La asignatura de religión
La asignatura de religión
será evaluable y computable para la nota media desde Educación
Primaria hasta bachillerato, aunque en esta última etapa no se
tendrá en cuenta para la consecución de becas de estudios, así lo
afirmó la ministra de educación Pilar del Castillo.
¿Qué le parece estas medidas educativas? |
Antonio González Abúlez
Secretario de la Federación de
Enseñanza de CC.OO.
"Comisiones Obreras siempre se se ha
manifestado en contra de que la enseñanza de la religión fuese una materia
que se impartiese dentro de la escuela, ya que pensamos que debe de estar en
los ámbitos que le corresponda. En segundo lugar, en un país como el
nuestro, un Estado aconfesional, no todos apostamos porque se lleve adelante
el planteamiento laico y por lo tanto, no se dé ningún tratamiento
preferencial a ninguna de las confesiones religiosas. Nosotros apostamos por
una materia basada fundamentalmente en la educación y los valores
democráticos, que sea para todos igual.
La escuela del siglo XXI ya se está configurando sobre una base mucho más
pluricultural y pluriétnica, por lo tanto, nos parece que esta medida de la
ministra está retrocediendo a etapas que la sociedad española tiene
totalmente superadas. Lo más peligroso de esta medida es que vulnera
precisamente el espíritu de la Constitución, donde se recoge el
planteamiento de la enseñanza de la religión y el consenso que en su momento
se estableció entre todas las fuerzas políticas que redactaron todo el
articulado. Precisamente uno de los puntos más conflictivos fue precisamente
el tema de la enseñanza de la religión.
Hay otra razón más para mostrar el rechazo a los procedimientos de la
ministra, y es que está utilizando el rodillo de su mayoría absoluta en vez
de negociar con las comunidades autónomas y llegar a consensos, es decir,
está contraviniendo la ley, no sólo en el tema del Real Decreto de la
enseñanza de la religión, sino con el resto de los Reales Decretos que está
desarrollando la Ley de Calidad.
Nosotros estamos a favor de una enseñanza laica. La enseñanza de la religión
debería estar fuera de la escuela pública y se debería impartir una
asignatura para todos, para que no haya alumnos que reciban una educación en
valores determinados y otros reciban otra. Y no nos engañemos, siempre
habría una preferencia en torno a una confesión religiosa, como puede ser
católica, discriminando precisamente al resto de las religiones". ∆
"Lo más
peligroso de esta medida es que vulnera precisamente el espíritu de la
Constitución"
Pilar Margolles Mier
Federación de Enseñanza de la USO.
"Como docente que fui hasta hace
poco, me parecen bien estas medidas, porque es una forma de que los alumnos
estén estimulados a la hora de hacer un trabajo, que es lo que se les manda
en las aulas, sobre todo a nivel de primaria. La forma de que hagan
cualquier trabajo que se les mande con interés, con gusto y con ganas de
terminarlo, es que se evalúe, porque si no se convierte en lo que en muchos
sitios ha sido hasta ahora, es decir, un cachondeo.
Normalmente la gente que optaba por la asignatura de religión, que suele ser
mayoritariamente niños menores de doce años, están bajo la tutela de lo que
los padres dicen.
Soy partidaria de que efectivamente la religión se puntúe y que se tome en
serio, porque los profesores nunca hacemos eso como una asignatura
fundamental, como puede ser la lengua o el cálculo, sino como una cosa
complementaria como ha sido siempre en España. O sea, que yo soy
absolutamente partidaria. ∆
"Soy partidaria
de que efectivamente la religión se puntúe y se tome en serio".
Laureano Díaz Puente
Secretario de Organización de UGT-FETE.
"La Constitución dice que el Estado
es aconfesional y aún haciendo mención a la Iglesia Católica como religión
predominante en el Estado español, nosotros siempre defendimos que la
enseñanza debía ser laica. Entendemos que la religión como tal, no debería
estar en la escuela porque creemos que también es algo absolutamente íntimo
y personal de la gente, de la misma manera que las ideas políticas.
Aún partiendo de ese hecho, nosotros entendemos que la influencia de la
Iglesia Católica en el gobierno del PP es enorme. Y ya no es sólo el
tratamiento de la religión. Nosotros vemos que la nueva Ley de Educación
tiene bastante que ver con los intereses del propio episcopado de la
Conferencia Episcopal en los colegios religiosos que controla. Dicho esto,
la religión nunca debe de ser algo evaluable, algo que no permita pasar de
curso, etc.
Por otro lado, no se puede poner la religión en contraposición a otra cosa.
