PEDALEAR CON EL
CORAZON
Javier padece
una retinosis pigmentaria que no le ha impedido seguir con su deporte favorito
ni con su vida en general. Ese es el mensaje de los paralímpicos: que no haya
nada que te detenga, que nada ni nadie te eche atrás. Javier es la encarnación
perfecta del espíritu paralímpico.
-Antes de nada, me gustaría que explicaras un poco en qué consiste la
retinosis pigmentaria, la enfermedad que tú padeces.
-Es una afección de la vista. La visión central la tengo bien,
pero mi campo visual sólo abarca unos ocho grados de frente, más o menos, es
decir que si extiendo las manos en cruz y las voy acercando hasta juntarlas, yo
únicamente las vería cuando las tuviera justo enfrente. Es como si mirases por
unos prismáticos, como si tuvieras un tubo en cada ojo. También supone que mi
visión nocturna es unas cinco veces inferior a la media.
-Sin embargo, lo que ves, lo ves bien...
-Sí, yo puedo leer y ver la televisión y no tengo problema, por
lo menos de momento. Es una enfermedad progresiva, aunque por ahora está
estancada. Es hereditaria, por lo que la tengo de nacimiento. Lo que pasa es que
se manifiesta sobre los dieciséis o dieciocho años, que es cuando se activó
en mí.
-¿Hasta los dieciocho tú veías perfectamente?
-Sí, tenía el campo visual bastante mejor que el que tengo
ahora. Luego fue avanzando la enfermedad, notas que algo falla y es cuando te
llevan al oculista y te enteras de lo que tienes.
Cuando nos lo dijeron nos llevamos una sorpresa muy grande, porque además en
nuestro caso, mi hermana y yo, los antecedentes familiares se remontan por lo
menos cinco generaciones atrás.
-Como consecuencia de la retinosis, eliges la bicicleta tándem. ¿Qué
parte lleva tu compañero sobre la bicicleta y qué parte llevas tú?
-Yo voy atrás. Tengo un piloto delante que es el que guía el
tándem, y yo sólo tengo que dar pedales y comentar un poco las cosas:
"Voy bien, voy mal, aprieta un poco más, ataca ahora..." y él en
coordinación conmigo, frena, hace los cambios, etc.
-¿Cuánto tiempo llevas haciendo ciclismo y concretamente tándem?
-Fue hace ocho años, a través de un amigo que era aficionado y que me
acabó contagiando. Luego entras en una carrera, quedas en el puesto catorce, y
te vas enganchando. Cuando te das cuenta estás entrenando todos los días
porque quieres ganar todas las carreras.
-¿Te influyó algo el hecho de la enfermedad para meterte en un deporte, o
fue al revés, seguiste en el deporte a pesar de ello?
-No, yo ya hacía deporte antes de que me diagnosticaran nada y seguí
practicándolo, primero hacía fútbol y después me pasé al ciclismo. Yo creo
que no fue por la enfermedad, simplemente fue porque surgió.
"Un
día normal suelo recorrer en una bicicleta para entrenar entre ochenta
y ciento veinte kilómetros"
-En general, la vuelta a casa de los atletas olímpicos suele ser muy
esperada y calurosa. ¿Cómo fue tu caso?
-Sí, tuvimos muchos recibimientos de diferentes colectivos e
instituciones y la verdad es que presta. Después de todos los años que llevas
entrenando y sacrificándote, que luego la gente te lo agradezca y te lo
reconozca te compensa en gran medida.
-¿Crees que sólo nos acordamos del deportista paralímpico cuando viene con
una medalla en el bolsillo?
-Sí que es verdad. Yo hasta ahora nunca había tenido tantas
entrevistas ni tanto reconocimiento. En cambio quedé campeón de España en el
98 y subcampeón en ruta y llevo ocho años, sobre todo los últimos tres años
con un palmarés muy bueno y la mayoría de la gente ni lo sabía, vamos. En
realidad no lo haces buscando un reconocimiento externo, pero dices: "Coño,
estoy entrenando y consiguiendo unos resultados y la gente no sabe nada".
-A diferencia de un deportista profesional, tú tienes que trabajar además
de entrenar. ¿Cuántas horas entrenas al día?
-Sí, yo trabajo y entreno, y como trabajamos mi mujer y yo, pues la
casa también hay que hacerla un poco a medias. La verdad es que estoy bastante
quemado en ese sentido, no doy abasto. Ni hago la casa bien, ni trabajo bien, ni
entreno bien, pero bueno, se hace lo que se puede.
Me entreno tres o cuatro horas diarias más o menos. El fin de semana tengo más
tiempo libre y entreno unas seis horas. Además el día que descanso hago
treinta kilómetros paseando. Un día normal suelo recorrer en una bicicleta
para entrenar entre ochenta y ciento veinte kilómetros.
-¿Qué nivel hay en España en este deporte?
-España tiene en tándem el mejor equipo con diferencia.
