unque
su trayectoria como docente en un instituto asturiano se ha visto
interrumpida en dos ocasiones por la política regional, Manuel García
nunca ha concebido la política como una profesión, ni en la intención,
ni en la práctica. La primera vez le llevó a permanecer más de dos
legislaturas en el Congreso, después regresó a su labor en las aulas
donde ha permanecido los últimos diez años. Cuando ya pensaba jubilarse
en esta actividad las circunstancias actuales le han reclamado a
participar en el nuevo gobierno de coalición asturiano. A pesar de que
no corren buenos tiempos para las ideas progresistas, Fonseca ve cómo
están surgiendo movimientos sociales contra la globalización neoliberal.
He ahí su esperanza.
-¿Cuáles son las líneas fundamentales del trabajo que
está desarrollando ahora mismo?
-El estado de bienestar tiene tres pilares bastante
consolidados, con independencia de que siempre se pueden mejorar o
empeorar si no se cuidan: la sanidad, la educación, y las pensiones. Los
tres son reconocidos como derechos consolidados de los ciudadanos. Pero
hay un cuarto pilar. En unas jornadas que hemos tenido sobre la cuestión
del salario social, una catedrática francesa experta en temas de
servicios sociales aportaba el dato de que el salario social, o la renta
básica, en Dinamarca es de unos mil euros mensuales. Es decir, que en
ese país no hay ninguna persona, por indigente que sea, que no tenga un
ingreso social de mil euros. Los países más desarrollados, por
eficiencia económica ligada a una mentalidad neoliberal, son los que
también tienen sistemas sociales más desarrollados, como Suecia,
Dinamarca, Holanda, Alemania, etc.
Esto para nosotros es un sueño, pero es algo que queremos implantar en
Asturias para el año 2005, con características mucho más modestas. Y lo
que quería señalar es que este cuarto pilar de servicios sociales viene
desarrollándose en esos países más avanzados desde hace algunas décadas,
aunque estén todavía a un nivel inferior en los otros tres pilares y en
donde la mayor parte de los servicios sociales no son considerados como
un derecho, sino como algo sujeto a limitaciones presupuestarias o
digamos, poco ordenado.
-En un estado de bienestar ¿qué prestaciones se
reconocen como necesarias?
-Una de ellas es la atención a la dependencia, en distintos
aspectos; por razones de enfermedad, que en buena medida está cubierto
por el sistema sanitario; por razones de edad, es decir, personas
mayores que necesitan asistencia bien en su domicilio, en centros de día
o en residencias; por discapacidad de cualquier género. Otra línea sería
la atención a los colectivos en situación de riesgo de exclusión o
claramente excluidos; pobres económicamente, aunque la pobreza no tiene
por que ser un un factor económico; excluidos por razones también
culturales, sociales o de diversos tipos. La exclusión social conjuga
muchos factores, no sólo el económico, sino también culturales,
políticos, étnicos. Y estas son las dos grandes líneas, en términos
genéricos, de atención a la dependencia. En este sentido la situación de
España y la de Asturias está bastante por debajo de los países europeos
más avanzados e incluso de la media europea.
"En
Dinamarca no hay ninguna persona, por indigente que sea, que
no tenga un ingreso social de mil euros" |
-¿Algún dato?
-En Europa la media de personas mayores de 65 años que tienen
ayuda a domicilio es de un 8%; en España alrededor del 3%, y este es el
mismo porcentaje que tenemos en Asturias. Estamos todavía muy lejos, no
sólo de cubrir las necesidades sino de llegar al menos a la media de los
países europeos, y no digamos de los países más avanzados como Suecia,
donde este dato sería alrededor del 25%. Y no sólo es la asistencia en
cuanto al número de personas, sino la intensidad de las asistencias. Es
un desafío extraordinario.
-Un desafío que requiere una auténtica conciencia
ciudadana.
-Sí, al ser algo relativamente nuevo como sistema. Cuando se
discuten los presupuestos regionales en los medios de comunicación se
habla de que es lo que urgiría en primera instancia y se habla de las
carreteras, de completar la Autovía del Cantábrico, las salidas a la
autovía minera... Cosas que son importantes y necesarias, pero a veces
se dan prioridades que yo discutiría. ¿Qué es prioritario, que estas
obras se terminen, o las mil quinientas personas de más de ochenta años
que están en lista de espera que necesitan una residencia? La realidad
es que en España las personas dependientes pesan hoy sobre las familias
y en especial sobre las mujeres y esto está creando problemas serios
psíquicos y físicos en las mujeres cuidadoras. En esta década en la que
el gobierno de turno ha sido el PP, que habló tanto de la familia,
resulta que somos el país de Europa que menos gasto tiene en protección
y en ayudas. Esto no sé si llamarlo paradoja o hipocresía. ¿Cuál es el
núcleo del problema? Pues que no hay todavía una conciencia ciudadana
suficientemente desarrollada en relación a este cuarto pilar. Y una
parte la constituyen los sectores de exclusión. La exclusión no es un
fenómeno ocasional o coyuntural o colateral, es un fenómeno estructural
de esta sociedad y no puede ser abordado desde una consejería, sino
desde el conjunto del gobierno. Y no ya de un gobierno autonómico, sino
a nivel de las políticas generales en España y en Europa.
