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SUPLEMENTO ASTURIAS 

  SUSANA PEREZ ALONSO
Escritora.
Texto y foto:  Lupercio González

SENTIR DIFERENTE

Susana Pérez Alonso.

¿Provocadora, osada, licenciosa... o tal vez natural? Su forma de escribir no deja indiferente, sobre todo en esta sociedad en donde el machismo aún tiene peso específico.

 

 

 

 

 

 

 

 

"Hay mujeres a las que le da vergüenza mostrarse como son, porque da la sensación de que el hombre lo toma como una debilidad"

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

"La inteligencia emocional es lo mío. Si una cosa no me sorprende, no me interesa"

 

 

 

 

 

 

 

"Vivir sin compromiso no merece la pena. No me gusta el pasotismo que caracteriza ahora a la juventud"

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

"El que diga que es completamente feliz, o es imbécil, o te está mintiendo"

Susana Pérez ha sido finalista del premio "Sonrisa Vertical" del pasado año y su primer libro, "Cuentos de hombres", fue uno de los más vendidos en la feria del libro de Oviedo. En la actualidad esta asturiana, que le hubiera gustado ser médico, procura compatibilizar su trabajo profesional con el de su vocación literaria. Su reto está en conseguirlo.

-Trabajas en una asesoría fiscal y laboral y contable. ¿Eres lo que quieres ser?
-Yo soy graduado social y procuradora a los tribunales, pero no ejerzo. Me hubiese gustado ser médico, pero supongo que pesó más el negocio familiar. Pero realmente lo que más que gustaría sería... yo qué sé... vivir en una granja con patos, lechugas y tomates, y olvidarme del mundo. La gente me pone muy nerviosa, la aglomeración, el tumulto... No me gusta hablar, aunque después doy una imagen contraria.

-¿Cuándo nació en ti el interés por la literatura?
-La literatura siempre me salvo el pellejo, antes de publicar incluso. Recuerdo que yo siempre suspendía todo en junio, sistemáticamente, y una vez la profesora preguntó sobre la Alhambra. Yo me descolgué hablando de ella porque la había visitado con mi padre varias veces y porque había leído Cuentos de la Alhambra. Siempre me gustó mucho leer.
Yo creo que hay que desmitificar un poco todo esto de la literatura. Cuando preguntan a un escritor "¿usted desde cuándo escribe?", resulta que son todos prodigios. Suelen contestar "yo escribo desde niño, a los trece años ya escribía cuentos". Insisto, yo lo que hacía era salvar el pellejo en clase.
También hay intelectuales que van por la vida diciendo que se sufre escribiendo. Chico, yo no sufro nada, yo lo paso estupendamente. Lamento mucho no saber además pintar mucho mejor, porque me pasaría el resto de mi vida pintando y escribiendo si me pudiese ganar la vida con ello, porque lo paso bien.
Lo que no me gusta nada de la literatura es por ejemplo tener que promocionar un libro, porque es doble trabajo, y habitualmente, a no ser que seas un escritor consagrado, la editorial no te lo hace. Eso de tener que ir a una feria, o a una televisión no me gusta. Y claro, yo soy una persona como muy "hormiga". Soy una vaga extraña. Yo me lo curro todo: hago la promoción, hago gorras, hago todo.

-A la hora de escribir algo ¿tienes predilección por algún tema?
-No, y espero no estar pareciendo una simple, pero soy como soy y no me voy a poner interesante. Yo enciendo el ordenador y escribo una frase sobre alguna cosa que vi o que me hizo gracia. Yo empiezo, y luego va saliendo. No estructuro nada, no hago un esquema. Nunca sé cómo va a terminar lo que escribo.

-Te dejas guiar más por instinto, por la intuición...
-Sí. De todas formas, te voy a decir que yo aprendo de los libros, evidentemente, pero aprendo mucho más de los sentimientos y de lo que veo. La inteligencia emocional es lo mío. Si una cosa no me sorprende, no me interesa. Por ejemplo, dejé de estudiar porque no me interesaba lo que me estaban explicando.

-¿De cuál de tus escritos te sientes más orgullosa?
-Desde el punto de vista literario, Mandarina es lo mejor que he escrito, sin embargo posiblemente sea la más difícil de leer para gente que no está habituada a una historia de amor desde el punto de vista del sexo, porque desde la primera hasta la ultima letra, Mandarina enterita, es sexo puro. Ahí reflejo lo que yo siento hacia el sexo, hacia el amor y hacia ciertos comportamientos. Lo que más está sorprendiendo a la gente es que se pueda escribir un libro así y que luego opines lo que yo opino de esos temas.

