Envejecer en
positivo
La integración y la
valoración de las personas mayores en la comunidad asturiana es una de
las cuestiones que preocupan a Mª Jesús Elizalde, actual Directora
General de Atención a Mayores. Desde su nuevo cargo trabaja para que
nuestros ancianos tengan el reconocimiento que se merecen.
Vinculada
desde siempre al campo educativo y social, Mª Jesús Elizalde, psicóloga,
ha asumido la Dirección General tras formar parte del anterior equipo
técnico, un capítulo que valora muy positivamente en su trayectoria
profesional.
-Asturias es una de las comunidades con un mayor índice
de envejecimiento de su población. ¿Es un dato preocupante?
-El envejecimiento de las poblaciones es un rasgo que
caracteriza en la actualidad a las sociedades desarrolladas. Asturias,
con un 22% de personas con 65 o más años de edad, no es ajena a este
fenómeno demográfico, el cual proviene fundamentalmente de la
coexistencia de dos factores: por un lado el notable incremento en la
esperanza de vida y por otro lado la reducción de los nuevos
nacimientos.
El aumento de la esperanza de vida y con ello el mayor número de
personas en edades cada vez más avanzadas, es un hecho en sí mismo
altamente positivo, derivado de los avances biomédicos y de la mejora de
las condiciones de vida de un país.
Lamentablemente en ocasiones se escuchan valoraciones alarmistas y
negativas del envejecimiento de la población, poniendo un excesivo
énfasis en la generación de gasto social que esto supone e identificando
inexorablemente edad avanzada con situaciones de dependencia y
deterioro.
Insisto, el hecho de que cada vez haya más personas mayores y que éstas
a su vez lleguen a edades avanzadas, es en sí un indicador positivo del
progreso de una sociedad y que, además, encierra un gran valor
sociológico, si sabemos reconocer y valorar el rol social que las
personas mayores deben desempeñar en la misma y a la vez se articulan
políticas sociales de apoyo a las situaciones de dependencia.
-¿Están suficientemente atendidas las necesidades
socio-sanitarias de este sector de la población?
-Entendemos la atención sociosanitaria como la respuesta
coordinada a las necesidades de atención integral que presentan las
personas en situación de dependencia, las cuales son no exclusiva pero
sí mayoritariamente las personas mayores. Esto implica tanto incrementar
los recursos formales dispensadores de cuidados de larga duración, como
la necesidad de articular los recursos ya existentes, sanitarios y
sociales, en una red coordinada de atención que dé respuesta a las
necesidades de las personas, respuestas que pueden ser cambiantes y que
requieren tanto de coordinación como de continuidad en los cuidados.
Se se están dando importantes pasos de cara a esta necesaria
coordinación por parte de los dos sistemas implicados: sanidad y
servicios sociales. No hay que negar la existencia de dificultades de
diversa índole: presupuestarias, conceptuales derivadas de dos modelos
de sistemas diferentes, pero creo que en breve asistiremos en nuestra
comunidad autónoma a importantes avances.
En el Principado de Asturias se viene apostando en los últimos años, y
me refiero exclusivamente al desarrollo que se ha producido en los
servicios sociales, por incrementar recursos de apoyo social a las
necesidades derivadas de las situaciones de dependencia, poniendo en
marcha una amplia gama de recursos de apoyo a las personas dependientes
y a sus familias. La aprobación de la Ley de Servicios Sociales del
Principado de Asturias es un paso firme hacia la universalización de los
servicios sociales y el catálogo de prestaciones irá reconociendo
progresivamente las prestaciones reconocidas como derechos subjetivos.
No obstante, debo reconocer que las necesidades son muchas y todo
esfuerzo que se haga desde las comunidades autónomas resulta
insuficiente. La estrategia definitiva que garantice la universalización
del apoyo a las personas dependientes y a sus familias cuidadoras se
sitúa en clave nacional. Sólo a través de un plan estatal de atención
integral a las personas dependientes, con la suficiente dotación
económica, se puede garantizar la cobertura a estas necesidades
facilitando el acceso a recursos públicos y proveyendo de apoyos reales
y ajustados a las necesidades de las personas.
"Las personas mayores son ciudadanos competentes, con
capacidades, y es fundamental no verlos como sujetos
necesitados de protección y tutela permanente" |
-¿Cómo conseguir una mayor integración de las personas
mayores en el conjunto de la población asturiana?
-Para ello es fundamental tener interiorizado que las personas
mayores son ciudadanos competentes, con capacidades, y no verlos como
sujetos necesitados de protección y tutela permanente.
