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SUPLEMENTO ASTURIAS 

MUJER ASTUR

BLANCA ALVAREZ

Blanca Alvarez
   Escritora 

Se entrega a la escritura con pasión. Le gusta remover los interiores, provocar la sonrisa y que sus jóvenes lectores disfruten tanto como ella.

"No me interesa la historia oficial"

Texto: Isabel Muñiz / Foto: Jesús Farpón

Ha cultivado muchos géneros literarios: poesía, novela negra, erótica... pero sin dudarlo se ha afincado en la literatura infantil y juvenil, un tipo de literatura exigente pero muy agradecida.
Su trabajo le hace viajar gran parte de su tiempo por los colegios de toda España, y por si fuera poco vive a caballo entre Madrid y la ciudad de Oviedo, donde estudia su hija. Por eso durante los meses de verano Blanca echa el ancla en Asturias.

-¿Ya de niña te gustaba contar historias?
-Contarlas sí, pero escribirlas no. A mí me gustaba ser pirata porque era mucho más divertido. Nací en Cartavio, Coaña, toda mi familia es gente del mar y yo quería ser alguien del mar. Lo que pasa es que en aquella época a las mujeres no nos dejaban estudiar para ser oficiales en el mar y no pudo ser, qué le vamos a hacer.

"El público, lamentablemente, tiene muy poca importancia en el mundillo editorial. El público es el pretexto de los editores para hacer lo que quieren."

-De esa ilusión o ese deseo, ¿qué se plasma en las obras?
-Supongo que el convertir cada una de las novelas en una aventura diferente. A veces los críos preguntan: "¿Por qué no haces una segunda parte?". Pero no suele gustarme, porque cada novela es la fortuna de vivir una aventura. ¿Para qué voy a repetirme? No lo hago excepto cuando el personaje me engancha, y eso ha sucedido sólo dos veces. Lo demás es meterse en una aventura única e imposible de repetir.

-¿Qué te aporta este tipo de literatura?
-Varias cosas. Primero, unos editores ñoños que tienen mucho miedo a publicar cosas. Después, un público estupendo. Los chavales no mienten nunca, si les gusta o si no les gusta te lo dicen, no andan con pamplinas. Y tercero, la posibilidad de vivir dignamente, aunque también trabajo en el grupo Prisa para qué nos vamos a engañar. Esto me permite vivir dignamente de una profesión que me encanta, sin pagar el precio de la farándula que se paga cuando eres un autor de supuesta novela adulta.

-¿Qué premisa o que valor no debe abandonar nunca un escritor?
-Yo creo que el de la subversión. La literatura si no es subversiva no es nada. Un día me dijeron en una cena -creo que fue Montalbán- que la historia la escriben los que ganan, y los novelistas contamos la historia de los que perdieron y a eso estamos obligados. Yo asumí una responsabilidad cuando decidí ser escritora. No voy a contar la historia del vencedor, a mí no me interesa para nada la historia oficial, que suele ser mentira siempre. Don Pelayo, que inició una pequeña trifulca que apenas consta, y que ya en el siglo XII contaban las crónicas cristianas que fue por un problema de cuernos, sigue vendiéndose como un glorioso héroe nacional. No liberó nada, los astures vivieron oprimidos por los reyes supuestamente asturianos.
Con lo cual la lucidez del intelectual y del escritor es ahora más que nunca imprescindible, más que en otros tiempos probablemente.

"La fama es una cosa efímera que tiene muy poco valor. Para mí ser famosa es que un par de niños en un pueblo de Málaga me digan: "Ostia tía, cómo me ha enganchado tu libro."

-Los escritores ¿se venden al público o a las editoriales?
-A las editoriales. El público, lamentablemente, tiene muy poca importancia en el mundillo editorial de hoy en día. El público es el pretexto de los editores para hacer lo que quieren. Yo cuando me preguntan esto siempre digo lo mismo: Julia Otero tenía un programa de radio fantástico, diferente, un pelín subversivo, tenía unos altos niveles de audiencia, y eso no fue óbice para que la despidieran. Luego, ¿cuál es el argumento que tienen editores y jefes para que se haga una determinada televisión, una determinada radio, una determinada literatura? ¿el público? No. En literatura juvenil el asunto es mucho más serio porque tenemos una censura que ni te imaginas. Te piden cosas ñoñas, edulcoradas, finales felices, temas divertidos. Es patético que tú presentes una novela en la misma línea que otra que a los niños de ocho años les chifla, y que el editor te diga "qué bien escrita está, pero es triste".

