ecina de Ribera de
Arriba y afincada en Gijón, en su oficina evita en todo lo posible el
papeleo que trae de cabeza a los ciudadanos. Sabe que las leyes tienen
siempre víctimas y desde su gestión intenta que sean más comprensibles
para el ciudadano.
Cada día, para llegar hasta su oficina, recorre Gijón de un extremo a
otro a pie. Le da igual que llueva o que no, porque considera importante
este ejercicio diario y porque le sirve como campo de observación de la
ciudadanía y sus problemas.
En 1995 le concedieron la Medalla de Plata del Principado por su labor
profesional como máxima gestora del Hospital de Jove. Ahora es posible
verla personarse en el ayuntamiento de Gijón con expedientes en la mano.
Habla directamente con quien sea necesario y de esta forma escapa de la
lentitud de la burocracia. La decisión le acompaña a donde quiera que va
y como consecuencia más de un 70% de las gestiones tramitadas en favor
del ciudadano han obtenido buenos resultados. Comparte este éxito con
dos compañeras de equipo, Gema Antuña y Elena Martínez, incondicionales
a la hora de buscar solución a los problemas.
-¿Qué requisitos ha de cumplir un Defensor del
Ciudadano?
-No haber sido funcionario, no pertenecer a ningún grupo
político, no pertenecer a ninguna institución sindical. O sea, es
condición sine qua non ser independiente pura. Eso en realidad no
existe, pero quiere decir que no estás afiliada a nada. Debemos tener un
talante abierto, democrático, participativo, eso es más o menos lo que
yo suscito aquí.
-¿Por qué no se ha creado la figura del Defensor del
Ciudadano en otras ciudades de Asturias?
-Es un problema de respeto. Hay determinados políticos que creen
que esa misión del Defensor del Ciudadano tienen que cumplirla los
funcionarios. No deja de ser como una especie de control de calidad
externo mediante el cual los ciudadanos enjuician. No las quiero llamar
denuncias, sino quejas, porque nosotros no somos jueces, y a nosotros el
ayuntamiento no tiene ninguna obligación de hacernos caso en lo que se
refiere a conseguir lo que pedimos. Sí tiene obligación de contestarnos
en un plazo razonable, y lo está haciendo en la mayoría de los casos.
Mantenemos unas relaciones personales buenas porque queremos lo mismo.
Pero hay una cierta reticencia, porque la democracia tiene todas las
virtudes del mundo pero es incómoda.
-¿De qué se tiene que defender el ciudadano?
-Se tiene que defender del abuso de poder, de que el ciudadano
sea una víctima de la administración, o que la administración se olvide
por rutina de que está al servicio del ciudadano. Un ciudadano realmente
debe estar mimado por la Administración y tiene que sentir que el
funcionario que lo atiende está pagado por él, tiene que estar a su
servicio, es su razón de ser.
"El otro día cayó una bomba en un hospital de
Afganistán de 100 camas y nadie oyó hablar de eso" |
-¿No es sintomático el hecho de que tenga que existir
una oficina como ésta?
-Hombre, todo es poco. Esa crítica y esas quejas, y el que
tengan que darnos la razón yo creo que les hace reflexionar.
La Administración tiene que ser humilde y aceptar la crítica. Hay una
cosa de Machado que encaja de lleno con esto y que dice "En mi soledad
he visto cosas muy claras que no son verdad". Al funcionario, con todos
los papeles, no le da tiempo a escuchar el sentir del ciudadano, pero
son cosas que se pueden corregir.
-¿Por qué se siente tan indefenso el ciudadano ante la
Administración?
-Yo creo que en cierto modo no se fía de ella. El ciudadano
desconfía de lo que no entiende. Tú vas a una ventanilla y te hablan del
expediente no sé cuánto, entonces el ciudadano empieza a desconfiar,
porque no lo entiende, y lo desconocido lo tiene siempre bajo sospecha.
Yo creo que esa es la clave: no tiene información para decidir; hay que
abrirle la mente para que sepa decidir sus cuestiones.
-Como Defensora ¿defenderías al pueblo afgano?
-Yo de todas maneras, pero en este caso creo que no hay nadie
neutral. Estuvimos viendo la catástrofe angustiosa de las Torres y
estamos viendo la catástrofe angustiosa de los que se mueren, tan
inocentes como los de las Torres. Unos muertos no tienen más categoría
que otros.
-¿Hay criterio para saber leer entre líneas las noticias
que nos llegan del conflicto?
-¿Es que acaso hay medios de comunicación neutrales? Nosotros,
mal que nos pese, y con este talante que queremos tener, que es un
talante teórico más que práctico, estamos del lado de los americanos.
Porque, ¿dónde vivimos nosotros? En el primer mundo. Y cuando nos
informan lo hacen desde ese lado. El otro día cayó una bomba en un
hospital de Afganistán de 100 camas y nadie oyó hablar de eso.
