Foto: Romi |
El primer verano del
Texto: Carolina Fernández
La imagen de los equipos de limpieza trabajando en las playas ha sido
una estampa cotidiana a lo largo de todo el verano astur. Los monos blancos se
mezclaron con forzada naturalidad con los bañistas, que procuraban desarrollar
la rutina de un día de playa aún a pesar del engorro del fuel y la presencia
constante de los limpiadores.
Pese
a la imagen de absoluta normalidad que han intentado en todo momento
transmitir desde el gobierno central, es indiscutible: la presencia del fuel
ha sido generalizada en Asturias durante todo el verano. Un día sí y otro
también, la prensa alertaba sobre la entrada de galletas fuel. Ningún punto de
la costa se ha librado del pringue, en función de las corrientes y de la
dirección del viento. Las manchas han tocado todas las playas, pedreros y
acantilados de la región.
Según informes del Principado, desde que el 6 de diciembre comenzara a llegar
fuel a nuestras costas se han recogido aproximadamente unas 4.130 toneladas.
Las playas asturianas recibieron en los meses de junio, julio y agosto más del
triple de fuel que durante los meses de la primavera.
Todavía se detecta en la costa la presencia de un fuel que llegó poco después
del hundimiento del Prestige, en diciembre. Es el fuel que ensucia sobre todo
pedreros y roquedos. En algunos casos ha quedado incluso enterrado en la
playa. Durante el invierno y la primavera, algunos equipos de limpieza de
Tragsa se dedicaron a recorrer los pedreros y limpiarlos manualmente, pero al
llegar el calor estival cambió la orientación del trabajo. Los equipos de
limpieza se han dedicado a retirar galletas, según la Coordinadora Ecoloxista:
"Se ha querido evitar molestias a los bañistas, y por eso se dejó a un lado la
limpieza de los pedreros. Este problema es importante en Asturias, porque el
fuel sigue debajo de las piedras. Es una labor que ha quedado sin acabar y
tenemos dudas de que se retome alguna vez. Parece que lo más urgente era no
crear alarma, por eso la política actual es simplemente eliminar galletas. Los
pedreros no se están limpiando".
Según informes del
Principado, las playas asturianas recibieron en los meses de junio, julio y
agosto más del triple de fuel que durante los meses de la primavera.
Los pedreros coinciden también con playas poco
frecuentadas, que quedan al margen del circuito de limpieza. La prioridad ha
sido y es claramente para las que reciben más turistas.
"Llama la atención la dedicación hacia playas como San Lorenzo o Salinas,
donde los trabajadores a veces se morían de aburrimiento porque no tenían qué
hacer, cuando hay otras a pocos kilómetros llenas de fuel y bastante
abandonadas", comenta Emilio Rabanal, miembro de la Coordinadora Ecoloxista de
Asturias.
Denuncian que hay una relación directa entre el número de visitantes que
recibe un lugar y el estado de abandono en el que se encuentra. "La playa de
Luanco, por ejemplo, se limpiaba todos los días. Pero curiosamente al lado hay
una cala, la Playa del Corral, que está hecha una verdadera pena. Puede que
haya enterrado hasta un metro de fuel". La administración todavía no se ha
acordado de que algunas playas y pequeñas calas existen y que necesitan que se
les envíen equipos de limpieza.
Otro tema que preocupa a los ecologistas son los métodos que se están
empleando para la retirada del fuel. Se empezó limpiando con agua a presión, y
ahora están utilizando chorros de arena, un método más duro que pule las
piedras. Es imprescindible ser muy cuidadoso, porque podría producir daños
importantes en las comunidades biológicas que existen en los roquedos. Pese a
todo lo sucedido, parece que los daños biológicos no han sido tan graves,
según la opinión de Ricardo Anadón, catedrático de Ecología de la Universidad
de Oviedo: "Sobre los organismos no parece que se hayan producido efectos
catastróficos. Ninguno de ellos ha desaparecido. Quizá alguna especie en
particular puede haberse visto afectada, sobre todo las de la zona alta de la
zona de mareas, que son muy pocas. No han sido afectados ni los percebes, ni
los centollos; posiblemente sí las llámparas, pero la extensión tampoco ha
sido mucha".
