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SUPLEMENTO ASTURIAS
- MAYO 2003
ASTURIAS
OPINA
Drogas y adolescencia
Según informes
recientes, los adolescentes de las principales ciudades asturianas
superan con creces la media nacional en el consumo de alcohol,
tabaco, tranquilizantes, cannabis, anfetaminas, alucinógenos y
éxtasis. Un alto porcentaje de ellos se consideran perfectamente
informados sobre las drogas y sus efectos.
¿Cuáles son las causas que originan el alto
consumo de estas sustancias en los jóvenes?
Y sobre todo, ¿por qué ocurre cada vez a más temprana edad? |
José Ramón Quirós
Director General de Salud Pública del
Principado
"Hay un porcentaje alto de
consumidores que dicen estar bien informados y sin embargo consumen. Es lo
que pasa con el tabaco, la información existe y se conocen las
consecuencias, pero se sigue consumiendo. Lo que hay es una baja percepción
del riesgo, que es diferente según las sustancias. Está muy claro, por
ejemplo, que el cannabis tiene una baja percepción del riesgo mientras que
la heroína tiene una alta percepción del riesgo, por eso la gente no está
metida en heroína en este momento. La percepción del riesgo varía según sea
la fuente de información. En alguno de los estudios que estamos a punto de
publicar, se habla de que la gente que está informada a través del sistema
educativo, tiene mayor percepción del riesgo, frente a la que está informada
a través de los amigos, que tiene menor percepción.
En cuanto al por qué se consume, depende del tipo de sustancia. La gente
dice que el éxtasis es para pasárselo bien y para desconectar. Las razones
varían según las personas. La mayor parte lo hace por experimentar cosas
nuevas, o por estar con los amigos, o por pasárselo bien. Nosotros
calculamos que alrededor de un 15% consume para evadirse, para soportar la
vida de alguna manera. Son los que más nos preocupan.
Respecto al consumo de tranquilizantes, las razones se hallan en que estamos
medicalizando la vida. Situaciones habituales en la vida de una persona,
como la tristeza, ahora tienden a ser combatidas, y las personas buscan una
pastilla que las saque de ese estado de ánimo. Mucha gente de mediana edad
recurre al consumo de psicofármacos para combatir lo que se llama "el dolor
de la vida". Un estudio en adultos en Asturias nos dice que la mayor parte
de la gente no tiene un problema de salud mental que justifique la toma de
esa medicación.
Eso de que en Asturias el consumo es más alto que en España, es bastante
discutible. En algunos apartados sí, en otros, no. Y esto no es fácil de
medir. Hay dos tipos de consumo, el consumo experimental, de gente que la ha
probado, que ha experimentado con ella, y el consumo habitual, que es la
gente que está enganchada. Esa es la que más preocupa, porque realmente les
cambia la vida. Las cifras de gente enganchada es muy baja, o más o menos
estable; y en general en Asturias son más bajas que en España.
En cuanto al consumo a temprana edad, depende del tipo de sustancias y de
escenas en las que uno se socializa. En la adolescencia hay un tránsito
hacia la socialización, el paso a determinados ambientes. El tabaco, por
ejemplo, ha sido una cultura de paso. Lo que significaba que una persona ya
estaba en ese cambio es que ya empezaba a fumar, era algo que los
diferenciaba de los más pequeños. Eso pasa con algunas drogas en este
momento, como con el cannabis o con éxtasis.
Esa idea de que la droga nos supera, yo creo que no es así. Es una cosa que
cada vez nos preocupa más, pero que cada vez también medimos más. Hay
indicadores, como pueden ser por ejemplo las muertes por sobredosis o las
nuevas infecciones de Sida, que están señalando que los consumos más
destructivos están bajando, incluso está descendiendo la mortalidad
atribuida al tabaco y al consumo de alcohol".∆
"Eso de que en Asturias el consumo es más alto que en España, es bastante
discutible.
En algunos temas, sí, en otros, no"
Antonio Soto Blanco
Presidente de FAPAS "Miguel Virgós"
"La verdad es que esta es la pregunta del millón. En esto hago un
llamamiento muy especial a la familia: debemos de hablar más con los hijos.
