a presencia
de las drogas en nuestra sociedad crece cada día. No es una cuestión que se
pueda resolver ni a corto ni a medio plazo. Las mafias organizadas de
narcotraficantes utilizan medios cada vez más sofisticados para colocar su mercancía,
y a pesar de las importantes incautaciones que ha realizado la policía tras
meses de investigaciones, las escasas y obsoletas leyes de nuestro país sobre
esta cuestión, hacen aún más difícil la labor y la eficacia de las
autoridades en la lucha contra el narcotráfico.
-¿Qué balance podría hacerse del problema de la droga en Asturias?
-El panorama en Asturias es algo parecido al resto de España. En
cuanto a los tipos de drogas se nota un considerable descenso del consumo de
heroína y un aumento bastante importante del consumo de pastillas: éxtasis y
similares; anfetaminas en general. Concretamente en Asturias, me alarma la
irrupción de la cocaína en gente muy joven. Antes su consumo estaba reducido a
gente bien situada, ejecutivos, profesionales... gente "bien". Ahora,
aparte de extenderse a todos los estratos de la sociedad, accede a la cocaína
gente muy joven, de catorce, quince o dieciséis años. Un gramo de cocaína
puede costar entre las seis u ocho mil pesetas. El nivel adquisitivo de la gente
muy joven es cada vez mayor, lo cual es factor determinante en cuanto al acceso
a esta droga. Los padres cuidan muy poco del dinero que entregan a los hijos y
cómo se lo gastan. A veces se ve cómo chavales de catorce o quince años se
gastan cinco o seis mil pesetas, lo que a mi juicio es un poco absurdo.
-Parece que las drogas de diseño están compitiendo con las drogas
tradicionales. ¿Cuál es la situación?
-Las drogas de diseño, así como sus efectos, son las grandes
desconocidas por parte de la juventud, que no acaba de entender, en absoluto,
los daños a largo plazo que pueden suponer la ingestión de pastillas. Recalco:
a largo plazo. La juventud vive el momento y procura vivirlo intensamente, es
una característica lógica de esta edad. Entonces hecha mano de las pastillas,
porque le permiten estar sin dormir o estar la noche entera bailando. Es un
elemento incorporado ya a su cultura. Pero no se dan cuenta de que esto a largo
plazo puede desestructurar el cerebro y causar unos efectos tremendos.
Desgraciadamente es un problema de información, pero no de información a
través de la prensa, que en principio ni la leen o pueden decir que son
exageraciones de los mayores. La información hay que introducirla muy desde el
principio, en edades muy tempranas. Y no en plan alarmista, porque esa
información debe ser acomodada a esas edades por expertos pedagogos, no por
cualquiera. A lo mejor su maestro, su profesor y los padres; los padres es otro
factor que a mi juicio está fallando muchísimo en este tema.
-Otro tema es el alcohol, que no se tiene en cuenta...
-Sí, el tema del alcohol es importantísimo, y concretamente en
Asturias. Yo veo a chavalines vomitando ahí en las esquinas, niñas, que me dan
una pena terrible ¿Qué pasa, por qué hacen esto y por qué no se enteran los
padres? La manera de beber de esta gente es compulsiva, para colocarse
rápidamente y luego que les dé tiempo a llegar a casa con los efectos del
alcohol casi eliminados, de tal forma que los padres difícilmente se pueden dar
cuenta, al menos que estén muy sobre aviso, cosa que no sucede.
-¿Falla la responsabilidad de los padres?
-La mayor parte de las veces porque casi no se ven. El padre y la
madre suelen trabajar los dos, vienen tarde y no se ven. En el fin de semana los
hijos están casi todo el día fuera de casa y tampoco se ven. Esa falta de
diálogo imposibilita el tratar ciertas cosas, porque no es el momento adecuado,
porque el padre o la madre también quieren descansar, no quieren problemas.
Luego los padres echan la culpa a los colegios, a los institutos y los
institutos echan la culpa a los padres. Pero, no son ni unos ni otros, son los
dos. Es un problema de información.
-¿Hay suficientes campañas de información y de concienciación?
-No se está haciendo lo suficiente, ni en el plano de los
padres, ni en el plano de los colegios e institutos. No se trata de decir
"vamos a hacer una campaña de información", no es traer a unos
cuantos conferenciantes y que den unas charlas a los alumnos. Es enseñar lo que
es la droga, sus efectos y lo que pasa con ella, para que después se pueda
optar, dentro de la libertad, pero con una información completa a través de
una labor diaria.