Es la clave que diferencia, en el ámbito de la integración y
participación social de las personas mayores, unas formas de hacer
política de otras. Pero repito, esto, hay que creérselo. El Primer
Congreso de personas mayores del Principado de Asturias, que se celebró
en el año 2000 en Oviedo marcó una forma diferente de entender y hacer
política de participación social en el ámbito de las personas mayores.
Fue un proceso sin tutelaje, participativo, riquísimo, como así fue
reconocido por todos los participantes y por los invitados de fuera de
nuestra comunidad. Las propias personas mayores fueron los auténticos
actores del mismo y esto no ocurre siempre.
En ocasiones, las intervenciones dirigidas a las personas mayores, se
ven impregnadas de falta de reconocimiento de la competencia de las
personas mayores, fomentando así estilos dependientes y tutelados.
La integración y la participación social de las personas mayores se
consigue creyendo en esta forma de actuar, a la par de promover
espacios, cauces y proyectos que lo permitan.
-¿Es necesario aprender a envejecer?
-Por supuesto. Creo, además, que éste es un gran reto que en la
actualidad tenemos en sociedades como la nuestra. Un reto que, a su vez
presenta dos dimensiones: aprender a envejecer desde una esfera
individual, es decir cada uno de nosotros, y aprender a envejecer desde
el conjunto de la sociedad, o sea desde una dimensión sociológica.
Desde la dimensión individual es importante asumir y poner en valor,
desde niños, el rasgo del dinamismo inherente al ser humano. Desde que
nacemos estamos en continuo cambio. Esto no significa que nada
permanezca, que no adquiramos hábitos, pero sí que estamos en continua
evolución. La vejez es parte del ciclo vital y el proceso de
envejecimiento se inicia desde el nacimiento.
Pero quiero resaltar el reto que supone aprender a envejecer desde la
dimensión sociológica, porque es desde allí donde se producen los
mensajes contradictorios, y los aprendizajes individuales, a los que me
acabo de referir, se complican. Desde una perspectiva sociológica
debemos aprender a reconocer y desenmascarar los estereotipos negativos
que con gran frecuencia se asocian al hecho de envejecer, como son
identificar la vejez con enfermedad, con deterioro, con dependencia, con
necesidad de protección permanente, con falta de autodeterminación, con
falta de capacidad, con incultura, con inutilidad social... Estos son
mensajes que estigmatizan a las personas mayores, y que derivados de un
modelo de vida ergocéntrico o de móviles puramente consumistas - el
valor de lo nuevo, lo joven, lo rápido...- se cuelan rápidamente en
nuestras mentes y dificultan rescatar y reconocer los aspectos positivos
que las personas mayores demuestran día a día, que de hecho tiene la
vejez, y que poco a poco van echando por tierra todos estos tópicos.
-¿Cuáles son las líneas maestras de la nueva Dirección
General de Atención a Mayores?
-Desde la Dirección General de Atención a Mayores,
Discapacitados y Personas Dependientes seguimos avanzando en la labor ya
emprendida en la anterior legislatura. Respondiendo a su pregunta muy
resumidamente, le puedo decir que la política social dirigida a la
atención de las personas mayores que vamos a seguir impulsando se
articula en torno a dos ámbitos prioritarios de intervención: por un
lado la atención a las necesidades derivadas de las situaciones de
dependencia, y que afectan tanto a las propias personas dependientes
como a sus familias cuidadoras, y por otro lado, al fomento de la
participación social de las personas mayores.
Las actuaciones dirigidas a cubrir las necesidades derivadas de las
situaciones de dependencia se encaminan a ofrecer apoyos flexibles que
permitan una atención integral y digna a la persona dependiente así como
a su familia. Respetamos y compartimos el deseo de las personas mayores
de permanecer en su propio hogar y para ello estamos desarrollando
políticas que favorezcan la adecuada permanencia en el propio entorno,
evitando que esto sea a costa de la renuncia profesional y personal de
las familias cuidadoras (mayoritariamente mujeres). Es importantísimo
velar por la garantía de derechos individuales de las personas
dependientes, haciendo hincapié en la defensa de la dignidad y
privacidad de estos ciudadanos, poniendo siempre en el objetivo central
de la calidad de los servicios las necesidades de las personas.
Por otro lado, quiero insistir de nuevo en lo que ya apuntaba
previamente, en la importancia de reconocer a las personas mayores como
ciudadanos activos, competentes y no como sujetos necesitados de
protección permanente. En coherencia con esto, ponemos en valor el
envejecimiento activo como estrategia básica de fomento del bienestar
personal y la participación social de las personas mayores como
instrumento esencial para lograr la integración de las mismas en la
comunidad y el reconocimiento unánime de la relevancia de su rol social.
/ I.M. |