La campaña electoral de
los socialistas para el próximo año está de la mano de este abogado y
diputado asturiano, que es miembro también de la Ejecutiva Federal del
PSOE. Alvaro Cuesta coordinará el programa municipal y autonómico de su
partido en todo el territorio nacional.
Texto y fotos: Lupercio González
L a política es la
gran pasión de Alvaro Cuesta. Lleva en ella desde su época de
estudiante, de modo que conoce tanto sus momentos gratos como los
sinsabores que a veces conlleva. No se amilana ante las dificultades,
porque para él son trampolines de su propia superación como individuo y
como equipo.
-¿Qué le seduce de este nuevo reto, coordinar el
programa municipal y autonómico del PSOE en nuestro país?
-Me supone algo muy importante, que es participar activamente en
una nueva fase de la historia de España y de la política española que
estamos impulsando los socialistas. Esta nueva fase no es solamente el
gran cambio que hemos provocado en el partido socialista, sino sobre
todo sentar las bases para provocar un nuevo cambio en España en el
2004. Las elecciones del 2003 van a ser la palanca y el instrumento
fundamental para ello.
-¿Qué perfil deben de tener los candidatos a una
alcaldía?
-Nosotros creemos que el perfil tiene que ser, para empezar, de
vocación de servicio. Tienen que compartir además esta voluntad real de
cambio y entusiasmo. Tienen que ser personas sinceras, que además es lo
que demanda la sociedad. Hemos hecho varias encuestas en los núcleos
urbanos, y cuando se les pregunta a los ciudadanos qué característica o
cualidad exigen, la primera que citan es la sinceridad, la segunda es la
proximidad y la tercera es la capacidad de gestión. Nosotros debemos
aportar candidatos sinceros, próximos, con capacidad de innovación y de
gestión.
-De cara a las elecciones, ¿cree que el PP ha tocado
techo?
-Sí, y además, el modelo de su gestión ha sido un fracaso. Nos
han vendido el milagro económico de Aznar y lo que hemos visto ha sido
que Aznar ha desmantelado el Estado. Hoy el Gobierno tiene menos
recursos y menos instrumentos para gobernar la economía del país. Los
indicadores nos están diciendo que estamos en peores condiciones que en
1996, basta ver la evolución de índices de precios al consumo donde
tenemos una inflación de 3,6 que ya supera en dos décimas a la que se
encontró el PP. El paro se está incrementando. Los datos de la encuesta
de población activa demuestran que en este trimestre ha habido 183.900
parados más, es decir, que tenemos una desaceleración y una disminución
de la competitividad de la economía española, lo cual demuestra que ha
habido un fracaso. Pero es que además, no se ha hecho una
liberalización, sino una privatización de sectores públicos y
estratégicos para provocar mayor concentración de poder, para generar
mayores monopolios y sobre todo, para que el Estado perdiera capacidad
de gobierno.
-¿Cree que en ello ha habido un talante antidemocrático?
-El retroceso democrático que se ha producido ha sido total. No
hay capacidad de fiscalización desde el Parlamento. Es una vergüenza que
escándalos como el del BBVA, o el de Gescartera, o confusiones entre lo
público y lo privado, como ocurre con el Ministro de Economía, el señor
Rato Figaredo, pasen desapercibidos ante el Parlamento porque el PP
bloquea las instituciones e impide la investigación. Y lo más grave,
algo que es un escándalo en cualquier sistema democrático: envían
requerimientos notariales por discursos que se pronuncian en el
ejercicio de la función parlamentaria. En ningún Parlamento se ha visto
que un ministro requiera a un portavoz de la oposición notarialmente y
le intente amenazar por afirmaciones que ha efectuado en el seno de la
actividad parlamentaria.
Hay otro retroceso importante. Estamos en un país cuya Constitución dice
que es laico, no confesional, un país que respeta la libertad religiosa;
sin embargo el Gobierno practica un nacionalcatolicismo, el Gobierno
representa un concepto integrista de la política claramente confesional.
