Foto: Juanjo Arrojo |
Tierra de sueños
En pocos lugares como en éste podemos encontrar una combinación tan
perfecta entre mar y montaña. En sólo cinco kilómetros se produce uno de los
contrastes de altitud y paisaje más sorprendentes de todo el concejo.
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Texto: Marta Malde y Marisa Tabarés
D esde los 1.159 metros del Pico Pienzu,
cota máxima del concejo, es posible, en día despejado, maravillarse con el
paisaje magnífico de los Picos de Europa. En la otra dirección, es un placer
para los sentidos dejar resbalar la vista por las laderas de la Sierra del
Sueve, que pierden altura rápidamente hasta fundirse con el mar. La cita con
aguas cantábricas, a ras de costa, se produce en las playas de Lastres, La
Griega, La Isla y La Espasa, de belleza serena y muy concurridas en época
estival.
La historia de este concejo asturiano se pierde en el tiempo, cuando los
hombres del paleolítico pisaban los mismos lugares que hoy recorren tanto
los habitantes de la zona como los numerosísimos turistas que se acercan en
cuanto suben las temperaturas. Colunga es una tierra para relajarse y soñar.
Soñar con pasados castreños y prerrománicos que dejaron sus huellas en La
Riera, La Isla y Villeda. Con el paso de los siglos esta tierra se fue
forjando con las numerosas culturas que dejaron un rico y abundante
patrimonio histórico-artístico. Entre estas obras se hallan las iglesias de
Gobiendes, construida en el primer tercio del siglo X y perteneciente al
arte asturiano prerrománico, y la de Santa María de Tona más conocida como
la de La Isla. A mediados del siglo XVI, en Lastres, se construye el primer
muelle, lo que supone un gran impulso para la economía y el desarrollo de
esta zona costera. Comienza así una época en la que el negocio de la pesca
de ballena marcará el día a día de Lastres y su entorno.
Si quisiésemos conocer todo el patrimonio de Colunga en un día sería
prácticamente imposible. La Casona de los Alonso Covián, en la que pernoctó
el rey Carlos I, el Ayuntamiento, un edificio barroco del siglo XVII que
perteneció a la familia Álvarez de Colunga, hórreos y paneras que datan de
los siglos XV, XVI y XVII, molinos de agua como los de Carrandi, casas de
estilo modernista como la casa de los Pablos del año 1.910 o la iglesia
parroquial de San Cristóbal son sólo alguna muestra de todo cuanto Colunga,
como capital, y todas sus parroquias -Carrandi, Gobiendes, La Isla, Lastres,
Libardón, La Llera, Lue, Pernús, Pivierda, La Riera, Sales y San Juan de Duz-
tienen que ofrecer.
Foto: Juanjo Arrojo |
Corazón de dinosaurio • El corazón de la Costa de los Dinosaurios
está en Colunga, más concretamente en el Museo del Jurásico de Asturias
(MUJA). Como si un enorme dinosaurio hubiese pasado por aquí dejando como
testimonio una huella, el Museo del Jurásico tiene la forma de una gran
huella tridáctila bajo la que se encuentra una de las exposiciones sobre
dinosaurios más completa del mundo. 5.000 metros cuadrados reúnen en tres
áreas temáticas todo lo que hay que saber para adentrarse en el mundo del
jurásico. Las actividades didácticas se realizan en la exposición permanente
del museo, en la segunda zona se realizan las exposiciones temporales
mientras que la tercera proporciona la infraestructura necesaria para las
actividades científicas, divulgativas y de gestión patrimonial. Si
importante es dar a conocer este tesoro patrimonial, también es importante
seguir investigando y aportando cada vez más datos contrastados a todo
cuanto ya se conoce, por eso el museo centra una parte de su existencia en
la labor de investigación de mano de numerosos expertos que poco a poco van
desentramando más misterios de este fantástico mundo.
Las piedras hablan Hablan en un lenguaje diferente pero nos cuentan
cosas de un pasado jurásico que hoy se nos antoja lejano y casi irreal. Las
muestras de huellas y huesos encontrados en la costa de Colunga, Ribadesella
y Villaviciosa han otorgado el título de La Costa de los Dinosaurios a esta
franja costera bañada por el mar Cantábrico. En Colunga, la playa de La
Griega es un particular museo al aire libre donde se encuentran huellas de
125 centímetros de diámetro, las más grandes descubiertas en el mundo hasta
el momento. A la vista de estos restos, la imaginación viaja más de 150
millones de años atrás, cuando grandes dinosaurios cuadrúpedos se
desplazaban sobre la laguna costera. Nada más llegar a la playa, en el
margen derecho de la ría, se encuentra un panel explicativo que da comienzo
a la ruta. En dirección al acantilado, a unos 500 metros aparecen las
primeras huellas de la mano y del pie de dinosaurios cuadrúpedos. A partir
de aquí encontraremos diaclasas (grietas tectónicas), fósiles de
gasterópodos, icnitas de saurópodos, icnitas de dinosaurios bípedos y
también raíces verticalizadas de color verde pálido pertenecientes a
antiguos paleosuelos que se sitúan en zonas laterales de un río jurásico. A
lo largo de los 600 metros que dura el recorrido se puede viajar a un pasado
remoto que nos acerca otra forma de vida para nosotros desconocida.
