No le gusta cómo está el mundo y cree que es posible
cambiarlo para mejor, por eso trabaja por la transformación de esta
sociedad a través de Amnistía Internacional.
José Luis Humara es geólogo de profesión y trabaja en INDUROT (Instituto
de Recursos Naturales y Ordenación del Territorio de la Universidad de
Oviedo). El tiempo libre de que dispone lo dedica a organizar, entre
otras cosas, las campañas de AI en Oviedo. "Veía cantidad de cosas con
las que no estaba de acuerdo -manifiesta José Luis-. Decidí que no
quedara sólo en un pensamiento, y pasé a la acción".
-¿Qué responsabilidad tienes dentro de Amnistía?
-He estado llevando las campañas y últimamente la
coordinación del grupo. También me encargo de formar a la gente nueva,
es importante no llegar de repente y encontrarte sin saber qué es
Amnistía Internacional.
-A nivel personal ¿qué te supone asumir este compromiso?
-Cada vez me comprometo más a costa del tiempo libre, que es
bastante limitado, las veinticuatro horas del día las reparto en un
montón de cosas. Con esto quiero decir que a nivel personal somos dos en
casa, los dos comprometidos con Amnistía Internacional y al final acaba
siendo mi vida privada Amnistía Internacional. Pero bueno, no lo digo
como una queja, simplemente es algo que empecé por poco y ha ido yendo
cada vez a más. La demanda de situaciones es tan grande que me
comprometo cada vez más y a veces desborda mi capacidad.
-¿Crees que la sociedad ovetense está acomodada? ¿Se
involucra suficientemente en los problemas sociales?
-Yo creo que hay pasividad, pero estamos luchando. A uno le
gusta vivir bien, y eso a veces significa olvidarse de las situaciones
negativas que existen alrededor. Yo creo que la gente no se implica más
por comodidad y a veces por desconocimiento. Algunos piensan que las ONG
las forman personas que recogen comida o ropa para dársela a los
necesitados. Lo que debemos hacer es abrirnos mucho más a la sociedad
para que conozcan lo que hacemos e incidir para que se sientan atraídas
a dar un cambio.
"Todo lo
que ocurre en el mundo se olvida porque los medios de comunicación
no lo mueven, no es noticia" |
-O sea que la gente se mueve más por caridad que por
justicia.
-La gente se mueve principalmente por caridad porque estamos
imbuidos por la cultura cristiana. Si ocurre un hecho puntual muy grave,
como una inundación o un huracán, todo el mundo se siente comprometido a
dar algo de su bolsillo para sentirse a gusto. El mayor problema, desde
mi punto de vista, es que todo lo que ocurre en el mundo se olvida
porque los medios de comunicación no lo mueven, no es noticia. No
ocurren demasiadas cosas, pero existen miles de guerras olvidadas y yo
creo que no queremos verlo.
-Involucrarte en Amnistía Internacional ¿te ha abierto
la visión global de lo que está pasando en el mundo?
-Sin duda. Amnistía Internacional me gusta porque incide en el
trabajo. Son visiones que otras ONG no tienen, porque se dedican a
resolver un problema directo y Amnistía va más allá en intentar resolver
los problemas globales, para que también otros se resuelvan. Ambos
mundos tienen cabida.
-¿Crees que falta concienciación por parte de la gente?
-Es difícil concienciar. Trabajamos con unos temas muy difíciles
y muy desagradables, pero es lo que hay, y a mucha gente le toca su
fibra sensible. En el caso de las violaciones contra las mujeres en
Nigeria la gente respondió muchísimo, más que en otras campañas. No sé
si fue el tema o si fue el momento oportuno. Nosotros quisiéramos que
todas las campañas de Amnistía provocaran esa concienciación en las
personas, pero no todas producen lo mismo.
-De Asturias se dice que por sus circunstancias
particulares tiene un gran sentido de la solidaridad. ¿Cómo se refleja
esto en la respuesta de la gente?
-Sí, es cierto, se ve que la gente responde porque hay una
tradición social de haber reivindicado situaciones injustas, y creo que
se sigue manteniendo. Lo que pasa es que no todos responden por igual.
Amnistía lleva muchísimos años funcionando en Asturias y eso es fruto de
una cultura de sensibilidad.
"El
terrorismo existe, no vamos a dudarlo, pero se está utilizando
para justificar violaciones de los derechos humanos" |
-¿Crees que el tema de los derechos humanos debería ser
una asignatura en la enseñanza?
-Sin duda. Cualquier faceta de enseñanza se debería empezar por
abajo, por los primeros cursos, la enseñanza es básica para poder
concienciar a toda la gente. Los niños, en la generación de Félix
Rodríguez de la Fuente, con todos sus programas educativos a través de
la televisión, fueron conscientes del respeto hacia los animales, y a mí
me pareció sorprendente. Fue algo muy sencillo porque se incidió desde
todos los estamentos. Eso mismo se puede hacer con los derechos humanos.
-¿Crees que hay un antes y un después en la valoración
de los derechos humanos tras los sucesos del 11-S en EEUU?
-Sí, por supuesto, hay un antes y un después. Todo el mundo está
cerrando filas ante el tema del terrorismo, modificando incluso los
planteamientos legales y legislados dentro de los países, de cara a
introducir en esa posible lucha antiterrorismo. El terrorismo existe, no
vamos a dudarlo, pero se está utilizando para justificar violaciones de
los derechos humanos, o alteraciones de ciertos niveles de consenso
conseguidos a nivel mundial en la mayoría de los países. Desde Amnistía
Internacional creemos que existen suficientes tratados internacionales y
leyes internacionales consensuadas por numerosos países de cara a poder
luchar contra todos los problemas que ocurren. Y eso todo se puede
seguir ampliando y se puede seguir haciendo tratados que permitan
resolver conflictos sin tocar los logros conseguidos en materia de
derechos civiles.
Es cierto que han sido terroristas los que destruyeron las torres
gemelas o los que secuestraron al público en ese teatro en Rusia, esos
hechos han sucedido así, pero desde los poderes no se puede buscar una
solución a una situación actuando de una forma similar a como lo haría
el terrorista.
-¿Cuál sería tu mayor satisfacción en la labor que
realizas?
-Desde que estoy en Amnistía he visto pequeños logros que
satisfacen mi labor y me animan a que siga trabajando. Pero mi mayor
satisfacción sería ver que la carta de los derechos humanos de las
Naciones Unidas, ratificada por la mayor parte de los países, se cumple
en casi todos los sitios. ∆