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SOCORRISTAS
Verano a pie de playa
Detrás de un verano sin incidentes hay un equipo de personas
perfectamente organizadas que trabajan fundamentalmente para prevenir
problemas, y si hace falta prestar una atención médica básica a quien la
necesite.
Texto: Chabe Hidalgo / Fotos: Fer
Mientras
unos disfrutan en la playa de la arena y el mar, otros trabajan para procurar
que todos tengamos unas vacaciones tranquilas y dispongamos de atención
sanitaria a pie de playa.
El Principado dispone de todo un plan de emergencias para garantizar la
seguridad en las playas y la acción rápida en caso de accidente. El llamado
Plan Sapla (Salvamento en Playas), es una estrategia diseñada para cubrir la
mayor parte posible de la costa asturiana. Mediante este proyecto se estudia
qué playas necesitan vigilancia, cuántas personas se recomiendan para cada
playa y en qué fechas. Es cada ayuntamiento luego el que tiene la obligación
de cubrir esas plazas y atender todas las necesidades. La mayoría establecen
un convenio con Cruz Roja para garantizar la seguridad en sus costas. En
Asturias existe una rama dentro de la Cruz Roja dedicada tanto a la prevención
como a la ayuda directa. Se trata del Grupo de Socorros y Emergencias, del que
es responsable Alfonso Delgado.
La vigilancia de las playas es un servicio que no se basa exclusivamente en el
voluntariado. "Somos conscientes de que estamos cumpliendo con un servicio
riguroso, de modo que además de los voluntarios, contratamos a personas con la
titulación requerida en socorrismo acuático", comenta Alfonso Delgado. Cruz
Roja se encarga de contratar el número que consideran necesario, tanto de
socorristas como de patrones de embarcación, además de los voluntarios que
desean prestar su apoyo en tareas de primeros auxilios. ¿Suficiente? "Lo
deseable siempre es más. Cuatro pares de ojos siempre ven más que dos, pero al
menos estamos ofreciendo lo que entendemos que es un mínimo dentro del radio
de seguridad aconsejable en cada playa".
Todo el servicio de protección en las playas empezó a ponerse en
funcionamiento a partir de mediados de junio.
VOLUNTARIOS
El voluntariado es un pilar
fundamental de todo este entramado. "Nos gustaría que la población se
involucrase más en nuestras actividades. Nosotros trabajamos durante todo el
año en la incorporación del voluntariado, no sólo a las actividades de
socorro, sino a las de ámbito social, que son las que tienen mayor volumen",
comenta Delgado. Porque no sólo se pueden presentar incidentes en las playas.
El verano está sembrado de otras actividades que necesitan el respaldo de un
grupo cualificado para poder desarrollarse con todas las garantías. Se trata
de conciertos, fiestas, concentraciones, actividades deportivas, culturales y
lúdicas de todo tipo, que demandan la presencia de personal de la Cruz Roja
para atender cualquier imprevisto. Son los llamados Servicios Preventivos de
Primeros Auxilios. Todo este dispositivo se extiende durante todo el verano y
puede llegar a movilizar en un fin de semana más de cien voluntarios en toda
la región. "Lo deseable es que por parte de los responsables de la
administración en general, tanto de ámbito local como autonómico, cada vez
estén más concienciados en la necesidad de ofrecer a la población, no sólo
servicios de seguridad o de orden, sino también servicios sanitarios mínimos,
de primeros auxilios".
SOCORRISTAS
Una jornada normal comienza para
ellos a las 11:30 de la mañana y termina a las 19:30. Luis Miranda Menéndez
coordina a los socorristas de Cruz Roja en Candás. En la zona de Carreño
trabajan en total 24 personas con un sistema de turnos que les permite
descansar dos días a la semana. Vigilan las playas y su objetivo principal no
es actuar en caso de accidente, sino evitarlos. Además de eso, atienden
pequeños percances y se encargan de estudiar el mar para hacer los cambios de
bandera: verde, amarilla o roja, según el peligro que acarree para los
bañistas.
Después de cada jornada, elaboran un parte que refleja todas las actuaciones
que han tenido que llevar a cabo. Un día de playa normalmente suele saldarse
con intervenciones sencillas. Las más habituales son las lesiones por animales
marinos y terrestres, heridas y contusiones, esguinces y torceduras,
luxaciones y fracturas, erupciones cutáneas, hemorragias. También
insolaciones, quemaduras, cuerpos extraños en ojos, oídos y vías
respiratorias, cortes de digestión. Menos frecuentes suelen ser los rescates,
con embarcación, con socorristas o con helicóptero. Los niños que se pierden
en la playa también suelen ir a parar a manos de la Cruz Roja.
