SUPLEMENTO ASTURIAS
ALBERTO ALVAREZ PEÑA
DIBUJANDO HISTORIA
Texto: Quino Hernández /
Ilustración: Aberto Alvarez Peña
Es el ilustrador de la
historia asturiana por excelencia. Con la misma facilidad coge la plumilla, el pincel o
los lápices de colores, para que el fin sea siempre reconstruir nuestros antepasados a
través de motivos de la naturaleza, mitológicos o etnográficos de nuestra cultura.
-En cuanto terminaste tus estudios de Artes y
Oficios inmediatamente te pusiste a trabajar en el dibujo en general ¿te especializaste
en una cuestión determinada?
-Sí. Paralelamente a Artes y Oficios empecé a hacer algunos trabajos en el
campo de publicidad. Actualmente estoy trabajando en un miniproyecto del castro de Chao de
San Martín en Grandas de Salime para hacer una reconstrucción de la muralla. También
trabajé para el Museo Etnográfico de ese municipio y ahora estoy en una revista de
estudios etnográficos sobre temática asturiana. Voy cogiendo el tema que más me gusta y
poco a poco empiezo a desarrollarlo.
-Has publicado ya varios de tus trabajos.
-Sí, está "Asturias Mágica", sobre mitología asturiana en
general; otra sobre "Leyendas tradicionales de Piloña", en la que prima la
recogida de materiales de literatura oral sobre los dibujos; y la última, que está en
imprenta, sobre "Leyendas del concejo de Lena". En otra línea, he hecho
portadas de discos para Xuaco Amieva, para el grupo Lliberdón y la portada de un método
de gaita que ya está circulando. También he tocado algo el tema del cómic.
-¿Por qué la mitología tiene en ti un tratamiento especial?
-Por puro gusto; porque era lo que oía de pequeño en mi casa a mi abuela, y
también por interés en recuperarla. De aquí a 10 ó 20 años todo este tipo de leyendas
de tradición oral acabarán perdiéndose. Es un campo que se puede relacionar con muchas
más cosas. Detrás de las leyendas puedes hacer análisis de arqueología, de historia de
las religiones... Las hay que incluso reflejan el comportamiento sociológico de una
época.
-En ese tipo de ilustraciones ¿qué te preocupa más el
contenido o la técnica?
-Depende bastante del tema. La técnica probablemente es lo de menos. Según
me pida el cuerpo en ese momento uso plumilla, una aguada, lápices de colores... Lo que
sí me interesa plasmar es la sensación del momento, reflejar la personalidad y los
rasgos de los personajes. Me considero un pintor y estoy muy a gusto con el dibujo, que me
vale para expresar las cosas que quiero contar. Detrás de cada dibujo hay una historia,
hay una vivencia que te cuenta un paisano.
-Yo te veo como una especie de "arqueólogo
mitológico" de la cultura asturiana. De todos esos trabajos, para ti ¿cuál ha sido
el más importante?
-Hay bastantes de los que estoy muy contento, por ejemplo cuando recojo una
historia totalmente inédita, marcho para casa muy contento porque sé que no va a
desaparecer, la cojo de la nada y lo transcribo al papel. Luego hay una segunda fase de
trabajo que es buscar bibliografía y hacer mitología comparada con otros países, y si
coincide con las leyendas que te contaron, la satisfacción es mucho mayor.
Caricatura
con motivo de la exposición "Astures", basada en la lápida de Pintarius,
encontrada en Bonn (Alemania) |
-¿Crees que del pasado astur se conoce poco o por el contrario
se conoce bastante pero su difusión ha sido escasa?
-Yo creo que se conoce poco o se conocen arquetipos. Por ejemplo, se conoce
la gaita, pero en realidad hay muy poco sobre ella. El violín es algo que actualmente se
considera como nuevo pero en la música celta había muchísimos violinistas en Asturias.
Los castros o dólmenes que se catalogan, la única forma de hacerlo es recurrir al
paisano que lleva ahí generación tras generación, envuelto en un mundo de leyendas, y a
través de él aprender cosas. La Universidad siempre adoptó una postura de superioridad,
de decir qué me va a enseñar un señor que no sabe apenas ni leer ni escribir. Ese es el
gran error. Hay muchos aspectos de la cultura asturiana que poco a poco se van perdiendo
porque no hay interés en recuperarlos.
-¿Crees que el asturiano sigue valorando poco lo suyo?
-Probablemente esté cambiando un poco la mentalidad, pero muy poco a poco.
Hubo un falso concepto de modernidad y de estado de bienestar a principios de siglo; la
lengua asturiana con el franquismo se machacó y hasta era incluso considerado como hablar
mal; y hoy la música pop es moderna y la gaita no vale para nada. Con ello quiero decir
que existen tres generaciones: la de nuestros abuelos, que vivieron aquella época; la de
nuestros padres, que vivieron represión cultural en este aspecto; y la generación
actual, que está intentando ser puente de unión con lo que se perdió. Supongo que este
menosprecio de lo propio en aras de una modernidad mal entendida, es lo que trae
precisamente esta falta de valoración de las cosas.
-¿Crees que en la enseñanza se debería dar más relieve a
todo esto?
-Sí, por supuesto. Yo doy clases de dibujo en un colegio y me encuentro con
críos que no saben de dónde sale el jamón, las zanahorias, las patatas... y es un poco
triste. Se hace gente artificial y vacía de contenidos.
-¿Crees que un pueblo para saber hacia dónde va, tiene que
conocer su pasado?
-Yo creo que sí. Solamente si sabes lo que fuiste y lo que somos, puedes
saber a dónde vamos. Hay que asumir el pasado con sus pros y con sus contras. No se puede
olvidar, porque te conviertes en algo atemporal y fácilmente manipulable por modas.
-¿Hay buenos ilustradores en Asturias?
-Sí hay buenos ilustradores. El problema de la ilustración aquí es que
existe una gran laguna como profesión y no está muy considerada. Hay muy pocas
editoriales, y las pocas que hay están casi en quiebra. Se suma también que muchas de
ellas no apuestan por este tipo de cosas, prefieren seguir en el libro estándar sobre
Picos de Europa año tras año. Se suma también que es una profesión en la que estás
con la espalda abierta porque no sabes si vas a cobrar, a veces trabajas y al final la
editorial quiebra y te quedas sin ver un duro. Tal y como está la situación en Asturias,
el dibujante es la mano de obra barata, incluso si trabajas para instituciones como la
Universidad o la Consejería, siempre es cobrar a largo plazo.
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