Servanda García es una gran conocedora de las necesidades y el potencial del medio rural asturiano.
Uno de los compromisos más importantes de la Consejería que dirige es lograr que los productos tradicionales asturianos, entre ellos la sidra, traspasen nuestras fronteras, y que su calidad sea reconocida en las mejores mesas de España y también del mundo.

-Para poder ser degustada, la sidra debe estar bien servida. ¿Se desenvuelve la Consejera de Medio Rural y Pesca en el arte del escanciado?
-Sí (risas), aunque sea de Occidente, porque parece ser que los de esta parte de Asturias ni sabemos escanciar ni beber sidra, y yo siempre he sido una entusiasta de la sidra. En mi "pandilla", cuando éramos más jóvenes, siempre fuimos buenos consumidores de esta bebida, aunque entonces en Vegadeo sólo había un lugar donde se podía escanciar y beber sidra. También en mi época de estudiante universitaria, en Oviedo, iba a las sidrerías. En fin, no soy una escanciadora de nivel, pero me defiendo para poder tomar sidra aunque no haya un camarero que la sirva.

-La juventud asturiana ¿está volviendo a consumir sidra?
-Yo creo que sí. Ha habido una época en que quizás se abandonó un poco y los jóvenes se inclinaban más por la cerveza, pero yo puedo decir que tengo dos hijos universitarios a los que les gusta mucho la sidra, y la consumen tanto ellos como sus amigos. Indudablemente la sidra tiene para los jóvenes mucho atractivo, porque es más que tomar una bebida. La sidra es compartir, y la fiesta que se organiza alrededor de una botella es para pasarlo bien y disfrutar. Es algo consustancial con Asturias y con la folixa.

-¿Es el gran estandarte de Asturias?
-Es uno de los estandartes fundamentales. Cuando nosotros salimos de Asturias y vamos a alguna feria gastronómica, basta con que pongamos un escanciador en nuestro stand para que nos convirtamos en el centro de atención de todos los que pasean por la feria. Ya no es sólo la bebida en sí lo que llama la atención, sino cómo se sirve y cómo se toma. Resulta muy atractivo para la gente, de manera que a través de ese escanciador y esa botella de sidra entran en nuestro stand, entran en Asturias. La sidra y las fabes son los productos más universales, y seguidamente los quesos, Cabrales y todos los demás. Esa es la forma más fácil de darnos a conocer.

-Recientemente la sidra ha obtenido su sello de calidad, su Denominación de Origen, sin embargo durante el proceso ha habido ciertas reticencias.
-El sector ha cambiado muchísimo en muy poco tiempo: se ha profesionalizado, ha hecho importantes inversiones, ha mejorado mucho los lagares. Se está creando toda una cultura de la sidra en torno a este sector. Y es cierto que para mucha gente poner una etiqueta era casi como un pecado. De eso hace muy poquitos años. No ha pasado tanto tiempo desde que estábamos discutiendo si la etiqueta al mojarse iba a caerse o no. Hemos pasado en muy poco tiempo de la botella verde de siempre, sin etiquetar, a tener una Denominación de Origen y muchas sidras, no sólo la natural. Ha sido un cambio muy importante.

-¿La existencia de un Consejo Regulador está ya asimilada por una mayoría, tanto de productores como de consumidores?
-Yo creo que las Denominaciones de Origen de cualquier producto tienen que ir paso a paso y tienen que demostrar cada vez más al consumidor que acogen un producto de calidad. Y al mismo tiempo se mantienen otras sidras que no están dentro de la D.O. pero que también son buenas sidras. El consumidor tiene la posibilidad de elegir entre varios tipos de producto. A mí me parece muy importante que cada vez más productos estén dentro de esta D.O, pero opino que tampoco hay que demonizar a aquellos que no quieren estar. Cada uno hace el producto que entiende que va a vender y que va directo a sus consumidores.
¿Qué falta? Falta el salto. Falta hacer campaña. Falta salir de Asturias, porque aquí vamos a consumir una sidra natural, como hemos hecho siempre, pero fuera de Asturias es donde hay mayor mercado, tanto para la sidra natural como para la sidra de nueva expresión, la sidra de mesa...y es ahí donde tenemos que ir. Tenemos que acompañar a los representantes del sector cuando salen a vender fuera. Ese es el trabajo que estamos realizando ahora mismo.

-A nivel institucional, ¿qué acciones concretas se están realizando de apoyo a este sector?
-Todos sabemos que el coste que tiene una campaña nacional, como Comunidad autónoma sería imposible de afrontar, porque tenemos también otros productos que hay que apoyar, por eso ahora mismo estamos trabajando con el Ministerio para hacer una campaña a nivel nacional muy fuerte que llegue a todos los rincones. Es una campaña que vamos a consensuar con el Consejo Regulador y con el sector para dar a conocer fuera de Asturias que la sidra no se estropea al pasar Pajares, como decíamos antes. Se puede consumir buena sidra en cualquier parte de España.

