unque su formación
musical ha sido fundamentalmente como pianista, aprendió a tocar también
la guitarra para de esta forma acompañarse de un instrumento fácil de
transportar a cualquier escenario. A sus veintitrés años, quiere
denunciar la realidad que nos rodea: "Estoy en paro -señala Alfredo
González- y veo a mi alrededor mucha gente en paro. Veo hambre, veo
pobreza, un ambiente de decadencia absoluta. Tengo que decirle a la
gente que estoy en contra de eso que veo".
-¿Cantautor por necesidad?
-Quizá cuando empecé era sólo mi válvula de escape. Escribía
porque necesitaba desahogarme de alguna manera. Pasado un tiempo empecé
a darme cuenta de que también tenía que desahogarme diciendo lo que
estaba viendo a mi alrededor. Veo, por ejemplo, que en Asturias hay cada
vez más centros comerciales y menos puestos de trabajo, y el que hay es
precario y temporal. La canción los "lunes al sol" habla de ello. Veo
que los domingos me voy a la estación de autobuses de Oviedo y hay
muchísima gente de mi edad que se va a Madrid porque aquí no hay
trabajo. Por eso me hago cantautor, para decir a la gente que me rodea
que no estoy contento con eso y que si ellos no lo han visto yo sí. No
quiero politizar, sólo les digo lo que veo, si están de acuerdo conmigo,
bien, y sino, pues nada. Pero me veo en la obligación de decírselo.
"A
la gente no le gusta pensar, intentan que se lo den todo
masticado" |
-¿Cuáles son tus armas de protesta?
-Mi voz, mi guitarra y mis letras, básicamente mis letras. En
las canciones cuido muchísimo la letra, me parece algo fundamental; la
música también, porque la letra es el fondo y la música es la forma, es
la manera de introducir el mensaje en la gente.
-Tu disco lo has titulado "La vida de alquiler" ¿Por
qué?
-Le di muchas vueltas al título. Lo hice desde un punto de vista
existencialista, no tanto desde el 'no somos nada', sino desde el 'no
tenemos nada'. Nunca fuimos dueños del pasado y ahora estamos pagando a
plazos el futuro. Estamos metidos en letras de cambio inacabables, todo
el mundo está pagando unas hipotecas increíbles, que pagan los padres y
acabarán pagando los hijos; se compra el DVD a plazos y en la tele te
dicen que te lo compras ahora y lo empiezas a pagar en un mes después...
todo es una vida de alquiler. Pago a plazos todo, no tengo nada, no soy
dueño de nada. Me estoy preocupando demasiado por el futuro y no sé si
tengo presente, ésa es la vida de alquiler.
-¿Cuáles han sido tus referencias como cantautor?
-Tengo muchísimas referencias. Soy un hombre que escucha casi
todo tipo de música y lo que me llega intento absorberlo. Entre los
cantautores destacaría a Luis Eduardo Aute, me parece sublime; a Silvio
Rodríguez, a Joaquín Sabina... Me gusta mucho la fusión, Skanda, El
Bicho, Ojos de Brujo; también escucho heavy metal, mucho punk; el
punk-rock tiene una actitud muy reivindicativa que me interesa.
"Veo a una juventud absolutamente
parada, una juventud que me da muchísima pena porque la veo
muy difícil de movilizar" |
-¿Crees que hay un panorama negro para los cantautores
hoy día?
-Negrísimo; la palabra es nefasto y por una cuestión básica.
Sabina dice que la única revolución rima con educación, y estoy
absolutamente de acuerdo con él. A la gente no le gusta pensar, intentan
que se lo den todo masticado. Conozco mucha gente que me dice: "¿Para
qué me voy a poner a ver una película interesante cuando llego a casa si
estoy cansado y no quiero ponerme a pensar?". Pero es que tienes que
estar pensando veinticuatro horas al día, la mente la tienes para pensar
no para tenerla vacía. Los cantautores hacemos pensar y a la gente eso
no le gusta.
-¿Cuánto hay de corazón y cuánto de mente en tus
canciones?
-Pues hay un 60% de mente y un 40% de corazón. Si dejas al
corazón sin la mente se va sólo hacia el amor y no piensa en otras
cosas. Hay que poner una parte de mente, leer prensa diaria, leer
libros, informarse. El corazón no te llevaría hacia ahí seguramente.
-¿Crees que es importante la forma a la hora de expresar
determinadas cosas?
-Todo es importante. En mi disco hay una canción en la que
aparecen los chelos. Es un tango. En esa canción estoy hablando de
Argentina, es un homenaje a Gardel, a Fito Páez, y si estoy hablando de
Argentina quiero hacer un tango, y quiero meter un chelo porque me
parece que suena lo suficientemente masculino y dulce. Y si estoy
hablando de Asturias hago una canción folk, como la titulada La Povisa.