Yo creo que fundamentalmente trasladamos a nuestros hijos una sociedad donde
todo se obtiene de forma muy inmediata, o de forma muy sencilla, sin casi
nada a cambio y evidentemente, esto nos preocupa a las familias.
Creo que la mejor formación que se puede trasladar a la sociedad, y en este
caso a los hijos, a los menores que son el futuro, sería la conducta del
ejemplo. Estamos en una sociedad, fundamentalmente la nuestra, la latina y
la española, donde hay hábitos en la familia del consumo del alcohol o del
tabaco, en presencia de menores. Debemos de hacer un esfuerzo por explicar a
qué razones obedece. Los organismos públicos que tengan responsabilidad en
estos apartados, los medios de comunicación y nosotros desde el ámbito
familiar, debemos hacer un esfuerzo para decir que esto puede ser algo que
se nos vaya de las manos. Pienso que hay una crisis de valores y vamos a
tener que hacer un stop, que no un ceda el paso, y estudiar una cuestión tan
delicada como ésta.
Yo comentaba en su día a la prensa la preocupación que subyace en la familia
cuando los hijos salen. Creíamos que los teléfonos móviles estaban bien para
localizarlos. Pero yo creo que queda un factor de valores de conducta que
debemos retomar, porque si no podríamos lamentarnos más pronto que tarde.
Estamos carentes de calor humano y lo estamos olvidando por la celeridad que
marca esta sociedad y que nos marcamos nosotros mismos. Todo lo basamos en
cuestiones materiales". ∆
"Pienso que hay una crisis de valores"
Noemí Martín
Diputada de IU en la Junta General del
Principado.
"Yo creo que a los primeros que hay que preguntarles sobre esta cuestión
es a ellos. De todas maneras con el tema de las drogas, sean de diseño u
otras, hay que partir de la base de una política que no pretenda negar la
realidad que existe. Las drogas están ahí, las drogas se van a consumir, y
por tanto hay que facilitar una información suficiente para que todo el
mundo la tenga a su disposición y para que sepa lo que son las diferentes
drogas y sus consecuencias. Quizás alguien pueda considerarse bien
informado, pero yo estoy segura de que un porcentaje altísimo de los
jóvenes, por no decir todos de los que consumen éxtasis, no conocen su
composición, por ejemplo. Ahí ya falla un factor de información fundamental.
Entonces en primer lugar lo que hay que prevenir es el abuso, no prevenir el
consumo. El mensaje que estamos lanzando a los jóvenes es que no consuman
drogas, y ahí nos equivocamos, porque estamos negando una realidad, que
aunque nos guste más o menos, es así.
En segundo lugar, hay que hacer todo lo posible por informar y por hacerles
llegar a los jóvenes, en los puntos donde se mueven, la posibilidad de que
aquellos que se quieran informar puedan incluso analizar las sustancias que
van a consumir. En concreto hay un proyecto piloto en Asturias, en otras
comunidades autónomas ya se está haciendo, y en general está dando buenos
resultados. No basta con que hagamos campañas publicitarias, hay que
acercarse a donde están los jóvenes y preguntarles cuáles son las razones
por las que se plantean ese nivel de consumo, y luego facilitarles toda la
información posible. Y yo no tengo claro que esa información sobre las
consecuencias la tenga el conjunto de los jóvenes.
En todo esto hay que tener en cuenta que una cuestión es que los poderes
públicos y las administraciones tengan que intervenir con los medios
disponibles para todas estas cosas, y otra es que la familia no puede mirar
para otro lado. Tengo la impresión que, en general, estas cosas suelen ser
temas bastante tabú en las familias, cuando curiosamente preocupan,
especialmente a la mayoría de las familias que tienen hijos en edad
adolescente. Lo necesario es hablarlo, crear una buena comunicación, y tener
buena información. Muchas veces se cae en la tentación de pensar que a
través de castigos o de prohibiciones, se va a conseguir evitar que la gente
o los hijos no consuman. Eso es un error. Por tanto lo que se necesita es
diálogo y mucha flexibilidad, que no significa que no haya una autoridad de
los padres respecto a los hijos". ∆
"Hay que partir de la base de una política que no pretenda negar la realidad
que existe"
Gonzalo Olmos
Secretario General de Juventudes
Socialistas de Oviedo
"Todos sabemos que la adolescencia es
un periodo conflictivo, en el que los jóvenes pretenden reafirmar su
diferencia respecto a la edad infantil a través de conductas "adultas". La
imitación del mayor sigue siendo pauta habitual, y en nuestra cultura el
consumo de drogas, particularmente alcohol, tabaco o tranquilizantes, es una
conducta socialmente aceptada. El joven repite esas pautas de actuación, y
lo hace quizá de forma más temeraria o irreflexiva por la falta de madurez
personal, la falta de información o la sensación de que "todo lo puede".
