Texto: Quino Hernández / Foto: Fer
Más allá de la ficción
R odolfo Martínez,
natural de Candás, vive en Gijón desde hace diez años. Desde este rincón
da rienda suelta a su imaginación, y plantea de forma sorprendente temas
como el libre albedrío, la batalla en los cielos o el concepto moral del
infierno.
-¿Qué significa para
Rodolfo Martínez escribir?
-Algo que llevo haciendo desde hace 28 años, y quizá, la actividad
más importante de mi vida. Una vocación, un vicio, algo que aunque
quisiera dejar posiblemente no podría. A veces es compulsivo porque en
ocasiones no tengo planeado escribir nada y sin embargo las ideas
empiezan a flotar por ahí y casi diría que me obligan a escribirlas.
-¿Basta con utilizar imaginación para escribir una
buena novela o es imprescindible tener una vida intensa para poder
hacerlo?
-No sé quién dijo que nunca escribes mejor que cuando hablas de lo
que conoces. Evidentemente, cuanto más de cerca conozcas aquello que
estás escribiendo, mucho mejor. Hay escritores que técnicamente tienen
unas dotes apabullantes, pero ves que les falta algo. Simplemente es
experiencia, años de rodaje. No necesariamente tiene que haber sido una
vida super apasionante, no tienen que haber sido ni asesinos a sueldo de
la mafia cantonesa ni técnicos de la central nuclear en Rusia, ni nada
así, sino simplemente haber tenido experiencia, haber madurado, haber
sufrido desengaños, haber cometido errores, y haber reflexionado sobre
esas equivocaciones cometidas, en una palabra, vivir. Eso evidentemente
es necesario para ser un buen escritor.
"…de pronto se me ocurrió la historia
de un tipo que tiene un bar y le persiguen. En 20 minutos
perfilé lo que fueron las líneas generales de la novela" |
-¿Qué ingredientes son indispensables para escribir
una buena novela?
-Según mi receta -posiblemente otro escritor te daría una totalmente
distinta y seguramente igual de válida-, en primer lugar tienes que
tener una historia que a ti mismo te interese contar, que a ti te
apasione.
A partir de ahí el resto de lo que hagas debe ir al servicio de contar
esa historia de la mejor forma posible, de una forma que al lector le
impida dejar la lectura, que enganche la página y no suelte el libro
hasta el final. Nunca se debe poner la historia como algo secundario y
que el estilo, la técnica sean los protagonistas.
-Con "Los Sicarios del Cielo" ganaste el II Premio
Minotauro de Literatura Fantástica. ¿Qué te motivó a escribirla?
-El chispazo inicial fue algo muy inmediato. Yo soy un escritor
bastante impulsivo en general y los temas que titulan la novela me han
interesado desde siempre, y yo creo que se tuvieron que estar cociendo
posiblemente en mi subconsciente durante años y cristalizaron un día que
iba a trabajar por la mañana, camino a Avilés por la autopista y de
pronto se me ocurrió la historia de un tipo que tiene un bar y le
persiguen. En 20 minutos perfilé lo que fueron las líneas generales de
la novela, el esqueleto argumental y los principales protagonistas. Una
vez que tuve eso fue simplemente encontrar el tono adecuado para
narrarla. Normalmente es lo que más trabajo me cuesta, sin embargo en
esta novela no, desde el principio di con el tono que a mí me parecía el
adecuado y no me costó demasiado escribirla
-¿Qué has pretendido con esta obra, en la que aparece
la bíblica y mitológica batalla de los cielos?
-La historia me parecía interesante, me gustaba y me apetecía
contarla. Quería utilizar todo el material judeo-cristiano teológico
como si fuera mitología, una mitología que es susceptible de ser
narrada, y también incluso de encontrarle las esquinas. Una de las cosas
que se comentan en la novela es, por ejemplo, que Lucifer es el
verdadero responsable de que les hubiera sido otorgado el libre albedrío
a los humanos, cosa que está implícita en el Génesis, en el capítulo
dos, y que sin embargo yo nunca había oído comentar. Nuestra sociedad
evidentemente está impregnada, nos guste o no, de todas las ideas
morales cristianas, y damos por sentadas muchas cosas que quizá no son
tan absolutas como queremos verlas.
"Lucifer, la serpiente en este caso,
al tentar a Eva para que coma la manzana lo que le da es
discernimiento entre el bien y el mal. En ese momento, Adán
y Eva dejan de ser animales y se convierten en humanos. Es
Lucifer y no Dios el verdadero responsable de convertirnos
en humanos" |
-Lucifer ¿quién es? ¿el malo de esta película o el
dios de los luchadores, el dios que impulsa a la humanidad?
-Yo tengo una teoría personal. Desde mi punto de vista, aunque
evidentemente en los estamentos eclesiásticos te negarán esto, Lucifer
juega en la mitología cristiana el mismo papel que Prometeo en la
griega. Prometeo es el responsable de traer el fuego a los hombres y
digamos que el fuego es el símbolo de lo que sería la ciencia, la
tecnología. Gracias a Prometeo, el hombre deja de ser un animal y
empieza a convertirse realmente en hombre. Lucifer hace exactamente eso
mismo. Si tú lees atentamente el capítulo dos del Génesis, Lucifer, la
serpiente en este caso, al tentar a Eva para que coma la manzana lo que
le da es discernimiento entre el bien y el mal. En ese momento, Adán y
Eva dejan de ser animales y se convierten en humanos. Es Lucifer y no
Dios el verdadero responsable de convertirnos en humanos. Esa era una
idea que me interesaba bastante. Siguiendo con el paralelismo entre
Lucifer y Prometeo, ambos son castigados por el Dios supremo, pero
mientras que Prometeo tiene buena fama entre los humanos y se le
considera un héroe, para nosotros Lucifer es el malo de la película.
