Texto: Isabel Muñiz
Pasó
su infancia en Sama de Langreo, de donde es natural. Nació en el año
1956 en el seno de una familia comprometida con el socialismo y con las
reivindicaciones mineras. Su madre estuvo exiliada y presa, y de su
padre aprendió valores tan importantes como la solidaridad en tiempos
difíciles.
Con tan sólo 15 años se fue a vivir a Gijón con su madre. Su padre ya
había fallecido y empezó a compaginar sus estudios en el nocturno con el
trabajo. De esta forma conectó con compañeros sindicalistas de la UGT,
que en aquel momento participaban del ámbito socialista. Enseguida tomó
parte activa en las reivindicaciones, como la que recuerda solicitando
el cierre laboral los sábados. Así se inició su relación con la
política, un camino que nunca ha dejado de recorrer.
La vida la ha conducido por diferentes responsabilidades políticas y
nunca ha querido lavarse las manos. Fue durante varios años concejala en
el Ayuntamiento de Gijón y actualmente ocupa el cargo de Consejera de la
Presidencia. Sabe y ha demostrado que todo se consigue a base de
esfuerzo y trabajo duro, una fórmula que ha empleado toda su vida.
-¿El hecho de
pertenecer a la cuenca minera se refleja en tu carácter?
-Yo creo que sí, que se nota, y la gente me lo dice. Además
cuando vine a vivir a Gijón la gente con la cual yo seguía compartiendo
y viviendo el día a día era gente de las cuencas. En la corporación
municipal del año 79 era difícil encontrar gente de Gijón, puesto que la
mayor parte era del Caudal y del Nalón. Lo que pasa es que llevo muchos
años viviendo en Gijón y eso también te va conformando otra forma de
entender la vida, sobre todo porque Gijón es una ciudad muy abierta y el
mar resulta muy sugerente.
-¿Qué recuerdos guardas de tu infancia?
-En mi infancia, en la calle La Nalona, al lado del pozo el
Fondón, mi padre y mi madre tenían una tienda de comestibles. Era de
esas tiendas en las cuales había de todo. Recuerdo perfectamente que la
gente venía a comprar y nosotros anotábamos en una libreta lo que se
llevaban y al finalizar el mes venían y nos pagaban. Tanto mi padre como
mi madre formaban parte de aquella gente de la cuenca que participaba de
todo el movimiento minero, y todo lo que sucedía se notaba en el tema
económico porque repercutía inmediatamente en mi casa. A veces había que
esperar dos, tres o cuatro meses para que nos pagaran, pero mi padre
nunca cerró la libreta. Nosotros formábamos parte de aquello y eso te
queda para toda la vida, porque forma parte de mi manera de ser.
-Actualmente ocupas un cargo de responsabilidad
importante. ¿En algún momento te ha pesado?
-La responsabilidad de estar al frente de una Consejería como la
Consejería de Presidencia tiene por un lado lo que es el trabajo con los
ayuntamientos, y lo que es la coordinación desde el ámbito del Gobierno,
el Consejo de Gobierno y las relaciones con la Junta. Ese trabajo
interno es el que menos se ve pero el que más tiempo lleva. Cuando el
Presidente me propuso estar con él en esta responsabilidad, sí pensé
"¿yo esto lo podré hacer, lo sabré hacer?". Entonces no conocía la
Administración Regional, y seguro que hay cosas que ahora, después de
haber pasado estos cuatro años, no haría, y otras que las haría de otra
manera, pero creo que formo parte de un equipo y que se ha hecho un buen
trabajo.
"Soy
feminista, y tengo muy claro que hay que seguir siendo feminista
porque necesitamos que esa lucha por la igualdad esté presente en
nuestra vida diaria y cotidiana" |
-¿Cuál es la parte más agradable de tu profesión?
-Para mí hay dos que son muy importantes. Una es el contacto con
los movimientos asociativos de mujeres, porque es estar en contacto con
mi gente, y con quienes además hay una complicidad. La otra corresponde
al trabajo con los ayuntamientos. Ahí me siento totalmente identificada
porque yo vengo del ámbito municipal. Mi trabajo es ese ámbito del día a
día con el ciudadano y ciudadana. Cuando más me gusta es cuando estoy en
el territorio con los alcaldes, con los concejales, con los vecinos.