De todas maneras la estrategia no debe ser despertar la alarma sino incidir
más aún en la educación de los jóvenes (en todos los ámbitos, no sólo el
sistema educativo) para la prevención y, profundizar en nuevos programas
como los dirigidos a la prevención de riesgos: se asume que el consumo
existe, y se pretende evitar, desde una postura realista, abusos o efectos
incontrolables o muy perjudiciales". ∆
"La estrategia no debe ser despertar la alarma sino incidir más aún en la
educación de los jóvenes"
Francisco Javier Barro
Presidente del Consejo de la Juventud
de Gijón
"Ahora mismo hay que prestar atención a los cambios sociales que están
teniendo lugar y es que los jóvenes cada día tienen más autonomía, más
formación e incluso pueden ser más dueños de su vida. Algunos optan por el
consumo de sustancias para divertirse, para evadirse de la realidad. Lo que
sí que es preocupante, efectivamente, es que el consumo se esté produciendo
a edades cada vez más tempranas. Los estudios del Plan de Prevención de
Drogas lo confirman. Esto es así porque mucha gente está muy desinformada.
En el Consejo de la Juventud nosotros estamos trabajando, por ejemplo, en
una campaña de reducción de riesgos asociada al tema de alcohol y drogas de
síntesis, precisamente porque la gente consume pero no saben lo que están
consumiendo.
Se trata de promover un consumo responsable, que valore los riesgos que esto
entraña, y también que sea capaz de decidir no consumir. Dentro de un marco
general, si hay un consumo considerable lo que hay que hacer es incidir
sobre la educación de lo que son las drogas y los efectos que producen a
largo plazo.
Cuando hablamos de reducir los riesgos del consumo de todo este tipo de
sustancias, la familia juega un papel importantísimo. Los valores familiares
tienen que inculcar el consumo responsable. Desde la familia, prohibir es un
problema, porque crea un cierto atractivo. Hay que tratar de educar para el
consumo y para el no consumo, de confianza en la familia, que el chaval
sienta que no es una opción prohibida por sus padres. Ahí la familia tiene
que jugar un papel fundamental y por eso hay que plantearse que los padres
conozcan cuál es el funcionamiento de programas de prevención de
drogodependencias, a la par que reducción de riesgos y que sepan también
valorar incluso que hay drogas socialmente aceptadas y que pueden ser muy
problemáticas para sus hijos, como el caso del alcohol. ∆
"La familia juega un papel importantísimo. Los valores familiares tienen que
inculcar el consumo responsable" |
José Espiño Collazo
Catedrático de Lengua
Castellana y Literatura • Director del I.E.S. "Valle de Turón"
Tienes catorce años y
cursas tercero de la E.S.O., eres una chiquilla alegre y despierta, tu
cara es una permanente sonrisa, y tu lengua un surtidor de preguntas. Sí,
desde pequeñita te revelaste como una incansable pregunta a la que tu
padre se esforzó en hallar siempre una respuesta, incluso cuando me
preguntaste, con los ojos fijos en aquella llama, "¿Papi, de qué está
hecho el fuego?" o "¿por qué mis abuelos no vienen a recogerme al colegio,
como los de mis compañeras?" ¿Recuerdas, mi amor? El pasado domingo
saliste un rato con tu grupo de amigos. Ya en casa, mientras cenábamos,
describiste una escena que habías presenciado en tu salida: un chico de
otra pandilla había tenido que ser trasladado al hospital, porque había
bebido alcohol e ingerido no sé qué pastilla. Fiel a tu costumbre y
después de un breve silencio, me lanzaste como un dardo: ¿Papi, por qué se
drogan los chicos? Por primera vez mis labios permanecieron mudos, al no
encontrar una respuesta inmediata y satisfactoria a tu pregunta difícil,
compleja, terrible... y, mientras desviaba mis ojos de los tuyos y
cambiaba de tema, te confieso que una cierta confusión invadió mi mente,
al tiempo que la inquietud y la angustia anegaban mi corazón.
