Lleva ya un año al frente de esta fiscalía. Le gusta su
trabajo, es tenaz y no escatima su entrega para que su labor dé los
frutos que la sociedad espera.
urante más de dos
años fue la mano derecha de José Luis Rebollo, al que sustituyó en este
cargo. "No hay nada más saludable -comenta José Perals Calleja- que
hacer lo que a uno le gusta. Esta me pareció una materia muy buena y muy
apropiada para especializarme".
-¿Qué panorama de consumo y distribución de
estupefacientes nos presenta Asturias hoy?
-Los datos son similares a los del resto de España. En cuanto al
consumo, Asturias no destaca. Desgraciadamente el consumo de todo tipo
de sustancias es mayoritario entre adolescentes, sobre todo del cannabis,
la cocaína y el éxtasis, y hay poco consumo de heroína. Cada ciertos
meses los fiscales antidroga de toda España nos reunimos y coincidimos
prácticamente en todo, incluso en cuanto a las incautaciones. Por
ejemplo España sí difiere del resto de Europa en cuanto al consumo de
cocaína, que es doble en nuestro país, y lo mismo ocurre con el hachís.
Eso sí que nos causa preocupación a todos, pero en cualquier caso no es
una cuestión sólo del territorio de Asturias. Como responsable antidroga
nunca me canso de decir que el consumo es muy elevado, sobre todo en
chavales de doce, trece y catorce años. Estas cosas nos demuestran que
realmente hay un fracaso en el sistema vigente hasta ahora.
-Desde su punto de vista ¿qué impulsa a una persona a
consumir droga?
-No lo sé, posiblemente no soy la persona más idónea para
responder, quizá fuese mejor un sociólogo o un educador, o un profesor
de instituto, que seguramente conoce mucho más de cerca esa realidad.
Cuando voy a algún instituto a dar charlas a los chavales, veo lo que
hay, pero no con la crudeza con que lo vive un profesor. Lo que sí se
nota es que han cambiado los hábitos. La sociedad se ha vuelto más
materialista y consumista que hace veinte o treinta años. Además, en la
educación no se potencian otro tipo de valores, como la naturaleza o el
deporte. Hay también más riqueza y eso conlleva que los chavales de
trece o catorce años tengan más medios económicos y se puedan pagar una
dosis de cocaína, o unas pastillas de éxtasis. Ante el materialismo, la
contrarreacción de los chavales es decir: la droga es lo que nos queda.
Por otro lado, tienen un concepto equivocado sobre lo que es evadirse e
ir contracorriente. Ellos empiezan con el hachís porque todos lo
consumen. Aunque las estadísticas digan que en una clase el 30 ó 35% son
consumidores, hay determinados institutos o colegios en los que la cifra
llega a ser el 100% ó el 98% de una clase. Y lo encuentran normal, lo
encuentran habitual.
"La frase: "Dí no a las drogas", ya no
es suficiente. Hace falta más imaginación por parte de los
responsables de sanidad" |
-¿No cree que falla la responsabilidad de los padres?
-Creo que la responsabilidad es de todos. No me gusta decir de
los padres sólo, porque además los chavales pasan mucho tiempo en el
instituto. A lo mejor también es responsable la policía local que
controla el consumo en la calle. A lo mejor es responsabilidad de los
políticos, de esos que con un falso progresismo hablan de que fumar
porros no significa nada, cuando por otro lado los responsables de
sanidad están diciendo lo contrario, que es muy perjudicial. Estamos
viendo una Ley Antitabaco de un partido que es progresista, y nadie
tiene que dudar de su progresismo porque esté estableciendo determinadas
prohibiciones, si entiende que el tabaco ocasiona unos daños claros a la
salud. El cannabis lo mismo, y qué decir la cocaína o el éxtasis. Hace
poco salía publicado un estudio en un periódico de ámbito nacional sobre
los daños que provoca el consumo de éxtasis, explicando que dos de cada
tres personas que lo han ingerido, al final desarrollan enfermedades de
tipo mental, depresiones, esquizofrenias... Pienso que lo que falla es
la educación.
-¿Son suficientes y efectivas las campañas de
concienciación e información sobre esta problemática?
-No, porque evidentemente si sigue habiendo más consumo es que
esas campañas están fracasando. ¿Que está bien que estén ahí? Pues sí
porque si no, posiblemente, el consumo sería mayor. Quizás habría que
exigir más imaginación para convencer, educar y dar ideas. La frase: "Di
no a las drogas", ya no es suficiente. Hace falta más imaginación por
parte de los responsables de sanidad. Falta una mayor concienciación,
más educación en los institutos, pero no ya por los educadores o los
psicólogos, sino por policías, por fiscales, por jueces, que saben lo
que son las drogas. O por médicos de centros de salud mental, que ven lo
que es un esquizofrénico, lo que es una persona que ha consumido droga.
Incluso se puede visitar el centro penitenciario Villabona, el módulo
terapéutico, donde se ve a gente que ha acabado ahí por culpa de las
drogas. Por otro lado, por mucha educación que haya -que yo creo que los
chavales hoy día están educados- ellos son conscientes que el consumo
del cannabis o la cocaína es peligroso, pero aún así asumen el riesgo.
Es como esa reacción de la adolescencia en contra del sistema, lo que
pasa es que ahora hay una sociedad mucho más consumista, más
materialista que hace 20 ó 30 años y ellos tienen unos medios para
conseguir drogas que antes no tenían.
-Se ha llegado a decir que más del 70% de los delitos
que se cometen están relacionados con la droga. ¿Qué hay de cierto?
