Foto: Juanjo Arrojo |
Entre mar y montaña
Lo mejor de ambos, mar y montaña, se une en las tierras de Colunga. De
ahí el atractivo de este concejo, que combina el encanto marinero con el sabor
de los productos del interior.
Texto: Carolina Fernández
Los
contrastes se aprecian en cuanto se pone un pie dentro del concejo. De las
finas arenas de las playas se pasa en muy pocos kilómetros a los 1159 metros
del Picu Pienzu, máxima altura del concejo, enclavado dentro de la bellísima
Sierra del Sueve. Desde lo alto se ve cómo el Cantábrico besa la costa. Y en
otra dirección, la estampa imponente del macizo central y occidental de los
Picos de Europa, coronando el horizonte.
La Sierra del Sueve está declarada Paisaje Protegido. Es una de las sierras
costeras más bellas, a sólo cinco kilómetros del mar. El caminante que se
adentre en ella comprobará que es fácil ver las manadas de asturcones, el
caballo autóctono, pastando en las lomas; además alberga una de las últimas
poblaciones de gamos existentes en Asturias.
En la costa, delimitan el principio y el fin de este concejo las
desembocaduras de dos cursos de agua, la del río Espasa y la del arroyo de La
Llastra. En medio, a lo largo de los casi trece kilómetros de litoral, que son
cuatro en línea recta, muchos y variados rincones componen un paisaje marinero
de los más pintorescos de Asturias. Es un buen lugar para disfrutar de los
deportes náuticos. El puerto pesquero y deportivo de Lastres alberga la
posibilidad de practicar vela, surf o windsurf, además de otros más
arriesgados, como la pesca submarina en las proximidades del Cabo de Lastres.
Hay varias playas importantes, todas conocidas entre el turismo que acude
buscando las ventajas del norte, todas de arena finísima, mimadas por la
población local, seguras para los bañistas. Son las playas de La Espasa, La
Griega y La Isla, esta última la mayor del concejo. Entre ellas se encuentran
zonas abruptas, impresionantes paredes de acantilados que se elevan hasta los
150 m. sobre el agua, gigantes verticales tallados en roca, reflejo de lo
imponente de la costa cantábrica.
Concretamente en los acantilados de Lastres-Luces, y en la playa de La Griega,
es donde se han encontrado signos del paso de los dinosaurios por estas
tierras, cuyas pisadas quedaron fosilizadas en el terreno fangoso. Un original
museo, con forma de huella de dinosaurio y situado en las inmediaciones de
Colunga, ofrecerá en pocos meses toda la información necesaria sobre esas
marcas y la época a la que pertenecen.
El turismo ha recibido un fuerte impulso en los últimos años. Gracias a la
combinación de hoteles, pensiones, particulares, y turismo rural, se puede
decir que Colunga tiene una infraestructura más que aceptable para asumir un
lugar importante dentro de las zonas turísticas más solicitadas de la franja
costera asturiana.
Otro de sus reclamos lleva el nombre de lo más típico de la tierra asturiana.
Es, por supuesto, la sidra. Colunga está inscrita en lo que se ha dado en
llamar la Comarca de la Sidra, junto con los concejos vecinos de Villaviciosa,
Cabranes, Sariego, Nava y Bimenes. Bajo este epígrafe se reúnen una serie de
intereses y objetivos comunes, enfocados todos ellos hacia el desarrollo de
una oferta turística de calidad y profesional. Es un proyecto común que ya
está dando sus frutos. El convenio se firmó en el año 2001, y durante la
primera anualidad Colunga se benefició de la construcción de un Centro de
Recepción de Visitantes.
Cualquier época del año es buena para visitar el concejo de Colunga, pero si
cabe, el verano es la más recomendable, porque el carácter, siempre afable, de
los vecinos, se muestra todavía más extrovertido durante la celebración de las
fiestas populares y jornadas gastronómicas que tiene lugar durante estas
fechas en distintos puntos del concejo. ∆
La costa de los dinosaurios
En los acantilados costeros de
Colunga, Ribadesella y Villaviciosa se han encontrado huellas y evidencias de
la existencia de numerosos dinosaurios durante el jurásico.
Si nos acercamos a la playa de La Griega en Colunga, podemos ver los
yacimientos con huellas de dinosaurios cuadrúpedos de grandes dimensiones (saurópodos).
Son unas huellas enormes, las mayores del mundo en estos momentos. También hay
huellas de dinosaurios cuadrúpedos más pequeños. Han aparecido a su vez
algunos restos fósiles de vertebrados, concretamente de cocodrilo y tortuga, y
restos de peces, como escamas y dientes.
Siguiendo la ruta, en Lastres, más concretamente en la zona del puerto, hay un
rastro de dinosaurios de pequeño tamaño (ornitópodos), formado por unas
dieciséis huellas consecutivas que están en un bloque suelto. Muy cerca del
faro de Lastres, en Luces, en la parte de abajo de los acantilados, hay
huellas de dinosaurios bípedos carnívoros (terópodos).
Esto es lo que ahora mismo se puede ver en el concejo de Colunga, aparte de
alguna que otra huella suelta. Pero la investigación que dirige José Carlos
García Ramos, profesor titular del Departamento de Geología de la Universidad
de Oviedo, en colaboración con Laura Piñuela y José Lires, sigue abierta.
"Seguimos investigando y sacando material de acantilados de toda la zona
oriental de Asturias. Seguirá apareciendo durante muchísimos años, nuevo
material y nuevas huellas", explica José Carlos.
