Texto y foto: Lupercio González
Una cultura para todos
Carlos
Madera ha ocupado diferentes cargos dentro de la Administración
asturiana. Le gusta asumir retos, tanto personales como de equipo. En
esta legislatura forma parte del equipo de Areces. "Estar aquí y tener
la confianza del Presidente y de la Consejera de Cultura es un reto
personal más que asumo".
-¿Es posible una cultura para todo el mundo?
-El arte y la cultura deben ser accesibles para todo el mundo,
ésa es la primera reflexión que tenemos que hacer y es lo primero que
queremos conseguir. Que no haya barreras para acceder a programaciones
por vivir fuera del triángulo centro, es decir, hacer una cultura
accesible. En segundo lugar hay que superar una enfermedad grave que
tiene la cultura asturiana, que es el ultralocalismo. En Asturias no
puede haber varias políticas culturales, sino que debe de haber una
política cultural con unas prioridades marcadas por el gobierno elegido
por los ciudadanos. Tenemos que partir de la base de que hay buenas
infraestructuras culturales, pero fallamos en la gestión. Y se falla en
la gestión porque hay un déficit de profesionalización en la gestión
cultural, y en segundo lugar por el tema del localismo que decía antes.
No podemos ser originales en setenta y ocho cuestiones pero sí podemos
hacer una buena política, una buena promoción cultural de toda nuestra
gente, nuestros grupos de teatro, nuestros músicos, nuestros fotógrafos,
nuestros pintores a lo largo de toda Asturias, y también llegar a
acuerdos con otras comunidades autónomas para proyectarlos fuera.
-¿Actualmente la cultura asturiana es un valor en alza?
-Yo creo que sí, tanto en sus aspectos cuantitativos como
también cualitativos. Por ejemplo, tenemos la orquesta Sinfónica del
Principado de Asturias, con un nivel artístico impresionante. Tendríamos
que hacer una labor de difusión y de conocimiento de ella entre todos
los asturianos. Tenemos un museo de Bellas Artes que puede ser el tercer
museo de España. En el plano teatral, tenemos veintiuna compañías
profesionales que circulan dentro del circuito asturiano de teatro, que
tuvo treinta y cinco mil espectadores el año pasado. Tenemos creadores,
escritores, como la novísima ola asturiana que está saliendo adelante,
con gente como Xuan Bello. Creo que estamos en un buen momento. En el
terreno musical, el fenómeno Hevia ha sido impresionante, y es que a su
cola está surgiendo gente muy buena de música tradicional, etc. En todos
los aspectos que nos fijemos tenemos, tanto cualitativa como
cuantitativamente, un nivel que resiste la comparación con cualquier
comunidad autónoma de nuestro alrededor. Ahora bien, se trata de
gestionar mejor lo que tenemos. La cultura es un valor muy importante
para cualquier población, por lo que significa, difícilmente explicable
pero que todo el mundo entiende. Es el material del que se forjan los
sueños, decía un novelista. Es lo que mueve a la gente, lo que une, el
inconsciente colectivo.
"Quiero a esta tierra y creo que debemos
dedicarle lo mejor de nosotros mismos"
-Un pueblo debe saber de dónde viene para saber hacia
dónde va. ¿Hacia dónde camina el futuro de la cultura asturiana?
-Podría contestar hacia dónde querríamos que fuera. Tenemos un
mundo globalizado que produce un resultado paradójico, y es que la
gente, para poder vivir en un mundo que tiende a la uniformidad, se
refugia cada vez más en su cultura y en sus tradiciones ancestrales.
Tanto a nivel individual como colectivo, hay un movimiento de búsqueda
de las propias raíces para sentirnos anclados, para sentirnos un poco
seguros en un mundo tan cambiante y tan acelerado. En ese sentido no hay
que perder de vista que lo que tenemos que hacer es proyectar a nuestros
creadores fuera de Asturias. Tenemos una población pequeña y si queremos
dar prestigio y promocionar a nuestros creadores, tenemos que sacarlos
fuera de nuestra comunidad porque ésta se nos queda pequeña. Pero
también tenemos que traer gente de fuera aquí para que nos muestre otra
forma de ver las cosas. Es compaginar el profundizar en nuestras raíces,
con una visión un poco más cosmopolita, de larga distancia.
-El nivel cultural define a una sociedad.
-Sí, la cultura es importante para cualquier sociedad. La
izquierda siempre apostó por la cultura para el pueblo porque, en primer
lugar, es una manera de elevar el nivel de la población y la
satisfacción de la gente, y en segundo lugar, porque moralmente es
deseable. Entendemos que requiere un cierto refinamiento asistir a una
representación operística del Mesías de Haendel, y requiere menos
preparación ver un programa de telebasura que está al alcance de
cualquiera. Y yo creo que el esfuerzo es precisamente hacer accesible lo
primero a todo el mundo en la medida de nuestras posibilidades.