En Oviedo, por ejemplo, está funcionando bastante bien la Concejalía del
Ayuntamiento, que lo está tomando con bastante interés, haciendo cursillos y
demás. Creo que eso puede ser bastante positivo. También en Gijón se intenta
algo parecido, pero ya digo, queda bastante, bastante por hacer.
-¿Está siendo satisfactoria la colaboración ciudadana?
-Mejor que antes. A mí a veces me vienen a ver aquí -en el más
absoluto anonimato, porque yo eso siempre lo prometo y lo cumplo- y me alertan
sobre determinadas cosas que están sucediendo en un sitio. A veces son incluso
llamadas telefónicas, aunque las llamadas telefónicas no las suelo admitir,
prefiero ver a la persona. Aparte de la colaboración ciudadana, que es
importante, existe otra cosa muy importante que se empieza a poner en marcha en
Asturias, y es la investigación del patrimonio, de los bienes de los
narcotraficantes. Hay una sección de la policía, expertos en economía,
gracias a los cuales se van descubriendo cosas. Es muy complicado, ya que no se
puede investigar a cualquier ciudadano porque tenga un chalet maravilloso, hay
que establecer la conexión y luego investigar.
-En Asturias ha habido importantes aprehensiones, como lo de Salave (Tapia).
¿Está siendo el litoral asturiano la alternativa al gallego para el
narcotráfico?
-Ese gran alijo fue y sigue siendo el segundo más importante de
Europa. La conexión entre Galicia y Asturias existe y existió siempre. Es
cierto que se busca el litoral asturiano porque está menos
"trabajado" por la Guardia Civil.
-¿Tenemos suficientes leyes para luchar contra el problema de la droga?
-No. Yo ya me adelanto a decir que no. Fallan muchas muchas
cosas. A todos los que nos dedicamos a luchar contra la droga nos desazona de
una manera terrible comprobar, que prácticamente de todos los traficantes
medios asturianos -porque aquí no hay grandes traficantes, grandes capos- el
99% sigue traficando. Y lo estás viendo. La libertad condicional aquí funciona
muy mal. Y como se sabe, la libertad condicional es el último periodo de
cumplimiento de una pena y en su duración la gente está hasta en libertad.
Teóricamente, debería estar sometido a vigilancia, porque si comete algún
tipo de delito, se le revoca toda la parte que no cumplió y tiene que volver a
cumplirla. Este sistema funciona bastante bien en Estados Unidos y en otras
naciones, pero en otras condiciones con bastante rigor. Y aquí no se hace
prácticamente nada en este plan de vigilancia. En el tercer grado, que consiste
en que salen de día y van a dormir a la prisión por la noche, pasa lo mismo.
Muchísimos de ellos trafican. Es algo que causa una cierta desesperación. No
se reinserta ni uno. Eso es lo triste.
-Pero ¿está todo esto avalado por la Constitución?
-La Constitución dice que las penas irán orientadas hacia la
reinserción; lo cual me parece estupendo y fenomenal, pero yo me refiero a los
traficantes medios, donde el número de reinsertados es escasísimo. Algo está
fallando ahí. Luego, con respecto al hachís, hay un fallo tremendo, porque o
lo legalizamos o las condenas son casi simbólicas. Por ejemplo, si yo cojo un
barco y lo lleno hasta los topes con toneladas de hachís, lo máximo que me
puede caer son cuatro años y seis meses. Si quitas la tercera parte por un lado
y quitas el tercer grado, entonces de estos cuatro años y seis meses en la
cárcel se estará un año y medio. O sea, es un riesgo perfectamente asumible.
Y nos está entrando hachís a toneladas. Esto es un paraíso, y no solamente se
queda en España, sino que de aquí se irradia hacia Holanda, Bélgica,
Francia...
-No sólo hay un problema de insuficiencia legislativa sino también de
llevar a la práctica con efectividad la ley.
-En efecto, si la parte legislativa se cubriese, el siguiente
problema sería que se haga cumplir, que haya efectividad en la ejecución de la
sentencia, y por tanto, que haya una estricta vigilancia de la gente que sale.
