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SUPLEMENTO ASTURIAS 

MUJER ASTUR

Aida Oceransky

Aida Oceransky
Presidenta de la Comunidad Israelita en Asturias

LA VOZ CONTESTATARIA

Texto y foto: Isabel Muñiz


S
u rebeldía contra lo establecido y su necesidad de ser consecuente consigo misma le han llevado a participar en muchos foros. El feminismo, la política, la lucha contra la injusticia y el reconocimiento de vivir una religión distinta a la imperante han marcado a fuego sus pasos. Sin pelos en la lengua, la presidenta de la Comunidad Israelita en Asturias denuncia la desigualdad y el conformismo que nos invade.
Aida Oceransky es mejicana, pero siente a Asturias como si fuera su origen. Lleva muchos años ya en estas tierras aportando su grano de arena en la lucha por la igualdad de hombres y mujeres. Fue concejala por la UCD en el ayuntamiento de Oviedo en la primera corporación democrática que hubo en España, es miembro de la Asociación Unión de Mujeres y de la ONG Solidaridad Internacional de Asturias, con la que colabora en proyectos de cooperación al desarrollo.
Llega con el tiempo contado porque tras nuestro encuentro le espera otra cita. Se sienta, sonríe y a medida que empieza a hablar desaparece la presión del tiempo.

-¿Qué recuerdo guardas de tu época de concejala en el ayuntamiento de Oviedo?
-Tuve un problema muy importante con el partido porque voté a favor de unas mujeres que había en Bilbao que iban a ser juzgadas por haber abortado. Yo militaba en movimientos feministas y dentro del ayuntamiento di testimonio de mi apoyo a las mujeres, con lo cual me echaron del partido, del trabajo y del ayuntamiento. Fue muy duro.
Las chicas son las que más han ganado de todas aquellas luchas. A las mujeres siempre nos querían en casa con la pata quebrada y había cantidad de presiones sociales. Había gente que privadamente te decía que estaba de acuerdo pero públicamente nunca se atrevía a manifestarlo.

 "Se ha dejado en el camino la memoria, se ha dejado en el camino que aquí hubo personas que ahora mismo están en puestos de poder que fueron capaces de mandar a gente a la cárcel o incluso de matar, no directamente pero por decisión de ellos".

-¿Es igual de necesaria esa lucha?
-Las generaciones jóvenes de chicas no son conscientes de que esa situación sigue produciéndose, de que sigue habiendo desigualdad.
Se piensa que es una lucha ya desgastada, que las cosas no pueden involucionar, pues que vean a las argelinas, mujeres que habían conseguido tener un nivel europeo en cuanto a su educación y ahora las tienen metidas en casa. Se producen involuciones en todas las sociedades y nosotros no tenemos por qué pensar que nosotras vamos a quedarnos al margen de esa situación si se llegara a producir. Lo que hay que hacer es ni siquiera permitir que se produzca, seguir luchando, seguir en el frente.

-En ese sentido ¿no crees que a las mujeres jóvenes les falta memoria histórica?
-Claro. En este país afortunadamente el cambio fue muy relajado, en general fue una transición muy tranquila, pero se ha dejado en el camino la memoria, se ha dejado en el camino que aquí hubo personas que ahora mismo están en puestos de poder que fueron capaces de mandar a gente a la cárcel o incluso de matar, no directamente pero por decisión de ellos.

-¿Crees que la mujer asturiana es comprometida?
-Asturias es una región muy chocante. Tiene una enorme conciencia de solidaridad. Yo trabajo en el Banco de Sangre y Tejidos de Asturias y puedo decir que en cuanto hay cualquier percance la gente quiere ayudar. Hay conciencia social, pero sin embargo luego dejamos pasar las oportunidades, dejamos pasar las cosas. Yo creo que las mujeres asturianas son unas mujeres terriblemente luchadoras. Somos las mujeres las que decidimos la mayor parte de las cosas, y creo que en ese sentido somos echadas para adelante, pero luego nos hemos acomodado a un estilo de vida, es como si faltara el catalizador que pudiera moverlas. El carácter luchador está dentro, lo que pasa es que no se manifiesta.

"Yo creo que las mujeres asturianas son unas mujeres terriblemente luchadoras"

-¿En qué líneas conceptuarías tu compromiso personal?
-Yo tengo una formación religiosa muy fuerte, porque me eduqué en un colegio religioso y viví en un ambiente de religión. Mi concepción de la religión no es la tradicional, en el sentido de que se puede entender de una persona conservadora que cumple con las normas porque yo pienso que lo más importante para el ser humano es estar a gusto consigo mismo y procurar hacer el bien, bien por acción o bien por omisión de no hacer el mal. Yo soy una persona que trato de ayudar a los demás en la medida de lo posible. Estoy comprometida con temas feministas, he estado en las asociaciones de mujeres contra los malos tratos cuando la gente se reía de mí, no ahora que todo el mundo es abanderado de ir en contra de los malos tratos. He estado metida en temas de tipo social, estoy en una asociación de Cooperación al Desarrollo para ayudar a los países del sur, y participo mucho en foros en contra de la globalización, porque soy una enemiga de la globalización. Me parece que no somos conscientes del daño terrible que la globalización está produciendo en el mundo.

