Este ingeniero agrónomo
piensa que hay muchas razones para el optimismo, a pesar de las
dificultades por las que atraviesa Asturias. No cree en los
paternalismos, y sí en el trabajo constante y serio de todos como equipo
aunando esfuerzos.
Texto y foto: Lupercio González
P odría decirse de
Asturias que es una región que lo tiene todo, pero de ese todo sólo se
han desarrollado partes. Aún queda mucho por hacer, por crear y por
descubrir. Santiago Menéndez de Luarca hace una apuesta decidida por
Asturias, anima a los asturianos a creer definitivamente en su potencial
y a que no tengan miedo de sumarse a los cambios que exigen los tiempos
actuales.
-¿Como podríamos enmarcar la política que se está realizando para
Asturias desde esta Consejería?
-Siempre es difícil resumir un mundo como el rural, porque es mucho
más complejo que la sociedad urbana. Si se quiere resumir la imagen que
tiene que dar Asturias en el mundo rural y en el mundo de la pesca, la
palabra es calidad, en todos los sentidos.
Estamos viviendo en el siglo XXI y la producción agraria, entendiendo
obviamente la agrícola, la ganadera y la forestal, y extensible también
a la pesca, no sólo se puede contemplar desde el punto de vista de la
extracción o de la producción, sino como medio de vida. Una región como
Asturias, por su orografía y demás no es una gran productora; sí lo es
en leche y en carne, aunque con matices, pero no en el resto de los
productos. Pues bien, en ese medio de vida hay que jugar, no sólo con la
visión agraria, sino con el sistema agroalimentario, es decir, desde la
producción hasta que el producto llega finalmente al consumidor. Por
tanto, no hay que ver sólo al ganadero como ganadero y al agricultor
como agricultor, de manera aislada, sino que todo tiene que estar
enfocado desde un sistema. A través de esa gran idea de calidad y
sistema agroalimentario, se enfoca toda la política y el Plan de
Desarrollo Rural.
-¿Dicho de otra manera?
-Pues, que en estos últimos quince años la productividad se ha
multiplicado prácticamente por cinco. Eso conlleva, por una parte, una
mayor profesionalización, y por otra, una disminución de activos
agrarios. Esto es así, ha pasado en todo el mundo, y es lógico que
ocurra. Por lo tanto hay que tener cuidado, porque hay que asegurar
otras producciones y otras rentas alternativas en el medio rural para
que no se produzca una especie de desierto verde. En Asturias
presumimos, y yo creo que con acierto, de paraíso natural, pero nos
olvidamos que los árboles y los prados de ese paraíso natural existen
porque detrás hay hombres y mujeres. Hay que asegurar todo eso.
-Esto requiere un cambio de mentalidad sobre el medio
rural asturiano.
-Sí, es así. Y creo que ese cambio de mentalidad es muchísimo
más profundo del que reflejan los medios de comunicación y la propia
Asturias. Anecdóticamente y con motivo de la Feria de la Ascensión,
había una fotografía que me dio bastante que pensar; el pie de la
fotografía ponía: "Un hombre y un ganadero dialogando". ¡Tiene miga la
cosa! Si esa es la visión urbana que tenemos del medio rural, vamos mal.
Obviamente un ganadero es un hombre y en muchos casos mucho más culto de
lo que la sociedad urbana cree. Ese medio rural es mucho más valioso,
aunque no en términos económicos, ya que representa relativamente poco,
no llega al 5% de PIB. Estamos en el Año Internacional de las Montañas,
y Asturias es la región más montañosa de Europa, aunque no tiene las
cotas más altas. Estos recursos hay que aprovecharlos de una manera
adecuada y por eso hemos hecho un Plan de Desarrollo Rural, con una
planificación forestal.
También hay que tener un Plan de Pesca. A veces se habla poco de ello,
porque hablar de pesca no es hacerlo sólo en términos puramente
económicos de lo que se produce en los puertos. Los puertos pesqueros
asturianos emplean directamente a unos dos mil pescadores, y por cada
pescador hay como mínimo seis o siete puestos de trabajo, desde rederas,
transportistas, envasadores, industria conservera..., Esto, si lo
comparamos con los grandes buques-factoría que andan alrededor del
mundo, sería muy poco rentable, sin embargo, ¿alguien se imagina nuestra
costa sin los puertos de Tazones, de Cudillero, de Luarca, de Lastres,
de Viavélez, de Tapia...etc? Nuestros puertos son mucho más, y eso no
entra en la contabilidad del Estado.
-Para asegurar la calidad hace falta un sello, una
identificación. Parece que esta idea no se entiende aún.
-Pongamos una anécdota: estamos muy orgullosos de nuestra sidra y
por ello, hasta hace un año, no se etiquetaba. Esto yo no acabo de
entenderlo, porque si una persona está muy orgullosa de lo que hace, sea
un escritor o un pintor, lo primero que hace es firmar su obra, a no ser
que no quiera que la sociedad le reconozca y le baste con recrearse en
sí mismo. Pero si de lo que está viviendo es de ese comercio,
identifique el producto y deje después que el consumidor decida. Se
llenan páginas en los periódicos debatiendo sobre si la botella de sidra
vale más o menos en un sitio o en otro, pero digo yo que valdrá más en
función de las calidades o incluso de las apetencias del consumidor,
pero para eso hay que firmar. Precisamente todo apunta hacia ese cambio
de mentalidad, que supone estar orgullosos de lo que hacemos y venderlo
cada vez mejor.
-Y ahora también Asturias ha recuperado el tema del
vino.
