ILLANO
Lejos del ruido y del asfalto permanece sin alteraciones un paisaje
excepcional. El verde de las frondas de sus bosques y el azul del río Navia
son la paleta de colores que recrean un territorio montañoso y pleno de
ruralidad.
Texto: Isabel Gómez / Fotos: Fer
Silencio verde
L a gente que nos visita no deja de
sorprenderse cuando se adentra en el occidente asturiano y frecuenta las
desconocidas tierras de Illano. Les sorprende el silencio que les envuelve,
las tradiciones conservadas a pesar del paso del tiempo y la dispersión de los
núcleos de población. Son pocos habitantes, apenas 640 en 95 km2. Los que
llegan del sur de la península admiran el verde intenso de sus praderías y la
gran cantidad de agua que disfrutan sus habitantes. Y los de casa, los que
permanecen día tras día en este rincón asturiano se han acostumbrado a vivir
en este pequeño paraíso natural donde se alternan montañas y valles, donde aún
es posible ver correteando manadas de caballos salvajes y es habitual
encontrar partidas de cazadores tras el rastro del jabalí y el corzo.
El río Navia, con su sinuoso recorrido, atraviesa el concejo en dirección
norte sur, aportando paisajes de gran profundidad, y permitiendo la práctica
de deportes acuáticos a través de su curso. Su relieve accidentado viene
marcado por las sierras de San Roque, Bobia y San Isidro; precisamente en esta
última se encuentra el mayor parque eólico de Asturias.
Si miramos alrededor, el paso del tiempo es apenas perceptible en este
concejo. Los núcleos de población conservan el mismo aire rural de hace
muchos, muchos años, aunque en las explotaciones ganaderas y las tierras de
cultivo se utilicen técnicas modernas.
Un acusado despoblamiento y la dispersión de su población son las dos grandes
lacras de esta tierra, habitada ya en época prehistórica, como lo atestigua el
dolmen de la Campa de Entrerríos. El castro de El Castelón, a la salida de la
capital del concejo Illano, y aún sin excavar en su totalidad, es otra
interesante muestra de culturas anteriores que eligieron este emplazamiento
para defender sus posiciones.
El valor de lo artesano tiene todavía mucho peso en este rincón asturiano, por
ello es posible encontrar artistas que trabajan el cuero, los telares o la
madera siguiendo pautas tradicionales. Es un lugar donde afortunadamente los
niños todavía acuden a los colegios "de pueblo", crecen en contacto con la
naturaleza, conociendo en qué momento entonan las aves sus cantos nupciales o
la función de los denominados "cortines", corros de piedra que protegen las
colmenas de abejas del ataque de los osos.
Se hacen hombres del s.XXI pero alimentados por la esencia de una tierra
agreste que conserva sus tradiciones. Algunas de ellas, las gastronómicas, son
compartidas con la comarca noroccidental de Asturias. Un ejemplo es la
conocida como el Sanmartín, un ritual que tiene lugar a finales de año y en el
que se da muerte al cerdo o gocho previamente criado por las familias durante
el año.
Y si la estampa del Sanmartín es habitual no lo es menos la peregrinación a
Pastur, donde existe un santuario al que acuden vecinos de todo el occidente
asturiano cada 28 de agosto y 8 de septiembre. Junto a la pequeña ermita crece
imperturbable un tejo milenario, un árbol sagrado que acompaña los ecos del
campanario y protege con su estampa este emblemático recinto. ∆
Un sueño hecho realidad
Por fin este verano los habitantes de Illano podrán disfrutar en Folgueirou de
unas flamantes piscinas municipales, que han recibido un importante premio de
arquitectura: el premio Menhir. / Fotos: José Ramón Puerto Alvarez
La construcción de unas piscinas en Illano era un proyecto largamente planeado
desde instancias municipales. Por eso cuando en noviembre de 2000 dieron
comienzo las obras de las piscinas, nadie imaginaba un resultado tan logrado y
acorde con la realidad de este lugar.
El autor del proyecto ha sido el arquitecto de Cangas del Narcea, José Ramón
Puerto Alvarez, quien tras dos años de trabajo ha visto finalizado una idea
ambiciosa y a primera vista de difícil realización: la construcción de unas
piscinas en un lugar donde la intensidad de viento llegaba a ser tan alta que
en ocasiones apenas permitía mantener la verticalidad.
Según Puerto "Estudiando cómo el hombre se protege del viento se vio cómo los
agricultores canarios cuidaban a sus vides", de esta forma construyó las
piscinas protegidas por un círculo de piedra no totalmente cerrado, evitando
así la zona de mayor influencia del aire".
La empresa debía realizarse en Folgueirou, a 2 km. de la capital del concejo,
con piedra del lugar, lo que permitiría la creación de un Plan de Empleo de
dos años con un módulo de cantería.
Así, utilizando la piedra local y empleando a trabajadores de Illano, se
inició un trabajo largo pero muy satisfactorio.
En reconocimiento a esta labor, el pasado mes de noviembre, y en un acto
realizado en Madrid, se entregaron los Premios Menhir de Arquitectura que
anualmente concede la revista Menhir a "jóvenes arquitectos" (menores de 45
años) de la Unión Europea.
José Ramón Puerto obtuvo un segundo premio con su trabajo en las piscinas de
Folgueirou, compitiendo con 45 arquitectos procedentes de España, Holanda,
Italia, Portugal, Bélgica y Finlandia.
Este premio tiene como principal objetivo reconocer a aquellos arquitectos que
destacan en la construcción, renovación, restauración o rehabilitación de
diferentes espacios privados y públicos, y que para ello empleen Piedra
Natural.
Precisamente el material utilizado en las piscinas de Illano ha sido la piedra
local, una variedad de cuarcita con gran cantidad de óxido que le aporta una
característica tonalidad marronácea a la estructura. En algunos ejemplares de
esta variedad se encuentran incrustadas las conocidas quiastolitas también
llamadas "Piedras de San Pedro" o "crucíferas". Fueron localizadas por primera
vez en San Pedro de Cedemonio y se las consideró tradicionalmente como piedras
santas y portadoras de la buena suerte. ∆ |