Lo vemos por ejemplo, en la ley de calidad de enseñanza, en la
financiación de la Iglesia, en la no renegociación de los acuerdos
económicos con la Iglesia, no está definida adecuadamente, en términos
constitucionales, la relación Iglesia-Estado.
"Debemos de aportar candidatos
sinceros, próximos, con capacidad de innovación y de gestión"
-¿Hay muchos hilos del Opus Dei detrás de todo ello?
-Hay mucha intransigencia, y por supuesto, creo que el Opus Dei
ocupa situaciones estratégicas dentro del Gobierno.
-La imagen que se transmite del PSOE es de una oposición
un poco light. ¿A qué se debe esto?
-Se debe a que el nuevo PSOE tiene un concepto de la política
que pretende no crispar la vida ciudadana. Nuestro primer planteamiento
ha sido el que queremos hacer una oposición que demuestre cuáles son las
virtudes que tendremos cuando gobernemos. Si nuestra oposición es fiera
e intransigente, lo normal es que luego se proyecte en una acción de
gobierno autoritaria, intransigente o prepotente, que es lo que le ha
ocurrido al Partido Popular. En su momento, el PP en la oposición se
radicalizó y llegó a destruir hasta las reglas de juego, aspectos
fundamentales del Estado. Eso ahora lo ha proyectado en su gestión,
donde con las medidas que anuncia en materia de desempleo se ve que no
quiere negociar con los sindicatos y rompe unilateralmente el Pacto
Social. El Gobierno ha sido intransigente y prepotente y no ha querido
hablar con los sectores educativos. Ha hecho una reforma unilateral de
las enseñanzas universitarias, etc. Es decir, es un gobierno
autoritario. Nosotros hemos hecho y estamos haciendo, una oposición
dialogante, porque vamos a ser un gobierno dialogante.
-¿Qué temas consideran importantes ahora mismo?
-Nosotros entendemos que en España hay tres temas fundamentales
que preocupan a los ciudadanos y que por encima de debates políticos
deberían requerir acciones que reunieran el apoyo de todos, y por
supuesto, el apoyo leal de la oposición. El primer tema es la lucha
contra el terrorismo. Nosotros hemos decidido no hacer la oposición que
hizo el PP en su día, sino ofrecer un pacto por las libertades y contra
el terrorismo, porque creíamos y entendemos y seguimos reafirmando, que
los terroristas deben perder toda esperanza de sacar contrapartidas
políticas a costa de la violencia, sea cual sea el color político del
gobierno del Estado español. No es negociable nada desde el terror de
las armas, y eso se lo decimos en la oposición, porque se lo vamos a
decir también desde el gobierno y por eso hemos tomado la iniciativa de
proponer un pacto contra el terrorismo. Inicialmente el Gobierno lo
despreció, pero afortunadamente recapacitó y es uno de los principales
activos de nuestra democracia. El que aquí hubiera un acuerdo entre el
primer partido de la oposición y el Gobierno ha significado garantizar
la cooperación internacional.
Hay un segundo tema también importante, y es el que funcione el servicio
público de la justicia. Detrás de este servicio público hay muchas
necesidades, muchas pretensiones, muchas frustraciones, muchos
conflictos de los ciudadanos y hay que darles garantías, tutela judicial
efectiva. Tiene que funcionar la justicia porque es un elemento que
garantiza la igualdad. Hemos ofertado un pacto de la justicia para
intentar mejorar el servicio público de la justicia.
Y hay un tercer tema para el que hemos ofertado un tercer pacto, que
lamentablemente el gobierno ha despreciado, y es el problema de la
inmigración. No me gusta hablar de problema, pero es cierto que tal y
como lo trata el Gobierno lo están constituyendo en un auténtico
problema. En la España del siglo XXI hace falta un gran consenso de
todos para dar un tratamiento en clave de integración, en clave de rigor
a la inmigración y en estos momentos nos hemos encontrado con una
actitud de gobierno errática, irresponsable. No olvidemos que en un año
el Gobierno aprobó dos leyes de extranjería contradictorias y ahora
anuncia una tercera reforma. Es decir, no tienen criterio, hacen leyes y
ni siquiera las cumplen ellos mismos. Hay que hacer un gran esfuerzo de
abordar de una manera rigurosa y solidaria el tema de la inmigración y
para eso hace falta un gran acuerdo nacional.