"En un país donde la justicia no es un pilar sólido y bien alimentado se pueden empezar a producir injusticias, que ya las hay de por sí"

-Cuando llegaste a España ¿experimentaste dificultades por el hecho de ser judía?
-Yo no pude decir públicamente que era judía hasta que me presenté a las elecciones en el 79. Porque hay tal ignorancia de lo que es ser judía en España que si hubiera dicho que era judía se hubieran apartado de mí como de una leprosa. La gente pensaba que era algo malo, porque fueron los judíos los que mataron a Cristo, y no se sabe lo que es ser judío.
Además a la persona con la que yo estaba casada le horrorizaba que se supiera que yo era judía, entonces pasábamos por ser los raritos pues porque no íbamos a misa y nuestros hijos no estaban bautizados y eso en aquella época era terrible. Ahora mismo yo estoy segura que todavía hay mucha gente que asocia judío a una cosa mala.

-¿Crees que hay un respeto real por la libertad de pensamiento?
-No, no lo hay porque en una sociedad que pretende que seamos iguales, que vistamos la misma ropa, que comamos lo mismo, ¿cómo se va a permitir que una persona piense diferente?. Va en contra de la filosofía misma de lo que se pretende que sea la sociedad. Hay miedo a lo desconocido, a lo que no es igual que tú, y si encima se trata de un asunto de fe, es muchísimo más complicado.

-¿Cómo están condicionando las religiones a la mujer?
-Las religiones procuran siempre tener control sobre todas las cosas, ¿cómo te controlan a través de la religión católica? Por ejemplo con el alma. Que alguien pueda amenazarte con que tu alma se pierda es una cosa tremenda para una persona.
Las religiones pretenden controlar las cosas en general y las mujeres cuando nos dejan somos capaces de cuestionar muchas cosas. En general la religión, digamos que como institución, los que están por encima, procuran ejercer el poder sobre ti, y claro, les interesa mucho tener controladas a las mujeres. En cuanto hay un movimiento reaccionario, como está pasando ahora mismo con el tema del integrismo, lo primero que hacen es ir a por las mujeres.

"Yo militaba en movimientos feministas y dentro del ayuntamiento di testimonio de mi apoyo a las mujeres, con lo cual me echaron del partido, del trabajo y del ayuntamiento".

-¿Qué poder tiene la mujer que siempre se la quiere silenciar?
-Primero no aspiramos al poder por el poder en sí, aspiramos al poder por lo que nos posibilita. Somos capaces de pensar y somos capaces de oponernos con mucha fuerza a cosas que creemos que no son buenas. Cuando las mujeres pensamos que hay una cosa que no estamos de acuerdo con ella y nos oponemos firmemente pasamos por encima de lo que haga falta y entonces hay que dominarnos, hay que tenernos bajo la bota.

-¿Cuál ha sido el momento más duro de tu vida?
-No sé, yo soy una persona que siempre me he enfrentado mucho a las cosas. Me casé con un no judío, cosa que fue terrible para mi familia; me divorcié cuando en este país no se divorciaba nadie, lo cual fue traumatizante para mis amigos; puedo decirte que de aquella perdí amigos que no saben ni siquiera por qué me separé, pero no me han vuelto hablar. Pasé muy malos momentos cuando defendí el aborto, porque por aquel entonces la gente no comprendía por qué yo me metía en ese lío si tenía cinco hijos.
Pero creo que afortunadamente el ser humano tiene la ventaja de poder olvidar los momentos malos. Yo procuro acordarme de los buenos. En general yo soy una mujer que estoy conforme con mi vida.
Me ha sido muy dura la lucha con la justicia, empecé a separarme en el 79 y no he terminado, mi pleito es el más antiguo del juzgado. Tuve un juez que era del OPUS, que me aconsejó que volviera con mi marido, he tenido problemas hasta el punto de sacarme de un despacho de un juzgado con la policía, he ido a defender a una amiga al juzgado y nos han dado de palos, porque la justicia en este país en su momento era muy conservadora. Actualmente tiene muy pocos medios, y eso sí que me rebela, porque me parece que en un país donde la justicia no es un pilar sólido y bien alimentado se pueden empezar a producir injusticias, que ya las hay de por sí.

"Asturias es una región que tiene una enorme conciencia de solidaridad"

-¿Con qué no estás de acuerdo?
-A mí me parece terrible lo que puede pasar en este país si se aprueba la ley mediante la cual se pueda poner a un inmigrante en la frontera por el hecho de no tener un papel. Porque ¿cuánta gente vive ahora en una situación de confort que le ha permitido sacar a sus hijos adelante, gracias a que ha sido emigrante en Bélgica, en Alemania, o en Suiza? Y ahora esta pobre gente viene aquí a buscar trabajos que nadie quiere
. ¿Cómo somos capaces de cerrarles la puerta?. ∆

 

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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