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SUPLEMENTO ASTURIAS
MUJER ASTUR

Angelina
Alvarez
Consejera de Trabajo y Promoción de Empleo
Navega con soltura en un mar de cifras de trabajo
y desempleo. Su particular pelea es disminuir las cifras del paro en
Asturias y cada día tras una intensa jornada laboral regresa a Taborneda,
su paraíso personal, una pequeña localidad en el concejo de Illas.
Texto: Isabel Muñiz /
Foto: © ANA MULLER
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"Las mujeres no buscan
el poder como fin, sino como medio"
E s joven, nació en
Taborneda hace 40 años. Es licenciada en Derecho e ingresó como
funcionaria en la Administración Regional en 1986. Tras permanecer en
múltiples puestos, accedió con el gobierno de Areces a la Presidencia de
la Consejería de Trabajo y Promoción de Empleo, un cargo que le deja
poco tiempo libre, pero en el que se desenvuelve como pez en el agua.
-Volviendo la mirada hacia tu infancia ¿qué aprendiste
de niña que te haya resultado de utilidad en tu vida actual?
-Yo creo que mi infancia me ha configurado muchísimo el
carácter. Yo pertenecía a ese tipo de cultura rural donde la familia
entera trabaja en temporada. Ese concepto económico de la familia, de la
producción de la familia, del sistema de vida de la familia, es algo en
lo que participan todos, los niños, los padres y los abuelos. La gente
con la que me relacioné, el contacto con la naturaleza, los juegos...
fueron entornos muy privilegiados. Pertenecía a un tipo de sociedad en
la que no se vivía como viven ahora los niños. Salvo una muñeca que
traían los reyes al año, no teníamos juguetes, así que nos los
construíamos. Un juguete era por ejemplo un árbol. Yo recuerdo haber
jugado a los hombres primitivos con un árbol caído que convertíamos en
canoa. Esa forma de vivir muy pegado a la realidad de la vida te
conforma mucho el carácter, porque te haces más duro por un lado, y por
otro lado te haces más sensible. Yo creo que a la infancia es a lo que
realmente le debes una determinada forma de ser.
"Está
lejos todavía el momento en que el cuidado de los hijos y de los
ancianos sea asumido por la sociedad como un problema colectivo, y
no como un problema de la mujer" |
-¿Cómo es esa combinación de dureza y sensibilidad?
-Es más duro porque en esa infancia en el campo lo principal
eran las cosechas, la producción. De tal forma que incluso los niños
algunos días del año no íbamos a la escuela, porque era prioritaria la
recogida del maíz o cosas así. Al mismo tiempo te aporta la sensibilidad
de la naturaleza, el hecho de vivir las puestas de sol, o que de forma
regalada tengas un auténtico parque, que es todo tu entorno.
-¿No echas de menos un poco más de naturaleza en tu vida
diaria?
-Sí lo echo de menos, pero no cualquier naturaleza. He de
reconocer que hice algún intento de tener una casa en un pueblo, y no
encontré ni un solo lugar que me pareciera mi sitio. Había lugares muy
bonitos, pero de alguna forma a mí no me decían nada. Donde quiera que
me ubicara al final siempre me preguntaba "¿yo quiero vivir aquí, tengo
algo que ver con esto?". Y no me sentía identificada. La respuesta la
encontré un día que fui a pasar un fin de semana con mis padres. Me dije
"Si yo realmente quiero vivir en un pueblo, éste es mi pueblo, no tengo
otro". Cuando tienes un pueblo es difícil que puedas tener otro, porque
tienes allí muchísimas raíces. Por eso he decidido que de todos los
pueblos de Asturias, más o menos lejanos de Oviedo, el sitio donde mejor
puedo estar es en el lugar donde nací, en Taborneda.
-Eres joven y tienes un cargo importante. ¿Crees que tu
trabajo se juzga igual que el de un hombre?
