Cuidado con las basuras
Texto: Carolina Fernández / Fotos:
Fer
Detrás de un gesto tan sencillo como levantar la tapa del cubo de la
basura y tirar cualquier cosa que ya no nos sirva, se esconde un complejo
sistema de recogida, eliminación, destrucción, depósito, almacenaje,
tratamiento químico, reutilización, reciclaje. Si no se actúa correctamente,
el medio ambiente puede sufrir las consecuencias.
Una
ciudad genera al día muchas toneladas de residuos urbanos. Si a eso sumamos
los residuos industriales y otros considerados como peligrosos, nos
encontramos con unas cantidades desorbitadas de basuras de todo tipo, que si
no son correctamente gestionadas pueden pasar factura al medio ambiente. La
magnitud de este problema es tal, que según datos de Ecologistas en Acción la
actuación y gestión sobre los residuos es una de las mayores partidas de
gastos de cualquier gobierno autonómico o local.
Aunque se han dado importantes pasos en este terreno, los ecologistas
denuncian que "las actuaciones que se han emprendido no han puesto nunca en
duda el modelo de desarrollo y consecuentemente han consistido en aportaciones
tecnológicas que tratan de paliar el problema una vez producido, muchas veces
originando otros de consecuencias impredecibles, y siempre sin cuestionar sus
causas e intentar actuar directamente sobre ellas".
Algunos residuos se procesan a pocos kilómetros de nuestras casas. Otros,
tienen que viajar al extranjero para recibir el tratamiento adecuado. Si no se
toman las medidas correctas, según cada tipo de residuo, las consecuencias en
el ecosistema podrían ser catastróficas.
En Asturias se crea a principios de los 80 el Consorcio para la Gestión de los
Residuos Sólidos Urbanos en la Zona Central de Asturias (COGERSA).
Actualmente, los 78 Ayuntamientos asturianos están integrados en el Consorcio,
y toda la basura producida en Asturias, por tanto, acaba depositándose en el
vertedero central. Progresivamente los asturianos hemos tenido que ir
cambiando hábitos. En un principio, incorporamos a nuestra vida cotidiana la
idea de recogida selectiva. Empezaron a proliferar por las ciudades y las
villas llamativos contenedores para el vidrio, a los que siguieron los de
pilas usadas, los de papel y cartón y los de envases. Aparecieron los "puntos
limpios", instalaciones especialmente preparadas donde depositar distintos
tipos de residuos, previamente separados por los ciudadanos.
Viendo la capacidad de gestión, se ampliaron las responsabilidades de COGERSA,
y de tratar sólo residuos urbanos pasó a recibir también otros tipos, como los
industriales y peligrosos.
ASTURIAS
Asturias se considera una Comunidad
Autónoma privilegiada en cuanto a la gestión de residuos, porque, según
palabras de Rodrigo Rodríguez, responsable de la Sección de Residuos de la
Consejería de Medio Ambiente, "tiene probablemente la instalación integral más
completa de España, que es COGERSA. Faltan algunas cosas, pero yo creo que con
las instalaciones que ya tenemos y con el vertedero de escombros, que se va a
inaugurar previsiblemente en abril, se cubre casi el 100% del tratamiento de
los residuos".
De modo que la mayoría de los residuos que se producen en Asturias se tratan
en COGERSA, salvo algunas excepciones. Los aceites con PCB (policlorobifenilos)
se llevan a incinerar al extranjero por medio de una empresa que los recoge y
los gestiona. Más cerca, a Madrid, se llevan los disolventes; y algunas aguas
ácidas se tratan en Santander. Pero la mayoría se tratan en nuestra región.
"Algunos de esos productos peligrosos líquidos reciben un tratamiento químico
que los convierte en unas "tortas" y los deja listos para ser almacenados en
un vertedero de seguridad. Otros más manejables reciben un tratamiento de
estabilización y se almacenan también en un depósito de seguridad. No pierden
su condición de peligrosos, simplemente se almacenan en un vertedero
especialmente acondicionado, de manera que no puedan suponer peligro alguno
para la salud o para el medio ambiente", explica Rodrigo Rodríguez.
En Asturias, el mayor volumen de residuos peligrosos lo representan los
aceites industriales procedentes de medios de locomoción. En este caso,
después de que se analizan para comprobar que no tiene PCBs, los aceites se
queman en instalaciones preparadas para ello, como pueden ser centrales
térmicas o cementeras.
Rodrigo Rodríguez explica que, en contra de lo que pudiera parecer, la minería
no produce residuos peligrosos, a excepción de los lavaderos. La incidencia de
la minería tiene más que ver con el impacto visual que producen las
explotaciones a cielo abierto. "Algo que puede suceder es que se destruya un
acuífero y se deje sin agua a un pueblo, pero eso no tiene que ver con que el
pueblo se intoxique con residuos peligrosos".
