También un año más volverá a repetir su éxito
este importante certamen ganadero y agrícola, que en su última
edición acogió a más de 200.000 visitantes. La tradicional feria se
celebra los próximos días 20 y 21 de mayo, sábado y domingo, la cita
es, al igual que en el 99, en la explanada de Santo Domingo (en los
antiguos talleres de FEVE.
La Ascensión es sin duda una celebración muy
arraigada en Oviedo, cuyo origen se remonta al siglo XVI. Lo que en su
día nació como un certamen caballar y ganadero ha crecido en
dimensión y sus características atraen tanto a ganaderos y
agricultores, como a personas interesadas en adquirir productos de
asturianos. Todavía es posible ver en esta feria los apretones de manos
que sellan las operaciones de compra y venta de ganado.
Durante dos días quienes acudan al recinto ferial
podrán contemplar las exposiciones de maquinaria agrícola, artesanía,
quesos, miel y otros productos gastronómicos típicos de nuestra
región.
A poca distancia, en el Oviedo Antiguo, se celebra el
Mercado Astur, que recrea en las calles y plazas centrales los antiguos
mercados asturianos. Las artes tradicionales se dan cita en este mercado
que completa la agenda de actividades de la feria. Se celebra por
segundo año consecutivo y llena de colorido nuestras calles durante
todo el fin de semana.
El sábado, comienza la feria con el III Concurso
morfológico de caballos cruzados y de pura raza en los terrenos de
Santo Domingo. También se celebra en esta jornada la esperada Gala de
Estrellas, en la que desfilan las vacas y toros de diferentes razas
vencedores en los concursos celebrados durante el año.
El domingo es el día grande de la feria. Entre las
actividades más destacadas de la Feria se encuentra el tradicional
homenaje al "Paisano y paisana del año" en el cual se
reconoce la trayectoria de los hombres y mujeres que han dedicado su
vida al campo. También se hace entrega de galardones a personas y
entidades que han despuntado en la promoción y el desarrollo del campo
asturiano. Un acto que organiza la Fundación Caja Rural de Asturias en
colaboración con el Ayuntamiento de Oviedo, La Nueva España y Radio
Nacional de España.
Los visitantes pueden también disfrutar de las
numerosas exhibiciones de deportes autóctonos, como la corta de
troncos, y del tradicional mercado ganadero. El reparto del "bollu
preñao" y el vino son también alicientes de esta jornada.
En esta ocasión la feria que tradicionalmente se
celebraba en los terrenos del matadero, vuelve por segundo año
consecutivo a la explanada de Santo Domingo, un terreno colindante a la
autovía. Pero en el horizonte de la Ascensión está la promesa por
parte del ayuntamiento ovetense de adjudicar una nueva, y más
conveniente, ubicación para esta feria que continúa acumulando
éxitos.
Foto:
L.G.
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SANTO
DOMINGO
Una mirada atrás
El Campillín, la iglesia y el convento de Santo
Domingo
son reductos de un Oviedo que resiste al paso del tiempo.
La Iglesia de Santo Domingo, junto con el convento,
ha dado nombre a la zona y es monumento nacional desde el año 1944. De
su pasado destaca la reconstrucción total del crucero, debido a un
fallo en sus cimientos en 1569. Frecuentada por nobles familias se
reconstruyó prontamente y continuó ejerciendo su labor de centro de
espiritualidad.
El convento de Santo Domingo se fundó a principios
del siglo XVI con el nombre de Santa María del Rosario de Mestallón.
Actualmente es un colegio de Dominicos por el que han pasado muchos
asturianos y ovetenses ilustres.
A su lado, formando parte de un paisaje indisoluble
se encuentran los jardines del Campillín. Este parque, que en otra
época fue entrada a la ciudad para los peregrinos jacobeos, aparece
ahora como un pequeño oasis en el casco urbano ovetense. Pequeño y
concurrido, a su alrededor ha crecido la ciudad cercándolo con
edificios de varias alturas.
A poca distancia se encuentra un edificio que forma
parte de la historia de este lugar: la casona de la Regl. Este edificio,
del s.XVIII, fue el primer establecimiento industrial del municipio de
Oviedo. Aunque se ha declarado monumento de interés en 1984, la casa
natal del folklorista Eduardo Martínez Torner, se encuentra en un
estado lamentable y abandonado a su suerte.
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