 El Parlamento asturiano es el
centro de gravedad de la vida política de la región y su equilibrio depende de la
correcta relación entre la Cámara y el Gobierno. María Jesús Alvarez, a través del
diálogo y la cooperación, vela por ese equilibrio.
"Sin el
apoyo en las tareas de la casa, muchas mujeres no pueden dedicar un porcentaje alto de sus
energías y de sus capacidades a actividades profesionales, políticas, o del tipo que
sea".
"Durante muchos años los hombres han
estado al frente de las instituciones y eso ha podido condicionar, en cierta medida, la
visión que desde las instituciones se tiene de la sociedad y de sus problemas. |
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Es la
segunda vez que una mujer preside la Mesa de la Junta General del Principado de Asturias.
La trayectoria política de María Jesús comienza con su entrada en el partido socialista
en el año 1989, para luego ejercer responsabilidades de gobierno como concejala del
ayuntamiento de Pravia del año 91 al 95, periodo en el que gobierna los socialistas. Del
95 al 99 sigue como concejala de este municipio, pero ejerciendo en la oposición, cargo
que compajina con el de diputada regional por la zona de occidente. La Presidencia de la
Junta General es una responsabilidad que requiere mucha dedicación, de modo que, ante la
imposibilidad de compajinar ambas labores, decide abandonar la concejalía de Pravia.
¿Cambia algo el que sea una mujer la que está al frente de este
cargo?
Desde mi punto de vista, no. De hecho soy la segunda mujer que desempeña esta
responsabilidad en la Junta General del Principado, porque ya hubo una, Laura González.
Cada vez va siendo más normal que una mujer asuma una responsabilidad política
importante. Ya hay alcaldesas, hay un número importante de diputadas, aunque todavía no
es la mitad de la cámara; también hay más mujeres en tareas profesionales importantes,
y aunque falta aún camino por andar, avanzamos hacia la igualdad. Llegará un momento en
el que no será noticia que una mujer presida la Junta General u otr cargo de
responsabilidad importante. Será noticia la persona y lo que hace, pero no su sexo. Sin
duda, eso será, no solamente una señal de normalidad desde el punto de vista
democrático, sino también una prueba de que la sociedad es más justa.
Dentro de la Camara su partido es mayoría. ¿Cómo se las ingenia
para mantener esa neutralidad dentro de la pluralidad?
El Reglamento nos da el marco en el cual nos tenemos que desenvolver. Este garantiza
el desarrollo de los debates y garantiza el que todos los grupos políticos,
independientemente del número de diputados con el que cuenten, tengan las mismas
condiciones y las mismas posibilidades a la hora de defender sus ideas, sus proyectos y
sus postulados. No es tan complicado. Yo, como Presidenta de la Junta, no tengo que
defender los postulados del partido al que pertenezco, para eso hay compañeros diputados
que ya lo hacen. Mi misión es conducir el debate y garantizar que se produzca con total
imparcialidad por mi parte.
Y ello pone a prueba su intuición, su inteligencia y su tacto.
Eso sin duda. La cámara es el reflejo de esta sociedad y tiene que ser la correa de
transmisión de los problemas que hoy existen en Asturias. Tiene que tener además la
suficiente capacidad, inteligencia e intuición como para que esos problemas se reflejen,
y orienten al Gobierno en la senda de la solución. Lógicamente, aun desde
posicionamientos políticos distintos, todos los grupos deben contribuir a ello, cada uno
desde su visión, desde su planteamiento político, pero con el ánimo de contribuir a la
solución. Eso es algo que yo estoy obligada a propiciar, y es lo que procuro hacer en
todos los debates.
Usted comenta que para su cargo no importa el sexo de la persona que
lo ocupe, pero ¿variarían las formas de hacer política si fuese cosa mayoritariamente
de mujeres?
Sí es verdad que las mujeres tenemos una especial sensibilidad para algunos temas que
nos atañen más directamente, o con los que estamos más en contacto. Tienen que ver con
los sectores menos favorecidos de la sociedad, como las propias mujeres, los niños, las
personas mayores, pero realmente esa diferencia la aportan las personas y no el sexo de
las personas. Yo observo que las mujeres suelen ser muy constantes y muy trabajadoras,
porque tienen que demostrar siempre lo que valen, cosa que en el caso de los hombres se da
tradicionalmente por supuesto. Pero también yo creo que hay muchos hombres igual de
trabajadores e igual de eficaces en su trabajo político y parlamentario, y que la calidad
del debate no depende del sexo sino de la persona y de lo que haya trabajado cada uno. |