-¿Qué figura te marcó más en tu infancia?
-Quizás la imagen de mi padre, una persona que no tenía ninguna preparación y siempre tuvo mucho interés en que teníamos que estudiar. Le parecía fundamental que nos preparáramos, y en esa época en la cual pocas mujeres estudiaban quería que fuera a la Universidad. Mi padre no es nada machista.

-Retrocediendo a sus años de estudiante universitaria ¿era de las que prefería pasar desapercibida o más bien al contrario?
-Estudié en Valladolid. Me tocó vivir aquella época de Franco y como nunca me había metido en política, pasé completamente desapercibida. También me divertí y viajé mucho por España. No fui una mujer muy inquieta que quisiera cambiar el mundo.

-En todo el tiempo que llevas ejerciendo la ginecología ¿qué has aprendido de las mujeres?
-Llevo más de veinte años, y de las mujeres he aprendido todo lo que sé. Tengo una profesión en la cual la mujer viene y se abre a mí. Mucho de lo que sé es gracias al contacto que tuve con las mujeres, que me enseñaron cómo funciona la vida. Por mi trabajo estoy en contacto con la miseria humana, por decirlo de alguna manera, porque es la enfermedad y son los malestares del ser humano. Eso es lo que nos enseña a darnos cuenta realmente de cómo está el mundo que nos rodea.

-¿Crees que está suficientemente recompensado el trabajo que hace el profesional de la medicina?
-Los médicos tenemos una responsabilidad, pero quizás nos exijan demasiado porque no somos superhombres. Tampoco digo que no haya que exigir porque estamos hablando de la salud del ser humano, que es el don más preciado que tenemos, pero quizás el pueblo está demasiado ensañado en nosotros. Nos pagan muy poco, y yo creo que no está considerada la carrera como debería estarlo.

-¿Cuál ha sido el momento más feliz y cuál el más amargo que recuerdas?
-Felices tuve tantos... tal vez cuando me dieron el título de Medicina, creí que me moría; también cuando tuve oportunidad de hacer televisión... Ahora me produce un placer increíble cuando escribo un libro y alguien me dice que le encantó. Pienso que la felicidad son momentos, instantáneas de estas cosas.
Y malos momentos tengo, pero tampoco soy tan desafortunada. Pienso que la mayor desgracia que tuve es la enfermedad de mi madre, un Alzheimer, es lo más duro que me tocó vivir de momento.

-Comentaste tu atracción por los medios de comunicación, pero ¿qué fue lo que te hizo dar el paso hacia la escritura?
-Pues no lo sé, me gustaba mucho, me apetecía escribir. Soy una persona que tengo mucha inquietud y creo que estamos en esta vida para disfrutarla, y hay tantas cosas que podríamos hacer... Soy un poco salpiquera, me gusta probar. No puedo ser cantante porque no canto bien, pero en aquello que veo un poco de posibilidades pues digo "me apetece probar", porque pienso que estamos en este mundo para disfrutar y hacer cosas intentando que te gusten.

-En todos esos campos en los que has experimentado ¿has tenido alguna vez miedo al fracaso?
-Siempre, porque he fracasado muchísimo. La vida me da golpes pero sigo adelante. No me para el fracaso porque pienso que soy una persona que tengo los pies sobre la tierra y que la felicidad completa no existe. Nadie da duros a pesetas, todo cuesta tenerlo, pero no quiere decir con eso que yo me retraiga, yo sigo, soy pesada y cabezona.

"De mí depende cómo me trate el hombre, la igualdad la consigo yo"

-En tu libro "España va bien" te refieres a conductas y comportamientos extraños que se dan en la sociedad actual. ¿Como cuáles?
-Pues la importancia de la apariencia externa, el querer vivir por encima de las posibilidades que uno tiene. Eso te conduce al estrés y a la depresión. Hay mucha gente en España que vive por encima de sus posibilidades.
Después hay unos programas de televisión que no son muy buenos para el público en general, porque no hay la cultura suficiente para captar lo que interesa. Posiblemente haya mucha gente que no está lo suficientemente preparada, y la cultura es el don más grande que tiene el ser humano, después de la salud, porque te permite dilucidar y te da libertad. Pienso que en España estamos flojos en ese tema.

-¿España va bien?
-El segundo libro me salió porque oía tanto España va bien en afirmativo que me caía fatal esa frase. Yo creo que España no va bien, y no desde el punto de vista económico, que ahí no me meto aunque creo que tampoco va bien, sino desde el punto de vista del bienestar individual. Hay mucho estrés, depresión, anorexia, bulimia; la gente se queja mucho que tiene angustia, insomnio; cada vez hay mayor sobrepeso, la gente está más gorda y la alimentación es mala. Yo creo que las sociedades estamos un poquitín descalabradas, no estamos orientados para la búsqueda del bienestar.

-Con tu último trabajo sobre la menopausia ¿qué pretendes conseguir?
-Divulgar. Que la mujer se entere de que la menopausia no es una enfermedad, es un proceso fisiológico natural que inevitablemente nos va a suceder a todas las mujeres en torno a los cincuenta años. Es algo completamente fisiológico y no vamos a ser después de la menopausia disminuidas físicas, psíquicas ni sexuales, vamos a ser tan mujeres como éramos antes de la menopausia. Fundamentalmente se trata de informar y desmitificar todo lo que pasa en torno a esta época de la vida femenina.

-¿Qué hace falta para que la mujer se libere de su dependencia con respecto al hombre y su sexualidad?
-Aún estamos disminuidas en la relación de pareja, somos diferentes, el hombre es el activo y la mujer es la pasiva, aunque afortunadamente cada vez menos, porque la mujer se la está educando. Yo creo que hay que partir de la base de decir que cada uno tiene que vivir su propia vida, su propia individualidad. Si después tienes la suerte de encontrar una pareja, maravilloso, pero tenemos que aprender a vivir solos. Una vez que la mujer aprenda que ella se puede ganar la vida perfectamente en todos los sentidos, no solo económicamente, si encuentra un hombre con el que se compenetra, ideal para los dos, pero que sepa que puede vivir sola.
Afortunadamente la mujer ya no es tan dependiente, ya no es tonta. Yo siempre digo que de mí depende cómo me trate el hombre, la igualdad la consigo yo. Si yo me dejo menospreciar voy a conseguir la igualdad. Si queremos igualdad hay que ir a por todas, y si yo no me valoro no me van a valorar los demás.

-Está aumentando el número de mujeres que quieren tener descendencia solas o que viven con mujeres. ¿A qué se debe esto?
-La mujer adquiere una independencia económica y se libera, yo creo que parte todo de ahí. Que yo me pueda solucionar la vida por mi cuenta es fundamental. Después está la cultura, porque la cultura y el conocimiento da libertad. Las dictaduras saben bien que la cultura es la que crea el peligro.
Aparte está el tema de la homosexualidad. Poco a poco hay una mayor apertura, aunque todavía no es suficiente, porque hay muchas mujeres lesbianas que no se atreven a confesarlo.