Foto: Juanjo Arrojo |
En Asturias, la coordinación de las labores de
limpieza está en manos de la demarcación de costas, que establece las
prioridades e indica qué playas hay que limpiar cada día. Desde ahí se
moviliza a Tragsa, la principal empresa de limpieza subcontratada por el
Estado, la que ha dedicado a esa labor más horas y más personal. Además de eso
hay que contar con una pequeña participación por parte de los ayuntamientos.
Lo que ha descendido hasta casi desaparecer es la presencia de los
voluntarios. Hace ya tiempo que el boom de los primeros días se ha desinflado.
Una buena parte de la responsabilidad de ese bajón tan espectacular hay que
achacársela a la falta de organización y al escaso apoyo por falta de las
instituciones. Todo aquel que haya participado en labores de limpieza tiene
alguna historia que contar sobre voluntarios deseosos de trabajar que en su
momento no disponían de material, que tuvieron que abonarse ellos mismos el
alojamiento o la manutención, que iban y venían de una playa a otra por falta
de organización y que en definitiva no pudieron realizar su trabajo. "Lo del
voluntariado es un tema que está acabado desde hace bastante tiempo -comenta
Emilio Rabanal-. No se les han dado muchas facilidades. Alguno que yo conocía
hablaba de cosas bastante llamativas, como por ejemplo que tenía que
desplazarse en su propio coche y meter el material de limpieza contaminado en
él. Los políticos hablan muchas veces de fomentar la solidaridad, pero cuando
llega la hora de la verdad, todo eso se olvida".
La Coordinadora
Ecoloxista denuncia que la administración todavía no se ha acordado de que
algunas playas y pequeñas calas existen y que necesitan que se les envíen
equipos de limpieza.
El Principado es en teoría responsable de
vigilar que los métodos de limpieza cumplan el protocolo elaborado por el
mismo gobierno autonómico, que establece cómo se debe realizar la limpieza, de
manera que no cause daños al entorno, que se proteja la salud de los propios
trabajadores y la seguridad de los ciudadanos que van a las playas. Los
ecologistas encuentran criticable la gestión del gobierno de la región. "El
Principado debería vigilar los sitios de especial interés natural para que se
realicen las labores de limpieza cuidando de no dañar el medio. No estableció
de manera adecuada dónde se debería depositar el fuel que se extraía de las
playas. A veces incluso se depositaba en el suelo, contaminando las dunas. En
la playa del Merón, donde hay una especie protegida, se llegaron a depositar
tres contenedores de fuel. Cuando entraron oleadas importantes, por febrero,
había calas que apestaban, y a pocos metros había gente cogiendo oricios. En
lugares concurridos parece como si el fuel no tuviera ninguna implicación
sanitaria. Algunos trabajadores de Tragsa iban por las playas y se encontraban
a niños que recogían fuel con las manos. No había nadie que dijese por los
altavoces que es una sustancia peligrosa".
En cuanto a la gestión de los residuos, en algunos lugares han visto
contenedores de fuel mezclarse con el resto de la basura. Los vecinos que
viven junto a las playas en algún caso dejaban los residuos domésticos en los
contenedores de fuel porque "nadie se molestó en poner un cartel".
Desde que terminó el verano, asistimos a constantes cruces de declaraciones
entre representantes de distintos partidos sobre los resultados turísticos del
primer verano con fuel. Para unos el saldo es positivo, y se puede hablar
incluso de un incremento de las cifras del turismo. Para otros sin embargo la
presencia del fuel ha sido claramente perjudicial. A pie de costa, quienes
veranean en Asturias un año sí y otro también, dicen que sí ha bajado el
número de visitantes que habitualmente recibían las zonas más turísticas.
"Desde instancias oficiales se quiere dar la impresión de que está todo
resuelto y que ya no existe ningún problema, pero la gente en verano se ha
encontrado de cara con la realidad. Ellos se llevan la imagen objetiva". ∆ |