Con la vista puesta en Sydney 2000, Rocío apura los últimos meses de un
entrenamiento que pretende llevarla de nuevo a ocupar su lugar entre las mejores
fondistas del mundo.
Y regresa con la madurez que siempre aporta una dura experiencia, como es una
lesión, madurez que puede ser vital en los momentos críticos de las pruebas de
alta competición.
-¿Ha sido esta última la temporada más dura de tu carrera deportiva?
-Creo que sí, porque yo nunca había pasado por nada parecido, nunca me
habían molestado demasiado las lesiones.
Ha sido una temporada muy difícil, porque lo que al principio parecía una
pequeña dolencia sin importancia fue poco a poco complicándose, hasta que me
retiró de los entrenamientos. Incluso he estado a punto de quedarme sin beca
este año, porque prácticamente no he podido competir.
-¿Crees que el sistema de concesión de becas debería contemplar
situaciones como la tuya?
-Sí, porque cuando yo estaba con el seleccionador entrenando y solicité una
beca nacional, me dijeron que no tenía derecho a ella, que todos estábamos en
la misma situación.
Sinceramente creo que mi caso es distinto. Yo llevaba siete meses lesionada,
siempre he hecho las marcas, los tiempos que se pedían para conseguir las becas
con varios meses de antelación en todas las categorías, y me estaban
comparando con gente que, de forma aislada, conseguía alguna marca de beca por
los pelos, unas marcas que además no estaban conseguidas en una carrera
oficial.
Yo no tengo nada en contra de esta gente, pero creo que no es justo, que son
casos diferentes.
-Finalmente conseguiste una beca...
-Sí, me concedieron una beca ADO, y aunque no sea de las más cuantiosas me
llevé una gran alegría cuando me lo comunicaron, porque para mí es una gran
ayuda.
"Pienso
llegar a Atlanta y terminar la carrera tarde lo que tarde,
porque acabar una prueba de ese tipo siempre es un triunfo"
|
-Hablábamos de lo dura que ha sido esta temporada para ti. ¿Qué has
aprendido de ella ?
-Sobre todo he adquirido mucha paciencia. Antes, cuando los entrenamientos no
me salían bien, me cabreaba mucho, me ponía de los nervios. Ahora estoy más
equilibrada.
También he aprendido a comprender más a la gente, a entenderla mejor.
Una lesión grave es una experiencia muy fuerte, sobre todo para una persona
como yo, que estaba acostumbrada a entrenar duro aunque me doliera algo, y a
tener resultados en las competiciones.
-¿Te conoces mejor ahora a ti misma y la respuesta de tu cuerpo?
-Antes, si me decía el entrenador "tienes que correr veinte series de
mil metros cada una", pues yo por encima de todo hacía esos veinte miles,
incluso algunas veces me llegué a lesionar por ser demasiado cumplidora.
Ahora me observo y escucho atentamente, y en consecuencia me conozco y me
cuido mucho más.
-Mirando un poco hacia delante, hacia Sydney, ¿te pesa mentalmente ese
quinto puesto que conseguiste en Atlanta? ¿Te puede llegar a condicionar
negativamente?
-Pesa más en la gente que en mí misma. Yo estoy bastante tranquila, pienso
llegar allí y terminar la carrera tarde lo que tarde, porque acabar una prueba
de ese tipo siempre es un triunfo.
Luego, dentro de eso intentaré hacerlo lo mejor posible, que fue lo que hice
en Atlanta, pero no voy a meterme presión.
-Tu médico deportivo es el doctor Nicolás Terrados, acusado en el pasado
Tour de Francia de dopar a los ciclistas para que rindan por encima de sus
posibilidades. Tú le conoces, ¿qué opinas al respecto?
-Yo creo que él es inocente, que ha habido un malentendido. En una gran
carrera hay mucha gente, además de los ciclistas, y cualquiera puede tener
problemas de otro tipo para los que el doctor lleva remedios. Eso fue lo que le
pasó a él: le encontraron sustancias no autorizadas en el maletín y por eso
le inculparon.
El mismo me ha dicho que nunca haría nada que nos perjudicara a los
deportistas, y la verdad es que yo le creo.
-¿Se ha generado algún tipo de psicosis con respecto al dopaje a raíz del
último Tour de Francia?
-Yo creo que sí, que se pasaron un poco en el Tour. No se puede tratar así
a las personas, como se trató por ejemplo al doctor Terrados.
Por otro lado, también quiero decirte que estoy muy a favor de los controles
que se realizan. A mí también me los hacen en cualquier momento, y no sólo en
las competiciones. No me gustaría correr con gente que está tomando sustancias
no autorizadas para rendir más de lo que realmente pueden.
-¿Estamos viviendo el mejor momento del atletismo asturiano, con nombres
como Yago Lamela, Ana Amelia Menéndez, Bruno Toledo, o tú misma?
-No sé si el mejor, pero sin duda es uno de los mejores, porque nunca
Asturias tuvo tantos atletas en la élite y en todas las especialidades. Tenemos
gente en longitud, con Yago, que realmente ha sido la bomba, pero además
tenemos en medio fondo, fondo y maratón.
-¿Se está aprovechando este momento para formar una cantera que tome el
relevo dentro de un tiempo?
-De momento parece que sí están saliendo jóvenes, sobre todo chicas que lo
están haciendo muy bien en sus categorías, pero habrá que ver si mantienen el
nivel en categoría senior, que es lo realmente difícil. Espero que sí, que el
momento actual se consolide y Asturias se mantenga como una potencia del
atletismo nacional.
-Y en tu futuro personal, Rocío, ¿qué proyectos tienes?
-Yo antes pensaba retirarme a los 32 ó 33 años. Ahora que tengo 30 estoy
viendo gente, chicas de 36 ó 37 años como Ana Isabel Alonso, que cada vez
están mejor, y eso me anima a seguir luchando cada día y a no plantearme de
momento la retirada.
A parte de que después de tantos años entrenando, nunca sabes cuándo te va
a venir la temporada buena, en la que puedes explotar a nivel mundial y
colocarte entre los mejores.
|