Texto: Lupercio González / Foto:
Fer
Este ingeniero de minas tiene entre manos la labor de
concienciar a los asturianos del necesario ahorro energético en nuestra
región.
H ace unos dos años y
medio le propusieron poner en marcha la Fundación Asturiana de la
Energía. No lo dudó ni un segundo a la hora de ponerse al frente de una
iniciativa tan ligada al futuro de nuestra región. "Asturias no contaba
con una Agencia Regional de Energía -comenta Manuel Penche- y el intento
del que había formado parte para poner en marcha una primera agencia,
lamentablemente no salió muy bien. Esta Fundación era una necesidad para
concienciar a la ciudadanía asturiana sobre el ahorro energético y las
energías renovables".
-¿Cuál es el objetivo de esta Fundación?
-Cuando me nombraron director lo primero que me propusieron fue que
estableciera los objetivos prioritarios de esta entidad. Y el objetivo
prioritario es asistir al Gobierno del Principado en la elaboración de
la planificación energética regional, y definir los programas de ahorro
energético, de ahorro y mejora de la deficiencia energética y de
diversificación de las fuentes de suministro energético, incluyendo las
fuentes renovables y el respeto por el medio ambiente.
-¿Dónde situaría Asturias, dentro del panorama
energético español?
-Asturias en este momento debe de ser la cuarta o la quinta
comunidad autónoma productora de energía eléctrica. Y tiene un reto
importante: la renovación de su parque energético. Hay centrales que
tienen más de veinticinco años, y hay que pensar en renovar ese parque
para mantener la posición dentro del ranking de generadores de energía,
ya que es una actividad que genera trabajo, genera riqueza y no estamos
para despreciar ninguna cosa.
"Hay una posibilidad
de salir adelante y es a base de emprender, de crear, de ser
modernos" |
-En el año 2005 entra en vigor el Protocolo de Kioto.
¿Qué hay que ajustar en nuestras industrias para cumplirlo?
-Realmente quienes no nos estamos ajustando al Protocolo de
Kioto somos los ciudadanos. Las industrias en general se están
adaptando, o han hecho inversiones, o han modificado sus procesos
productivos. En este momento la asignación de emisiones que el Gobierno
les concede no diría que es muy generosa con sus expectativas de futuro.
Tiene un referente histórico que es del año 1990 y su 15% de incremento
respecto a esa fecha; pues bien, las empresas no están tan lejos de esos
objetivos. Los que realmente estamos absolutamente disparados respecto a
esos objetivos somos los ciudadanos. Los ciudadanos, como conjunto de
individuos que formamos esos sectores que se llaman difusos, son los que
no están controlados por la Directiva del Comercio de Mecanismos de
Flexibilidad o el famoso Mecanismo de Comercio de Emisiones. Hay que
esperar a que el Gobierno asigne por instalación los derechos de
emisión, pero eso no va a significar para las industrias un problema
extraordinario. Va a ser una necesidad de ajustarse, de seguir
reduciendo las emisiones y de seguir realizando inversiones.
Probablemente llevará a que algunas instalaciones, por ser obsoletas, se
modifiquen, se cambien, o se hagan nuevas, pero no va a ser un trauma
para las industrias. Creo que el trauma debería de ser para el
ciudadano, es decir, así como las industrias han venido disminuyendo sus
intensidades energéticas, es decir la cantidad de energía por unidad de
producto, pues el ciudadano ha venido despilfarrando la energía. El
transporte ha crecido un 66%, los usos residenciales han crecido un
cuarenta y pico por ciento cuando sólo podía crecer un 15%, luego los
que estamos más lejos de cumplir lo que es el Protocolo de Kioto somos
los ciudadanos, no son las industrias.
-Entonces ¿cree necesario hablar de un plan integral de
emisiones en el que se incluya al sector de los servicios y al de
transporte?
-Sí, un plan concreto, porque realmente el plan nacional de
asignaciones concede u obliga, a unos sectores que llama difusos, a
ahorrar del orden de 52 millones de toneladas de CO2 en el periodo
2005-2008, y eso significa que tiene que ahorrar 14 millones de
toneladas anuales de CO2. Por ejemplo, todas las asignaciones anuales
que se dan a la industria siderúrgica, no a ARCELOR, sino a todo el
conjunto de la industria siderúrgica española, son 12 millones de
toneladas. El esfuerzo que tenemos que hacer para reducir esas emisiones
es tremendo. ¿Cómo se va a hacer? Eso es lo que todavía no está definido
en los planes del Gobierno. En este momento se habla del Plan de Fomento
de las Energías Renovables, que ya es un plan que viene desde el año 98;
se habla del Plan de Ahorro y Eficiencia Energética que se publicó en el
año 2003... pero no dejan de ser unas líneas maestras de un Plan más
concreto que se está desarrollando en este momento por el Ministerio y
que va a suponer establecer restricciones.
-Se hace necesario reducir los consumos.
-Sobre todo en el sector de los transportes, que ha crecido
desmesuradamente. Todos utilizamos el automóvil, y ya sé que esto es muy
poco político decirlo, pero hay una profusión del transporte por
carretera verdaderamente exagerada y habrá que reducir el número de
camiones. No tiene sentido que un país como España tenga esa dependencia
del transporte por carretera y que el transporte por ferrocarril no
llegue al 10% del total. Otros países competidores, como Estados Unidos,
-aunque no me gusta ponerlo como ejemplo ya que le achacamos muchísima
responsabilidad en cuanto a las emisiones-, tiene un transporte por
ferrocarril del orden del 40%, productos y personas. Nosotros estamos
muy lejos de esas cifras y evidentemente hay que caminar en esa otra
dirección. Si no lo que ocurrirá es que habrá que comprar derechos de
emisión para poder cumplir con el Protocolo de Kioto.