-Creo que sí. Yo pertenezco a un colectivo de mujeres con mucha
suerte. Soy privilegiada en ese sentido, porque empecé a desarrollar la
actividad profesional en el entorno de la administración, y el entorno
de la administración, a diferencia del mundo privado en general, la
verdad es que es más amable en ese sentido con las mujeres. En todos los
puestos que desempeñé creo que no me ha condicionado el hecho de ser
mujer o de ser hombre. Pero aunque yo no he sufrido la discriminación
por razón de sexo, eso no quiere decir que no haya visto que se producía
en otros.
-¿Hasta cuándo crees que se va a celebrar el Día
Internacional de la Mujer Trabajadora?
-Yo creo que se va a celebrar todavía durante muchísimo tiempo,
porque existen nuevos problemas en torno al hecho femenino. No se trata
ya sólo del desempleo, sino que en la entrada de las mujeres en el
mercado laboral hay otros factores a considerar. La conciliación de la
vida personal y familiar todavía está muy lejos, me refiero a ese
momento en que la sociedad y la familia sepan repartir las
responsabilidades y las cargas. Está lejos todavía el momento en que el
cuidado de los hijos y de los ancianos sea asumido por la sociedad como
un problema colectivo, y no como un problema de la mujer. Todavía hay la
mentalidad de "yo te hecho una mano", pero realmente la responsabilidad
última se atribuye a las mujeres de forma mayoritaria.
"No he tenido nunca la sensación de que se infravalorara mi trabajo"
-¿Cómo se podría acortar esa distancia entre la
responsabilidad de la maternidad y la responsabilidad laboral? ¿Es una
cuestión de mentalidad o de leyes?
-Es totalmente un problema de
mentalidad. En este caso la cultura social debe ir por delante, porque
en torno a la igualdad se han producido muchas leyes en este país, pero
han ido generando cambios a medida que se han ido introduciendo cambios
culturales y sociales. El tramo a recorrer es un cambio cultural. Además
es social y económicamente necesario que ese cambio se acelere. En el
caso de Asturias nos hemos encontrado con una realidad: el desempleo
femenino es alto y hay un desequilibrio considerable en la situación
laboral de la mujer en cuanto a la conciliación de la vida personal y
familiar. En la región hay un problema económico. Vamos a necesitar
recursos humanos para el sector industrial, construcción, etc. Sin
embargo la mujer no entra porque el sector no le abre la puerta y porque
ella tampoco concibe, culturalmente, esa entrada. Eso es un problema de
naturaleza económica de esta región que tiene que ver con la posibilidad
de generar población activa dentro de la propia población. Por eso para
nosotros ahora mismo es estratégicamente necesario el acortamiento de
esos tiempos culturales de los que hablábamos, porque si no, en un
tiempo relativamente corto vamos a tener problemas de recursos humanos.
"No creo que fuese bueno un mundo gobernado sólo
por mujeres" |
-La figura de la mujer creadora de empleo ¿aparece algo
más cercana en el horizonte?
-Sí. En estos dos últimos años, nosotros hemos percibido que en
la creación de empresas en la consideración de PYMES, incluso empresas
de autoempleo o economía social, la presencia femenina fue mayoritaria.
En torno a un 60% de estas iniciativas fueron femeninas. La mujer como
empresaria está empezando a generar una imagen de solidez, en el sentido
de la viabilidad empresarial y de la creación de empleo. Lo cierto es
que todavía son estructuras empresariales pequeñas, porque las mujeres
cuando se meten en una aventura de empresa, son muy cautelosas, y van
midiendo mucho los pasos. No asumen muchos riesgos, eso es cierto, pero
en términos generales se puede decir que las mujeres son bastante
emprendedoras en Asturias.
-El hecho de tener que ganarse a pulso un lugar en el
mercado laboral, ¿hace a las mujeres más luchadoras?
-En lo que se refiere al trabajo, saben que las oportunidades
son escasas y entonces pelean por el triunfo. Las mujeres son muy
luchadoras y muy responsables en sus puestos. Se toman muy a pecho el
trabajo.
-¿Cómo sería el mundo gobernado por mujeres?
