Repensar la capitalidad
Gonzalo Olmos (*) |
L a última ocurrencia de Gabino de
Lorenzo es enfrentar la identidad de Oviedo a la del resto de Asturias,
ejerciendo una defensa numantina contra un ataque que no existe, y
trasladando una dinámica de conflicto permanente con el resto de
administraciones y actores políticos.
De Lorenzo, sin embargo, engaña esta vez a muy pocos. A la crítica situación
económica municipal en que se encuentra el Ayuntamiento de Oviedo, se unen
la falta de proyectos para el futuro de la ciudad, y el deterioro del
ambiente político que promueve el Alcalde lanzando a los suyos a la senda de
la crispación. El Alcalde está amortizado como tal, no tiene nada que
ofrecer a la ciudadanía excepto humo y malos modos. Al tiempo, los problemas
reales de la ciudad crecen: el desempleo supera las 10.000 personas, el
desarrollo económico de Oviedo no encuentra iniciativas de promoción de
ninguna clase en el Ayuntamiento, el desastre del tráfico y los accesos
alcanza cada vez mayores proporciones, el desarrollo urbanístico inarmónico
y desequilibrado está creando una segregación real en la ciudad, los jóvenes
no encuentran sitio para sus proyectos profesionales, culturales o sociales,
etc. Mientras tanto, Gabino de Lorenzo da muestras permanentes de estar
paralizado por las inercias negativas que su forma de gobernar provoca, a
golpe de ocurrencia e improvisación, sin ofrecer respuestas de ninguna
clase.
Por eso estos últimos meses ha inaugurado una nueva estrategia defensiva, de
huida de la realidad, que pasa por la confrontación con otras
administraciones y por culpar a otros (Estado y Principado de Asturias) de
los problemas que en buena medida sus decisiones han generado. Lanza, cada
vez con mayor estridencia, su diatriba contra una supuesta agresión a Oviedo
que sólo está en su cabeza. El Gobierno de Zapatero pone en marcha la
reforma más ambiciosa del gobierno y la financiación local para impulsar el
papel de los ayuntamientos y De Lorenzo planta al Secretario de Estado de
Cooperación Territorial, despreciando estos esfuerzos cuando no dijo ni pío
durante ocho años de retrocesos bajo el mandato de Aznar. El Gobierno del
Principado de Asturias pone en marcha la enorme inversión del Hospital
Central Universitario de Asturias, crea o mejora Centros de Salud (Naranco,
Ería, Teatinos, La Corredoria), mejora infraestructuras educativas, aporta
el dinero para sustituir los tejados de las viviendas de Otero, realiza
obras de restauración en el Prerrománico y otras joyas arquitectónicas,
ofrece su colaboración para diseñar un Plan de Protección del Naranco o un
programa conmemorativo de los aniversarios que se celebrarán en 2008. Y el
Alcalde responde que "quieren acabar con Oviedo". No hay quien se crea
tamaña tontería.
A la crítica situación
económica municipal en que se encuentra el Ayuntamiento de
Oviedo, se unen la falta de proyectos para el futuro de la
ciudad, y el deterioro del ambiente político que promueve el
Alcalde lanzando a los suyos a la senda de la crispación. |
Lo preocupante es que De Lorenzo trata de
extender una concepción autoritaria, arrogante y egoísta de lo que significa
la capitalidad. En su concepción, la capitalidad significa rendición de
pleitesía y oportunismo para captar inversiones o proyectos ajenos y en
detrimento de otros. Maneja una idea de capitalidad que tiene mucho de
aldeanismo localista, de manera que Oviedo no puede compartir esfuerzos y
proyectos con la zona central de Asturias, y no debe, en su concepción,
estrechar lazos de colaboración con otras administraciones para sentarse,
tratarse en pie de igualdad y configurar conjuntamente el futuro de nuestra
ciudad. Para Gabino de Lorenzo sólo cabe la imposición de su criterio: a los
suyos, a la Corporación, a los ovetenses y también a las otras
administraciones públicas. La realidad, sin embargo, supera todas sus
consignas y estereotipos, pues no se puede disociar el futuro de Oviedo del
diseño del Área Central Asturiana, que ya funciona como una realidad
cotidiana para miles de ovetenses, y esto sólo se puede hacer uniendo
esfuerzos y alcanzando acuerdos con la administración autonómica, la
estatal, y por supuesto el resto de municipios del entorno.
Por eso frente a la escasa altura de miras del Alcalde, y frente a su
posicionamiento rancio y anticuado sobre la capitalidad -que no hace sino
generar recelos en el resto de asturianos-, es preciso contraponer una
concepción abierta, integradora y comprometida de la capitalidad. Que Oviedo
sea el centro administrativo, universitario y político de Asturias significa
sobre todo una enorme responsabilidad para ofrecer a Asturias la aportación
de una ciudad volcada hacia la realidad autonómica, y no cerrada en sí
misma. Eso significa que Oviedo debe realizar un plus, como capital, en la
consecución de un enfoque más amplio de nuestro desarrollo como ciudad, en
lo que concierne a nuestra ordenación territorial, urbanística, económica,
de infraestructuras y de servicios, generando una dinámica de colaboración
con el resto de municipios y las otras administraciones que sólo puede tener
efectos positivos para los ovetenses. Para ello, el primer paso es modificar
las actitudes cerriles y los apolillados conceptos que dominan hoy por hoy
la actuación de la Alcaldía. ∆
(*) Concejal del Grupo Municipal Socialista en el Ayuntamiento de
Oviedo. |