Sierra del Sueve • El paraíso terrenal. El rey en las tierras del
Sueve es el Asturcón. Este caballo de montaña, fuerte y pequeño marcado con
una estrella blanca en su frente, trota a galope por la Sierra del Sueve,
donde ha establecido su reino. En la Sierra, se encuentra el Picu Pienzu,
declarado Paisaje Protegido. Sobre él se levanta una cruz de hierro de 16
metros. Con sus 1.159 metros está considerada la altura máxima cercana al
mar de toda Europa. Adentrándonos en la sierra podemos encontrar "biescas",
pequeños bosques mágicos en los que los acebos y las espineras sirven de
refugio al numeroso ganado de uso doméstico que pasta en la zona.
Más hacia el norte, en lo que se conoce como el paraje de la Biescona, se
conserva un hayedo conocido por ser la mayor cantidad de hayas cercana al
mar y de menor altitud de Europa. Los líquenes que crecen en el Sueve son
una especie en regresión que sólo es posible conocer aquí y en el bosque de
Muniellos.
Gastronomía • Un viaje al reino del sabor. Al hablar de un concejo
que comparte tierra y mar, hay que hablar de una gastronomía que se levanta
sobre dos pilares fundamentales: los productos que tienen que ver con el mar
como los pescados y mariscos, y los productos estrella de la cocina de
interior asturiana: la sidra, las fabes y las carnes de ganadería y caza.
Sería difícil escoger algo de la gastronomía típica de Colunga, porque esto
implicaría tener que dejar otra cosa, así que lo mejor es intentar probarlo
todo sin necesidad de quedarse con las ganas de conocer a qué sabe el
auténtico placer. Para abrir menú se podría optar por que uno de los muchos
hosteleros de la zona nos escancie unos culines de sidra. Colunga se ha
incorporado más tarde a la conocida Comarca de la Sidra, a la que ya
pertenecían Villaviciosa, Sariego, Cabranes, Nava y Bimenes, pero la
tradición y la elaboración de este oro líquido se remonta siglos atrás. Tras
la sidra, la mesa nos espera cargada de buenos manjares. Para abrir boca
podemos empezar con algún plato que tenga como ingredientes principales los
productos del mar, como por ejemplo una caldereta de marisco, un revuelto de
oricios, las anchoas preparadas de manera artesanal o un besugo a la sidra.
Seguiremos con las carnes y las legumbres. Un chuletón de carne roxa a la
brasa, el pitu de caleya o el cordero a la estaca pueden ser una opción
junto con un plato de fabes con jabalí. Tal es la importancia de esta
legumbre en el concejo -donde se cultivan más de treinta variedades- que,
durante el puente de la Constitución, se celebra la "Semana de les fabes de
Colunga". A la hora del postre la misma manzana que se utiliza para elaborar
la sidra es la que también se transforma en compota, tarta de manzana o
mermelada. Tampoco se deben rechazar otros postres como el arroz con leche,
las casadiellas o los frixuelos. De algún lado tenía que salir la fama de
llambión del asturiano.
Costa salvaje • El litoral de Colunga es un ejemplo de perfección
para los amantes de la playa. Los 19,9 kilómetros de costa se reparten entre
acantilados salvajes, playas de arena fina y puertos pesqueros, como el de
Lastres, además de las desembocaduras de los ríos que recorren el concejo.
Pero si de algo se tiene que sentir orgulloso el Ayuntamiento de Colunga es
de sus playas. Cuatro arenales, dotados todos ellos de excelentes servicios,
son el paraíso terrenal de los que buscan sol, arena y mar. La playa de
Lastres, un arenal de 350 metros de longitud, es conocida como la playa
l´Estilleru. Su proximidad al pueblo de Lastres la hace atractiva a la hora
de conocer también su entorno. La playa de La Griega es la más próxima a
Colunga y cuenta con la desembocadura del río Libardón. Su principal
atractivo son las huellas de dinosaurio. La playa de La Isla es llamada así
por un islote, situado en su margen izquierdo, al que se une el arenal
cuando baja la marea. Muy cerca se pueden visitar unos eucaliptos de gran
tamaño. Por último la playa de La Espasa, situada en el límite de Colunga
tocando ya con Caravia. De forma triangular, sus 550 metros de longitud
quedan unidos, cuando baja la marea, con la playa de La Isla. ∆ |