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SUPLEMENTO ASTURIAS   -  AGOSTO 2004

LASTRES

Vista general de Lastres
Foto: Juanjo Arrojo


Las gaviotas hacen vuelos rasantes sobre los barcos que llegan a puerto cuando el día todavía no ha amanecido. Lastres se despierta con el ruido de los barcos entrando y descargando el pescado obtenido tras horas de duro trabajo.

ALMA DE SABOR A SAL

El mar es el alma de Lastres. Las aguas del Cantábrico han cincelado el carácter de sus gentes y también la geografía de sus calles y aunque la pesca es ya un arte que va poco a poco desapareciendo, aún se pueden escuchar historias de su pasado ballenero en alguno de los bares del puerto. La historia cuenta que, durante los siglos XVII y XVIII, Lastres era uno de los puertos asturianos desde los que se exportaba pescado conservado y productos obtenidos de la pesca de ballenas, por ello fue el último puerto asturiano que se dedicó a la pesca de cetáceos.
El presente de Lastres discurre con un ritmo compartido entre el mar y el turismo. El mar marca la melodía y los visitantes bailan al compás por callejuelas estrechas, llenas de casas blancas con galerías acristaladas y corredores de madera, que se descuelgan hacia la costa. El reconocimiento de Lastres como Conjunto Histórico Artístico, obliga también al conocimiento de sus calles y sus monumentos como rasgo fundamental de su personalidad. La Torre del Reloj, con un arco conopial en un lateral y cuatro pisos de altura, fue construida en el año 1.751 y combinó la función de ser torre vigía y campanario al mismo tiempo. La iglesia de Santa María de Sábada fue construida en 1.757 con planos de Manuel Reguera y posee un órgano y un Cristo del siglo XVI. Después de conocer el patrimonio histórico-artístico de Lastres y sus calles, parando en alguno de sus muchos bares y tascas para asomarse a la gastronomía típica de este pueblo marinero, nada mejor que dedicar un tiempo a tomar el sol y bañarse en las frías aguas del Cantábrico. La playa de Lastres, también llamada l´Estilleru, o la playa de La Griega son un buen ejemplo de cómo mima Lastres a todo aquel que decida empaparse de todo cuanto tiene que ofrecer. ∆

Las mujeres de Lastres dedican muchas horas al cuidado de las redes.
Foto: Romy

 Redes a la mar

Viven del mar aunque permanecen en tierra firme. Son las mujeres y hombres que reparan o arman las redes. Cuando un barco tiene problemas con sus aparejos necesita manos ágiles que los solucionen.

En el puerto de Lastres la actividad es constante. Entre el ir y venir de los barcos, las cajas de pescado, y los pescadores, se encuentran también quienes permanecen en tierra firme arreglando las redes. Muchos pescadores ya jubilados continúan de esta forma renovando su compromiso con el mar, aunque una gran parte de los que se dedican a esta tarea son mujeres, casadas con pescadores o hijas de pescadores. Llevan toda su vida oyendo hablar de la pesca, viviendo en primera línea todas las circunstancias que afectan a este sector. Han aprendido este oficio a base de ver a los pescadores arreglar las redes, y éstos se convierten en profesores de nuevas alumnas que encuentran en esta ocupación una buena forma de ser útiles.
Tres de las mujeres que trabajan juntas habitualmente se han asociado, y han formado una comunidad de bienes, el equipo A.T. (Adobadoras Tarito). La Asociación lleva el nombre del pescador que les enseñó a arreglar aparejos en señal de agradecimiento. "Esta ocupación requiere mucho tiempo y económicamente no es muy rentable, digamos que lo hacemos porque nos gusta mucho y es una pequeña ayuda a la economía de casa, pero no podríamos vivir de ello". Con el tiempo Teté, que es como conocen a María José Costales en Lastres, espera que aumente el número de mujeres asociadas y puedan formar una cooperativa.
A las mujeres de Lastres es fácil encontrarlas en el puerto arreglando las redes, pero cuando una embarcación de otra localidad las reclama se pone en marcha todo el equipo, y se desplazan al puerto donde se halla el barco. Allí pasan la jornada concentradas en su tarea hasta la hora de volver a casa. Normalmente son ocho las que forman este grupo al que no le falta trabajo, pues cada día es más difícil encontrar gente preparada para estas tareas. Ellas han aprendido a base de dedicarle muchas horas con la ayuda de pescadores jubilados, aunque Teté asegura que constantemente están aprendiendo, ya que cada barco tiene distintos materiales y aparejos. Como ella misma asegura "no hacemos más porque no tenemos tiempo material, de hecho cantidad de redes las están llevando a Galicia porque no hay suficiente gente aquí que se encargue de ellas". ∆

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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