-Hombre, un mundo gobernado por mujeres a lo mejor estaba
desequilibrado. Yo creo que el mundo debe de estar gobernado por ambos
sexos, con independencia. La desproporción nunca es positiva. No creo
que fuese bueno un mundo gobernado sólo por mujeres. ¿Cómo sería? Pues
no sé. Probablemente sería un mundo bien gobernado, pero lleno de
tensiones. El hecho de que las mujeres participen en la toma de
decisiones es muy positivo, porque el factor femenino es un factor que
está en la vida, pero hay que saber muchísimas más cosas, como por
ejemplo tener un conocimiento del medio para elegir con racionalidad y
oportunidad. El factor femenino es importante, pero no es suficiente
para gobernar.
-¿Cómo ves la relación de la mujer y el poder?
-Yo creo que el poder para la mujer es un instrumento con el
cual hacer cosas, conseguir metas o remover obstáculos. Creo que la
mujer todavía no vive eso que llaman 'la erótica del poder'. Hoy por
hoy, las mujeres no buscan el poder como fin, sino como medio. Y como
medio lo vivimos, por eso realmente el poder no se disfruta como tal. En
cambio en el entorno masculino se dan más casos en los que el poder es
un fin en sí mismo. Y no estoy hablando de ningún partido político, sino
de perfiles de personas. Sin embargo yo no conozco ninguna mujer para la
que el poder sea el fin, siempre es un medio, y a veces un medio
incómodo, pero esas incomodidades se aceptan en favor de la eficacia. Si
el medio es muy eficaz, interesa tener poder en la medida de lo posible,
y cuanto más mejor.
"La mujer como empresaria está empezando a generar una imagen de
solidez"
-Parece que la liberación de la mujer está en marcha.
¿Qué es lo más importante a conseguir?
-Yo creo que la libertad.
Cotas de libertad absolutas. La libertad es un valor esencial del ser
humano, y en este momento la mujer lo tiene que perseguir. Libertad para
elegir profesión y oficio. Libertad para vivir en un estado civil o en
otro. Libertad para tener o no tener hijos. Libertad para tomar
decisiones. Libertad en todos los aspectos de la vida. Libertad y
ruptura de clichés asfixiantes que están en torno al mundo femenino y
que limitan la libertad. Hay aspectos que se están ampliando para las
mujeres, pero a mi entender a una velocidad un poco desesperante.
Yo sé que hay excepciones y que yo he tenido la suerte de estar en la
excepción, soy afortunada en ese sentido. No es así mayoritariamente.
Todavía hoy esos espacios de libertad no están al alcance de todas las
mujeres.
-¿Qué le dirías a una mujer maltratada?
-Pues a una mujer maltratada le diría que, con independencia de
la situación en que se encuentre, económica, familiar, no deje que
llegue la noche de ese día sin poner absoluto remedio, por todos los
medios, incluso aunque tenga que adoptar decisiones personales
dolorosas. La dignidad es un valor que no tiene precio, y en el maltrato
lo primero que sufre es la dignidad y la autoestima. A una mujer
maltratada le diría que encendiera todos los faroles rojos, todas las
alarmas y que nunca espere que la situación se vaya a remediar sola,
porque está visto que eso nunca sucede, siempre se solucionan de forma
drástica.
-¿Dónde radica la belleza de una mujer?
-Sin duda el físico es muy importante, negarlo es absurdo. Dicho
esto está lo que emanas, lo que transmites con la mirada, con la forma
de ser, con la forma de entender la vida. Todo eso es muy importante y
conforma la belleza de las mujeres. A veces los prototipos de lo que es
bonito o feo no se corresponden con lo que transmite cada una. Una mujer
que no responda a ese ideal físico o de belleza, puede transmitir más
incluso que el prototipo. Cuando analizas el caso de una mujer siempre
el diagnóstico final depende de factores subjetivos y relativos.
-¿Te gusta ser mujer?
-Pues sí, nunca se me ocurrió decir que quisiera ser hombre.
Estoy reconciliada desde que nací con mi sexo. Tiene muchas ventajas. ∆
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