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SUPLEMENTO ASTURIAS 

  JAVIER FERNANDEZ 
Secretario General de la Federación Socialista Asturiana
Texto y foto:  Lupercio González

NUEVOS AIRES

JAVIER FERNANDEZ. Secretario General de la Federación Socialista Asturiana.

Con la caída de las hojas del otoño, los socialistas han querido poner punto final a un periodo y empezar otro con aires renovados. El vigésimo octavo congreso de la FSA-PSOE ha puesto al frente de los socialistas asturianos a Javier Fernández.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

"Quiero saber cuáles son las aspiraciones, las ideas y las impresiones desde la base, desde la militancia, sobre la dirección política."

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

"Soy de los que piensan que las hojas de los libros hay que pasarlas siempre para adelante, por tanto, cuando tomo una decisión la tomo para bien o para mal."

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

"Desde el punto de vista de las ideas, la revolución del siglo XXI va a ser la revolución de la mujer"

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

"Es fundamental restablecer la confianza entre los socialistas, que en nuestra región ha estado quebrada."

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

"Los dos argumentos que tiene el PP para su acción política en este momento en Asturias son: vender infraestructuras y asaltar el gobierno"


Javier Fernández (Mieres 1948), es ingeniero de minas y ha renunciado a su cargo de Consejero de Industria del Gobierno de Areces para asumir el de la Secretaría General de los Socialistas Asturianos. Anteriormente estuvo al frente de la Dirección Regional de Minas, una responsabilidad que abandonó en 1996 para asumir el cargo de diputado por Asturias en el Congreso de los Diputados. Más tarde, pasó a formar parte del equipo de Gobierno de Vicente Alvarez Areces.

-Manifestabas cierta frustración y decepción por el escaso apoyo recibido en el 28 Congreso de la FSA-PSOE. ¿En qué se traduce eso?
-Sí, es verdad que manifesté la decepción que me producía el no tener más apoyo para la ejecutiva que elaboré. ¿Por qué? Porque yo estoy convencido de que el proceso de integración al que estamos abocados los socialistas asturianos no es algo que se realiza de un día para otro, ni como consecuencia de un congreso exclusivamente, sino de un proceso necesariamente largo. ¿Qué pasa? Que es bueno que ese tipo de cosas tengan un arranque por encima del 50%, porque indica que todos estamos en esa dirección y que todos apoyan esa ejecutiva. El que no ocurriera eso a mí me supuso una decepción, y así lo dije. En ningún caso quise que se interpretara que en una ejecutiva en la que estuviéramos todos presentes significara un reparto del poder. No se trataba de un reparto del poder, sino de una presencia de todos para caminar hacia una integración de todos.

-Una vez asumida la Secretaría General ¿cuál es tu principal preocupación?
-Lo dije y lo digo ahora: es fundamental restablecer la confianza entre los socialistas, que en nuestra región ha estado quebrada. A partir de ahí, tenemos ideas, proyectos para ilusionar a esta sociedad. Yo me presenté a esta responsabilidad diciendo que quería ser un punto de encuentro, que me sentía capaz de serlo y de restablecer ese clima de confianza. Creo que estamos en condiciones de decirles a los asturianos que los socialistas no estamos ensimismados en nuestros problemas internos, sino que tenemos un proyecto para ellos para sacar a la región adelante.

-¿Qué puntos fundamentales tiene ese proyecto?
-En líneas generales nosotros estamos en sintonía con el 35 congreso del partido, que se articula en torno a la figura de José Luis Rodríguez Zapatero. Un partido que sea de una base democrática más ancha, un partido más auténtico, más transparente y más conectado con la sociedad. Quiero revitalizar la participación en el seno del partido. En las agrupaciones debe haber un clima distinto entre los propios militantes. Lo que estoy haciendo ahora es, además de dotarme de una estructura organizativa adaptada a esos planteamientos, visitar las agrupaciones, no para discursear o que me escuchen los militantes, sino para escucharles yo a ellos. Quiero que me conozcan y quiero conocerlos. Quiero saber cuáles son las aspiraciones, las ideas y las impresiones desde la base, desde la militancia, sobre la dirección política.

-¿Quieres que se pase de la confrontación al entendimiento y que esos compartimentos o familias dentro del socialismo, se acaben?
-Sí, es lo que queremos y no sólo en Asturias. No se trata de planteamientos utópicos o voluntaristas exclusivamente, porque debemos ser conscientes de que siempre, dentro de los socialistas, habrá talantes e ideas que estarán más próximos y ese tipo de proximidades no indica que no podamos convivir con esas ideas, en algunos casos diferentes, y debatir. Precisamente lo que yo quiero es que se debata y que se debata mucho más, porque hasta ahora se ha estado haciendo otra cosa. El debate sobre personas al final nunca es un debate sincero, siempre es un debate falso y nunca aclara nada. Hay muchas cosas que los socialistas tenemos que debatir y en la que estaremos o no de acuerdo. Hay que quitarnos las etiquetas, es decir, esas simplificaciones a las que a veces también contribuyen mucho los medios de comunicación, cuando les interesa simplificar y dar el mensaje elemental. Por supuesto, vamos a tener posiciones e ideas distintas entre nosotros en muchos casos, y vamos a debatirlas con sinceridad y con naturalidad, pero vamos a hacerlo en el seno del partido y no en los medios de comunicación.