La gente olvida muchas veces que los sectores que no están afectados por
la Directiva del Comercio de Emisiones representan el 60% de éstas. Es
decir, cada uno de nosotros, las pequeñas y medianas industrias, las
residencias, los automóviles, los camiones, los servicios, los
ayuntamientos, las autonomías en su conjunto, emitimos el 60% del CO2 y
claro no se puede cumplir Kioto si a ese 60% no se le pone coto.
"Asturias tiene un reto importante y es la renovación de su parque
energético"
-¿Cómo está el tema de las energías renovables en
Asturias?
-Asturias tiene la absoluta obligación de incorporar las
energías renovables a su dieta energética. En este momento no las
tenemos incorporadas, pese a que hay muchos ecologistas diciendo que si
aquí sobra energía para qué vamos a seguir poniendo energías renovables.
Siempre se puede volver a las cavernas y a alumbrarnos con un candil. En
el mundo de hoy todo ciudadano quiere tener un nivel de confort que no
quiere rebajar y para no rebajarlo, para seguir teniendo trabajo, para
seguir produciendo bienes y servicios que nos permitan mantener nuestro
nivel no queda más remedio que se incremente la generación de energía. Y
la única forma de generar energía respetuosa con el medioambiente son
las energías renovables.
-Pero las energías renovables ¿cubrirían nuestras
necesidades energéticas?
-Hay muchas que por tecnología no son capaces de satisfacer esas
necesidades. Evidentemente el sol es la fuente de energía más
importante, pero el estado de la tecnología al día de hoy no permite que
sea el sol la solución a la energía. No digo que el sol no pueda
contribuir a ello, de hecho se habla, por ejemplo, del nuevo código
técnico de la edificación que obligará a la instalación de paneles
solares en las viviendas, para dotarlas de agua caliente sanitaria y
evitar que se consuma gas, carbón, electricidad, o gasoil... Dicho
código técnico apunta también a la posibilidad de utilizar energía solar
fotovoltaica en algunos edificios. Me parece que hay que impulsar el
desarrollo de la tecnología de la energía solar porque realmente hoy no
es capaz de cubrir las necesidades.
La biomasa es un producto, que quizá por falta de tecnología y
posiblemente por falta de subvenciones, tampoco está muy desarrollada.
-¿Qué nos puede decir de la minihidraúlica y la eólica?
-De la energía minihidraúlica no se puede ni hablar, está
absolutamente proscrita por todo el mundo, y yo no entiendo por qué,
siendo la energía más respetuosa; lo único que hay que vigilar es que
los caudales se mantengan. Estudios recientes, con la colaboración del
departamento de Energía y Medioambiente de la universidad de Alcalá de
Henares, dicen que era la energía que menos inconvenientes presentaba
bajo un punto de vista medioambiental, pero parece que esos estudios no
se han tomado demasiado en serio.
Y respecto a la energía eólica, ya estamos escuchando voces que dicen
que no nos gusta, que produce una contaminación visual, contaminación de
ruidos... Bueno, alguna solución tiene que haber para que podamos seguir
disfrutando del nivel de confort que tenemos. Tampoco vamos a abrir el
debate nuclear. Las cosas son las que son, la tecnología es la que es, y
no hay más soluciones que las que hay. Evidentemente hay que ahorrar
energía, somos los primeros en decirlo, mucho antes que muchos otros
colectivos. Para eso estamos trabajando y luchando. Ese es uno de los
objetivos de la Fundación, pero solamente con el ahorro y con la energía
solar, como algunos pretenden, no se alcanzan los niveles de suministro
necesarios.
"Lo que está claro
es que hay una obligación de reducir los consumos, sobre
todo, en el sector de los transportes, que ha crecido
desmesuradamente" |
-Se está produciendo ya el fenómeno de deslocalización
de nuestras industrias.
-Las empresas van allá donde son capaces de obtener los precios
más adecuados para competir en un mercado globalizado. Indudablemente
todo lo que sean restricciones superiores a las que deben ser, dará
lugar a una mayor deslocalización. Lo que yo no creo es que hoy por hoy
el tema de la energía o que el tema de Kioto vaya a producir un efecto
de deslocalización. Habrá otros factores.
-Mira a Asturias y ¿qué ve en su futuro?
-Por naturaleza soy optimista. Creo que esta región ha tenido un
problema muy serio de personas con falta de iniciativa. Aquí nos hemos
acomodado demasiado a la industria pública, nos hemos acostumbrado a
vivir del modelo de subvenciones o de papá Estado. Hacen falta más
emprendedores que modifiquen esas situaciones de la industria asturiana
y creo que se está produciendo el nacimiento de esa nueva clase que en
su momento fue muy denostada. Hay una posibilidad de salir adelante y es
a base de emprender, de crear, de ser modernos. Quizá en eso tengamos la
ventaja de algunas iniciativas pioneras, como ha sido el tema del
cableado con fibra óptica de las principales ciudades asturianas y ahora
se está a punto hacerlo en las cuencas y a otros municipios. Somos una
de las regiones españolas que más utiliza Internet y que más utiliza los
sistemas informáticos y eso es, posiblemente, un camino de salida. Pero
hay que apostar más por la investigación, por emprender actividades
novedosas y no seguir doblando hierros o sacando carbón, que es lo que
se ha hecho durante mucho tiempo. ∆ |