Como dice un amigo mío: "Ahí hay algo turbio". Era un tema que
interesaba evidentemente tocar.
-El concepto de infierno igual a pecado, ¿es una
ilusión que el ser humano alimenta en esta cultura?
-Es un tema complicado y complejo desde luego. Creo que fue un
filósofo cristiano del siglo XVIII De Manuel Swedenborg quien sostenía
una teoría muy curiosa, y es que el libre albedrío permanecía después de
la muerte, o sea que Dios no te condena al infierno, si no que eres tú
quien decide ir allí porque en el fondo es en el lugar donde estás a
gusto, porque para ser feliz necesitas ser castigado. Esa teoría de que
tú eliges una opción moral y después de la muerte sigues atado a esa
opción porque tú así lo has decidido me pareció muy interesante, y si se
para uno a pensarlo es bastante inquietante.
Quede claro que son ideas en las que no creo, porque no soy creyente,
pero me interesan desde un punto de vista quizá moral, estético,
filosófico y si quieres narrativo.
-En la novela planteas abiertamente el tema de la
reencarnación, ¿cómo te defines ante ello?
-Como he dicho antes, no soy creyente, y no creo en ningún tipo de
vida más allá de la muerte, pero al mismo tiempo me fascina el hecho de
lo religioso y de lo sobrenatural.
-La imagen que dibujas de dioses en movimiento dista
bastante de la que plantea actualmente la Iglesia, un dios estático,
observante, que juzga a los hombres, ¿cuál es el dios que según tu
opinión se acercaría más a la realidad?
-Un Dios como el que describo en la novela. Si te das cuenta en este
trabajo aparecen ángeles, aparecen demonios pero el propio Dios nunca
aparece, y sobre todo nunca habla y nadie sabe cuál es su voluntad. En
los momentos en que Gabriel o Lucifer hablan te das cuenta de que ellos
creen estar interpretando la voluntad de Dios pero en realidad Dios no
les ha dicho nada. Yo creo que si Dios existiera sería algo así, una
especie de fuerza que ha creado el universo y luego en cierta manera lo
ha dejado a su aire, ha dejado que evolucione y no se ha vuelto a
inmiscuir en él. Si yo estuviese dispuesto a creer en algún tipo de Dios
posiblemente sería ése, no un Dios que está continuamente
inmiscuyéndose, castigando a unos y recompensando a otros.
"Creo que si Dios existiera sería una
especie de fuerza que ha creado el universo y luego en
cierta manera lo ha dejado a su aire, ha dejado que
evolucione y no se ha vuelto a inmiscuir en él" |
-En "Los Sicarios del cielo" alrededor del
protagonista hay muchos elementos femeninos. ¿Qué papel juega la mujer
en la novela?
-Las tres mujeres que aparecen -más una cuarta que es Judith la
judía errante- alrededor del protagonista son la representación de la
triple diosa de la antigua mitología, que eran una sola persona pero
tenía tres aspectos: la virgen, la esposa y la madre.
Ya que estaba tratando con mitología de distintos lugares me interesaba
también incorporar ese aspecto mitológico del matriarcado, que a menudo
se olvida, y que aunque no les guste a los estamentos religiosos
reconocerlo, es el origen de la Santísima Trinidad de la religión
católica.
-En nuestra cultura siempre aparecen los dioses
representados como aspecto masculino sin embargo el aspecto femenino no
aparece. ¿Por qué?
-Por un motivo muy sencillo, durante los últimos dos mil o tres mil
años hemos tenido una cultura fundamentalmente masculina y hemos
impuesto un criterio masculino en todo, y por supuesto también en la
religión. Hemos vivido en una cultura fundamentalmente patriarcal con
algunas excepciones, ¿pero por qué tiene tanta importancia la Virgen en
la religión católica? Yo creo que fue un modo de absorber a las antiguas
diosas paganas y de asimilarlas. La Iglesia siempre ha sido muy
inteligente, ha tenido unos expertos en marketing absolutamente
brillantes y nunca ha destruido, siempre ha asimilado. Con la Virgen ha
hecho eso, ha cogido antiguos cultos paganos de diosas con orientación
claramente matriarcal y las ha asimilado a la Virgen. Siempre me ha
hecho mucha "gracia" que una religión, que no sé si llamarla machista,
pero que tiene elementos claramente de discriminación ante la mujer, se
ha perpetuado sin embargo a través fundamentalmente del elemento
femenino. Son las madres las que inculcan la religión a sus hijos, a
pesar de que es una religión que hasta cierto punto las posterga. Esa
contradicción es un tanto curiosa.
-¿Qué le debes a los sueños?
-Pues supongo que bastante. En su momento buena parte de mis ideas
vinieron de sueños extraños que tuve, que sorprendentemente tenían
alguna hilación lógica y hasta una pequeña historia y un pequeño
argumento. Por otro lado me parecen una cosa importante, y siempre en
todo lo que escribo hay alguna referencia a los sueños. Evidentemente si
no soñásemos nos volveríamos locos. ∆ |