Es decir, si yo soy laico, nadie me puede obligar a estudiar otra cosa
porque otro ciudadano ejerza un derecho. Nosotros estamos radicalmente en
contra de esto. ¿Qué ocurre? Que hay mayoría absoluta y no hay nada que
hacer. Por otra parte está todo el tema del profesorado de religión, que
tiene una contratación un tanto sui generis, porque no los contrata el
Ministerio de Educación, sino el Obispado.
¿Dónde se debe hacer la religión? Nosotros entendemos que en la parroquia,
en la mezquita o en la sinagoga. De la misma manera que el Episcopado nombra
a un profesor de religión para que vaya a un colegio a impartir catequesis,
más que religión, también puede nombrarle para que vaya a la parroquia todos
los días a impartirla a aquellos alumnos de la zona de influencia de cada
centro o de cada parroquia, pero en su sitio y en el lugar de culto de
acuerdo con la religión que tienen. Vamos a ver si resulta que ahora, por
efecto de la inmigración, aquí nos aparecen colectivos de ciudadanos de
siete religiones distintas. ¿Se establecerían horarios con siete profesores
para cada religión? No parece que tenga mucha lógica.
En otro sentido, también entendemos que el estudio del fenómeno religioso
como tal, forma parte del acervo cultural de la humanidad, y que en
consecuencia los alumnos deban estudiar dicho fenómeno religioso y su
influencia en las distintas etapas históricas. Eso se puede enfocar desde la
perspectiva de la sociedad o desde la propia historia. Cada uno con su
parte". ∆
"Dónde se debe
hacer la religión? Nosotros entendemos que en la parroquia, en la mezquita o
en la sinagoga"
Antonio Soto Blanco
Antonio Soto Blanco, Presidente de
FAPAS "Miguel Virgós".
"Sin crear ninguna sensación de
alarma, la escuela no es el lugar para tener que pasar por esta situación.
Entendemos que es un paso hacia atrás muy importante.
En la Constitución está reflejado que somos un estado aconfesional.
Entendíamos que en la escuela se estaba dando cumplimiento al dar clase de
religión y que no fuese evaluable. Poner ahora la religión como una
asignatura al mismo nivel de matemáticas, historia, etc, evaluable, y hacer
obligatoria la alternativa de la religión, son medidas absolutamente
desafortunadas.
Y no sólo la religión, sino la alternativa a la religión. El Ministerio dice
que estudiar la historia de las religiones es una cuestión absolutamente
importante para el conjunto de los ciudadanos. Si esto es así tenemos que
convenir también que los alumnos que dan religión y no pueden dar Historia
de las Religiones quedan absolutamente desamparados. Aquí, evidentemente
entra en una contradicción el Ministerio, porque dice que la alternativa de
la religión es una asignatura fundamental.
Hay también en la escuela pública un colectivo muy importante de otras
religiones que podrían sentir también la misma necesidad y pedir amparo en
la misma medida.
Esto va a ser un tema polémico. Tenemos conocimiento de los acuerdos de la
Santa Sede y el Gobierno, pero creíamos que ya se daba un tratamiento
razonable a la religión en los centros. Esto no hace nada por mejorar esa
situación, sino que la empeora.
Por otra parte, eso de que no se va a tener en cuenta para la concesión de
becas, es algo que tampoco es del todo cierto, porque es una cuestión que
puede quedar sin ninguna reglamentación, de modo que también se tenga en
consideración a la hora del expediente para dichas becas.
Por los momentos y los tiempos en los que vivimos creemos que la religión
tendría que quedarse fuera de los centros. Si no, la alternativa de la
Historia de las Religiones sería la más adecuada, para todos los alumnos".
"En la
Constitución está reflejado que somos un estado aconfesional. Poner la
religión como una asignatura al mismo nivel que las matemáticas es una
medida absolutamente desafortunada"
José Espiño Collazo
Catedrático de Lengua Castellana y
Literatura. Director del I.E.S. "Valle de Turón".
SOBRE LA ENSEÑANZA DE LA RELIGION
"No tengo por costumbre escuchar las conversaciones ajenas. Me enseñaron de
pequeñito que era de muy mala educación. Pero hace unos días me vi casi
forzado a ser involuntario y mudo testigo de la discusión que dos ciudadanos
mantenían, mientras disfrutaban de su café mañanero. Al parecer el motivo de
la controversia había surgido al hilo de la lectura y divergente opinión que
uno y otro sostenían sobre el contenido de una noticia aparecida en la
prensa del día: el anuncio de la Sra. Ministra de Educación, Dña. Pilar del
Castillo, de una serie de medidas, encaminadas a desarrollar la LOCE (Ley
Orgánica de la Calidad de la Educación), recientemente promulgada. Más en
concreto la diatriba se centraba en el nuevo estatuto que se le confiere a
la asignatura o materia de Religión, ahora denominada Sociedad, Cultura y
Religión, en su alternativa confesional y no confesional, y que se pretende
convertir en una materia tan seria como cualquier otra en el plano
académico, evaluable, y cuya calificación se tenga en cuenta para la
promoción y titulación de los alumnos que la cursan.