-Como asturiano y buen conocedor de la política
municipal de Oviedo ¿cómo ve las posibilidades de conquistar la alcaldía
de la capital del Principado?
-Nosotros tenemos grandes esperanzas y hemos apreciado, no sólo
en nuestras encuestas, sino en estudios de opinión que han realizado
otros institutos y otros medios de comunicación, que el partido
socialista está teniendo un gran crecimiento en el medio urbano, en
cambio el Partido Popular decrece. Por lo tanto al día de hoy, tenemos
esperanzas fundadas en hacernos con esa alcaldía. Vamos a hacer un
esfuerzo muy grande en Asturias para conseguir la alcaldía de Oviedo.
Como decía un viejo alcalde demócrata y socialista que hubo en Mieres:
"Oviedo podría ser la joya de la corona".
-Hacerse con la alcaldía de la capital del Principado ¿y
también con la de la capital del Reino: Madrid?
-La alcaldía de Madrid es por supuesto la prioridad fundamental
en estos momentos. Queremos lograr ese cambio y tenemos fundadas
esperanzas de que en Madrid tengamos un Gobierno de izquierdas. Sabemos
a día de hoy que el PP estaría perdiendo la mayoría absoluta. Hay mucho
nerviosismo en sus filas y parece que no tienen todavía claro quien va a
ser su candidato. El perfil de la nueva candidata Trinidad Jiménez es un
perfil de persona sincera, próxima, joven, nueva, con capacidad de
gestión. Puede representar ese nuevo cambio que necesita Madrid.
"Hay que establecer una fiscalización
específica de los soportes informáticos
en los procesos electorales"
-En Asturias se produjo un error informático en las
elecciones del 12 de marzo por el cual no le dieron al PSOE el cuarto
diputado que le correspondía, a pesar de que el Tribunal Constitucional
reconoció el error. ¿Qué sabor le ha dejado la experiencia?
-En lo personal tengo una sensación agridulce de satisfacción
moral por un lado, pero frustración por otro, porque no se recompuso en
su plenitud la violación de un derecho constitucional básico que es el
derecho de participación, con independencia de que yo en estos momentos
sea diputado, porque he cubierto la vacante que dejó Luis Martínez
Noval.
Yo planteé la reclamación desde el deseo de contribuir también a la
democracia, primero para que se respetara la voluntad ciudadana, y en
segundo lugar, para generar una jurisprudencia. Me queda la satisfacción
moral de que el Tribunal Constitucional entró en el fondo del asunto,
reconoció la existencia de ese error y afirma que el diputado número
cinco del PP no corresponde a la voluntad de los ciudadanos en el
Congreso y además critica el comportamiento de la Junta Electoral por lo
que fue una negligencia en el escrutinio. En ese sentido me da la
satisfacción moral. Más allá de eso, deja la impotencia, de que a pesar
de que los hechos y los reconocimientos son expresos, la situación de
derecho no se cambió y en estos momentos el Partido Socialista tiene un
escaño menos que lo que le correspondería por votación popular.
-¿El escrutinio de las próximas elecciones será más
cuidado?
-Hemos conseguido generar una enseñanza y es que, todas las
juntas electorales y todas las formaciones políticas, deben tener mayor
celo en el escrutinio, y sobre todo controlar no solamente lo que ocurre
en las mesas electorales, sino también algo que cuando se hizo la Ley
Electoral no estaba previsto, y es, el control de los soportes
informáticos. Hay que establecer una fiscalización específica de esos
soportes informáticos en los procesos electorales. ∆ |