-Ese es otro tema que define también en lo que estamos, y que hoy,
tópicamente, se llama yacimientos de empleo. Se trata de saber combinar
nuestras tradiciones en un mundo de modernidad. Es evidente que el vino
de Cangas no es la panacea ni siquiera para Cangas, pero hay que sumar y
sumar. La época de las grandísimas factorías como Ensidesa ya ha pasado,
y ahora lo que tenemos que saber es que tenemos recursos y hay que
aprovecharlos. También estamos con otro proyecto interesante, como es el
de la escanda, que son productos de nuestra identidad. Hoy en día la
industria agroalimentaria representa aproximadamente el 20% de la
facturación de toda la industria asturiana. Es una cifra importante, y
además son industrias muy diversificadas y pegadas al terreno, con lo
cual están fijando también población en el medio rural, en los
productores y en las pequeñas industrias.
"Todo apunta hacia ese cambio de mentalidad, que supone estar
orgullosos de lo que hacemos y venderlo cada vez mejor"
-El medio rural asturiano envejece y se va despoblando
progresivamente. ¿Qué piensa sobre el tema del relevo generacional?
-Desgraciadamente, Asturias tiene el problema del envejecimiento
no sólo en el medio rural, sino en general en la región. En el medio
rural, si hablamos de ganadería de leche o de carne, las explotaciones
que quedan son menos, pero más grandes y dirigidas por auténticos
profesionales; y además, hay jóvenes que se quedan en ellas. Es verdad
que, en números redondos, por cada tres personas que se apuntan al cese,
se produce una incorporación de jóvenes. Hay una reducción de población,
pero también es verdad que ya empieza a aparecer algo que hace años era
impensable: jóvenes ganaderos con estudios superiores, con estudios
medios, y eso abre las mentes. Hoy lo estamos viendo en el mundo de la
sidra. La nueva generación de chicos tienen una concepción enológica
algo distinta. Nadie debe renunciar a sus tradiciones, pero debe saber
mezclar tradición y modernidad. Si queremos vender sidra fuera lo
primero es vender un producto de auténtica calidad. Eso se está haciendo
ya, pero hay que saber comunicarlo.
-¿Cuál es la situación de Asturias en la Unión Europea?
-Asturias, como toda la cornisa cantábrica y la huerta
levantina, es de las zonas que menos ayudas han percibido, porque las
ayudas comunitarias están más ligadas a las llamadas Organizaciones
Comunes de Mercado, en donde fundamentalmente los herbáceos, los
cereales son los que han recibido, en cuanto a la producción, más
ayudas. Durante mucho tiempo yo sostuve que las ayudas no tienen que
estar tan ligadas a la producción, sino a los productores, a las
personas, precisamente para mantener este medio rural. He de decir que
la reforma propuesta por el comisario Fishler, a la que todo el mundo le
da palos, es bastante consecuente con lo que yo proponía: menos ligazón
a la producción, más apoyo a las personas que ocupan espacios muy
frágiles, como las zonas de montaña. Siempre he defendido la modulación
porque es el mejor reparto de las ayudas. Lo que no puede ser es que un
2% de los grandes terratenientes españoles y europeos, sean los que más
ayudas perciban. Es decir, que ese 2% se lleve el 30% de las ayudas.
-¿Cómo podría hacerse un reparto más justo de las
ayudas?
-Bueno, en Asturias el que más percibe obtiene 50.000 euros en
números redondos, de modo que hay que modular para un mejor reparto. La
modulación, tal y como está planteada es muy lineal. Parten de un umbral
de 5.000 euros y a partir de ahí empiezan a poner las rebajas del 20% de
las ayudas hasta un tope máximo de 300.000 euros. Primero habría que
subir ese umbral a una cantidad más alta para ponerlo ligado, por
ejemplo, a la renta de referencia. Y en ello hay que establecer
progresión, porque no se puede penalizar con el 20% de las ayudas a un
señor que percibe en la situación actual 6.000 euros igual que otro que
recibe 300.000 euros. A los más modestos, menos modulación; y a los más
altos, más modulación. La visión desde Andalucía, o desde Extremadura, o
desde Asturias no es la misma. Obviamente a mí me corresponde la visión
de Asturias, pero creo tener también una cierta visión de estado de
Europa y yo digo: a situaciones iguales tratamientos iguales. Si estamos
apostando por estas zonas habrá que ayudar a los señores de Somiedo, a
los de Gredos, a los del Pirineo o a los señores de los Alpes también.
No es verdad eso que las ayudas comunitarias les corresponden a cada una
de las comunidades autónomas. No, las ayudas le corresponden a cada uno
de los paisanos que viven en cada uno de los territorios. Si
estableciésemos ese sentido de cada una de las comunidades autónomas
¿por qué no lo establecemos para los países? Entonces, ¿de qué
progresismo estamos hablando?
-¿Un valor importante para su vida?
-A título personal, la amistad y la seriedad. En política no
vale todo; sobre todo cuando se utiliza la mentira como argumento.
Desgraciadamente hay mucha tontería; a nivel más popular se dice que la
ignorancia es muy atrevida.
Hay dos tipos de gente que me molestan mucho: unos son los pelotas y
otros, los que empujan, en todos los sentidos.
-¿Qué le gustaría que se hiciese realidad?
-Que remásemos más juntos, que volviésemos a descubrir el valor
de lo antiguo llevado a la vida actual. Trabajar juntos por ideas que son
buenas para todos siempre que sean en conjunto. Asturias siempre ha sido
más independiente que conquistadora. Hoy en día, con las comunicaciones
de todo tipo que existen, esas fronteras entre valles ya no deberían
existir. Nosotros tenemos que conquistar, no en el sentido clásico de
territorio, pero sí en mercados y en apertura. ∆ |