Es fundamental jugar con los instrumentos. Ese es precisamente uno de
los problemas de los cantautores de hoy día. Se meten sólo en el
mensaje, que es fundamental y lo más importante, pero a ese mensaje hay
que darle también una forma musical.
-¿Qué respuesta esperas del disco "Vida de alquiler"?
-La verdad es que como me voy a Madrid en octubre, espero que me
escuchen y que alguien llegue y me diga: "Me gusta tu trabajo y voy a
intentar lanzarte al resto del país", que es mi ambición, porque quiero
que no me escuchen sólo en Asturias sino en toda España o Latinoamérica.
Yo quiero que mi mensaje se escuche en todos los lados. Mi ambición no
es ganar dinero, sino que me escuchen y que la gente me diga si le gusta
o no.
"Quiero decir a la gente que hay
otro mundo aparte del que ve, que no todo es fútbol o
televisión, no todo es absurdo" |
-¿No crees que a la juventud actual les falta un cierto
hervor en esa toma de conciencia de la realidad?
-Sí, totalmente. A mi propia generación yo les veo moviéndose,
pero no les veo activos. Me acuerdo de las huelgas mineras hace diez u
once años, la juventud era otra, luchaba por unos ideales, por defender
los puestos de trabajo de sus padres, que en el futuro serían de ellos.
La cuenca minera es una zona en la que la capacidad adquisitiva para
vivir es bastante elevada. La reconversión, las prejubilaciones y demás,
han dado bastante dinero. Todo el mundo puede más o menos permitirse
ciertos lujos, con lo cual no protestan por nada, viven en su propio
estado de bienestar. Lo que sea ajeno a ellos no les da más. No
protestan por lo que pueda ocurrir en Andalucía, en Africa, o en
Latinoamérica. No se dan cuenta que eso es pan para hoy y hambre para
mañana. Veo a una juventud absolutamente parada, una juventud que me da
muchísima pena porque la veo muy difícil de movilizar.
-¿Qué pretendes cambiar de la realidad que no te gusta?
-Como dice Eduardo Galeano: "...actuar sobre la realidad y
cambiarla aunque sea un poquito, es la única manera de probar que la
realidad es transformable". Todo es mutable, y en mis conciertos, por
ejemplo, siempre meto algo de poesía, leo poemas, trozos de libros,
hablo de cine, y quien vaya a ellos siempre va a salir con una idea más
de la que tenía, pero no pretendo dogmatizar. Mi "misión" es un poco
decir a la gente que hay otro mundo aparte del que ve, que no todo es
fútbol o televisión, no todo es absurdo, sino que hay literatura, hay
arte y hay otra vida, y que todos podemos cambiar un poco esta realidad
que nos rodea si lo intentamos. Intento culturizar, sin ambiciones,
porque no soy ningún maestro.
-¿Por dónde empezar?
-Como primer punto, condonaría la deuda externa de muchos
países. Es una de las maneras de anular todo el mal actual del mundo,
todo el hambre... Al fin y al cabo esa deuda externa, en muchos de los
casos, fue creada por algún dictador, con lo cual el pueblo no tiene la
culpa. Países latinoamericanos o países africanos están gastando el 75%
de sus exportaciones en pagar sólo los intereses de esa deuda externa,
con lo cual nunca podrá llegar a desarrollarse. Hasta que eso no se
anule, el resto me parecen simples parches.
"Nunca fuimos dueños del pasado y
ahora estamos pagando a plazos el futuro. Esa es la vida de
alquiler. |
-¿Vives la vida o te involucras en ella?
-Las dos cosas, porque involucrarse es vivirla. La vida tiene lo
que tiene, sus cuestiones positivas y sus cuestiones negativas, pero si
yo no aporto mi grano de arena no la estoy viviendo. La gente que tiene
muchísimo dinero no vive la vida, vive su propia vida, y no se da cuenta
de lo que hay lejos, lo que está en los subterráneos. Eso no es vida,
porque no está viviendo la de los demás.
-¿Tu sueño?
-El mío particular es poder vivir de lo que hago, de lo que me
gusta, sin ambiciones, sin lujos, sencillamente poder vivir cantando;
coger mi guitarra y hoy estar en Mieres, mañana en Lugo, pasado en
Madrid... No quiero estar en hoteles de cinco estrellas, me basta con
estar en una pensión. Sólo quiero poder vivir de cantarle a la gente,
ése es mi sueño particular. El sueño general sería vivir en un mundo de
educación absoluta, de tolerancia, de libertad, un mundo en el que a los
homosexuales no se les llame en tono peyorativo maricones, y que a los
negros se les considere gente igual a mí. En fin, vivir en un mundo de
tolerancia absoluta, de libertad, que ahora mismo no puedo contemplar. ∆