RESIDUOS PELIGROSOS
Para
determinar que un residuo es peligroso debe pasar una serie de pruebas que
analicen sus efectos para la salud y para el medio ambiente. Se analiza sobre
animales la toxicidad y los posibles efectos cancerígenos, y en función de
unos parámetros previamente establecidos se le da o no la categoría de
peligroso. La Ley de Residuos establece lo que son residuos peligrosos:
"Aquellos que figuren en la lista de residuos peligrosos aprobada por Real
Decreto 952/97 así como los recipientes y envases que los hayan contenido".
Estas listas, que pueden ser completadas por cada comunidad autónoma, no están
cerradas, y crecen en la medida en que se van haciendo nuevos descubrimientos.
Es un error pensar que los residuos peligrosos son sustancias ajenas a nuestra
vida cotidiana. Es cierto en algunos casos. Evidentemente, muy pocos
ciudadanos tenemos contacto con los aceites de las embarcaciones, o con los
residuos radiactivos que se pueden generar en un hospital. Pero ¿qué pasa con
nuestro viejo teléfono móvil, por ejemplo? No es precisamente inofensivo. Un
móvil es un aparato electrónico con materiales que podrían ser reciclados,
como plásticos, circuitos impresos y pantallas. Su mayor peligro radica no
obstante en las baterías y sus componentes. De ser liberadas en el medio
ambiente podrían alcanzar las capas freáticas y contaminar los acuíferos con
metales como níquel, plomo, cromo o cadmio, todos ellos altamente
perjudiciales para la salud y algunos cancerígenos. Lo mismo se puede decir de
todas las pilas que tenemos en casa.
Igualmente, todos los electrodomésticos pueden contener elementos peligrosos,
especialmente las neveras, ya que contienen fluidos frigorígenos que nunca
deben alcanzar la tierra.
Quien esté acostumbrado a cambiar él mismo el aceite del coche, tendrá que
tener en cuenta que el aceite usado está considerado como un importante
contaminante. No debe ser vertido en la tierra. Los hidrocarburos que contiene
no son biodegradables. Destruyen el humus vegetal y acaban con la fertilidad
del suelo. Contiene plomo, cadmio y compuestos de cloro. Si alcanzan las aguas
subterráneas, producen una película impermeable que impide la adecuada
oxigenación y puede asfixiar a los seres vivos. Un litro de aceite contamina
un millón de litros de agua. Asimismo, el aceite usado, por su bajo índice de
biodegradabilidad, afecta gravemente a los tratamientos biológicos de las
depuradoras de agua, llegando incluso a inhabilitarlos. Si se quema sin
control, emite a la atmósfera gases muy tóxicos. Cinco litros de aceite
quemados en una estufa contaminan, con plomo y otras sustancias nocivas,
1000.000 m3 de aire, la misma cantidad respirada por una persona durante tres
años.
El aceite usado
está considerado como un importante contaminante.
No debe ser vertido en la tierra. Un litro de aceite contamina un millón de
litros de agua.
¿Y las medicinas que tenemos en el cajón?
Pueden contener antibióticos, ácidos, bases, hormonas... componentes todos que
podrían afectar negativamente a nuestra salud si se introducen en la cadena
trófica.
Otros residuos peligrosos están fuera del alcance doméstico, como algunos
residuos de construcción y demolición que pueden tener una proporción de
amianto, fibras minerales, disolventes, algunos aditivos del hormigón,
pinturas, resinas, plásticos, etc. También los residuos de mataderos y
subproductos cárnicos necesitan un tratamiento diferente, especialmente los
materiales especificados de riesgo (MER), como por ejemplo las llamadas "vacas
locas". Otro apartado son los residuos generados en la actividad de los
centros sanitarios que pueden contener agentes patógenos o sustancias químicas
en concentraciones con riesgo de contaminación para la salud humana y el medio
ambiente.
Según el Plan Básico de Gestión de Residuos en Asturias (BOPA Nº 157), "el
dato más significativo sobre residuos, emisiones y vertidos procedentes de
centros sanitarios es la carencia de datos. La información sobre generación y
destino de residuos tóxicos y peligrosos y radiactivos se desconoce. Tampoco
existe control sobre las emisiones atmosféricas ni sobre los vertidos
líquidos".
Si cualquiera de las sustancias antes nombradas se vierte al medio ambiente,
pueden contaminar acuíferos, tierras destinadas a la agricultura e
introducirse en la cadena alimenticia, con graves consecuencias para la salud.
De ahí la importancia de concienciar tanto a la población como a las
autoridades, de crear nuevos medios y perfeccionar los sistemas actuales de
tratamiento de residuos, de manera que causen el menor impacto posible en el
medio natural. ∆ |