Todo lo encontrado en esta franja costera es de la edad jurásica, de cuando
habitaban los dinosaurios, reptiles terrestres que dominaron el planeta hace
150 millones de años, lo cual les sitúa en la Era Mesozoica. Estos yacimientos
se ven muy bien y están muy limpios por la acción del mar. En otras zonas de
la costa asturiana también se han encontrado huellas, pero son de una época
anterior.
Con motivo del material que se ha ido extrayendo de los acantilados costeros
durante estos años: rocas jurásicas, huellas de dinosaurios y otros reptiles,
restos de cocodrilos, tortugas y peces, se tiene prevista la inauguración de
un Museo Jurásico en el concejo de Colunga a principios del 2004, para
albergar todo el material y exponerlo. Dispondrá de salas dedicadas a
diferentes épocas (pleásico, jurásico y cretácico); se harán reproducciones de
dinosaurios que vivieron en Asturias a escala real; habrá un salón de actos
con capacidad para cien personas. Además habrá despachos, laboratorios,
lugares para trabajar y preparar el material, y una zona de exposición con
material didáctico donde se podrá consultar a través de ordenadores. ∆
Foto: Juanjo Arrojo |
La villa del mar
San Roque, patrón de los marineros,
apadrina la villa, y vela desde lo alto de la colina por el devenir cotidiano
de todos sus habitantes.
Es el
lugar ideal para dejar que la mirada descanse deslizándose con suavidad por un
paisaje colorista pero siempre armónico. La vista se pierde en el horizonte.
De un lado, la sierra del Sueve. Del otro, los ojos alcanzan la vecina
Ribadesella. Abajo, la villa de Lastres, posiblemente una de las más
pintorescas y que mejor conservan el espíritu marinero de otro tiempo. No en
vano Lastres tiene una tradición pesquera que se remonta cuatro siglos atrás,
cuando era éste uno de los puertos con más actividad de la costa cantábrica,
albergue de los balleneros.
El casco urbano de Lastres invita al paseo sosegado. Así debe ser, puesto que
el misterio de las callejuelas estrechas y empedradas, ajustadas a la
orografía del terreno, sólo puede ser desvelado por el paseante sin prisa. A
ambos lados, casas marineras de corte marcadamente popular, con galerías
acristaladas y balcones de madera. Paseando se descubren rincones de gran
valor histórico, como la Torre del Reloj, edificación cuadrada de cuatro
plantas, o la Fontana, fuente de dos caños; ambas datadas en el siglo XVIII.
Quizá el edificio más emblemático sea la Iglesia Parroquial de Santa María de
Sábada, barroca y neoclásica, también del siglo XVIII. Conviene saber, para
valorarlo en su justa medida, que Lastres ha sido declarado Conjunto
Histórico. Basta una visita para averiguar por qué. ∆
SAN ROQUE, patrono y pescadores
A pesar de que la pesca marítima en
Asturias tiene hoy día menos importancia que en el resto de las comunidades
del litoral cantábrico, en localidades como Lastres aún sigue siendo una
actividad significativa desde el punto de vista económico y cultural.
El
descenso en la actividad pesquera lo manifiestan los pescadores de Lastres,
sobre todo los más veteranos, como José Manuel (Nanu) que hace unos seis meses
que se ha jubilado. Nanu señala que "Lastres tenía más de cuatrocientos
pescadores y hoy día sólo estamos unos sesenta, porque la gente marchó".
Cuenta que, a diferencia de las generaciones anteriores, hoy la gente joven ya
no está interesada en esta actividad. "Antes había chavales de trece o catorce
años en cada embarcación, y ahora no hay ninguno". La vida del pescador es muy
dura, y hoy día lo es más, porque el número de capturas ha disminuido
sustancialmente. Carlos Luis (Lulo) es otro veterano pescador que nos comenta
que "aquí salimos a pescar todos los días, sea San Pedro o San Juan. Sólo
descansamos el sábado y el domingo. El pescador de bonito, si sale hoy hasta
dentro de treinta o cuarenta días no vuelve. Hacemos toda la vida en la mar,
por eso es una vida muy dura". En lo referente a las condiciones del puerto de
Lastres los pescadores coinciden en que es un puerto con unas características
especiales que lo diferencian de otros, y permiten que los barcos pueden
entrar en él aún con temporal. Lo que denuncian con rotundidad es el estado de
abandono en el que está sumido y los pocos cuidados que recibe por parte de
las administraciones correspondientes.
A pesar de todo, el humor y el ambiente festivo que llevan en el carácter las
gentes de Lastres no deja de manifestarse, y cuando llega el verano la
Cofradía de pescadores, como cada año, celebra en esta localidad la fiesta de
San Roque, patrono de Lastres y también de esta Cofradía.
Durante la época estival, Lastres, se llena de vida y bullicio. Los visitantes
se multiplican y alimentan al sector turístico, dando si cabe más chispa a sus
fiestas. Las más importantes son posiblemente las de San Roque, celebradas en
el mes de agosto. Como tantas otras tradiciones asturianas, las raíces de esta
celebración se pierden en el tiempo. Se sabe que ya eran una cita importante a
finales del siglo XIX, aunque el primer testimonio escrito no lo encontramos
hasta los años treinta. Desde entonces hasta nuestros días han perdurado
juegos acuáticos, como la cucaña o la suelta de patos. Además de las verbenas,
no falta cada año el homenaje tradicional al santo, San Roque, que es subido
en procesión hasta la ermita que lleva su nombre. Una tradición que se repite
año tras año y que en esta ocasión se festejará los días 23 y 24 de agosto. ∆ |