-Asturias tiene un alto índice de población envejecida y
para que el sistema de pensiones siga funcionando habría que echar mano
de los inmigrantes.
-Sí, es así. Una de las cosas que más critico del gobierno de
Aznar, y que más me ha disgustado política y personalmente, es el haber
favorecido y fomentado una especie de miedo, de rechazo y
culpabilización de los inmigrantes. Que dijeran y airearan que la mayor
parte de los delitos que se cometían, y de la gente que ingresaba en las
cárceles, eran inmigrantes. Con ello han contribuido a un racismo
larvado y a veces no sólo latente, sino expreso, en amplios sectores de
la sociedad española. A mí eso me parece realmente un crimen cultural y
social. Luego, las estadísticas reales demuestran que los que cometen
delitos serios la mayoría no son inmigrantes. La aportación de los
inmigrantes es importante. La población de Asturias demográficamente ya
está menos envejecida gracias a los inmigrantes, que tienen una tasa de
natalidad bastante superior.
Lo mismo diríamos de las pensiones. Si hay inmigrantes aquí y están
trabajando, están aportando riqueza. Son mano de obra trabajadora. Una
de las razones por las que se dice que las pensiones no pueden
sostenerse es porque la población que trabaja disminuye, y una de las
soluciones más sencillas es esa. Asturias todavía es una de las regiones
de España donde la inmigración es menor. Esto quiere decir que tenemos
la posibilidad de hacer una política de inmigración aprendiendo de los
problemas que se crean cuando no hay ninguna política de inmigración ni
de atención a esa diversidad cultural, ayuda a la integración de los
inmigrantes, etc. Estamos a tiempo de hacerlo.
"En
Asturias el sector de la gente mayor es el más organizado.
No creo que haya ningún otro sector social que organice a
tanta gente y con tal cantidad de actividades" |
-¿No es importante hoy día educar en la solidaridad y la
tolerancia?
-Es vital con relación a un fenómeno como la inmigración y, en
general, para una sociedad mínimamente armónica y justa.
Si algo aporta positivamente la evolución histórica de Europa es el
haber avanzado en la tolerancia y en el respeto mutuo. Europa ha sido un
escenario histórico permanente de guerras civiles o de guerras entre
estados, monstruosas. En el último siglo padecimos dos guerras mundiales
espantosas y se ha dado cuenta de lo que supone. Ahora, por elemental
que sea en cuanto su constitución política y social, por lo menos es una
Europa que intenta respetar la diversidad y que ha desarrollado una
cierta cultura de la tolerancia. Por ejemplo, debemos de ser la primera
generación que no ha padecido ninguna guerra; quizás seamos la primera
generación en la historia de la humanidad, en la historia de España y en
la historia de Europa.
-¿Y fomentar el envejecimiento activo de nuestros
mayores?
-Estoy absolutamente de acuerdo. Actualmente se considera que la
gente, a partir de una determinada edad, queda ya aparcada. Esa idea no
sólo es equivocada sino perniciosa y casi perversa.
Como no están en el mercado de trabajo se les considera implícitamente
inútiles socialmente. Además de una perversión, como decía, me parece
antropológicamente falso. En muchísimas sociedades los mayores eran los
sabios, porque una cosa es el conocimiento técnico de alguien que está
estudiando, y otra la sabiduría, y ésta no se improvisa. No
necesariamente una persona de más edad es sabia, sin embargo, en
igualdad de condiciones una persona de más edad y que reflexiona sobre
su experiencia es más sabia. Y una sociedad que no valore la sabiduría
es una sociedad bastante pobre.
Uno de los frentes de actividad que tiene esta Consejería, y lo digo
porque esto lo hizo el equipo anterior, es una línea de trabajo con los
mayores. En Asturias el sector de la gente mayor es el más organizado.
Los centros sociales de personas mayores, los centros de pensionistas,
las asociaciones de pensionistas, etc. No creo que haya ningún otro
sector social que organice a tanta gente y con tal cantidad de
actividades. ∆