El primero de los ciudadanos, un señor que, por su edad, muy bien podría
haber vivido los años del nacional-catolicismo, se mostraba muy satisfecho
con la decisión ministerial, felicitándose de que, por fin, nuestros
gobernantes se tomasen en serio algo tan relevante para la educación y el
futuro de nuestros hijos, argumentando que, después de todo España continúa
siendo un país religioso y que más del ochenta por ciento de los alumnos
opta por estudiar Moral y Religión Católica en la E.S.O y el Bachillerato.
Además, afirmaba, incluso desde una perspectiva estrictamente cultural, que
los más jóvenes deben conocer las nociones básicas de la historia, el dogma
y la moral cristianas, ya que por algo los ponentes de la Constitución
Europea en ciernes proponen que ésta recoja una referencia explícita a la
religión y tradición cristianas, como uno de los factores que forjaron el
espíritu que nos une e identifica.
Su compañero de tertulia, un chico joven, probable víctima de las veleidades
y aún del furor pseudoprogresista de la legislación que reguló este tema,
con posterioridad a la Ley General de Educación en los años setenta, venía a
decir que la Religión, en particular en su dimensión confesional, tiene que
ver con la fe y las creencias de cada cual y que, por consiguiente,
pertenece al ámbito de lo privado. Un estado laico y aconfesional no tiene
por qué hacerse cargo de las lecciones de catequesis y de la instrucción
religiosa de sus ciudadanos, quienes, en todo caso, habrán de buscarla en
sus familias y en sus iglesias respectivas. Además, añadía, con evaluación o
sin ella, la asignatura será siempre una "maría", es decir una materia de
relleno, destinada a relajar y hacer perder el tiempo a los alumnos y a
justificar el sueldo de unos sufridos profesores, socialmente
desprestigiados, que no saben cómo enfocarla e impartirla.
He de confesar que los comentarios y opiniones de estos dos conciudadanos,
al margen de su grado de superficialidad y confusión, me hicieron
reflexionar sobre un hecho evidente: el lastre, la contradicción e incluso,
si ustedes me apuran, el drama que vienen impidiendo que la Cultura
Religiosa (llámese como se quiera) se curse y estudie en este país con el
rigor y la seriedad que su contenido exige y que nuestros alumnos precisan
para aspirar a una formación integral y humanista. Primero fue el Estado
confesional y católico, el que, paradójicamente, hizo que la asignatura de
Religión y Moral Católica, eso sí, obligatoria ella, perdiese toda entidad,
al equipararla a aquello que entonces llamaban FEN (Formación del Espíritu
Nacional). Más tarde, en los años setenta, se le buscó una compañera laica,
la Ética, ¡cómo si la una pudiese constituir alternativa de la otra en algún
aspecto! Luego, los gobiernos de los años ochenta, del quiero, pero no puedo
un estado aconfesional, la mantuvieron, previa su reducción a cenizas, al
ofertarla frente a eso que, sin pudor alguno, se llamó, Alternativa a la
Religión, Actividades de Estudio, juegos, divertimentos, nada, por supuesto
no evaluable, sin relevancia académica, etc.
Mucho me temo que, lamentablemente, las últimas decisiones gubernamentales
sobre este asunto tampoco vienen a arreglar nada y que las cosas continuarán
más o menos como estaban. Uno tiene la impresión de que, una vez más, se
trata de apuntalar, como sea y al precio que sea, no principios ideológicos
legítimos y respetables, sino, simple y llanamente, determinados intereses y
parcelas de poder, eso sí, sin provocar demasiados sarpullidos ni levantar
innecesarias ampollas, siempre molestas. Por el bien de todos, y en
particular de los más jóvenes, confiemos en que alguna vez otros
responsables públicos, más libres de ciertos condicionamientos complejos y
prejuicios, se decidan a regular estas enseñanzas en los términos que
nuestra tradición cultural, la racionalidad y el sentido común imponen.
También en esto necesitamos una pasada por Europa. ∆
"Confiemos en
que alguna vez otros responsables públicos se decidan a regular estas
enseñanzas en los términos que nuestra tradición cultural, la racionalidad y
el sentido común imponen". |