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SUPLEMENTO ASTURIAS 

Bailes regionales en la Fiesta del Bollu
Foto: L.G.

 

SAN MATEO 2000

Ya está todo listo. Se siente el ambiente bullir por las calles de la capital. Es la fiesta grande del año, es San Mateo 2000 y Oviedo se estrena por la puerta grande.


La fiesta del milenio

Las Fiestas de San Mateo ponen el broche de oro al calendario festivo de Oviedo. Hay que almacenar fuerzas porque el verano no ha acabado y San Mateo viene cargado de romerías y verbenas, juegos infantiles, humor, folclore, corridas de toros, fuegos artificiales, competiciones deportivas... Lo que en un principio fue una fiesta sacra poco a poco fue evolucionando hasta convertirse en lo que hoy conocemos, el jolgorio pisando fuerte. A la celebración religiosa se le fueron sumando tímidamente actos profanos. El gran giro lo dio cuando se creó la SOF (Sociedad Ovetense de Festejos) que empezó a incluir el teatro, la ópera, las verbenas. Se mantuvo así durante un tiempo y ya en los años 80 se creó el molde de las fiestas que hoy conocemos al añadir el ingrediente de trasladar parte de los festejos a la calle y que la gente disfrutara al aire libre de manera continuada. Se empezaron a preparar las plazas del casco antiguo para albergar los ya famosos chiringuitos, se potenciaron las actuaciones musicales y el teatro en la calle.
Aunque el programa oficial de los festejos se desarrolla del día 15 al 21 de septiembre, la fiesta se prolonga varios días después y se inicia anteriormente.

Sidrería en plaza del Paraguas.
Foto: Fer

El Día de América en Asturias es uno de los incondicionales desde los años 50. El 19 de septiembre se celebra este espectacular desfile que recorre las calles de la ciudad en homenaje a los asturianos emigrantes y a los países americanos que les abrieron sus brazos. Grupos folclóricos y fanfarrias de toda la región invaden las calles por la mañana pero el momento esperado comienza por la tarde con la llegada de las carrozas.
El día de San Mateo, que es el 21, se reparte el bollu y el vino, amenizado por grupos folclóricos. Es el día grande y fiesta local, lo que anima a los ovetenses a acudir a los campos de la ciudad a comer el bollu preñao y los paxarines, como manda la tradición.
La música tiene estos días un gran protagonismo. La plaza de la Catedral, la de toros y la del Ayuntamiento, principalmente, acogen a los artistas invitados. Todo un elenco de figuras desfila estos días por Oviedo, desde grupos de renombre internacional a los grupos de la tierra. Bertín Osborne, Mónica Naranjo, Luz Casal, Café Quijano, Presuntos Implicados, son algunos de los nombres que se barajan; tampoco faltan los grupos asturianos, como Serena. Estilos, para todos los gustos, pop, flamenco, reggae y no faltan las tradicionales verbenas que ponen punto final a cada día de fiesta.
La ópera tiene sus tradicionales jornadas en el Teatro Campoamor, que se prolongan tras despedir los festejos.
Los acontecimientos como el Tradicional Rally Internacional Príncipe de Asturias, la Subida Internacional al Naranco en bicicleta o las exhibiciones ecuestres son citas obligadas en el calendario deportivo mateíno.
El programa es por tanto variado, está pensado para todo tipo de público, desde el más pequeño al más veterano. Y la mayor parte tiene carácter gratuito, lo que facilita la participación de todo el mundo.
Y aunque la fiesta se concentra en el centro histórico de la ciudad, la alegría y las ganas de diversión se contagian a todos los rincones ovetenses.∆

Plaza Porlier. Escultura de Eduardo Urculo, El regreso de Williams B.
Foto: L.G.

Tras los pasos del viajero

Uno de los mayores logros que ha conseguido Oviedo en los últimos tiempos es la peatonalización de sus calles. El visitante tiene la oportunidad de conocer a pie las plazas, las calles y todos los rincones típicos. La peatonalización comenzó hace casi diez años por el casco antiguo y se fue extendiendo poco a poco por las áreas más comerciales de la ciudad. El coche sobra, conozcamos Oviedo a pie.
El recorrido por el Oviedo histórico bien podemos iniciarlo por la catedral, sede de la monarquía en la Edad Media. Lo más original es su torre de 80 m. renacentista y gótica que tardó 60 años en construirse. Dentro hay maravillas para ver y conocer su historia.
Bajando por la calle Aguila hasta Jovellanos encontramos lo que se conserva de la muralla y en el cruce de ambas calles podemos contemplar la puerta de la Gascona. En un radio muy pequeño tenemos la posibilidad de visitar valiosas huellas arquitectónicas que hoy se conservan tras el paso del tiempo: el Monasterio de San Pelayo, la capilla de la Balesquida o el Palacio de Valdecarzana-Heredia. De los rincones más hermosos de la ciudad, que aún hoy se mantienen vivos, podemos nombrar las plazas: del Paraguas, de la Catedral, del Ayuntamiento, Porlier, La Corrada del Obispo, Trascorrales... En la Plaza Porlier nos encontramos con la escultura de Eduardo Urculo, El regreso de Williams B. Arrensberg, convertido en estandarte de la ciudad de Oviedo y desde donde se puede admirar una de las mejores vistas de la catedral. Todo turista que visita nuestra ciudad se hace una foto junto al viajero y las palomas que velan la escultura revoloteando por los alrededores.

El Carbayín, este ejemplar de roble se plantó en recuerdo del emblemático Carbayón.
Foto: L.G.

Las sidrerías, los chigres y los pubs que salpican toda la zona sirven para hacer un alto en el camino. Buena bebida y buena comida al modo tradicional, pues muchos de estos locales pertenecen al Oviedo histórico.
La arteria comercial de la ciudad la podemos encontrar en la calle Uría, cuyo ensanche a finales del siglo XIX implicó el derribo del Carbayón, árbol representativo que dio a los ovetenses el nombre de carbayones.
Muy cerca está el teatro Campoamor, el templo de la ópera y el teatro, que desarrolla todo el año una rica actividad cultural, además de ser el recinto elegido para la entrega de los Premios Príncipe de Asturias.
Otro lugar para visitar es el Mercado del Fontán que se remodeló en 1995 y que junto a la contigua plaza de Daoíz y Velarde es punto neurálgico de compra-venta con aire a mercado popular.
Los espacios verdes son los pulmones de la ciudad, y se llenan de ciudadanos y visitantes deseosos de aire puro. El más importante es el Campo de San Francisco, llamado también el Campo, que destaca por su extensión y variedad arbórea. Hasta el siglo XIX era un lugar de esparcimiento a las afueras y hoy día podríamos decir que está en el centro de la ciudad.
El Campillín es el hijo menor del Campo. Otras zonas verdes son el parque Purificación Tomás y el parque de Invierno, todas para uso y disfrute de los amantes de los espacios libres.
Los vestigios del prerrománico en esta ciudad son notables y la visita a San Julián de los Prados, Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo son casi obligadas.
Toda la ciudad rebosa alegría y hospitalidad, algo que consigue el entorno y sus gentes. Con estos ingredientes, cualquier ciudadano será bien recibido. ∆

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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