Simplemente en la selección para ir a Sydney había entre diez y quince tándem
de los que cualquiera podía haber ido. O sea hay un nivel muy, muy alto. Yo
creo que fue más difícil conseguir la plaza para ir, que lo que luego fue en
sí la carrera olímpica.
-¿Cómo se desarrolló la carrera?
-Salimos tres tándem muy buenos, y un valenciano que a la postre
ganó la prueba, atacó de mano. Luego los franceses hicieron la selección y
quedamos cuatro tándem nada más, un francés, un alemán un holandés y
nosotros, con el compañero valenciano, por delante a dos minutos. No se
entendieron para cazar a este último y se llegó al sprint.
Luego en el sprint, con el holandés, nada, es como Cipollini contra Pantani. El
bronce ha sido de un gran mérito, porque los otros tampoco eran cojos
esprintando.
-Por lo que dices no parece gustarte mucho llegar al sprint. ¿En qué
terreno te encuentras mejor?
-A mí lo que se me da es la subida, habiendo nacido en Asturias,
lo mío es la montaña.
-¿Cómo fue la experiencia en Sydney, el ambiente en la Villa Olímpica,
todo eso?
-Eso es increíble. La medalla fue la guinda, pero lo mejor de
todo fue la experiencia allí. La Villa Olímpica era una pasada, la gente era
muy educada, muy amables, sobre todo los australianos. Con los australianos me
quedé encantado. Son un pueblo muy bonachón. Algunos amigos míos se quedaron
allí a trabajar y sin conocerlos de nada ya les invitaban a su casa dos semanas
o tres. Todo el mundo les pedía el teléfono para ayudarles. Yo un día pisé a
un policía y me pidió perdón el policía. Piensas: "Joder, esta gente
¿de dónde ha salido?".
-¿Cómo funcionaba la Villa Olímpica?
-Imagínate un pueblo pequeño donde es todo gratis. Vas a un bar
y te tomas algo, vas a un masaje, a Internet, a la sala de juegos. Incluso un
día fui a hacerme hasta una limpieza de cutis, con la cara verde y pepinillo
puesto encima, o sea, increíble vamos. Hasta tenías dentista. Si querías,
podías hacerte una endondoncia, arreglarte una caries, lo que tú quisieras. Y
todo gratis. Había conciertos, espectáculos por la calle. Yo allí me lo pasé
pipa. Por las mañanas entrenaba y por la tarde disfrutaba de todo con aquella
gente maravillosa.
-¿O sea, que se volcaron completamente?
-Sí, sí, de una forma exagerada. La ciudad es la más guapa que vi en
mi vida. Lo único malo es el viaje, el tostón de las treinta y cinco horas de
avión, y luego el inglés, que no lo domino, aunque siempre hay algún
compañero que te saca del apuro.
"Sigo
disfrutando de la vida y de todo lo que hago. Es mejor hacer cosas y
arrepentirte,
que no hacer nada"
-¿Y la relación entre los deportistas de distintos países?
-Allí nos daba la organización unos quince pins de España y
con eso y tu material deportivo, estableces relación con otros deportistas
intercambiando souvenirs y otras cosas. En general son gente bastante maja todo
el mundo, resulta muy fácil llevarse bien con todos. No sé cómo explicarte,
es que aquello es una fiesta total.
-¿Te compensa el esfuerzo que supone en tu vida el ciclismo a este nivel de
competición?
-Hay también cosas buenas. Entrenando, muchas veces lo pasas mal
porque pillas pingarudas, te mojas, te caes de la bicicleta, pero también
tienes momentos muy buenos en los que te ríes mucho con los amigos. Luego, en
las carreras cuando corres y ves que lo has dado todo, te quedas contento
contigo mismo y te sientes orgulloso de lo que has hecho, incluso aunque no
hayas ganado. Lo que menos me gusta son los viajes, porque me tengo que separar
de la familia como consecuencia de ellos.
-¿Y qué mensaje le darías a una persona que tenga una enfermedad como la
tuya u otro tipo de problema?
-Que siga viviendo, que no se pare. Yo es lo que hago: sigo
disfrutando de la vida y de todo lo que hago. Es mejor hacer cosas y
arrepentirte, que no hacer nada. Agobiándote a ti mismo, te haces infeliz y
haces infeliz a los que te rodean. Yo creo que eso es lo peor.
-¿Qué próximos campeonatos tienes en vista?
-Este año es el europeo en Suiza y el campeonato de España.
De todos modos, yo me había fijado una meta que era Sydney y ahora mismo,
aunque siga entrenando porque me gusta el deporte ya no va a ser al nivel de
estas últimas temporadas. Va a ser menos sacrificado, menos horas de
entrenamiento, más suave, para disfrutar más del deporte, de los amigos y de
la familia.
-Sydney ha sido de alguna manera el colofón de tu carrera.
-Sí. En Sydney he conseguido ya mi meta y estoy contento.
Además yo he estado en el europeo el año pasado, he estado en Bélgica y en
otros muchos sitios, y sin embargo después de lo de Sydney, ahora ir a un
europeo me sabe a poco. ∆ |