Son pocas personas las que
forman el Banco de Alimentos de Asturias, pero con su esfuerzo alimentan a
muchas otras. La Fundación consigue año tras año que los excedentes
alimentarios vayan a los sectores más desfavorecidos.
Un
embalaje con un pequeño defecto, una fecha de caducidad próxima a cumplirse,
un exceso de producción, varias son las causas por las cuales kilos y kilos
de comida no se ponen en venta y en muchas ocasiones terminan destruyéndose.
La única palabra que puede romper esta cadena de acontecimientos es la
solidaridad y para ello se ha puesto en marcha el Banco de Alimentos de
Asturias.
Hace cuatro años que esta Fundación comenzó su actividad en nuestra región.
Aunque la idea ya había nacido en los años sesenta en EEUU, uno de sus
promotores la conoció en un viaje a Portugal. Sin duda pensó que era algo
factible en Asturias y de una forma sencilla nacía el Banco de Alimentos. En
este momento existen 22 Bancos de Alimentos en nuestro país. Todos ellos
funcionan de forma independiente pero la labor que realizan es la misma.
Actualmente son siete las personas que dirigen y gestionan el banco de forma
totalmente voluntaria y desinteresada en Asturias. Las funciones de cada uno
están bien definidas. Todos tienen asignada una tarea, al igual que en
cualquier empresa, sólo que ésta tan peculiar lleva consigo el adjetivo
'solidaria'. La cifra se amplía hasta 22 personas, que es el número de
voluntarios que colaboran de forma habitual.
Los integrantes y colaboradores del Banco piden, recogen y recuperan los
productos que sobran o que ceden de forma gratuita diferentes empresas, y lo
entregan también de forma gratuita a las Instituciones asistenciales y
sociales que tienen a su cargo personas necesitadas.
"Lo que nunca hacemos es dar alimentos a individuos aislados, solamente se
distribuye a asociaciones o entidades" informa Jaime Marcos, responsable de
prensa y comunicación en la asociación. Jaime, al igual que otros patronos,
compatibiliza su trabajo con la responsabilidad que desarrolla en la
Fundación. "El Banco de Alimentos funciona como una empresa, con su almacén
que cumple todos los controles y garantías de cualquier otro relacionado con
el sector alimentario" añade Marcos. Las cesiones abarcan todo tipo de
productos, desde aceite de oliva, galletas, leche, hasta chocolates y demás.
Como ejemplo anecdótico, Chupa-Chups cedió este año 21.600 kg. de su
producto que disfrutaron numerosos niños en diferentes campamentos.
La Fundación tiene su base de operaciones en un almacén que les ha dejado un
empresario, en el polígono de Asypo, en Llanera. Allí se agrupan y
clasifican los alimentos que rápidamente se distribuyen por los centros
asturianos que lo necesiten y soliciten. Entre pallets, apiladoras y
estanterías también se hallan voluntarios, muchos de ellos jubilados, que
con el mismo rigor que un trabajador en activo se encargan de la entrada y
salida de la mercancía.
La Fundación tiene su
base de operaciones en un almacén que les ha dejado un empresario. Allí se
agrupan y clasifican los alimentos que rápidamente se distribuyen por los
centros asturianos que lo necesiten y soliciten.
Como primicia, recientemente el
ayuntamiento de Oviedo les ha cedido un solar de 600 metros, en el Polígono
del Espíritu Santo, y en él esperan levantar su propio almacén. Un proyecto
que les ilusiona y al cual saben que tendrán que dedicar mucho esfuerzo.
"Actualmente no tenemos dinero para él pero empezaremos a pedir, a hablar con
empresas, y esperamos conseguir lo que necesitamos".
La mayoría de las grandes empresas asturianas conocen la iniciativa de este
grupo y colaboran con él. De esta forma dan salida a algunos de sus productos
de los cuales tienen excedente sin que afecte en el mercado. La empresa con
este gesto gana una publicidad muy positiva, así como una desgravación fiscal,
mientras que por otro lado evita el proceso de destrucción de los alimentos
según la normativa actual.
"Los productos son de primera clase, porque sólo aceptamos aquellos en los que
no ha sido afectada la composición del producto. En ocasiones son partidas con
una fecha de caducidad cercana y nosotros los distribuimos antes de que se
cumpla, pues nunca aceptamos y distribuimos productos caducados", asegura
Jaime Marcos. La mercancía que recogen y posteriormente distribuyen es de todo
tipo, aunque básicamente son productos no perecederos, ya que no disponen de
instalaciones de frío.
Una forma habitual de conseguir más alimentos son las denominadas Operaciones
Kilo, que llevan a cabo en diferentes establecimientos comerciales. Las
donaciones de particulares y las colectas en hipermercados, colegios de
enseñanza, etc., contribuyen a incrementar el número de toneladas de alimentos
que distribuyen. Los gastos de transporte de mercancía, equipamiento de
oficina, y los ocasionados por la gestión diaria se sufragan gracias a
subvenciones y a las aportaciones de entidades y personas a título individual
que ostentan el título de Patronos de Honor. "Estamos muy agradecidos a todos
ellos por la ayuda que nos conceden", asegura el responsable de comunicación.
A día de hoy el Banco de Alimentos abastece a más de 60 entidades asturianas:
parroquias, centros de acogida de exdrogadictos, incapacitados, ancianos, etc.
Las cifras de entidades a las que ayudan se va ampliando cada día, al igual
que el número de toneladas de alimentos que recaudan. El pasado año recogieron
160.392 kg. de alimentos y este año probablemente alcancen los 200.000kg.
"Cada día conseguimos más toneladas de alimento y llegamos a más sitios, pero
lo ideal sería que no hubiese que hacerlo. Eso es lo deseable"./
Texto: I.G. / Fotos cedidas por Banco de
Alimentos. |