-Recientemente se entregaron los premios de Asturias de
las Artes Escénicas. ¿Es un botón de muestra de lo que se está cociendo
en Asturias?
-Efectivamente, yo asistí a la entrega de los premios. Fue una
representación muy original, muy atractiva, con un punto reivindicativo,
que siempre hay que agradecer en estas cuestiones. Ahí vimos reflejado
lo que es el mundo teatral asturiano. Margen, que es un grupo en el que
yo tuve la suerte de trabajar y aprender algo hace muchísimos años,
fueron los que abrieron camino aquí en Asturias a otros grupos que han
venido detrás. El resto de grupos que fueron premiados representan muy
bien lo que se está moviendo en Asturias y han sido un buen reflejo. La
originalidad y frescura que vimos en esa entrega de premios, es la línea
a seguir.
-A un pueblo se le identifica también por su lengua.
Recientemente habéis incorporado a vuestro equipo al filólogo Ramón
Andrés. ¿Es un paso importante en la solución a las cuestiones sobre el
asturiano?
-Ese es nuestro empeño. Primero, quitar carga política y emocional a
un tema al que hay que darle una dimensión justa, y sobre todo buscar un
camino de entendimiento. Hay un desencuentro en estos últimos años entre
la postura de la Administración asturiana y el sector más asturianista.
Yo creo que lo que tenemos que hacer es buscar un camino de
normalización del asturiano, que desde esta Consejería entendemos como
un bien patrimonial que heredamos de nuestros padres y nuestros abuelos.
No tenemos complejos ante el asturiano y simplemente lo que pensamos es
que debemos ir a un plan de normalización, que permita recuperar la
toponimia tradicional, favorecer el asturiano y el aprendizaje dentro de
los ciclos de primaria y de educación secundaria obligatoria. Es hacer
lo que vemos que requiere la sociedad asturiana, que está de acuerdo en
que conservemos nuestro patrimonio lingüístico. Abrimos un proceso de
normalización, de diálogo, de entendimiento y no de crispación, ni de
contaminación política. Nosotros entendemos que tenemos la legitimidad
de los ciudadanos para tomar decisiones, y lo que queremos, en este
caso, es abrir un proceso de diálogo con la gente de la Academia.
"Tenemos que proyectar a nuestros creadores fuera de Asturias"
-¿Dónde encontráis más dificultad a la hora de
materializar los proyectos culturales?
-La primera dificultad es que hay que atenerse a un presupuesto,
y el presupuesto de cultura en esta legislatura es en torno a cuarenta
millones de euros. Lógicamente, como cualquier gestor público, querría
tener más, pero es un presupuesto gestionable que permite atender las
prioridades que tenemos marcadas.
Las dificultades son concretamente en la gestión. Sería bueno que en el
terreno cultural formáramos gente en este sentido. Precisamente estamos
en contacto con la Universidad para un curso de expertos y especialistas
universitarios en gestión de equipamientos culturales. También es
necesario superar el tema del localismo, porque vuelvo a repetir, que
para nosotros es importante sumar esfuerzos e ir hacia una política
cultural común para toda Asturias. Yo creo que ésas son las dos
cuestiones fundamentales: superar la pulsión localista e introducir
criterios de gestión. Con eso estaríamos servidos.
-Has trabajado en la Consejería de Asuntos Sociales,
ahora has asumido esta dirección. ¿Un reto, una vocación...?
-Lo afronto con mucho ánimo. Yo soy un funcionario de carrera de
esta Administración del Principado, donde llevo muchos años trabajando.
He trabajado como médico, que es mi profesión; he trabajado en la
gestión como gerente de equipamientos hospitalarios y de atención
primaria; tuve la suerte de participar en la gestión de Servicios
Sociales y la cooperación para el desarrollo en una legislatura muy
importante; también todo el trabajo con los inmigrantes en Asturias, en
unos momentos de grandes cambios. He participado en un equipo que yo
creo que difícilmente se va a repetir, hemos hecho una Ley de Servicios
Sociales que está siendo un ejemplo para todas las comunidades, en
particular, para los gobiernos progresistas de las comunidades autónomas
de España; de modo que ser ahora Director General de Cultura en el
Principado de Asturias para mí es un orgullo.
Yo vivo en Asturias, nací aquí y elegí conscientemente seguir trabajando
aquí. Tuve oportunidades de marcharme a trabajar fuera en buenas
condiciones, pero nunca las acepté, porque quiero educar a mi hijo en
Asturias y envejecer aquí. Quiero a esta tierra y creo que debemos
dedicarle lo mejor de nosotros mismos para que vaya adelante. Intento
hacer mi trabajo lo mejor que puedo para que el día que me marche de
aquí las cosas estén un poco mejor que como las encontré. Esta receta
hasta ahora me sirvió e intentaré seguir con ella. ∆ |