comprensión. Falta por descubrir todos los valores que tiene más allá de los pronunciamientos retóricos y generales. Hay cierta desconfianza desde todos los gobiernos, porque esta es una institución que no depende de ningún modo de los gobiernos, aunque tengan competencias. Creo también que no han descubierto bien todo lo que la Universidad aporta y probablemente porque el ciclo político y el universitario son muy distintos. Uno busca rendimientos a corto plazo, mientras que las inversiones en la Universidad son más a largo plazo, más intangibles, y por tanto menos perceptibles. Nosotros tenemos también una parte de culpa y es que somos mejores productores que vendedores, y no siempre sabemos trasladar bien a la sociedad todo lo que dentro de la Universidad hay.

"Se ha perdido bastante de esa concepción de la Universidad como un espacio de creación, reflexivo, crítico, de debate, incluso incómodo para los gobiernos"

-¿Qué imagen tiene la Universidad en la sociedad?
-Ha habido algunas visiones interesadas en los últimos años que no han contribuido precisamente a mejorar la imagen de la Universidad. Todo el debate sobre la Ley Universitaria y la confrontación que supuso en su momento con el Ministerio de Educación ha generado una campaña contra los rectores y contra las Universidades que ha creado malas imágenes. En el sentido contrario, cuando se han hecho estudios del aprecio social de las instituciones, la Universidad ha salido en los primeros lugares, por encima de muchas otras instituciones políticas, judiciales, militares, etc.

-"La Universidad es una fábrica de parados". ¿Qué le sugiere esta afirmación?
-Yo ya he dicho en más de una ocasión y lo repito ahora, que la Universidad no es una fábrica de parados, eso es constatable, en todo caso el mercado de trabajo es una fábrica de universitarios. Según un estudio que se ha publicado sobre la inserción laboral de los titulados universitarios, hay unas tasas de incorporación y de obtención de empleos que es desde luego inferior a lo que quisiéramos, pero muy superior a lo que se dice habitualmente.
Yo creo que la Universidad no es una fábrica de parados, sino una fábrica de oportunidades. Luego podemos discutir si esas oportunidades son muchas o pocas, si son dentro de Asturias o fuera, pero yo creo que ha sido un elemento de movilidad social, de ascenso social y de cohesión social muy importante. Yo mismo me tengo por un producto de eso, es decir yo soy Rector de la Universidad hoy porque treinta años atrás pude acceder a ella. Nuestro país creo que está lleno de ejemplos de personas en puestos directivos y en puestos de responsabilidad que han pasado por la Universidad, también está lleno de universitarios que se han quedado en puestos que no corresponden a sus niveles, pero indudablemente ha sido una palanca de oportunidades.

-El cambio de gobierno ¿ha favorecido la relación con las instituciones del estado?
-Ha cambiado radicalmente el clima y la interlocución. Ahora nos sentimos más apreciados como rectores y como universitarios. Sentimos que hay una sensibilidad mayor por las Universidades y un deseo muy evidente de alcanzar acuerdos y de dialogar. Aún así creo que va pasando el tiempo y el gobierno debería ser más eficaz en la adopción de medidas, porque creo que no todos los temas se están resolviendo con la rapidez que sería necesario.

-Las Universidades españolas van a vivir un cambio sin precedentes y deberán renovar sus planes de estudios en 2007 para adaptar las carreras al espacio europeo. ¿Qué va a suponer este reto para la Universidad española?
-Es el reto más importante, más complejo y a la vez más decisivo para los próximos años. Estamos trabajando muchísimo en ello todos los rectores de Universidades españolas, manteniendo reuniones en Madrid y configurando un nuevo catálogo de títulos. Es complejo. Vamos a ver si logramos hacerlo dentro del plazo y sobre todo con acierto. He de decir que la fecha se ha adelantado de 2010 a 2007, quiere decir que en 2007 tendrá que estar configurado todo el nuevo sistema. No obstante, hay unos plazos de implantación que permitirían también algún margen mayor que nos acercaría más a 2010. Es bueno que nos hayamos puesto un plazo más corto para despejar lo que ha de ser toda la arquitectura del sistema y que estemos empezando a ponerlo en práctica. Este es un momento especialmente complicado y complejo, pero atractivo también por esto. Los rectores, prácticamente la CRUE, ha sido pionera en el planteamiento del espacio europeo cuando casi nadie se ocupaba de él, ni siquiera el Ministerio. Fue desde la CRUE donde se empezó a lanzar este tema, a hacer los primeros estudios, a configurar grupos de trabajo. Por lo tanto, en cuanto al objetivo, a la meta y al proceso, estamos plenamente implicados y convencidos. ∆

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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