-Mucha gente piensa que los partidos políticos miran más su propio ombligo que los problemas de la sociedad.
-Nosotros tenemos que recuperar la política y hacer que los ciudadanos crean en las estructuras políticas, pero para ello tienen que creer en los políticos. Creo que hay demasiados políticos más ocupados en prometer que en cumplir, pero también hay muchos políticos y muchas maneras de hacer política, que son absolutamente éticas y necesarias y, por tanto, hay que reivindicar otra vez la política e ilusionar a la gente.
Cuando pienso en lo que fueron los gobiernos de los socialistas durante estos trece años, yo tengo una valoración con luces y sombras, pero en general muy positiva, porque creo que cambiaron de verdad a España. Cuando se piensa en los errores, que también cometimos, se habla de la corrupción, que fueron casos puntuales y lamentables que no hay que repetir. Pero quizá el mayor pasivo nuestro fue ser capaces de hacer una educación, o una sanidad o unas pensiones más justas, y sin embargo, no ser capaces de transmitir a la sociedad nuestra pasión por la justicia. Eso es lo que debemos hacer ahora.

-Has estado formando parte de la ejecutiva de Vicente Alvarez Areces y ahora asumes esta responsabilidad dentro de tu partido, ¿cuál es tu visión de nuestra región?
-Sería absurdo decir que ésta no es una región con problemas y que ha sido objeto de múltiples análisis. Es una economía vinculada todavía a las transferencias, y hay que pasar a que sea una economía productiva. Por otro lado, sí he podido comprobar el pulso que tiene la región, el nervio que tiene Asturias. Ese fatalismo asfixiante que nos planteábamos hace algunos años, y que no nos iba a permitir salir adelante, yo creo que se ha superado. La vitalidad de la región se manifiesta no sólo desde la psicología de la gente, sino viendo cómo se están produciendo inversiones en Asturias, por parte de gente de aquí y de fuera de aquí que cree en la región. Y en este último año yo desde el Ejecutivo, desde el gobierno de la Consejería de Industria, he podido percibir eso con una nitidez extraordinaria. El tejido productivo de Asturias está haciéndose cada día más flexible, más moderno y más diversificado, y eso es esencial.

-Y ello requiere un tiempo, antes de ver los frutos.
-No se pasa de un día para otro de una cultura de empresas intensivas en empleo, como las que teníamos hasta ahora, de gran dimensión, a una cultura del riesgo, a una cultura empresarial. Es un proceso que necesariamente se inscribe en un plazo largo, por tanto, esa vitalidad y esa capacidad de Asturias para emerger y salir adelante está ahí y se percibe con toda nitidez. Este proceso hay que compaginarlo con saber administrar a largo plazo sectores que están ahí, como el siderúrgico, naval o el propio campo, porque siguen suministrando nervio económico y lo necesitamos. Los procesos económicos no son como nos los argumentan, desde planteamientos absolutamente neoliberales, no, lo nuevo y lo viejo deben de solaparse y crecer al unísono.

-Con esto, contrasta el que venga Alvarez Cascos como un ariete del PP para abrir brecha y confrontación con el ejecutivo de Areces.... ¿Qué piensas de esto?
-En primer lugar, siempre hay que comparar el proyecto con el trayecto. Los socialistas hemos hecho un trayecto y también tenemos un proyecto de futuro y serán los ciudadanos los que juzguen la sintonía entre uno y otro. En la derecha no ocurre lo mismo. En Asturias la derecha gobernó cuatro años y ahí está su trayecto. En cuanto a su proyecto veo dos cosas: unas infraestructuras que están más en la propia realidad virtual de la propaganda del señor Cascos y de todos sus seguidores en Asturias, y un asalto. El PP en el año 93, o antes incluso, protagonizó un auténtico asalto, no solamente al poder político, sino a los valores de la democracia, y un asalto con apoyo mediático... Los dos argumentos que tiene el PP para su acción política en este momento en Asturias son: vender infraestructuras y, asaltar el gobierno.
Pero vayamos a las políticas que se están desarrollando y que según Alvarez Cascos son aquellas de las que emana la mejora de la situación económica asturiana, sus políticas. Me remito a los presupuestos del Estado de este año, ¿cómo si estamos en el cenit del ciclo económico, no se encuentra ni una sola medida -hablo de lo social-, para mejorar las pensiones mínimas, las pensiones no contributivas? ¿Cómo se puede plantear un equilibrio en este país, desde el punto de vista social, con 504 millones que hay en el presupuesto de España para luchar contra la pobreza? Un país en el que hemos pasado -según datos de la ONU- del puesto once en desarrollo humano en 1996, al puesto veintiuno. En esos presupuestos no hay ningún componente social, hay unas inversiones en infraestructuras que están en términos de porcentaje de PIB, por debajo de los de 1994, que era un momento difícil de la economía en España. Al final, lo que sí existe es una obsesión contable por un déficit cero, que en realidad no es tal, porque está lleno de artificios y trucos de todo tipo.