-La Consejería ha hecho una apuesta muy fuerte con el Serida.
-El Serida es muy importante como modelo de investigación agroalimentaria para el sector en Asturias. Nosotros lo que queremos es que se convierta en el motor que apoye a los distintos sectores o subsectores que necesitan ser acompañados en esos procesos de investigación. Sobre todo que sea un organismo que sirva para trasladar a la sociedad lo que se investiga, que sirva de algo todo lo que allí se está desarrollando. Ellos fueron por ejemplo, los que dijeron qué variedades de manzana debían estar en la Denominación, y están también trabajando con las sidras, con las catas, organizando cursos de formación de catadores de sidras. A veces el Serida es desconocido pero realiza una labor importante para encajar las alternativas que tiene el medio rural asturiano. Y la está haciendo de forma positiva. Tenemos que avanzar aún más en esa línea, de cara a que el sector demande las necesidades que tienen y nosotros podamos dar respuesta a esas necesidades.

-Todas estas iniciativas son elementos importantes para contrarrestar el fuerte despoblamiento que acusa el medio rural asturiano.
-El medio rural necesita diversificación. Todos somos conscientes, y no sólo en Asturias sino en toda Europa, de que cada vez hay menos agricultores y ganaderos. A los jóvenes les cuesta incorporarse al sector, tal vez porque estén más preparados educativamente y como el sector está muy poco valorado sus padres aspiran a que se dediquen a una actividad distinta a la que ellos han vivido. Y no podemos tener a los jóvenes en el medio rural si no hay una buena educación, una buena sanidad, actividades culturales y deportivas...
Es necesario también crear pequeñas industrias agroalimentarias con lo que tenemos, poniendo en valor la gastronomía de nuestra zona, ya sea una pequeña industria pesquera, o de quesos o embutidos. Cualquier sector es importantísimo para crear empleo en el medio rural y además acompaña a otro pilar importante en el mantenimiento y desarrollo de este medio que es el turismo rural. Todas son patas que tenemos que poner en marcha y equilibrar para que la gente se dé cuenta de que hay otras formas de actividad económica que se pueden dar en el medio rural, que no son sólo cuidar vacas.

"Tengo un buen equipo del que estoy muy orgullosa y eso compensa las dificultades"

-¿El Instituto de Desarrollo rural es un motor imprescindible en todo ello?
-Sí, y los programas LEADER y PRODER también, porque están trabajando en la zona y en contacto día a día con la administración y con el Instituto de Desarrollo Rural para poner en marcha iniciativas que van creando empleo. Lo hacen poco a poco con empresas pequeñas pero lo importante es que se van creando puestos de trabajo. Y hay que destacar que el coste de empleo en el medio rural está muy por debajo del coste del empleo industrial.

-¿Qué pautas va a seguir la política agraria comunitaria cara al próximo año?
-Yo creo que eso no lo sabe ni Bruselas. Acabamos de aprobar una reforma en el 2003, que se va a poner en marcha fundamentalmente en el 2006, y ya se está discutiendo que tiene que haber cambios en esa política agraria. Blair dice que hay demasiados recursos para la agricultura, desde Alemania dicen que están cansados de aportar a la política agraria, y en general, desde Europa se está diciendo que se está dando demasiado a este sector, pero es que la Unión Europea nació con esa política agraria común y yo creo que fundamentalmente se basa en ella.
Lógicamente esta política ha ido cambiando con los tiempos. Ahora tenemos menos dinero en el primer pilar que corresponde al tema agrario y más en el segundo que es el desarrollo rural. Todo el mundo es consciente de que ahora hay una reforma de la política agraria común que va a llegar al 2014, y de que a finales del 2009 podemos tener ya una revisión de esa reforma. Cada vez va a haber menos recursos económicos para la agricultura y la ganadería, así que tenemos que buscar otras fórmulas para que se cree tejido económico en el medio rural de una forma absolutamente integradora.

-¿Cómo marcha en Asturias el plan de reestructuración del sector lácteo?
-Bueno, lo que se ha hecho ha sido seguir con el abandono, es decir, Asturias siempre apostó por el cese anticipado de la actividad agraria de manera que aquellos ganaderos que pasasen de 50 años pudiesen ceder su cuota al banco de tierras y a cambio se les daba una prejubilación. Ya ha abandonado mucha gente y siguen haciéndolo los ganaderos de mayor edad. Lo negativo es que tenemos poco recambio de jóvenes. Si hubiese gente joven que continuase esto sería positivo, pero no es así. Lo mejor del plan es que se pudo comprar cuota a un precio muy bajo y que hay una importante cantidad para Asturias que se ha vendido a un precio muy asequible para los ganaderos. Si no fuera por este plan del Ministerio hubiera sido difícil hacerlo por el encarecimiento que iba a tener.