Yo voy contra todo ese primer mundo que los deja morir de hambre. "Todos
somos ciudadanos del mundo". Eso lo decimos con letras mayores, pero
¿quién vive eso? La gente que no tiene nada que perder siempre tiene
razón, tienes que comprenderla porque se muere de hambre. Estos están en
la desesperación y están con Bin Laden, que es un tirano, que tiene un
montón de dinero, pero que habla su lenguaje. Alguien tiene que
defenderlos y ellos creen que los defiende él, que él los va a salvar.
Luego no lo hace, pero los mentaliza en una cultura ínfima,
analfabetismo, etc, y dice: "Ese es el enemigo, el enemigo es Nueva York
con toda su fastuosidad". Desde luego Bush tampoco los va a defender ¿o
no es así?
-¿Crees que hay algún pueblo ahora mismo que no esté
oprimido?
-Yo creo que no, porque hasta los pueblos nórdicos, que siempre
fueron nuestro ejemplo, y son rincones con una calidad de vida
excepcional, están con problemas. Y es debido a la actitud de todos
nosotros con todos nosotros, de competir, de dominar y de imponer
nuestra opinión. Todos llevamos, aunque sea con minúscula, un
dictatorzuelo dentro de nosotros. Siempre hay gente que domina y gente
dominada que se rebela, forma parte de la idiosincrasia de todos
nosotros, de la poca autocrítica que tenemos y creo que del poco
esfuerzo que se hace éticamente para educar a los niños en las familias
para tener una actitud de convivencia. Yo creo que nace de ahí todo
esto, y cuando esto crece ¿en qué se convierte?, en un bosque de malas
relaciones, de falta de tolerancia.
"Un
ciudadano realmente debe estar mimado por la Administración y
tiene que sentir que el funcionario que lo atiende está pagado por
él" |
-¿Cómo dejaste de ser una tranquila jubilada para ser
una ocupada Defensora del Ciudadano?
-Dejé mi trabajo a los 60 años y cuando estaba haciendo mi vida
civil de ciudadana de a pie, llegó la alcaldesa proponiéndome esto.
Tengo que reconocer que no tuve argumentos de peso para decir que no,
porque no iba a decir que lo que me gusta es pasear e ir a nadar al
Grupo Covadonga, me parece muy pobre. Acepté y estoy aquí tres o cuatro
horas y yo no cobro por esta situación. El ayuntamiento podría pagarme
pero no quiero, y así tengo más independencia al ser un trabajo
voluntario. El compromiso lo cumplo y es gratificador, porque en un
hospital con 250 trabajadores tienes que ser impopular, tienes que
gestionar personal con recursos muy limitados, y la gente se cansa, pero
aquí lo único que tienes que hacer es ser la buena de la película, hacer
un favor al ciudadano.
-Tienes fama debido a tu anterior gestión en el Hospital
de Jove de tener un carácter fuerte y tenaz. ¿Crees que es necesario
para mantener un rumbo firme sin desviaciones?
-Hombre el carácter tú no lo formas. De todas maneras en un
momento determinado tú puedes consensuar todas las actuaciones, y me
estoy refiriendo a mi labor en el hospital, donde yo creo que fui una
persona rigurosa, pero después de consensuar, de establecer y mandar
comisiones que son asesoras, al final tienes que decidir y tienes que
velar por la institución. Hace diez años yo tuve una huelga de 42 días
en el hospital, y si yo en ese momento hubiese aceptado las propuestas
de la asamblea de los trabajadores hoy el hospital estaría cerrado. Tú
aceptas lo que el comité de empresa pide hasta donde puedes, pero si
cedes a las reivindicaciones imposibles, y no puedes pagarlo, a final de
año ¿quién es el responsable de que la institución se hunda? Al final
sería una mala gestión, entonces si tomas decisiones por encima de tus
posibilidades estás poniendo en peligro la institución y en definitiva
estás poniendo en peligro a los trabajadores. Si crees en una cosa e
intentas explicarla y no la entienden, en uso de tu responsabilidad
tienes que tomar una decisión. Te juegas el tipo porque puede no ser
acertada pero tienes que tomar una decisión. Y si es impopular asumir tu
impopularidad.
-¿De qué está harta Zenaida Alvarez?
-Estoy harta quizá de lo gregarios que son los ciudadanos, de
que no sepan tener criterio para criticar con explicaciones a niveles
muy elementales, de que no reaccionen para defenderse, de que se dejen
llevar por un bodorrio que se celebró aquí de unos señores que salen en
la revista Hola y que esa revista sea rentable porque la compren los
ciudadanos. No quiero profundizar en esto porque tendría que poner en
duda la misma democracia.
-Me costó cierto trabajo conseguir que me dieras la
entrevista. ¿Por qué no te gustan las entrevistas como ésta?
-Porque a mí me parece que yo nunca tengo nada que decir, esto
que te digo es algo tan obvio que lo diría cualquiera que tenga unas
responsabilidades.
Yo con la persona que tengo que llevarme bien porque voy a vivir con
ella para siempre es conmigo misma. Tienes que tener una autocrítica
permanente, y estar de acuerdo contigo misma, porque sino no puedes
entender a los otros. No me gusta aparecer de una manera determinada por
si alguien dice "mira lo que dice y lo que parece". Yo veo en los
periódicos mucho fantasma. ∆