l cambio climático
es un hecho científicamente comprobado cuyos efectos están ya a la vista
en muchas zonas de nuestro planeta: unos son más evidentes por su
espectacularidad devastadora y otros tienen un lento pero continuo
impacto ambiental. Francisco de Asís Fernández, Director de Seguridad
Pública del Principado de Asturias, es la persona responsable de la
seguridad ante cualquier situación provocada por los cambios
climatológicos.
-¿Cómo está preparada Asturias para hacer frente a
situaciones climatológicas adversas?
-Los mecanismos que tiene la Seguridad Pública en Asturias
funcionan razonablemente bien, tanto en lo que se refiere a la alerta de
las emergencias -que como se sabe es una cuestión del 112- como a la
intervención en las mismas: bomberos, voluntarios de las agrupaciones de
Protección civil de los distintos ayuntamientos. Por otra parte también
está funcionando la colaboración con otras administraciones, como la
Administración Central del Estado a través de los instrumentos que ella
misma tiene, como el Cuerpo de la Guardia Civil y otros.
-¿Cómo es nuestro nivel de respuesta respecto a otras
comunidades?
-Nuestras tasas de calidad, de celeridad en la respuesta, de
capacidad de intervención y demás, nos colocan en la parte superior del
ranking del conjunto de las comunidades autónomas del Estado. El hecho
de disponer de unos buenos servicios públicos para hacer frente a las
emergencias no debe significar adoptar una postura autocomplaciente.
Estamos asistiendo a un momento histórico, que no tiene que ver sólo con
Asturias, sino que es de carácter mundial y que incorpora una serie de
riesgos que antes eran desconocidos. Me refiero al cambio climático,
cambio que está relacionado con prácticas llevadas a cabo por la
humanidad, emisiones de gases y demás, que repercuten en la capa de
ozono y el consiguiente cambio climático. Esto los científicos lo vienen
anunciando desde hace un tiempo y no ha hecho más que comenzar. La
preocupación no es sólo actual, sino que también empieza a serlo de
futuro. Hay que saber cómo actuar para enfrentarse a esos riesgos.
"Prefiero que la
ciudadanía esté informada de una posible contingencia
meteorológica adversa, aunque después no sobrevenga, a que
el viaje de una familia pueda convertirse en una tragedia" |
-¿Es una cuestión de actitudes o de sistemas de
intervención?
-No se trata sólo de cuáles son los sistemas de intervención una
vez que las catástrofes se producen, sino que lo fundamental es una
actitud ante ello. Desde el conjunto de los gobiernos del planeta hay
que tratar de oponerse a la voracidad y al ánimo de lucro de las
compañías transnacionales e implementar un desarrollo sostenible,
buscando en el conjunto del planeta instrumentos de mínimos, como pueden
ser los acuerdos de Kioto, porque hay estados importantes que ni
siquiera los han ratificado. Junto a ello está también el tema de la
deslocalización de las empresas, que permite retirar unas empresas
contaminantes de un estado que ha firmado el Protocolo de Kioto para
situarlas en otro que no sea signatario del mismo, lo que en definitiva
supone los mismos riesgos atmosféricos.
-Ante la dimensión de lo que está pasando ya, el
ciudadano debe tomar conciencia, informarse, prever situaciones, cambiar
de actitud en definitiva.
-La información juega un papel importante a la hora de prevenir
los riesgos. En ese sentido desde Seguridad Pública estamos tratando de
establecer una política que alcance al conjunto de la ciudadanía. No nos
cansaremos de advertir a la gente que siempre que se avisa de
condiciones meteorológicas adversas, épocas de temporal, nevadas y
demás, que restrinjan al máximo los viajes. O en las zonas costeras, que
amarren la flota si es necesario por el estado de la mar, que los
pescadores tengan cuidado de no ser arrastrados por los golpes de mar.
También cuando ha habido nevadas y luego se produce un ascenso
importante de las temperaturas, hay que tener cuidado con las avalanchas
y los aludes.
-A veces las previsiones fallan.
-Sin embargo tenemos la necesidad de tener informada a la
población. Cuando meteorología da avisos de temporal alertamos a la
población, aunque después no siempre se materialicen. No es nuestro
deseo provocar alarma social, sino generar información, precaución y
prevención, aunque estas cosas a veces sean motivo de algún chiste
gráfico en la prensa. Prefiero que la ciudadanía esté informada de una
posible contingencia meteorológica adversa, aunque después no
sobrevenga, a que el viaje de una familia pueda convertirse en una
tragedia.
-Los ciudadanos ¿deberían pensar en autoayudarse estando
más preparados para este tipo de fenómenos, como lo hace por ejemplo la
población de Japón ante los terremotos?
-En España en concreto nos queda mucho que hacer en ese sentido.
Hay un nivel muy escaso de conciencia ciudadana en lo que respecta a
autoprotección. Y no me refiero sólo a los aspectos de esa conciencia
individual, sino también al de ámbitos colectivos, como los centros de
enseñanza, las escuelas, los grandes almacenes, etc. A veces nos dejamos
llevar por la idea de que esas cosas suceden en otros sitios. El
ciudadano tiene tendencia a alejar de sí la idea de que eso también le
puede suceder a él.
Sería muy importante que ya en las escuelas se familiarizara a los niños
y niñas con la idea de protegerse a sí mismos y proteger a los demás en
circunstancias de emergencia que se pudieran producir, en función de las
zonas en las que se habite. En definitiva, sería importante llevar a las
personas esta preocupación por la seguridad, sin llegar a convertirla en
una obsesión.