"Creo que cada vez desaparece más esa figura del socorrista que nos ponían en
televisión del típico guapo o guapa que está en la playa luciendo tipo y
poniéndose moreno. Cada vez más la gente entiende que son personas
desarrollando un trabajo al servicio de los demás y que es aconsejable seguir
sus indicaciones porque no las hacen por capricho", comenta Alfonso Delgado.
Se quejan de una excesiva despreocupación por parte de algunas personas. Ellos
mantienen sus recomendaciones: "Hay que estar siempre alerta. Estamos en un
espacio de ocio que tiene un riesgo, y además en un medio en el que nosotros
nos manejamos mal. La gente no lee los carteles que hay en las entradas de las
playas donde se indican las zonas de baño, las corrientes, los peligros
potenciales. Hay personas que van con niños y como ven que están los
socorristas los dejan en el agua y ellos se van a tomar el sol a la arena. Los
niños deben estar constantemente vigilados, pero el socorrista no está para
hacer labores de guardería".
Luis Miranda, coordinador de Socorrismo de Cruz Roja (Candás), es partidario
de advertir que el mar siempre encierra algún riesgo. "La gente hace bastante
caso a las recomendaciones de los socorristas. Lo que ocurre es que cuando
ponemos la bandera verde los niños sobre todo se tiran al agua sin mirar más,
sin saber siquiera si cubre o no cubre. Yo pienso que habría que poner siempre
la bandera amarilla, porque la realidad es que en la playa siempre hay un
peligro".
Aunque el mar
esté en calma, siempre hay riesgo. "Cuando ponemos la bandera verde la
gente se tira al agua sin mirar más, sin saber siquiera si cubre o no
cubre". |
Aunque el mar esté en calma hay que tener
siempre cuidado: los cortes de digestión, las corrientes... "Los socorristas
tienen que estar pendientes de todo a pie de playa, atentos a la gente que
viene. Si llega un autocar, por ejemplo, hay que decirle al jefe de la
expedición con qué tienen que tener cuidado o por dónde no se pueden bañar.
También ponemos indicadores", continúa Luis. Lo más importante, la prevención.
"Yo siempre digo que se haga caso de los socorristas, que ellos saben lo que
se tiene que hacer. Ahora parece que la gente se va mentalizando, pero se ha
dado el caso de que al decirle a una persona que no se bañase, nos dijese que
quiénes éramos nosotros para llamarle la atención. Nosotros sólo podemos
aconsejar, no somos agentes de la autoridad y no podemos prohibir que se haga
algo. Ese es un tema que siempre debatimos en el 112".
Cuando hablamos de riesgo en verano nos acordamos casi siempre del mar, pero
hace ya unos años que debemos incluir los efectos perjudiciales de tomar
excesivamente el sol.
"La gente no se da cuenta y se pasa horas y horas tostándose al sol. Eso
entraña unos riesgos -advierte Alfonso Delgado-. Los médicos nos están
informando de que la capa de ozono cada vez es más débil, el sol hace más daño
y tiene efectos cancerígenos. Lo recomendable es utilizar cremas con factor de
protección alto. Tenemos una campaña a nivel estatal que se llama "Este verano
quiérete mucho" en el que hacemos recomendaciones especiales sobre este tema.
Esta campaña se hace a través del colegio de farmacéuticos y a través de un
laboratorio de farmacia que trabaja en estos temas de protección solar,
también mediante charlas hacia los socorristas para que puedan hacer
recomendaciones a las personas que están en la playa con los temas de
protección solar. Nos concienciamos suficientemente con el tema del peligro
del agua pero no le damos suficiente importancia al sol, y quizá sea a largo
plazo lo más peligroso".
El galipote del vertido del Prestige, presente en las playas asturianas, es
una desagradable realidad este verano. Los bañistas a menudo terminan el día
de playa con manchas en la piel, así que el 112 Asturias ha facilitado a cada
puesto de la Cruz Roja un kit con aceite y toallas para que quien lo necesite
pueda limpiarse. Hasta doscientas atenciones han llegado a registrarse en un
día por este motivo.
Una novedad más esperanzadora es el llamado anfi-booguie. Gracias a un
convenio con la Consejería de Asuntos Sociales, algunas playas disponen de
unas sillas de baño especiales para personas con minusvalía, para que puedan
disfrutar de un buen baño veraniego. Lo hacen acompañados de un familiar, y
personal voluntario de la Cruz Roja, ataviados con chaleco salvavidas y en la
silla, equipada con flotadores. "Si la persona responsable nos indica que
puede salir de la silla y los voluntarios lo ven oportuno, puede hacerlo
siempre que el agua no le llegue más arriba de la cintura". Es una iniciativa
más para que todos podamos disfrutar del mar en el verano. Con seguridad. ∆ |