Han pasado varios días y tu pregunta sigue ahí, desnuda, pendiente e
implacable. Y tú, mi pequeña, y los chicos y chicas de tu edad, merecéis,
siquiera, una respuesta de vuestros padres. Y esta, querida Xena, es la
mía: Vosotros, nuestros hijos e hijas os drogáis porque nosotros, vuestros
padres, desencantados y de vuelta de sueños y utopías, imagínate, os hemos
transmitido que no hay cielo, ni horizonte, ni causa, ni nada por lo que
merezca la pena vivir y luchar, que no sea el disfrute y el goce rápido y
egoísta. Os drogáis porque os sentís inseguros, solos y vacíos, y buscáis
fuera lo que no encontráis en vuestro hogar y en vuestro corazón. Os
drogáis porque vuestros padres no hemos sabido quereros, al confundir el
amor que os debemos con la permisividad, el agasajo y la dádiva
permanente. Os drogáis porque os hemos hecho creer que somos ricos, por el
hecho de tener muchas cosas, cuya adquisición consume las energías y todo
el tiempo que papá y mamá no dedican a quereros. Os drogáis porque nadie
os ha enseñado, ni os habéis tomado la molestia en aprender, el
significado y el valor de cuatro o cinco palabras básicas y esenciales:
amor, verdad, honestidad, justicia, solidaridad... Os drogáis porque un
pensamiento débil, al servicio de los intereses del poder y de lo
políticamente correcto, ha diluido los valores éticos en la más pura
ambigüedad y en un relativismo acomodaticio. Os drogáis porque en vuestra
educación ha primado el culto al cuerpo y el aprendizaje y dominio de las
técnicas, en detrimento del ejercicio de la voluntad, lo que os ha
convertido en seres abúlicos, incapaces de sacrificio alguno y de
persistir en el esfuerzo. Os drogáis porque los modelos de identificación
que la sociedad os propone, a través de los medios de comunicación, no son
más que engañosos fantasmas en forma de triunfitos o máscaras rellenas de
silicona. Os drogáis porque las condiciones de vida impuestas por la
sociedad capitalista y neoliberal han vuelto difícil, sino imposible, que
podáis aspirar a un futuro laboral y económico. Os drogáis, mis queridos
chicos y chicas, porque, como siempre ha ocurrido, existen canallas
dispuestos a enriquecerse a costa de vuestros complejos, carencias y
miserias, traficando con vuestra salud.
Te conozco, princesa, y cuando hayas leído mi respuesta no podrás evitar
formular otra pregunta ¿y qué podemos hacer para que los chicos no se
droguen? Me hablarás entonces de esos proyectos y programas que funcionan
en tu Instituto -¡Órdago!, Aire fresco, ¡Ven a la reunión sin botellón!,
etc. - y en los que Aurora, la Jefa del Departamento de Extraescolares, se
empeña en que participéis todos. Pues sí, mira, todo eso está muy bien,
porque nos ayuda a mentalizarnos y a tomar conciencia de la importancia y
magnitud del problema y de las consecuencias y de los efectos nocivos que
para nuestra salud tiene el consumo de drogas. Pero no basta. El problema
empezará, realmente, a encontrar solución cuando tú y yo y tus amigos y
amigas y sus padres y tus profesores y los responsables públicos, todos,
juntos y por separado, después de esta toma de conciencia, modifiquemos
nuestro modo de entender la vida y de vivir, desarrollemos formas de
comportamiento y de conducta alternativos y plantemos cara, de una vez por
todas, a los caraduras que trafican con nuestra salud, sumergiendo nuestra
mente en la locura y llenando nuestro corazón de vacío y de muerte.
Imagínate, Xena, mi princesa guerrera, no es tan difícil, seguro que tú lo
puedes conseguir...∆ |
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