-Sexo y amor.
-Yo uno el sexo y el amor de una manera que no se puede desvincular. Me sorprende la portada de una revista que anuncia las cien mejores posturas para el polvo del siglo. Yo eso lo encuentro patético, y me da pena, sobre todo por los adolescentes y por la gente que se crea que puede ser así. La gente cree que el sexo es ballet, pero imagínate que la primera vez no resulta ballet, sino una jota maña mal bailada. Puede resultar una decepción terrible. Yo creo que se le da demasiada importancia al sexo últimamente, y muy poca al sentimiento. Y se intenta desvincular una cosa de la otra, como si fuese una moda.

-¿Crees que la mujer realmente adopta roles machistas?
-Sí, yo creo que la mujer siente de una manera diferente al hombre, pero lo que está haciendo es copiar roles de macho. Y yo no quiero ser una macho, porque además hay otra cosa, y es que un porcentaje muy grande de individuos piensan con la entrepierna, y yo no quiero ir atrás en la escala de la evolución.
A mí me sorprende cuando en la playa hay una señora con un bikini pequeño y alrededor hay muchos hombres que están sobreexcitados, y sobredimensionando lo que es una señora en bikini. O por ejemplo, los jueces que en las sentencias se basan en la minifalda o el pantalón apretado; esos son disminuidos psíquicos que los hay que encerrar. Observando comportamientos antediluvianos y de macho creo que las mujeres estamos más evolucionadas.

-¿Crees que la mujer no se ha descubierto a sí misma, para poder mostrar lo que es la auténtica mujer?
-Yo creo que la mujer está un poco confundida, a causa de la represión que tuvimos antes y con la apertura que tenemos ahora, que coincide con la globalización tremenda y asquerosa que nos invade. Hay mujeres a las que le da vergüenza mostrarse como son, porque en el momento en que te muestras como eres, da la sensación de que el hombre lo toma como una debilidad.

-Escribir Mandarina ¿supuso para ti romper ciertos moldes?
-No. Yo soy una persona muy natural, una persona que sin libertad no podría vivir. Me moriría. Comprendo que suena idiota, pero lo mismo que te puedes morir de amor, te puedes morir de falta de libertad.
A mí haber escrito este libro me parece una cosa muy normal. No me gusta hablar de sexo en reuniones de gente, cuando hay muchas parejas y en un momento determinado, se ponen a contar su vida. Me parece una ordinariez. Pero escribir un libro, insisto, una historia de amor desde el punto de vista del sexo, me parece de lo más normal. No lo hago ni como una provocación ni como un reto. Ahora bien, una vez escrito, reconozco que sí es muy difícil escribir una novela así sin caer en la ordinariez, en la vulgaridad e incluso en la guarrería, porque te mueves en un léxico muy limitado y las palabras son las que son.

-Si un hombre pudiera meterse en la piel de una mujer ¿qué descubriría de nuevo?
-Yo creo que descubriría que la mujer siente de manera diferente y que no hay que engañarla, que es de lo que habla Mandarina. Descubriría que hay muchas mujeres que se pueden morir por amor. Descubriría que no debe engañar. Descubriría que cuando una se queja porque le duele la cabeza, o por que tiene la regla, que no es un cuento. Descubriría que el histerismo femenino no existe como tal.

-¿Te importa lo que los demás piensen de ti?
-Me importa relativamente. Yo procuro no faltar al respeto a nadie. Me importaría que alguien pensase de mí que me enriquecí ilícitamente, por ejemplo, o que me aprovecho de la política para hacer dinero en beneficio mío. El resto no me importa.

-¿Qué es lo que más te fastidia de los hombres?
-¿Lo que más me fastidia? Con los hombres tengo un problema, y es que me gustan todos. Yo siempre encuentro algo interesante en un hombre. La chulería me puede ofender, pero eso también lo hay en las mujeres. En la relación ya personal me molesta mucho la mentira.

-Un valor importante para tu vida.
-La verdad, la honestidad, la honradez. Y saber pedir perdón. evidentemente. Que sea más importante el ser que el querer.

-¿Te sientes comprometida con algo?
-Con la vida. Vivir sin compromiso no merece la pena. No me gusta el pasotismo que caracteriza ahora a la juventud. Me siento comprometida con la verdad, con la justicia, con el poder decir lo que quieres, contra la tiranía. Yo creo que contra eso hay que estar comprometido siempre.
El que diga que es completamente feliz, o es imbécil, o te está mintiendo, porque si ves el telediario ya no puedes ser feliz. Es decir, sabes que hay gente que está esclavizada, o gente que está pasando hambre cerca de tu casa. Si no piensas eso no eres un ser humano, o eres un ser humano a trozos. Yo creo que así no merece la pena vivir. ∆

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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