La parte más complicada es la parte administrativa. Realmente estamos en
un sitio maravilloso, al lado del Parque San Francisco, y tengo la
suerte de tener un despacho que está muy bien, pero esa parte es la que
menos me gusta, pero hay que hacerla.
-Tu vida profesional y personal ¿son dos mundos que se
compaginan bien?
-Bueno lo hemos intentado, porque también mi marido tiene
responsabilidades políticas. Tenemos dos hijos, y como no tenemos mucho
tiempo, el poco del que disponemos procuramos que sea de calidad. Uno
tiene diecinueve años y el otro once, por lo tanto son dos mundos
totalmente distintos, pero sí tratamos de que cuando estamos con ellos
exista proximidad y complicidad, y en ese sentido estoy contenta.
Incluso en lo que es la relación con la pareja estoy contenta. Son
muchos años de convivencia, muchos años de estar juntos, y creo que lo
hemos hecho bien.
-¿Te importa lo que los demás piensen de ti?
-Me importa sobre todo cuando piensan que soy de otra manera
porque no me conocen o me ven desde otra posición. Piensan que soy dura
porque no sonrío, y yo soy todo lo contrario. En el momento en que dejo
todo esto soy una persona alegre, sencilla. Pero no me preocupan otras
cosas, habrá gente que lógicamente me conoce y no tenga buena opinión de
mí, pero por eso no voy a cambiar.
-Con tu trabajo ¿quieres demostrarte algo a ti misma?
-Cuando tomo la decisión de asumir responsabilidades políticas
soy consciente de que lo hago porque formo parte de un colectivo en el
sentido amplio de la palabra. Formo parte de esas mujeres que tenemos la
obligación de estar en las instituciones para seguir trabajando por lo
que creemos. Y cuando llegan esos momentos asumo esas responsabilidades,
no tanto porque yo quiera personalmente, sino porque sé que estoy aquí
con y por las demás. Mi trabajo forma parte de un proyecto y ese
proyecto está unido a lo que significa el socialismo para una persona, y
por lo tanto a todo ese desarrollo de mejorar la sociedad, y como
representación a lo que significa ser mujer.
"Formo
parte de esas mujeres que tenemos la obligación de estar en las
instituciones para seguir trabajando por lo que creemos" |
-Todavía hoy día hay quien tiene reparos ante el
feminismo. ¿Qué es para ti?
-Bueno yo soy feminista, y tengo muy claro que hay que seguir
siendo feminista porque necesitamos que esa lucha por la igualdad esté
presente en nuestra vida diaria y cotidiana, en nuestro trabajo. Desde
el punto de vista político e institucional en este momento es
fundamental. Pienso que detrás hay mucha gente que confía en mí. Desde
el año 1931, cuando hay una mujer que va al Parlamento en contra de todo
el mundo, y desde que cambia la Constitución en el 1933 para que podamos
votar, desde ese momento tenemos la obligación de seguir. Y por lo tanto
no debe de asustarle a nadie decir que es feminista, porque eso va unido
a esa lucha por la igualdad.
-Con lo que es la actualidad mundial ¿qué te producía
ver en los telediarios las manifestaciones contra la guerra?
-Primero me hace pensar que ese No a la Guerra que tantas veces
hemos dicho en voz alta tenía sentido. Es muy importante saber que en
sitios como en Estados Unidos también hubo esas manifestaciones, por lo
tanto no se puede meter a todo el mundo en el mismo saco. La gente
quiere la paz y hacen falta sitios de diálogo, como la ONU, ahí es donde
tenía que haberse llevado ese tema hasta el final de tal manera que no
se hubiera producido lo que se ha producido.
Y llevado al ámbito de España, lo que creo es que nuestros gobernantes a
nivel del Estado han estado sordos, ciegos, y han tenido una prepotencia
enorme en este tema. ∆ |