-Realmente el público infantil ¿qué exige?
-Una historia bien contada. Además, son muy hábiles para descubrir cuando hay trampa. Y no te cuento nada ya del público juvenil.

-¿Por qué es tan difícil escribir para niños?
-Porque están en otro planeta, no están en el nuestro. Y no te sirve además recordar cómo eras tú cuando eras pequeño. Primero porque no lo recuerdas, segundo porque son otra cosa. Es muy complicado escribir para ellos, no son adultos bajitos y no son tontos. Para escribir para niños se puede llegar a llorar, yo terminé hace unos meses una novela y llegué a desesperarme, a decir yo lo dejo, no puedo más.

-¿Se considera a los jóvenes como pequeños adultos?
-Se considera a los jóvenes como estúpidos, las editoriales, claro. Además el profesorado también tiene miedo a correr riesgos, y si lo sacas de los libros de texto, salvo honrosas excepciones, poco más sabe hacer. A las editoriales les sacas de las ventas en los grandes colegios religiosos, y salvo excepciones, también poco más saben hacer. Es un mundo peliagudo, digamos que todos los que participan en el mundo de los niños tienen miedo porque educar niños es la tarea más difícil que se puede imponer a un adulto. A veces me pregunto cómo sobreviven nuestros críos. Yo creo que sobreviven de milagro, son super valiosísimos, porque sino no saldrían ni siquiera como salen.

"En literatura juvenil tenemos una censura que ni te imaginas. Te piden cosas ñoñas, edulcoradas, finales felices, temas divertidos."

-De todas tus obras ¿cuál es la niña de tus ojos?
-Las bibliotecas alemanas seleccionan de entre todas las obras publicadas a nivel mundial, aquellas que consideran de riesgo, de apuesta, "los mirlos blancos" las llaman. Este año hay seis autores españoles seleccionados con seis libros y uno de ellos es un libro mío. Es la historia de Milú un perro cachondo, cínico... El perro soy yo, para qué nos vamos a engañar. Este es un perro sin raza en un barrio bien de Madrid, y tiene sólo dos defectos, que le gustan los espaguetis y las colillas. El examina a la familia desde su perspectiva y es muy divertido. Los niños se lo pasan pipa, y yo confieso que también y que ahora mismo estoy trabajando en otra novela de mi querido Milú.

-¿Y cómo se ve el mundo desde una perspectiva de can?
-Pues de una manera muy lúcida porque no tienes que quedar bien con nadie. El chucho en el fondo quiere a su familia, sabe que es buena gente, pero detesta que el adolescente se ponga a dieta porque se acaban los espaguetis. Entiende que los niños son una cosa dura de digerir porque tienen una niña de dos años que experimenta con él. Al chucho que no le dejan mear con tranquilidad, porque los humanos van a lo suyo y no entienden que uno para mear tiene su protocolo. Las cosas normales de la vida pero vistas sin prejuicios porque el chucho no los tiene. Es la necesidad de esa mirada, sin tener necesidad de quedar bien con nadie.

-¿Qué esperas conseguir con tu trabajo, con tu vida?
-Yo pretendo algo muy simple. Primero divertirme con lo que hago, segundo trabajar en lo que me gusta, que es un privilegio, y tercero vivir dignamente. No le puedo pedir más a la vida porque soy una afortunada.
La fama es una cosa efímera que tiene muy poco valor. Para mí ser famosa es que un par de niños en un pueblo de Málaga me digan: "Ostia tía, cómo me ha enganchado tu libro".

"La literatura si no es subversiva no es nada."

-¿Con qué se emociona Blanca Alvarez?
-Con montones de cosas. Cuando mi hija me dice cosas bonitas o me achucha, o cuando los amigos vienen y te traen una botella de vino y te recuerdan lo maravillosa que eres. Me emocionan cosas pequeñas, más que las cosas grandes. Yo tengo un jefe que dice que a veces lo urgente nos hace olvidar lo importante. Yo espero que lo urgente no me haga olvidar lo importante. ∆

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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