Pero eso significa más medios, y además que esos medios personales, policía,
guardia civil, estén suficientemente motivados. Yo me dedico a este tema desde
hace casi once años, a mí no me pagan ni un duro más por ello, pero es un
problema que me empezó a preocupar muchísimo y accedí a él voluntariamente.
Con la policía pasa lo mismo. Hay policías que lo toman como una función más
que les han encargado y no les gusta, porque es muy sacrificada, y a otros les
interesa el tema. La verdad es que son muchos más los fracasos que los éxitos.
-Ud. ha dicho que hay que tener una especial sensibilidad con esa gente que
emprende una vida libre de la droga. ¿En qué consiste esa sensibilidad?
-Yo siempre he procurado tener sensibilidad, porque parto de la
consideración de que la mayor parte de los drogadictos son auténticos
enfermos, entonces, lo que hay que procurar es curarlos y no meterlos en la
cárcel. La cárcel no cura en absoluto, la mayor parte de las veces no sirve
para nada, sobre todo en este aspecto porque en la cárcel hay droga y siguen
consumiendo droga. Yo lo que intento es facilitar el tránsito hacia esa vida en
libertad o hacia esa vida libre de drogas y tengo una especial consideración
con los reclusos que están en el modulo II.
-¿Qué son esos módulos?
-En Villabona existen dos módulos, el I y el II, que están
libres de droga. O sea, allí no entra la droga, en el resto de la cárcel, la
que quieras. Hay un compromiso personal de los reclusos que se meten en esos
módulos de no consumirla. Y si la consumen, sus propios compañeros de módulo
los denuncian y los echan. Para mí es importante que esa gente tenga la fuerza
de voluntad suficiente para que dentro de la cárcel quieran ir a esos módulos.
Estos módulos tienen unos programas de actividades diferentes, con sus horas de
trabajo, que les van apartando de la droga. Luego, existe la conexión entre
esos módulos libres de droga e instituciones como Proyecto Hombre. Si las
condenas son pequeñas, como las que suelen caer a traficantes pequeños, a
consumidores, drogadictos, y me piden el pase al tercer grado, e ir hacia una
institución como Proyecto Hombre, siempre digo que sí. Con lo cual el tiempo
de estancia en la cárcel se acorta considerablemente. Pero todo ello es a
cambio de que sigan ese tratamiento.
-A pesar de toda la información que existe la gente sigue consumiéndola. Y
no sólo los jóvenes, sino también gente mayor. ¿Qué gran vacío hay dentro
del ser humano que le impulsa hacia la droga?
-En esto influyen muchos factores como: ausencia de empleo,
situaciones familiares límite, estar mal a gusto en el trabajo. Y en otras
ocasiones es para estar brillante, para estar bien. La gente que trabaja
muchísimo necesita la cocaína para estar lúcido y aguantar ese ritmo de vida.
Hay deportistas que a veces lo necesitan también. Pero en el fondo, en el fondo
es por la ausencia de algo. La droga existe y existirá siempre, y me hace mucha
gracia cuando hablan de que el gran remedio sería legalizarla. La verdad es que
no lo entiendo. Además, pienso que es muy difícil llegar a legalizarla, porque
tendrían que hacerlo todos los países a la vez, no sólo un país. Ningún
organismo importante a nivel europeo, ni a nivel mundial, está por esa labor de
legalizar. ¿Y qué tipo de drogas se legalizarían? ¿Todas? ¿Absolutamente
todas? Surgirían otras nuevas.
-¿Qué le impulsa a ser tan tenaz y seguir luchando todos los días en este
terreno?
-Bueno, es un poco difícil de explicar. Para mí existe una
compensación tremenda, que es la curación de los drogadictos, cuando gente que
ha estado metida totalmente en la droga y ha logrado salir de ella, gracias a lo
mejor al cambio de la cárcel por la institución, vienen a verme para darme las
gracias. Eso me compensa totalmente. No son muchos. Y ya no digamos padres y
madres. Compensa. Luego, en el plano estrictamente jurídico, si se consigue un
gran alijo de droga y una condena bastante importante, supone un parón para
esta gente y quedan neutralizados. A veces se consiguen cosas muy importantes,
como aquel célebre alijo de Salave y otros. Y luego, hay que estar muy seguro
de las propias convicciones.
- ¿Y sobre su seguridad?
- No pienso en ello. Sólo tuve escolta una vez, en el juicio de
los Mercheros. No me gusta. ∆