| | SUPLEMENTO ASTURIAS
RUTAS DE MONTAÑA
VEGA POCIELLU
Laguna en Llanón de Utras y Tiatordos |
Texto y Foto: Alberto Polledo
Probablemente vamos a dirigir
nuestros pasos a una de las zonas más bellas de Asturias. Monte bajo y pastizales en las
alturas, en otoño e invierno transitamos por un suelo mullido de hojas de hayas y robles,
paisaje que adorna el verdor de acebos y espineras en zonas más bajas.
El rumor
del agua de los regatos que finalizan su vida en el Nalón nos acompaña constantemente.
Si nuestro andar es silencioso, podemos sorprender y observar, en alguna ocasión
cercanos, la silueta graciosa de corzos y rebecos, o el huir apresurado de los ciervos.
Vamos a comenzar la ruta en lo más alto del Puerto de Tarna (1490m) en
la divisoria de León y Asturias. Para ello, nos dirigimos hacia la cumbre del Remelende
(1889 m), que continuamente se ofrece a nuestra vista, los restos de la estación de
esquí guían nuestros pasos, primero por pista y después por un sendero de inclinada
pendiente, hasta llegar a la cima.
Tierras de Maraña y de Lillo, macizo de Mampodre, sierra de Mongayu,
Pinar de Lillo, el Cantu el Oso, el Puerto de Tarna, se muestran excelsos en panorámica
circular, dejándonos maravillados de tanta belleza.
Enfilamos sierra adelante, pisando esponjoso suelo, casi siempre en ligero descenso, por
los Porrones de Moneo y Mongayo, hasta llegar a la cima de La Bardera (1872 m.). El
mirador sobre Vega Pociellu es privilegiado, la vista la abarca en casi toda su extensión
y se extiende por las abruptas paredes del Cantu el Oso y los bosques que engalanan su
ladera.
Desde este lugar, la tentación es grande, para descender hacia el norte en dirección al
Collau la Rasa y desde aquí bajar a la vega. Nuestro camino es otro, proseguimos por la
falda vislumbrando tierras de Castilla, hasta llegar al llano de Zampuerna. Lo cruza la
senda de Vega Pociellu, que desciende a tierras leonesas por el Valle de los Carros y
culmina en la carretera del Puerto de las Señales.
El descenso a la vega desde este alto, es el único lugar en que la ruta puede ser algo
complicada. La vegetación va cerrando el camino, y en algunos lugares se pierde. Entre
piornos, abedules y arandaneras se va descolgando. En algunas ocasiones, ligeros cortes,
que las piedras resbaladizas del arroyo dificultan aún más, impiden el paso, por lo que
siempre debemos de dirigirnos hacia la izquierda, en dirección a la ladera que se
encuentra por encima del río y a las cabañas que ya tenemos a la vista, y a las que
tenemos que encaminar nuestros pasos. Cuando llegamos a este lugar, la paz se apodera del
espíritu. Un silencio sonoro, sólo quebrado por el canto de las aves, llena nuestro ser.
La vista reposa sobre el verde de la pradera que en época estival mantiene numerosas
cabezas de ganado. Este dilatado pastizal se encuentra en lo hondo de las laderas de
Zampuerna, Las Cuerdas, Los Abedulosos, Arenas y Cerrosa.
Pocas cabañas quedan en pie. El paso del tiempo hizo mella sobre
ellas. Sólo las hayas que las rodean conocen su historia. Atravesamos la vega, nos
internamos en el bosque de Fabucado por una senda cubierta de hojarasca que avanza
ladeando el valle por la izquierda entre las ramas de los árboles entrevemos la imponente
roca escarpada de Cueto Negro. Pronto alcanzamos los prados e invernales del mayau de La
Ablanosa, aquí se conserva un grupo de cabañas en buen estado y podemos saciar nuestra
sed en la fuente que encontramos en este lugar.
Desde La Ablanosa, el camino, sin pérdida, desciende por la margen izquierda del río
Pociellu, que vierte sus aguas en el Nalón. Lo cruzamos por el puente El Corral, y
giramos a la derecha por un camino ascendente que va al encuentro de la carretera que se
dirige al alto del puerto.
Salimos a la calzada en el lugar conocido como La Armadiella, desde el que tan solo nos
separan dos kilómetros para llegar al pueblo de Tarna, lugar en que finalizamos la ruta
después de aproximadamente seis horas de caminar por parajes de ensueño.
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