"A
este país aún no ha llegado la democracia industrial. Los empresarios
todavía no asumen que el sindicalismo es necesario para el consenso"
"Las
ciudades que prosperan son las que tienen empresarios que realmente están
comprometidos con el territorio"
"Hoy
en día hay excesivo individualismo, la gente prefiere ser cabeza de
ratón que cola de león."
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La
hora del relevo en la UGT asturiana llegó, y nadie mejor que una persona
experimentada, como Justo Rodríguez Braga, para tomar el testigo que ha
dejado Eduardo Donaire. Desde que en 1976 se afilió a la UGT y al PSOE,
ha desempeñado diferentes cargos en la Sección Sindical de la
UGT-Gijón, hasta que recientemente ha asumido la responsabilidad de la
Secretaria General de la Unión General de Trabajadores de Asturias.
-¿Siguen los empresarios viendo a los sindicatos
con recelo?
-Desgraciadamente a este país aún no ha llegado la democracia
industrial. Los empresarios todavía no asumen que el sindicalismo es algo
vertebrador y necesario para el consenso, para la buena marcha y las
buenas relaciones, porque la fuerza del trabajo y el progreso económico
es lo más importante. En este sentido, yo creo que los empresarios
españoles han evolucionado poco. Para mejorar deberían viajar más a
Finlandia o a Suecia, que tienen una gran tradición en este sentido.
-Hay quien opina que los sindicatos han perdido la
idea de clase, de ser transformadores y no sólo gestores de las crisis.
-Yo también tengo esa sensación. A nosotros no nos queda más
remedio que gestionar la crisis, porque o intentamos paliar los efectos
que crisis produce, gestionándola, o sino, como la cuerda que rompe por
la parte más débil, los trabajadores nos resentiríamos mucho. Yo creo
que eso no nos ha traído malas experiencias. Este país ha sufrido una
transformación política fuerte, y si las personas de izquierdas, tanto a
nivel político como sindical, no hubiésemos tenido la sensatez y el
valor suficiente para haber intentado gestionar esta transformación
política, social, económica y laboral, España no estaría donde está.
-Después de las elecciones, y teniendo el PP la
mayoría, hay un ambiente de cierto nerviosismo.
-Nosotros creemos que hay que originar un gran debate a nivel sindical
y político. En ese gran debate habría que conjugar lo que es el
desarrollo del país, de la unión europea, etc, con lo que es la
vertebración social de la misma. Hay que volver a sacar esos valores del
baúl y adaptarlos a lo que ya es una nueva sociedad, una nueva juventud
con un marcado carácter profesional y de cualificación.
-En Asturias los sindicatos y el Gobierno regional
han firmado el Pacto Institucional por el Empleo, pero parece que no se
traducirse en hechos claros. ¿Qué falta?
-Nosotros firmamos el Pacto Institucional por el Empleo, con clara
voluntad de articular políticas desde la izquierda que favorezcan a la
mayoría de los trabajadores. Además, con algo importante: no habrá
vertebración social si no hay empleo. En la cumbre de Luxemburgo quedaron
claros los parámetros para hacer una sociedad vertebrada. Con esa premisa
fundamental negociamos el Pacto. Los índices de desempleo tan elevados
que tenemos, hay que bajarlos como mínimo a la media de Europa. Y esto no
sólo se hace firmando papeles, hay que arriesgar, hay que poner
políticas encima de la mesa, o utilizar bien esas políticas que acabamos
de firmar poniéndolas en práctica. Ultimamente estamos en la política
mediática, vender la piel del oso antes de cazarlo. Nosotros estamos
exigiendo que se dejen de echar las campanas al vuelo y realmente nos
pongamos a trabajar. Nuestro compromiso es arrimar el hombro y trabajar.
-¿Y el papel de los empresarios?
-Es necesario e imprescindible que los empresarios de esta región se
involucren aún mucho más. Las ciudades que prosperan son las que tienen
empresarios que realmente están comprometidos con el territorio, ahí
tenemos el ejemplo de los vasco o el de los catalanes. La empresa pública
hizo mucho beneficio en esta región, gracias a eso no sólo vivimos los
asturianos sino que vivió prácticamente el país entero, pero nos
quedamos sin un empresario de raíces profundas como puedan tener otras
sociedades. Quizá este sea el peaje que hay que pagar.
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