-Es cierto en parte. Realmente esas cifras han bajado porque se
refieren a los años 80 con la heroína. Y es cierto que había un gran
nivel de delincuencia porque los drogadictos no tenían el dinero para
conseguir las dosis. Precisamente es lo que comentaba antes, ahora los
chavales no necesitan robar o atracar para conseguir el dinero. Hay
quien piensa: "Démosles las drogas para que así no tengan que robar y
nos dejen tranquilos. Si desgracian su vida en el mundo de las drogas no
va conmigo". Pensar que legalizando las drogas no habría delincuencia es
también una hipocresía social.
"Cuando aparece droga es noticia de un
día o de cinco segundos, sin embargo ha requerido meses y
meses de investigación, de seguimiento, de vigilancia
silenciosa que nadie conoce, pero que existe" |
-De hecho hay gente a favor y en contra de la
legalización. ¿Dónde está la salida?
-No sé donde está la salida. Sólo sé que la menos mala, creo, es
la que hay ahora mismo, sobre todo en lo que se refiere a fomentar aún
más la prevención. Es cierto que todas las drogas que hoy están
prohibidas han sido legales, desde la cocaína y el cannabis, hasta el
éxtasis, pero al cabo del tiempo se ha visto que no son buenas para la
salud. Lo estamos viendo con el tabaco. No se está realizando una
prohibición radical, porque se sabe que eso es imposible y que
originaría aún más delincuencia. Lo que se está intentando en este caso
es lo que se debería hacer con el resto de las drogas: la educación. Una
prohibición efectiva en cuanto al consumo, pero sin convertirla
evidentemente delictiva, y paralelamente ir convenciendo a la gente, con
educación y con prevención, de que el tabaco es malo, y de que las
drogas son ilegales porque son malas. El tabaco en España ocasiona unos
50.000 muertos al año. La cocaína, si se legalizara, generaría eso y
mucho más.
-¿Hay suficientes leyes para luchar contra el problema
de la droga?
-Desgraciadamente no. Y se hace mucho, sobre todo desde el
ámbito internacional. Se ve que hay una concienciación en la lucha
contra las drogas, especialmente a la hora de ir a por el dinero de los
grandes traficantes. A nivel de España hay una cosa que siempre critico,
y es la necesidad de unas reformas procesales. Hay procedimientos que se
eternizan en los juzgados después de una buena investigación policial.
Sin embargo los juzgados marcan unos plazos y unos trámites que
realmente son del siglo XIX, no del siglo XXI. Si permitieran que los
procesos fueran más ágiles los traficantes tendrían una respuesta
inmediata. A veces vemos en los medios de comunicación que pillan a
alguien y como pasan los plazos de prisión provisional tienen que quedar
en libertad porque el sumario no ha llegado al juicio.
-Los recientes decomisos en Villaviciosa son un ejemplo
del nivel de eficacia policial que existe, a pesar de lo sofisticado de
los métodos de los traficantes.
-Evidentemente hay una labor diaria de la policía que no se
conoce. Los datos que tienen son fruto de lo que van detectando, y a
veces son investigaciones laboriosas. Luego, cuando aparece un alijo,
como el decomisado en la Piedrona, en Villaviciosa, es noticia de un día
o de cinco segundos, sin embargo ha requerido meses y meses de
investigación, de seguimiento, de vigilancia silenciosa que nadie
conoce, pero que existe.
-¿Hay que tener fuerza y tenacidad para luchar todos los
días en este terreno?
-Sí. La labor de la justicia es a veces cansada y hay que ser
tenaz en el trabajo, tanto los jueces como los fiscales en todos los
ámbitos. En el caso de la lucha antidroga a lo mejor es un poco más,
porque son operaciones grandes, con muchísimos acusados, con abogados
pagados por narcotraficantes, que evidentemente plantean muchas más
cuestiones que los de otra persona. Son sumarios muy grandes, muy
pesados. Dentro de poco empieza un juicio de unos veinte acusados,
porque son organizaciones, y eso no es habitual. Pero eso a nivel
personal tampoco importa, porque me gusta mi trabajo y por ello no me
voy a quejar.
"Las últimas operaciones que han
salido a la luz se han llevado a cabo precisamente gracias a
las denuncias de los ciudadanos" |
-¿Ha sentido miedo por algún tipo de amenaza?
-No, personalmente no. Yo estuve destinado en Barcelona y en
Bilbao y quizás pueda decir que en Bilbao sí he sentido más temor que en
Asturias.
-¿Le preocupa su seguridad?
-Personalmente ahora no. Mi situación es igual a la de cualquier
otro fiscal. Hay fiscales, por ejemplo, que se dedican a cuestiones de
violencia doméstica que pueden ser atacados por una persona que se
considere maltratada por un fiscal o un juez. Pero tampoco hay que
dramatizar este trabajo nuestro. Quizás está influido por las películas
americanas, e incluso ahora por los telefilmes españoles.
-¿Cómo calificaría el nivel de colaboración ciudadana?
-A veces los ciudadanos pueden caer en la equivocación de creer
que nadie hace caso de sus denuncias. Y no es cierto. Las últimas
operaciones que han salido a la luz se han llevado a cabo precisamente
gracias a las denuncias de los ciudadanos. La policía toma nota de esas
llamadas que dicen que en determinado bar se está vendiendo droga y hace
sus comprobaciones. Lo que no hace es entrar en ese bar directamente esa
misma noche, sino que investiga. En la operación de la Piedrona se
incautaron 300 kg de cocaína gracias a que se denunció que en tal sitio
se estaba vendiendo droga. Lo que sucede es que para llegar hasta estos
300 kilos hay que seguir una cadena de investigación que a lo mejor
lleva cinco o seis meses. Entiendo que en estas cosas a veces es difícil
el pedirles paciencia a los vecinos, pero en una investigación hay que
ir tirando de la cadena hasta llegar a las personas que introducen la
droga. ∆