-La derecha está tendiendo un pulso al gobierno Areces y hasta pide un adelanto de las elecciones. ¿Qué piensas al respecto?
-Me parece absurdo. Dentro de su estrategia, si es que la podemos llamar así, de derribo del gobierno, han anunciado que aquí están en elecciones, y claro, faltan dos años y medio para esas elecciones. Entonces, como falta tanto tiempo, o se cansan o tendrán que jugar a un adelanto de las elecciones, pero no hay ningún elemento ni dato objetivo para ese adelanto.

-¿Crees que la derecha está nerviosa ante la regeneración que se está produciendo en el Partido Socialista?
-Estoy absolutamente convencido. La sensación de tranquilidad se está generando en nuestro partido, por más que se airee en determinados medios que los congresos salen muy ajustados. Aquí en Asturias, por ejemplo, se percibe que estamos cauterizando nuestras heridas, que nos estamos tranquilizando y serenando. Todo eso, obviamente, les pone muy nerviosos. Porque ese caldo de cultivo de la confrontación entre un grupo político, les ocurrió a ellos, y saben que eso es lo que genera mayor castigo desde el punto de vista social. Ellos lo han sufrido en sus propias carnes.

-Las tensiones habidas entre el Ejecutivo Areces y su propio partido sugiere la pregunta: ¿qué es primero, el partido o el Gobierno?
-No creo que sea una cuestión de prioridades. El partido es algo que está siempre, es el referente político. Al partido le corresponde el proyecto político y siempre ha de ser así. Hay otros partidos que se conforman con ser una referencia ética en un hemiciclo, o en un parlamento, pero este no. El Partido Socialista es un partido que quiere cambiar la sociedad, que quiere transformarla. ¿Cómo se hace? Pues con los gobiernos, porque el gobierno es quien debe ejecutar ese proyecto, si no estaríamos siempre en algo puramente estético y ético, una referencia que no tendría ninguna fuerza transformadora. Es fundamental por parte del partido sostener y defender al gobierno, intermediar entre el gobierno y la sociedad, llevando a la sociedad lo que es la acción de gobierno.

-En tu trayectoria política ¿cuál ha sido el momento más difícil?
-Pues esta decisión de ser Secretario General. Ha sido muy dura y difícil, ya que en otros casos siempre fue mucho más natural o más sencilla, como la de ser director de Minas. Son nueve años los que llevo realmente en cargos políticos, pero esto suponía un cambio trascendente para mí, el de pasar exclusivamente a lo orgánico y plantearme un desafío muy importante: reconducir la dinámica en la que nos habíamos instalado los socialistas. Lo medité mucho, y una vez que tomé la decisión, asumí lo de intentar ser Secretario General. Yo soy de los que piensan, y lo digo sin ninguna retórica, que las hojas de los libros hay que pasarlas siempre para adelante, por tanto, cuando tomo una decisión la tomo para bien o para mal.

-¿La auténtica revolución ahora está en la mujer?
-Sí, para mí es la auténtica revolución. La sociedad de la información, la globalización, están ahí, y son fenómenos tecnológicos que nadie niega, pero desde el punto de vista de las ideas, la revolución del siglo XXI va a ser la revolución de la mujer, la plena incorporación de la mujer, porque tiene mucho que aportar. Y en esas ideas estamos los socialistas.

-Tu familia sufrió los avatares de la guerra civil y la represión franquista. ¿Influyó en ti y en tu trayectoria el trauma familiar de la posguerra?
-Sí, por supuesto. El ambiente que vivía mi familia en aquellos años, el hecho de ir con mi madre a Francia muchos veranos a ver a la familia exiliada... Allí empecé a conocer cómo era el exilio y cómo se vivía España desde allí. Y lo diferente de Francia que era este país. Yo era un chiquillo y a esa edad uno tiene los ojos muy abiertos. Por otra parte, nosotros no éramos una familia religiosa, no lo hemos sido nunca, en casa se estaba más conectado a las ideas y al Partido Socialista que con otra cosa.

-¿Un deseo?
-Lo que más anhelo en este momento es poder conducir esta organización por los cauces del discurso que hice en el Congreso, de la sintonía interna, de la eliminación de cualquier tipo de familia o de clan, de recuperar la confianza entre los socialistas y avanzar. Creo que esta sociedad nos necesita, que Asturias necesita a la izquierda. ∆

 

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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